El legado de la rosa negra: reseña en el blog mexicano difusiòn

El otro día, de casualidad, encontré una reseña de la novela El legado de la rosa negra en un blog mexicano llamado difusiòn bajo el título: Lectura para entretener, El legado de la rosa negra.

Ciertamente, me hizo mucha ilusión porque se le ha dado un tratamiento serio que incluye objetividad y algunas citas del libro.

Mis agradecimientos al administrador del mismo Omar Rivera.

                  Enlace de la reseña de El legado de la rosa negra en el blog difusiòn


La novela está disponible en papel y eBook solo en Amazon.

Enlace de Amazon de El legado de la rosa negra




Book trailer El legado de la rosa negra








El timo

Manuel sale del oftalmólogo de la Seguridad Social pesaroso: necesita gafas progresivas. Tiene miopía y una presbicia avanzada. Se gana la vida dando clases particulares de guitarra y es urgente que las utilice.
De regreso a casa, mira el escaparate de la óptica del barrio y entra a preguntar.
–¿Buenas tardes caballero en qué puedo servirle? –le dice una madurita de buen ver con sonrisa Profidén.
Él mira la plaquita con su nombre de pila y le contesta:
–Pues mire, señorita María, acabo de salir del especialista y me ha dicho que necesito lentes progresivas. Quería dar un vistacito…
La dependienta lee la nota con la graduación y le pregunta:
–¿Cómo le gustan?
–Sencillitas. De las de toda la vida...
–Muy bien. ¿Le parece que comencemos por las de Ralph Lauren? Creo que serían ideales para su fisonomía.
Manuel comienza a sudar, nervioso. Tose varias veces. Se aclara la garganta, y, por fin, le contesta:
–Seguro que serán de muy buena calidad... pero, mejor empecemos por las que hay en el escaparate... rondando los 50€.


María se percata de que el caballero tiene apreturas económicas y se lanza al expositor de las marcas blancas. Con todo, cuando Manuel sale del establecimiento, su cara no es larga, es una mopa abrillantando el suelo. Presupuesto: 600€.
Al llegar a su apartamento mira una a una todas las habitaciones. Abre los armarios, los cajones, mueve los objetos y se sienta. Con un pitillo en la comisura, cavila. Minutos más tarde, parece ‘Chiquito de la calzada’ en plena actuación: va de un lado a otro de la casa a toda prisa.
Sobre la mesa del comedor agrupa distintas piezas: ropa, libros, pequeños electrodomésticos, zapatos y hasta un rosario de su abuela...
A primera hora de la mañana, con una maleta de ruedas, se recorre todas las tiendas de compraventa de la ciudad. Repite la misma operación durante una semana. El dinero que recoge lo guarda en una cajita, y, por las noches, lo cuenta...
 –Quinientos noventa y siete, noventa y ocho, noventa y nueve… y seiscientos. ¡Bien por ti, Manuel! –se anima a sí mismo. ¡Ya tienes las gafas!
Al día siguiente, ha quedado con un amigo que sabe todo sobre su vida; entre otras cosas que vive en el umbral de la pobreza. No se ven muy a menudo porque Juan –su colega— ha prosperado muchísimo, y, a Manuel, se le hace una montaña dejar su mundo de cartón piedra para introducirse en la todopoderosa burguesía.
Después de la comida, cuya minuta abona Juan. Comentan los pormenores de sus vidas. Manuel le cuenta el suceso de los anteojos y el esfuerzo que ha hecho para reunir el dinero…
–Desde luego que le has echado huevos –cometa Juan.
–Cierto. Sin embargo, malvendiendo algunas de mis pertenencias, me he sentido como una verdadera mierda (pausa). Bueno, eso ya no importa.
–Estoy pensando que podríamos ir a mi óptica. Seguro que te hacen un precio especial y te ahorras algo de dinero –insinúa Juan para animar a Manuel.
–Prefiero no molestarte. Como decía mi madre: «El burro no es de donde nace sino de donde pace».
–¡Caray! Tienes refranes para todo. No es ninguna molestia –Juan mira su dietario y agrega—: Tengo una hora libre. Si quieres vamos en un momento. Está cerca.
–Está bien: tú ganas.
La pareja se encamina hacia la óptica charrando del día a día.
En el comercio los recibe una agradable señorona vestida de Chanel. A Manuel no le agradan demasiado las monturas, pero como le hacen un precio especial, calla. Se ahorrará 50€ y lucirá unas Vogue.
Seis meses más tarde, vuelve a la revisión oftalmológica y le dice al doctor:
–Doctor le hice caso y me compré unos lentes progresivos de los buenos.
–Y veo que los lleva a gusto –comenta el doctor.
–Cierto. Estoy muy contento.
–Me alegro. A ver, déjeme las gafas un momento.
Manuel se quita las lentes y se las entrega al especialista, quien las pasa por diversos aparatos tecnológicos. Terminado el recorrido le dice a Manuel:
–¡Que pena que no sean cristales Premium! La diferencia es abismal.
–No serán Premium, pero por lo menos son de gama alta.
El doctor carraspea, incómodo. Junta las manos sobre el escritorio, lo mira con cara de resignación, y le contesta:
–Manuel siento decirle que lleva unos cristales normalitos... De gama intermedia básica.
–¿Qué quiere decir…?
–No puedo mentirle. Como vulgarmente se dice: le han dado gato por liebre  –el oftalmólogo se encoge de hombros.
Manuel sale de la consulta como si Muhammad Ali lo hubiera noqueado en el cuadrilátero.


