Lágrimas de hiel



Llora y guarda sus lágrimas; vomita la secreción que lleva dentro alejada del mundo escarlata...

De la mañana ausente

de la noche cerrada

las montañas que no ve

el mar que no brama,

el cielo que ha perdido

el fuego convertido en vejez.



Llora y guarda sus lágrimas; descuartiza su ropa. Venganza de opresión consentida.

La muerte cercana

el dolor causado

las cicatrices del alma,

corazón parcheado

tendones de porcelana

carnes flácidas.



Llora y guarda sus lágrimas; en esta vida difunta y esta muerte amiga que le entrega al fango sin saber...

Sin derramar pasión

único sentimiento que posee,

organismo convulso

mente esclerótica

huesos de papel

músculos de hiel.


La flor se marchita. Es lo que es. Ni la lluvia prendida en fuego, cambiaría su ser.



©Anna Genovés
22/11/2012
Modificada el 26/06/2015
Propiedad intelectual
V― 490 ―14
Imagen tomada de Google
Mis agradecimientos al fotógrafo
Ruslan Lobanov



Adele - Set fire to the rain (subtitulado)

Lágrimas de hiel

by on 19:55:00
Lágrimas de hiel Llora y guarda sus lágrimas; vomita la secreción que lleva dentro alejada del mundo escarlata.....




Cruz errante

Tras la cena, la joven siente mariposas en el estómago. Va al WC a lavarse los dientes y se le cae el dentífrico de las manos. Está pensando en mí; lo sé desde el primer día. Aunque ría mi necedad y siga su vida –recapacita.

Amor prohibido en un mundo que sucumbe; telarañas que tejen sus redes y corderos degollados. Él conoce sus verdades, y miente. Es un hombre escamado. Nadador insaciable de la vida. Crupier con cartas marcadas; repóquer. El juego es su fortuna y el ring su pensamiento. Puñetazos en el abdomen. Viento.

El yogur manchó su camiseta, y la noche cubrió su cuerpo para que dejara las teclas. Sufrimiento. El pensamiento sigue la tarea. Mujer. Hombre. Animal. Perro. Hembra que ondula sus caderas cuando olfatea a su macho. No sabe que vive con otra, que no le hace caso. Directo y KO.

Derrotada, sigue en el cuadrilátero. Únicamente lo dejará con los pies por delante. Envuelta en sudario y caja de pino errante. Las paredes huelen a cadáver. Crucifijos. Padres Nuestros y Aves Marías. Reza por la noche y reza por el día. Nadie la escucha. Y sigue en la ermita.

Oraciones que acaban en los desperdicios; rodeada de vida infecunda. El calor invade su hechura. Se lanza al contenedor. La recoge el camión de la basura. Acaba en el vertedero; junto a todo lo que no sirve. Vecina de muertos. Camisa de fuerzas: habitación sin vistas. Gritos. 

Las mariposas ya no vuelan. Alas fragmentadas remachadas sobre el corcho de una habitación pétrea. Cobardía. Inseguridad. Mentiras de celofán. Miseria.

©Anna Genovés
30/11/2014
Todos los derechos reservados a su autora
Imagen tomada de Google
Mis agradecimientos al fotógrafo Ruslam Lobanov



Amy Winehouse "What it is" subtitulada en español




                                         

Cruz errante

by on 19:19:00
Cruz errante Tras la cena, la joven siente mariposas en el estómago. Va al WC a lavarse los dientes y se le cae el dentífri...






Yacía

  
Yacía en su lecho
no se movía
un rostro desfigurado
un corazón sin latido
un cuerpo cortado
en rodajas chiquitas.




Sus quejidos se tornaban palabros
un walker que no caminaba;
una muerta en vida
que sin lengua hablaba
una imagen del mundo vivido
de la agonía aparcada.




La silueta de una sociedad
consumida y consumada
prisionera de vida enajenada;
esa que nos rodea
y vive a nuestro lado
aunque sigamos a la caza.




Nos traga entre sus fauces
nos alienta a seguir la mañana,
blasfema nuestros nombres
y muere estando dinámica,
atrapada en el caos que divaga.




No digiere su pasado
su presente
su futuro
su soledad
su verdad
su infortunio.




Empuñando tesoros efímeros
que se lleva el viento,
letras salvajes
que rugen en el distancia,
palabras esquivas
que surgen de sus labios.




