Enjambre de typewriter

Una taquimeca de ordenadores, caminaba a ritmo de jazz callejero; su hombre la esperaba entre témpanos de cristal y lacustres bocanadas de cigarrillo.

El amor era un suicidio
inefable. Nubes de terciopelo
brazos móviles de paja.

Salía del trabajo como una penitente de rosario nazareno. Llevaba el tic de las cartas móviles en su cabeza; un repicar de campanas solícitas e ingrávidas que apabullaban sus entrañas.

Gris, blanco; epidermis cerúlea que anida un sortilegio mágico mientras el sexo convaleciente se apaga.

Enteriza, miraba los reflejos de escaparates y de carteles con destellos. Deseaba seguir inerte. Sin embargo, parecía que una voz la hipnotizara: “Compra. Compra...” –voceaban lo maniquíes vestidos de ángeles celestes.

Salía del gentío pensando en el crimen que iba a cometer; enredada en las piernas del gélido amante que apagaba su vorágine en un cuartucho de hotel.

Inodoro marrón con heces
amasijo de otros cuerpos
enjambre impúdico. Deseos.

Veloz se escurrió por callejuelas llenas de charcos donde el Jericó de un completo a veinte euros reinaba inmemorial. Subió las escaleras mecánicas como si fueran dedos que se posaban en sus pies esponja. Dobló la esquina del pecado.

El hervidero sonoro de su typewriter táctil, lamió su piel, erizó su bello, besó su alma. Lengua autómata que no habla. Vergüenza que torna la dermis cobre niquelada. Escupe miserias.

El varón seguía sus movimientos con párpados entornados desde el cuarto esmeralda. Se diría que toda la vida andaba haciendo lo mismo: picando flores. Alfileres clavados en un globo hinchado.

Material consumado y consumido
soplos de aire
oxígeno. Garganta ahogada.

Impúdico, salivó en exceso relamiendo la fruta madura que satisfaría el deseo de su sexo. El ventilador de molinos de viento, giraba. Brazos de alcohol cortando el viento. Cizalla.

El amor era peligroso. Medusas de cabello blancas; pez espada retorcido entre olas de rascacielos.

Al abrazo siguió un beso rojo pasión que hizo caer sus brazos al suelo. Amarillo limón, salpicado de manchas. Las sábanas de almidón pretérito. Ciegas sus palabras, pasó a la acción. Sus pies olían a queso fuerte: los tomó entre sus labios y los devoró. Sándwich de cuajada.

Grietas esculpidas en roca insana
esputo verde
carnosidad de montañas. Diligente.

¡No todo eran taquígrafos impertinentes! Papeles ventosas que se adherían a sus poros. Metal fluorescente que quemaba. Espuma de mar entre ruidos de vehículos y caras asustadas.

El amor era un suicidio
Asesina. Mujer escarlata
Nouvelle de dos rombos. Lacra.


©Anna Genovés
11/11/2014

Todos los derechos reservados a su autora

Ella Fitzgerald - Body and soul
(Subtítulos en español)

                                                        





Entrevista en Entretanto Magazine

Con motivo de la publicación de mi primer libro de relatos, La caja pública (disponible en formato papel y ebook en Amazon), me han hecho una nueva entrevista.


Os invito a echarle un vistazo...  Gracias anticipadas.










“…Desde aquel día no tuve otra ocupación que la física y especialmente la química, en el sentido más amplio de la palabra. Leía con avidez las obras, tan llenas de genio, que seguramente los investigadores modernos habían escrito sobre estos temas.

Tras días y noches de trabajos y fatigas, logré descubrir la causa de la generación vital. Más aún, conseguí dar vida a la materia inerte.

Nadie puede imaginar la variedad de emociones que me arrastraban como un huracán en el primer entusiasmo del triunfo. Prosiguiendo con mis cavilaciones, llegué a pensar que si podía otorgar vida a la materia inerte, podría con el tiempo, aunque entonces me resultaba imposible, renovar la vida en los cuerpos a los que la muerte había condenado a la putrefacción.

En una lúgubre noche de noviembre llegué al término de mis esfuerzos. Con una ansiedad agónica, dispuse a mi alrededor los instrumentos que me permitieron infundir una chispa vital a aquel ser muerto, que yacía a mis pies.

Era la una de la mañana y mi candil estaba casi consumido cuando gracias a su tenue resplandor contemplé como los ojos amarillentos de mi obra comenzaban a abrirse, al mismo tiempo que inspiraba profundamente. Un movimiento compulsivo hizo mover sus extremidades…”

Extracto de Frankenstein

MARY SHELLEY








Engendro



Muertos que hablan
vivos que enmudecen,
los días caen en la noche
la noche entristece.


Ataúd quebrado
Campo Santo que tirita
miradas de ultratumba;
el cadáver cobra vida.