Coincidencia: Juan le espera en un restaurante para comer. Tras los cafés, Manuel aborda la desagradable incidencia y le dice que pasará a reclamar por la óptica...
–¿Ves bien, Manuel? –le pregunta Juan.
–Sí. Pero estos cristales cuestan 200€ menos de lo que me cobraron. ¡Me han timado! –argumenta Manuel con cara de circunstancia.
–¡A callar que fui tu aval! –increpa Juan ligeramente alterado.
–¿Cómo dices...?
–Esas cosas pasan. Que no se te ocurra volver a mencionar el asunto –Juan se estira el nudo de la corbata, se atusa el cabello engominado, se levanta y sale del local.
A Manuel se le queda cara de gilipollas.

©Anna Genovés
18/08/2016

James Bay- Best Fake Smile

El timo

by on 14:14:00
El timo Manuel sale del oftalmólogo de la Seguridad Social pesaroso: necesita gafas progresivas. Tiene miopía y una presb...


…“Él era sociable, un «jefe nato». Ella no y renunció a intentar serlo. Y así, por caminos bordeados de tiernas miradas y con una fidelidad íntegra y total, comenzaron a discurrir sus sendas separadas, la de él, una senda pública, una marcha de satisfactorias conquistas; la de ella, una senda apartada y solitaria, que eventualmente recorrería los pasillos de hospital. Pero no carecía de esperanzas. La fe en Dios le daba fuerzas y, de vez en cuando, acontecimientos terrenos complementaban su fe en su infinita misericordia: leía acerca de un milagroso medicamento, oía hablar de una nueva terapéutica o, como acababa de ocurrir, decidía creer que todo se debía a un «nervio atenazado».

—Los objetos pequeñitos le pertenecen a uno del todo —dijo cerrando el abanico—. No hay que dejarlos: siempre se pueden llevar; caben en una caja de zapatos.
—¿Llevarlos adonde?
—Pues adondequiera que vayas. Puede que un día tengas que pasar mucho tiempo fuera de tu casa.

Algunos años atrás, la señora Clutter tuvo que ir a Wichita para un tratamiento de dos semanas y pasó allí dos meses. Por consejo de un médico que creyó que aquella experiencia la ayudaría a recuperar «la sensación de bastarse a sí misma y de ser útil», tomó un piso y buscó trabajo. La admitieron en la YWCA1 en la sección de ficheros. Su esposo, completamente de acuerdo, la animó en la aventura; pero a ella le gustó mucho, tanto que le pareció poco cristiano y el sentimiento de culpabilidad que despertó en ella fue mayor que el valor terapéutico del experimento.

—O quizá no regreses jamás a tu casa. Y... siempre es importante tener algo propio consigo. Estas cosas nos pertenecen, sin discusión.

Llamaron al timbre. Era la madre de Jolene. La señora Clutter le dijo:

—Adiós, hija —y apretó el abanico de papel en la mano de Jolene—. Sólo vale unos centavos... pero es bonito.