Frases maltrechas
que son verdades
viviendo bocabajo,
ahogadas
en sus vómitos
en sus necedades.




Cronista de una vida
que se escapa a cada instante
del día y de la tarde,
reloj de arena que no descansa
montañas de asfalto
caminando por la nada.




©Anna Genovés
Modificación
22/11/2014
Todos los derechos reservados a su autora
Propiedad Intelectual
V - 490 -14
Imagen tomada de Google
Mis agradecimientos a Sauri Photography



All of me - Billie Holiday
(subtitulada)


                                                          

Yacía

by on 21:21:00
Yacía     Yacía en su lecho no se movía un rostro desfigurado un corazón sin latido un cuerpo cortado en rodaja...



Enjambre de typewriter

Una taquimeca de ordenadores, caminaba a ritmo de jazz callejero; su hombre la esperaba entre témpanos de cristal y lacustres bocanadas de cigarrillo.

El amor era un suicidio
inefable. Nubes de terciopelo
brazos móviles de paja.

Salía del trabajo como una penitente de rosario nazareno. Llevaba el tic de las cartas móviles en su cabeza; un repicar de campanas solícitas e ingrávidas que apabullaban sus entrañas.

Gris, blanco; epidermis cerúlea que anida un sortilegio mágico mientras el sexo convaleciente se apaga.

Enteriza, miraba los reflejos de escaparates y de carteles con destellos. Deseaba seguir inerte. Sin embargo, parecía que una voz la hipnotizara: “Compra. Compra...” –voceaban lo maniquíes vestidos de ángeles celestes.

Salía del gentío pensando en el crimen que iba a cometer; enredada en las piernas del gélido amante que apagaba su vorágine en un cuartucho de hotel.

Inodoro marrón con heces
amasijo de otros cuerpos
enjambre impúdico. Deseos.

Veloz se escurrió por callejuelas llenas de charcos donde el Jericó de un completo a veinte euros reinaba inmemorial. Subió las escaleras mecánicas como si fueran dedos que se posaban en sus pies esponja. Dobló la esquina del pecado.

El hervidero sonoro de su typewriter táctil, lamió su piel, erizó su bello, besó su alma. Lengua autómata que no habla. Vergüenza que torna la dermis cobre niquelada. Escupe miserias.

El varón seguía sus movimientos con párpados entornados desde el cuarto esmeralda. Se diría que toda la vida andaba haciendo lo mismo: picando flores. Alfileres clavados en un globo hinchado.

Material consumado y consumido
soplos de aire
oxígeno. Garganta ahogada.

Impúdico, salivó en exceso relamiendo la fruta madura que satisfaría el deseo de su sexo. El ventilador de molinos de viento, giraba. Brazos de alcohol cortando el viento. Cizalla.

El amor era peligroso. Medusas de cabello blancas; pez espada retorcido entre olas de rascacielos.

Al abrazo siguió un beso rojo pasión que hizo caer sus brazos al suelo. Amarillo limón, salpicado de manchas. Las sábanas de almidón pretérito. Ciegas sus palabras, pasó a la acción. Sus pies olían a queso fuerte: los tomó entre sus labios y los devoró. Sándwich de cuajada.

Grietas esculpidas en roca insana
esputo verde
carnosidad de montañas. Diligente.

¡No todo eran taquígrafos impertinentes! Papeles ventosas que se adherían a sus poros. Metal fluorescente que quemaba. Espuma de mar entre ruidos de vehículos y caras asustadas.

El amor era un suicidio
Asesina. Mujer escarlata
Nouvelle de dos rombos. Lacra.


©Anna Genovés
11/11/2014

Todos los derechos reservados a su autora

Ella Fitzgerald - Body and soul
(Subtítulos en español)

                                                        





Entrevista en Entretanto Magazine

Con motivo de la publicación de mi primer libro de relatos, La caja pública (disponible en formato papel y ebook en Amazon), me han hecho una nueva entrevista.


Os invito a echarle un vistazo...  Gracias anticipadas.










“…Desde aquel día no tuve otra ocupación que la física y especialmente la química, en el sentido más amplio de la palabra. Leía con avidez las obras, tan llenas de genio, que seguramente los investigadores modernos habían escrito sobre estos temas.