Entre los árboles
alguien mira;
lleva una hoz en las manos
y capa negra, tupida.


Sonrisa sin dientes
músculo vacíos,
la muerte llama a tu puerta
reclama tu vida. Vigila.


Las campanas tañen
en la sacristía,
lápidas mojadas
lágrimas sin carne.


Ojos sin pupilas
vientre hueco
venas sin sangre;
engendro que camina.


©Anna Genovés
31/10/2014
Todos los derechos reservados a su autora


La verdadera historia de Frankenstein

                                                           

Engendro

by on 22:22:00
“…Desde aquel día no tuve otra ocupación que la física y especialmente la química, en el sentido más amplio de la palabra. Leía ...






Halloween terrífico

Estábamos celebrado Halloween en casa de una amiga. Había de todo: priva, pirulas y Moby-Dicks a tutiplén. Mi chica iba disfrazada de brujita insinuante: curvas perfectas,  labios carnosos y  pechos redondeados... Cada vez que la miraba me apetecía comerle el pico e introducirme entre sus carnes. Me excité tanto mirándola, que la arrastré al cuarto de baño. Me senté en la tapa del inodoro; ella movió sus caderas... ¡Guau! Mis dedos recorrieron sus muslos y acariciaron sus nalgas. La bajé sobre mis piernas. Nuestras lenguas se enredaron en los interiores acuosos, relamiendo hasta la última gota del alcohol que traspiraban. De repente, varios golpes en la puerta nos cortó el rollo...

—Nanos, la luz se ha ido —dijo Marc, flemático.
—Se habrán fundido los plomos, ¡capullo! —contesté de mala gaita. Le hubiera roto la cara.
—La TV se ha encendido sola. Hay un programa extraño…  —siguió mascullando.
—Jajajaaa… ¿Tú flipas, tío? —contestó mi nena desternillándose.
—Es cierto. ¡Salir de una puta vez! —bramó Cris.

Luna y yo nos miramos alucinados. Cris era la única que no se metía viruta y, por lo tanto, estaba lúcida. Salimos pitando. En el salón estaba la panda hipnotizada con el LG de 42’. La pantalla mostraba imágenes sucesivas del Congreso de los Diputados: los políticos masacrados.

—Buen montaje —dije, dando por sentado que aquello era parafernalia.
—Para lo que sirven —soltó Marc.
—¡Ya te digo! Para trincar la pasta y dejarnos con el culo al aire —sugirió Luna.
—Quiero una Tarjeta Black —insinuó Cris.
—¡Coño! ¿Y quién no? —sentenció Javi.
—Al tajo, tíos. No dispersaros que en España todos somos hijos de Curro Jiménez. Poner otro canal —solté con mal talante, sorbiendo los últimos gránulos de perico que revoloteaban por el interior de la napia.
—Es el único que funciona —contestó Fran, áspero.

En la siguiente imagen, una presentadora salió al plató con la ropa hecha jirones; llevaba los brazos repletos de rasguños. Detrás, Screen amenazándola con un cuchillo inmenso. Reímos a carcajada limpia.

—¡Que guasa tienen…! Son unos putos cachondos  —dije.
—Calla nano. La cosa no pinta bien —sugirió Fran.
—Porque seas segurata, no estás en posesión de la verdad absoluta —repuse.

La locutora habló:

—Estamos en directo realizando un informativo especial Halloween…  —paró en seco.

Screen le metió una puñalada en la clavícula. Ella chilló; la sangre espesa y grana, resbaló por su cuerpo. Siguió hablando…

—El fin del mundo se acerca —terminó de largar.

El psicokiller se cebó con ella. La pantalla se fundió en negro.

—Nanos, ¿habéis visto? Ha sido más real que un snuff movie —soltó Marc con los ojos enajenados.
—¡Joder! Ahora el que no se ríe soy yo —solté con el semblante rígido.
—¡Estamos acabados…! —indicó Javi.
—¡Que no cunda el pánico! Aparqué el furgón del curro justo enfrente. Quizás nos venga bien dar un paseo… —repuso Fran.
Lo miramos flipados…
—¿Qué pasa? Era una sorpresa. Quería daros una vueltecita con el buga de la pasta gansa —terminó por decir.
—Nos vendrá de huevos —aseveró Cris.

Antes de subir al vehículo, escuchamos música en el centro de Karate Gu. Entramos. Había una fiestorra: todos iban disfrazados y hasta las cejas.

—Veis, es una broma macabra. Hoy es la noche de los muertos. ¡Qué miedo! ¡Booo!!! —dijo Luna riendo.