Después, la señora Clutter quedó sola en la casa. Kenyon y Herb estaban en Garden City. Gerald van Vleet había terminado su trabajo. La bendita señora Helm, la asistenta doméstica a la que podía confiarle todo, no iba los sábados. Podía volverse a la cama, a aquella cama que tan raramente abandonaba, hasta el punto que la pobre señora Helm tenía que librar una batalla para cambiar las sábanas dos veces por semana.
En el piso superior había cuatro dormitorios; el suyo estaba al extremo de un espacioso vestíbulo en el que no había más que una cuna, comprada para las visitas de su nieto. Si se traían literas y el vestíbulo se empleaba como dormitorio, la señora Clutter calculaba que la casa podía albergar a veinte invitados durante la festividad de la Acción de Gracias; los demás tendrían que acomodarse en el motel o en casa de algún vecino.
Era tradición, cada año repetida, que el Día de Acción de Gracias los Clutter se reunieran en pleno en casa de uno de sus miembros, y como aquel año le tocaba a Herb hacer de anfitrión, no había más remedio que tenerlo todo dispuesto. Pero como esto coincidía con los preparativos de la boda de Beverly, la señora Clutter no estaba segura de lograr sobrevivir a ambos proyectos. Los dos exigían tomar muchas decisiones, algo que ella detestaba y que la vida le había enseñado a temer, porque cuando su marido salía de viaje, todos pretendían que ella tomara decisiones de emergencia sobre cosas de la finca que no podían esperar y eso le resultaba intolerable, una auténtica tortura. ¿Y si se equivocaba? ¿Y si hacía algo que luego le parecía mal a Herb? Lo mejor era encerrarse con llave en su cuarto y pretender no oír nada o sencillamente decir:

—No puedo. No sé. Por favor.

La habitación que tan raramente abandonaba era austera; si la cama estaba hecha, un extraño hubiera imaginado que no la ocupaba nadie. Una cama de roble, un escritorio de nogal, una mesita de noche. Nada más, salvo lámparas, la cortina de una ventana y una imagen de Jesús caminando sobre las aguas. Era como si, manteniendo aquella habitación impersonal, no teniendo en ella sus objetos íntimos sino dejándolos en la del esposo, atenuase la culpa de no compartir sus dominios. El único cajón que usaba del escritorio contenía un frasco de Vick's Vaporub, un paquete de Kleenex, una esterilla eléctrica, unos cuantos camisones blancos y calcetines de algodón. Para meterse en cama se ponía siempre calcetines porque invariablemente tenía frío. Y por la misma razón, mantenía la ventana siempre cerrada. Dos veranos atrás, un sofocante domingo de agosto por la mañana, estando recluida en su cuarto, había ocurrido un incidente desagradable.
Tenían invitados, un grupo de amigos que se había reunido en la casa para ir luego a coger moras. Entre ellos estaba Wilma Kidwell, la madre de Susan. Como la mayoría de personas que frecuentaban la casa de los Clutter, la señora Kidwell aceptaba sin comentarios la ausencia del ama de casa y daba por supuesto que estaba «indispuesta» o «allá en Wichita». Aquel día, cuando llegó el momento de ir por moras, la señora Kidwell se excusó, mujer de ciudad se cansaba enseguida de andar por el campo. Al cabo de un rato de estar en la casa, oyó un llanto desconsolado y desconsolador.

—¿Bonnie? —llamó, y corrió escaleras arriba cruzando el vestíbulo, hasta llegar a la puerta de la habitación de Bonnie.

Abrió la puerta y la sofocante atmósfera de la habitación fue como una terrible mano que de pronto le tapara la boca. Corrió a abrir la ventana.

—¡No! —gritó Bonnie—. No tengo calor. Tengo frío. Estoy helada. ¡Señor! ¡Señor! ¡Señor! —y agitando los brazos continuó—: Te lo ruego, Señor. No dejes que nadie me vea en este estado.

La señora Kidwell se sentó en la cama. Quería tomar a Bonnie en sus brazos y al final Bonnie dejó que lo hiciera.

—Wilma —le dijo—. Os he estado escuchando, Wilma. A todos vosotros. ¡Cómo os reíais! ¡Cómo os divertíais! Yo me lo pierdo todo. Los años mejores, los niños... todo. Un poco más, y Kenyon habrá crecido, será un hombre. ¿Y cómo me recordará? Como una especie de fantasma, Wilma.