Tras días y noches de trabajos y fatigas, logré descubrir la causa de la generación vital. Más aún, conseguí dar vida a la materia inerte.

Nadie puede imaginar la variedad de emociones que me arrastraban como un huracán en el primer entusiasmo del triunfo. Prosiguiendo con mis cavilaciones, llegué a pensar que si podía otorgar vida a la materia inerte, podría con el tiempo, aunque entonces me resultaba imposible, renovar la vida en los cuerpos a los que la muerte había condenado a la putrefacción.

En una lúgubre noche de noviembre llegué al término de mis esfuerzos. Con una ansiedad agónica, dispuse a mi alrededor los instrumentos que me permitieron infundir una chispa vital a aquel ser muerto, que yacía a mis pies.

Era la una de la mañana y mi candil estaba casi consumido cuando gracias a su tenue resplandor contemplé como los ojos amarillentos de mi obra comenzaban a abrirse, al mismo tiempo que inspiraba profundamente. Un movimiento compulsivo hizo mover sus extremidades…”

Extracto de Frankenstein

MARY SHELLEY








Engendro



Muertos que hablan
vivos que enmudecen,
los días caen en la noche
la noche entristece.


Ataúd quebrado
Campo Santo que tirita
miradas de ultratumba;
el cadáver cobra vida.


Entre los árboles
alguien mira;
lleva una hoz en las manos
y capa negra, tupida.


Sonrisa sin dientes
músculo vacíos,
la muerte llama a tu puerta
reclama tu vida. Vigila.


Las campanas tañen
en la sacristía,
lápidas mojadas
lágrimas sin carne.


Ojos sin pupilas
vientre hueco
venas sin sangre;
engendro que camina.


©Anna Genovés
31/10/2014
Todos los derechos reservados a su autora


La verdadera historia de Frankenstein

                                                           

Engendro

by on 22:22:00
“…Desde aquel día no tuve otra ocupación que la física y especialmente la química, en el sentido más amplio de la palabra. Leía ...






Halloween terrífico

Estábamos celebrado Halloween en casa de una amiga. Había de todo: priva, pirulas y Moby-Dicks a tutiplén. Mi chica iba disfrazada de brujita insinuante: curvas perfectas,  labios carnosos y  pechos redondeados... Cada vez que la miraba me apetecía comerle el pico e introducirme entre sus carnes. Me excité tanto mirándola, que la arrastré al cuarto de baño. Me senté en la tapa del inodoro; ella movió sus caderas... ¡Guau! Mis dedos recorrieron sus muslos y acariciaron sus nalgas. La bajé sobre mis piernas. Nuestras lenguas se enredaron en los interiores acuosos, relamiendo hasta la última gota del alcohol que traspiraban. De repente, varios golpes en la puerta nos cortó el rollo...

—Nanos, la luz se ha ido —dijo Marc, flemático.
—Se habrán fundido los plomos, ¡capullo! —contesté de mala gaita. Le hubiera roto la cara.
—La TV se ha encendido sola. Hay un programa extraño…  —siguió mascullando.
—Jajajaaa… ¿Tú flipas, tío? —contestó mi nena desternillándose.
—Es cierto. ¡Salir de una puta vez! —bramó Cris.

Luna y yo nos miramos alucinados. Cris era la única que no se metía viruta y, por lo tanto, estaba lúcida. Salimos pitando. En el salón estaba la panda hipnotizada con el LG de 42’. La pantalla mostraba imágenes sucesivas del Congreso de los Diputados: los políticos masacrados.

—Buen montaje —dije, dando por sentado que aquello era parafernalia.
—Para lo que sirven —soltó Marc.
—¡Ya te digo! Para trincar la pasta y dejarnos con el culo al aire —sugirió Luna.
—Quiero una Tarjeta Black —insinuó Cris.
—¡Coño! ¿Y quién no? —sentenció Javi.
—Al tajo, tíos. No dispersaros que en España todos somos hijos de Curro Jiménez. Poner otro canal —solté con mal talante, sorbiendo los últimos gránulos de perico que revoloteaban por el interior de la napia.
—Es el único que funciona —contestó Fran, áspero.

En la siguiente imagen, una presentadora salió al plató con la ropa hecha jirones; llevaba los brazos repletos de rasguños. Detrás, Screen amenazándola con un cuchillo inmenso. Reímos a carcajada limpia.