Hoy, en el último día de su vida, la señora Clutter guardó en el armario la bata de cretona que llevaba puesta, se puso uno de sus largos camisones y un par de calcetines blancos limpios. Antes de acostarse, se cambió las gafas normales por las de lectura. A pesar de que estaba suscrita a varias revistas (al Ladies'Home Journal, al McCall's, al Reader's Digest y al Together; Midmonth Magazine for Methodist Families) no tenía ninguna en su mesita de noche. Sólo una Biblia entre cuyas páginas, un marcador de seda rígida y desvaída tenía bordada la inscripción: «Atiende, ora y vigila, porque no sabes cuándo te llegará la hora».”...

Extracto de A sangre fría de Truman Capote.






Coronas sin agua


El tiempo vuela: pájaro alado. Ayer era niña, Hoy es madre.

El tiempo vuela: viento místico. Ayer fue hermosa, hOy es deforme.

El tiempo vuela: pan mojado. Ayer estaba alegre, hoy es tRisteza.

La vida es cruel: espada que guillotina cuerpos. CueRda que ahoga escotes.

La muerte blande su arma; guadaña en el horizOnte, oscuridad que cubre el rostro.

Lluvia de suelos, pavimento de lodo blanco, cuerpos enteRrados: loco.

Gusanos que hablan
huesos que se rompen.
La carne marcha al agujero.

Cruz de mármol
estacas clavadAs
tierra húMeda
cORonas sin agua.
Miedo atenazado.


©Anna Genovés
30/07/2016


Lacrimosa - Ich Verlasse Heut Dein´ Herz (Subtitulos Alemán/Español)


Coronas sin agua

by on 21:21:00
…“Él era sociable, un «jefe nato». Ella no y renunció a intentar serlo. Y así, por caminos bordeados de tiernas miradas y con una f...



Se  acaba


Manos agrietadas asidas a una jarra de alcohol. Pitillo humeante en cenicero de porcelana. Gafas rotas en el suelo de la casa.

Mente que expía, adormecida, embotada. Corazón ausente; butaca de cine vacía: panorámica.

Manos blandas, mirada fría, muerte.

Yelmo en los ojos, coraza en la espalda. El aliento tirita a la par que su mirada.

Mañana clara, tarde lánguida, noche oscura: la vida se acaba.


©Anna Genovés
29/08/2016


Kaleo - Way Down We Go



Se acaba

by on 17:17:00
Se  acaba Manos agrietadas asidas a una jarra de alcohol. Pitillo humeante en cenicero de porcelana. Gafas rotas en el ...




Ojos de gata


La vida sangra
se escapa de los dedos
hilos de azafrán
perdidos en la memoria de un agujero.


Manantial cristalino
que desemboca en la mar
amapola escarchada
que gira al andar.


El pasado se perdió
el presente agoniza
el futuro no existe
la muerte se aproxima.


Campanas al vuelo
sedal en una caña
pez que muerde el anzuelo
ojos de gata.


Anna Genovés
16/07/2016


Los Secretos - Ojos De Gata


Ojos de gata

by on 19:19:00
Ojos de gata La vida sangra se escapa de los dedos hilos de azafrán perdidos en la memoria de un agujero. Manantial...


Promoción gratuita julio

Del sábado 9 de julio al miércoles 13 de julio descarga los 5 eBooks GRATIS y llévatelos de vacaciones.

Tinta amarga: Si te agrada la acción impregnada de erotismo, no vaciles en echarle un vistazo, disfrutarás.
Las cicatrices mudas: ¿Te gusta la intriga repleta de sucesos y sensaciones fuertes? No lo dudes, será tu delicia.
El legado de la rosa negra: Si eres amante de las aventuras con un toque de romanticismo, Egipto te hará feliz.
La caja pública: ¿Amas los relatos...? Aunque unos te agraden más que otros, no te defraudará.
Pasillos nocturnos: Si la poesía te eleva al séptimo cielo, este poemario te llegará al corazón.

Dejando aparte los poemas y relatos: géneros específicos. Elegiría Las cicatrices mudas. Después, El legado de la rosa negra.




Nick Cave and The Bad Seeds - Nature Boy (Subtítulos español)





—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que mi tío Randolph estuvo implicado en un accidente, en la escalera del sótano, que le costó la vida a su hija Marcella, y después él se suicidó en un acceso de remordimiento. Stephen me contó el episodio en una de sus cartas, en la triste circunstancia del cumpleaños de su difunta hermana], y en ella se han producido desapariciones y accidente.
He trabajado aquí, señor Boone, y no soy ciega ni sorda. He oído ruidos espantosos en las paredes, señor, ruidos espantosos: golpes y crujidos y una vez un extraño aullido que era mitad risa. Aquello me congeló la sangre. Éste es un lugar sórdido, señor.
Al decir esto calló, quizá tenía miedo de haberse excedido.
En cuanto a mí, no sabía si sentirme ofendido o divertido, curioso o sencillamente indiferente. Temo que la socarronería se impuso sobre mis otros sentimientos.
—¿Y qué sospecha, señora Cloris? ¿Que los fantasmas hacen rechinar las cadenas? Pero ella se limitó a dirigirme una mirada enigmática.
—Es posible que haya fantasmas. Pero no en las paredes. No son fantasmas los que aúllan y sollozan como condenados y chocan y tropiezan en la oscuridad. Son...
—Vamos, señora Cloris –la azucé-. Si ha llegado hasta este punto, ¿por qué no completa lo que empezó? En su rostro asomó la expresión más rara de terror, resentimiento y, lo juraría, respeto religioso.
—Algunos no mueren –susurró-. Algunos viven en las sombras crepusculares, entre los dos mundos, para servirlo... ¡a Él! Y eso fue todo. Seguí acosándola con mis preguntas durante unos minutos, pero ella se empecinó aún más y se resistió a agregar una palabra. Por fin desistí, temiendo que recogiera sus trastos y abandonara la casa.

Extracto de El umbral de la noche
Stephen King





Con la muerte


Vecina de pared con la muerte anunciada,
antes, fue el hijo de cabello blondo
ahora, la madre desmembrada.


Sus ojos no ven y sus pies no se plantan,
manos sin tacto, ojos sin agua;
yerma y encamada
vacía de pensamientos, prisionera en su casa.


Defensoras de la vida con el peso que caiga
aunque la carne vomite penas
y se abran llagas.


Aunque las palabras huyan blancas
y la calma no sea calma.


El niño de sus ojos marchó por delante
sin apenas mirarlas.


Guardan su recuerdo en la sangre atenazada
las colillas de sus pitillos
los útiles sanitarios que cambian y cambian.


El amor hecho odio
el odio hecho trauma.


Vida sin vida
mañana sin mañana.


Vecina de pared con la muerte anunciada,
por eso no la temo
por eso pronuncia mi nombre
y, después, se marcha.


Anna Genovés
13/06/2016

Mark Lanegan - The Lonely Night – subtitulado

 


Con la muerte

by on 18:18:00
—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que...


Refranes: la tradición popular

Desde chiquita me crié escuchando esas rimas tan graciosas cuyo significado se me escapaba en numerosas ocasiones.

Mi madre, toda ella muy capitalina, nacida en el primer cuarto del siglo XX. Madrileña hasta la médula, y por ende castellana, estaba acostumbrada a escucharlos y a soltarlos; siempre los tenía en la punta de la lengua.

A medida que fui creciendo, empecé a imitarla. Yo comenzaba a decirlos y ella me ayudaba a terminarlos. Un día le pregunté: «Mami, ¿por qué sabes tantas adivinanzas?». No son adivinanzas, son refranes –me contestó—. Y volví a preguntar: «¿Qué son los ‘frefranes’? –ella rió a carcajada limpia porque siempre me inventaba palabras o tergiversaba las colocación de las letras.

Me hizo repetir la palabra un montón de veces, y, después, me contestó que su tatarabuela ya las sabía. Habían pasado de generación en generación y formaban parte del saber popular de nuestros antepasados. Sobre el significado, me comentó que era un juego de palabras que encerraban una verdad contundente.

Me acostumbré a ellos tanto como a merendar Nocilla. En la adolescencia, parecía un papagayo repitiéndolos como el catecismo. Todavía los utilizo pese a que estén en desuso. Cuando mi madre se hizo mayor y comenzó a olvidarlos, jugábamos a la inversa: yo decía el principio y, ella, si lo recordaba, el final. Así quedó el asunto.