—¡Que guasa tienen…! Son unos putos cachondos  —dije.
—Calla nano. La cosa no pinta bien —sugirió Fran.
—Porque seas segurata, no estás en posesión de la verdad absoluta —repuse.

La locutora habló:

—Estamos en directo realizando un informativo especial Halloween…  —paró en seco.

Screen le metió una puñalada en la clavícula. Ella chilló; la sangre espesa y grana, resbaló por su cuerpo. Siguió hablando…

—El fin del mundo se acerca —terminó de largar.

El psicokiller se cebó con ella. La pantalla se fundió en negro.

—Nanos, ¿habéis visto? Ha sido más real que un snuff movie —soltó Marc con los ojos enajenados.
—¡Joder! Ahora el que no se ríe soy yo —solté con el semblante rígido.
—¡Estamos acabados…! —indicó Javi.
—¡Que no cunda el pánico! Aparqué el furgón del curro justo enfrente. Quizás nos venga bien dar un paseo… —repuso Fran.
Lo miramos flipados…
—¿Qué pasa? Era una sorpresa. Quería daros una vueltecita con el buga de la pasta gansa —terminó por decir.
—Nos vendrá de huevos —aseveró Cris.

Antes de subir al vehículo, escuchamos música en el centro de Karate Gu. Entramos. Había una fiestorra: todos iban disfrazados y hasta las cejas.

—Veis, es una broma macabra. Hoy es la noche de los muertos. ¡Qué miedo! ¡Booo!!! —dijo Luna riendo.

La melodía galopó a marchas forzadas. Los invitados comenzaron a bailar frenéticos; se hizo el caos. Los vampiros se abalanzaron sobre los demonios. Jason asesinó a la niña del exorcista. Freddy descuartizó a Chucky

Sólo una figura se mantuvo apartada. Agazapada en la esquina; cubierta por una capa oscura. Un púgil indefenso. Fuimos a socorrerla. Cogimos  katanas y nunchakos. Inmediatamente, la emprendimos con todo bicho viviente. Al acercarnos a la víctima, una lengua kilométrica y gelatinosa, se expandió delante de nosotros.

—Es el puto strongoi de Guillermo del Toro —dije férreo, a lo Vin Diesel en Riddick.

Rajé, de parte a parte, ese apéndice repugnante y mortífero que nos amenazaba. Veloces como guepardos, nos echamos sobre la repulsiva aberración hasta triturarla. Acto seguido, salimos del garito, subimos al blindado y emprendimos nuestro terrífico viaje. La city estaba en penumbra. En las calles, reinaba el terror. Giramos hacia la avenida y un ejército de zombis nos cortó el paso.

—¡Es el fin del mundo!  —insinuó Manu.
—¡Cállate, hostia! Que no me dejas pensar —grité.
—Tranquilos. Voy a echar marcha atrás —dijo Fran.

Imposible. La legión de muertos vivientes se arrojó sobre nosotros. Estábamos rodeados. El furgón blindado comenzó a moverse como una mecedora de madera noble con carcoma. Mis colegas, gritaron.

—¡No! ¡No! ¡No…! —voceé cuando los cristales cedieron y un zombi putrefacto mordió mi brazo.

La luz murió.

—Calma Alex. Has tenido una pesadilla —dijo Luna acariciando mi rostro empapado de un sudor gélido.
—¿Seguro…? —pregunté frunciendo el ceño.

Luna estaba recostada sobre la cama. Su sonrisa era brillante. Enrosqué mis dedos en su melena azabache: no era un sueño.

—¿Qué te pasa? —indagó mi chica.
—No tiene importancia. ¿Qué haces vestida de bruja marchosa? —curioseé.
—Es 31 de octubre. Esta noche celebramos Halloween en el piso de Cris. ¿No me digas que lo habías olvidado?
Deslizó sus uñas de gel por mi pernera. Me puse como una moto
—Algo parecido... Nena he tenido un mal sueño, pero, ahora ya no tiene importancia.

La abracé y la poseí frenético. Gozamos cuajados en nuestros excesos. Destrocé el disfraz que llevaba. Podía vestirse de todo menos de bruja picarona. Mal pálpito.



©Anna Genovés
24/10/2014

The Walking Dead Trailer