Ayer, al coger un catálogo del supermercado Aldi, vi que estaba repleto de refranes. Fue divertido. Pensé: «Caray, ¡que sabio es el refranero español!». Y, heme aquí, tecleando un artículo sobre los mismos; desde luego, se lo merecen. Sin embargo, ¿comprendemos su significado y sabemos de dónde provienen? Rebuscando por el todopoderoso Internet, he encontrado numerosas entradas, y he recogido un poco de cada. Aquí os dejo el resultado.  

·       Refrán: adagio, dicho, aforismo, agudeza, apotegma, máxima, proverbio, sentencia...

Un refrán es una frase corta cuyo significado expresa un consejo útil en la vida cotidiana o simplemente resume los hechos o situaciones conocidas por el pueblo. Su origen es antiquísimo y han existido en la mayoría de culturas a lo largo del tiempo. Por tanto, podemos decir que son atemporales. Como refranes en la lengua española, datan del siglo XV y son descendientes de las estrofas de Los Cantares de Gesta que los juglares divulgaban durante el Medievo entre la población. Contaban las hazañas heroicas de los personajes importantes, en una sociedad mayormente ágrafa.


Hay aforismos que aconsejan y otros que aseveran un hecho conocido. Aunque, en numerosas ocasiones, pueden acoplarse a los dos apartados. Sin olvidar que en cada país o incluso región de una misma nación, existen variantes.




Algunos ejemplos, significado y procedencia de las máximas que aconsejan:

·       «Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo». Es como decir que se nos recomienda permanecer abrigados hasta estar seguros de que ha desaparecido el frío. Su origen es muy antiguo.
·       «Al mal tiempo, buena cara». Su procedencia se sitúa a mediados del s. XIX en Polonia; parece ser que un mendigo calamitoso la repetía con una hermosa sonrisa, pese a todas sus desgracias.
·       «En boca cerrada no entran moscas». Aunque hay muchas dudas, se cree que un campesino le dijo al rey Carlos V que mantuviera la boca cerrada porque en esas tierras las moscas eran muy insolentes. Actualmente, prevalece como la insolencia de las personas que hablan demasiado.
·       «Cargar con el mochuelo». Este dicho denota que tenemos entre manos un asunto enojoso y difícil en contra de nuestra voluntad. Se cita como origen la estancia de dos jóvenes en una posada cuya única comida era una perdiz y un mochuelo. Uno le dijo al otro, o te comes la perdiz y yo al mochuelo. O me como la perdiz y tu cargas con el mochuelo. No hay más.
·       «Aunque la mona se vista de seda, mona queda». Si bien proviene de la fábula de Tomás de Iriarte La mona, indica la banalidad de disfrazar la naturaleza de las personas ya que, a la larga, se descubre tal cual son. ¡Amigos esta nos viene de perillas a todos. ¿Quién no utiliza Photoshops o está tentado en usarlo para embellecerse o rejuvenecerse? Es lógico. Cosas de humanos...
·       «A río revuelto, ganancia de pescadores». Común entre pescadores, alude a que se pesca más en el agua turbia que en la clara. Quizá porque en la turbia los peces se ciegan y es más fácil que caigan en las redes. Por extensión, en humanos sucede algo parecido. ¡Ojos con los líos que pueden liárnosla! Valga la redundancia.
·    «A palabras necias, oídos sordos». Dicen que un charlatán se acercó a Aristóteles y, después, fue a disculparse. Este respondió que mientras hablaba, él pensaba en cosas más interesantes.
·       «Más vale tarde que nunca». El filósofo griego Diógenes, ya anciano, le soltó este proverbio al que debía ser su profesor de solfeo y se negaba a ello por lo avanzada de su edad. Todavía perdura.
  


Ejemplos y significado de los dichos que aseveran un hecho conocido:

·    «En abril aguas mil». Asevera que en el mes de abril, por lo general, llueve bastante. Sentencia conocida desde hace muchísimos siglos.
·       «Estar de buena o mala Luna». Conocido desde antiguo y relacionado con las deidades lunares, significaría algo así como tener un carácter muy voluble, tanto como las facetas lunares.
·     «Cada palo que aguante su vela». Proviene de un dicho marinero que alude al mástil fijo que sujeta la vela. Su significado es muy sencillo: cada cual tiene que resignarse con su suerte y responsabilizarse de sus actos.
·      «En casa del herrero, cuchillo de palo». De origen incierto, señala que, a veces, falta cosas en el lugar donde nunca deberían de faltar. 
·       «A buen entendedor, sobran palabras». Se le escuchó decir a Plauto. Viene a señalar que quien posee cerebro no necesita largas explicaciones para comprender algo. 

Como este artículo es eterno, me plató con el refrán preferido de mi madre: «De Madrid al cielo y un agujerito para verlo». ¡Ojalá que vea su ciudad desde las nubes de algodón y las estrellas de fuego!

¡Feliz mayo!

©Anna Genovés
08/05/2016

The Handsome Family – Woodpecker





Promociones de mayo

Para celebrar el Día de la Madre y el mes de las flores por excelencia, desde mañana día 1 hasta el 15 de mayo inclusive, podréis descargar la novela El legado de la rosa negra  por solo 1’19€ en España, México y USD.

Igualmente, desde mañana día 1 hasta el jueves 5 de mayo inclusive, DESCARGA GRATUITA desde todos los dominios de Amazon del poemario Pasillos nocturnos.



El legado de la rosa negra



El legado de la rosa negra es una novela de ficción histórica con pinceladas románticas y aventuras en Egipto que os llevará en un escenario irrepetible.

Enlaces PROMO de El legado de la rosa negra


Sinopsis de El legado de la rosa negra

Una joven arqueóloga viaja a Marruecos y Egipto durante unas vacaciones. Tras conocer a un atractivo caballero queda atrapada en un siniestro triángulo que pone en peligro su vida. Motivo por el que regresa a España. Años después, vuelve al país de las pirámides para investigar un linaje antiquísimo. En el transcurso de su misteriosa búsqueda, descubrirá un legado que cambiará el destino de la Humanidad junto a otros atrayentes y místicos descubrimientos que se remontan al principio de los tiempos. 

El Legado de la Rosa Negra es una novela de ficción histórica repleta de enigmas y pinceladas de romanticismo, con una trama perfectamente hilvanada y una resolución fascinante; dividida en tres apartados: el idilio, el periodo intermedio y el descubrimiento de enigmas. 

El Legado de la Rosa Negra está narrada en primera persona y tiene unas descripciones tan minuciosas que enganchan desde la primera página. Su protagonista, Eva Lagos, mujer hermosa e insegura, utiliza sus sentimientos ambivalentes para enfrentarse al mal, recuperar su libertad y descifrar enigmas de un antiquísimo linaje cuyos orígenes se remontaban al Egipto faraónico de Ramsés II, el Grande. Una novela especial e hipnótica que sumerge al lector en un escenario fabuloso e irrepetible.


Book trailer de El legado de la rosa negra






Pasillos nocturnos 




Pasillos nocturnos es un poemario que recoge los sentimientos humanos de forma sincera, enfrentándonos a los miedos y a las verdades.

                                  Enlace PROMO de Pasillos nocturnos

                                                           España


Sinopsis

Antología poética inédita que recoge más de trescientos poemas escritos en la última década. Pese a quedan muchos poemas por publicar, puede que este sea el único poemario que edite. Algo especial que he querido dedicar a mi hermana. 

Reagrupar este libro ha servido para tonificar la memoria y perpetuar algunos sentimientos olvidados. Por lo general, las composiciones tienen esa médula trágica que acompaña los poemas simbolistas. Si bien, también contiene grupetos de poemas sociales, post-beat y románticos. 

El poemario Pasillos nocturnos, profundiza en la mente humana; arrastrándola a la verdad más cruda a la que se enfrenta: la muerte. Esa que, a veces, se presenta tan atrayente como la mujer de la portada; seductora y engalanada. Estirando de tu mano para que la acompañes al Hades desde la barca de Caronte. 

No por ello, carece de emociones afables como la empatía social o el amor. Como en toda vida, Pasillos nocturnos, tiene pulsiones solidarias con los acontecimientos que se vivían en el momento en que se creó el poema. También aparecen pinceladas románticas que idealizan el amor. En otros instantes, las composiciones se disfrazan con las galas más cool del guardarropía. De igual modo, puntualmente, aluden al sexo puro y duro. La vida solo se puede contar mirándola desde diferentes prismas. 

Book trailer de Pasillos nocturnos


©Anna Genovés
01/05/2016

Promociones de mayo

by on 17:17:00
Promociones de mayo Para celebrar el Día de la Madre y el mes de las flores por excelencia, desde mañana día 1 hasta el 15 de ...