La melodía galopó a marchas forzadas. Los invitados comenzaron a bailar frenéticos; se hizo el caos. Los vampiros se abalanzaron sobre los demonios. Jason asesinó a la niña del exorcista. Freddy descuartizó a Chucky

Sólo una figura se mantuvo apartada. Agazapada en la esquina; cubierta por una capa oscura. Un púgil indefenso. Fuimos a socorrerla. Cogimos  katanas y nunchakos. Inmediatamente, la emprendimos con todo bicho viviente. Al acercarnos a la víctima, una lengua kilométrica y gelatinosa, se expandió delante de nosotros.

—Es el puto strongoi de Guillermo del Toro —dije férreo, a lo Vin Diesel en Riddick.

Rajé, de parte a parte, ese apéndice repugnante y mortífero que nos amenazaba. Veloces como guepardos, nos echamos sobre la repulsiva aberración hasta triturarla. Acto seguido, salimos del garito, subimos al blindado y emprendimos nuestro terrífico viaje. La city estaba en penumbra. En las calles, reinaba el terror. Giramos hacia la avenida y un ejército de zombis nos cortó el paso.

—¡Es el fin del mundo!  —insinuó Manu.
—¡Cállate, hostia! Que no me dejas pensar —grité.
—Tranquilos. Voy a echar marcha atrás —dijo Fran.

Imposible. La legión de muertos vivientes se arrojó sobre nosotros. Estábamos rodeados. El furgón blindado comenzó a moverse como una mecedora de madera noble con carcoma. Mis colegas, gritaron.

—¡No! ¡No! ¡No…! —voceé cuando los cristales cedieron y un zombi putrefacto mordió mi brazo.

La luz murió.

—Calma Alex. Has tenido una pesadilla —dijo Luna acariciando mi rostro empapado de un sudor gélido.
—¿Seguro…? —pregunté frunciendo el ceño.

Luna estaba recostada sobre la cama. Su sonrisa era brillante. Enrosqué mis dedos en su melena azabache: no era un sueño.

—¿Qué te pasa? —indagó mi chica.
—No tiene importancia. ¿Qué haces vestida de bruja marchosa? —curioseé.
—Es 31 de octubre. Esta noche celebramos Halloween en el piso de Cris. ¿No me digas que lo habías olvidado?
Deslizó sus uñas de gel por mi pernera. Me puse como una moto
—Algo parecido... Nena he tenido un mal sueño, pero, ahora ya no tiene importancia.

La abracé y la poseí frenético. Gozamos cuajados en nuestros excesos. Destrocé el disfraz que llevaba. Podía vestirse de todo menos de bruja picarona. Mal pálpito.



©Anna Genovés
24/10/2014

The Walking Dead Trailer



                   





Entrevista en Pasionis

Como la mayoría vosotros sabéis, he colaborado en el portal erótico PASIONIS durante varios meses. Y en esta vida, todo llega…

Os dejo el enlace de la entrevista que me han hecho, acompañada de uno de los relatos eróticos del último libro que he publicado La caja pública | relatos.

Erotismo: ¿qué pienso y qué escribo? ¡Disfrutarlo!

Anna Genovés






Entrevista en Culturamas

Dice el refrán: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. Con motivo de la publicación de mi tercer libro, la revista digital Culturamas me ha hecho una  entrevista. Mejor dicho; mi primera entrevista como escritora.

Es para mí un placer formar parte de sus blogs y colaborar en algunos de sus medios afines. El equipo denota profesionalidad y un gran afecto a todos aquellos, que sobrevivimos y vivimos por la cultura. Muchas gracias a todos.


Anna Genovés
18/10/2014


Entrevista a Anna Genovés quien vuelve con su nueva obra, “La caja pública”






La caja pública | relatos: una recopilación miscelánea

La caja pública | relatos es una recopilación de relatos y microrrelatos escritos desde 2010 a 2014. Algunos, editados en el blog personal de la autora u otras plataformas digitales; otros completamente inéditos. De ahí su nombre: La caja pública. Sin embargo, todos se eliminaron al publicar este libro y, anteriormente, no estaban divulgados tal y como aparecen en esta compilación.

El conjunto recoge los siguientes apartados: 1. Relatos actuales 2. Relatos eróticos 3. Relatos fantásticos. Así que no lo dudes: hay para todos los gustos...

Sobre la autora 

Anna Genovés es licenciada en Historia Antigua, y, en Arqueología y Prehistoria por la Universidad de Valencia. Desarrolló gran parte de su trayectoria profesional trabajando como profesora de Sociales en diferentes IES de la Comunidad Valenciana. Así mismo, trabajó en RTVV. En ocasiones, ha ejercido de monitora deportiva y encargada de moda.

La autora escribe desde la infancia, tiene publicadas en Amazon (formato e-book y papel), las novelas Tinta Amarga, Las cicatrices mudas y El Legado de la Rosa Negra. Amén del libro de relatos, La caja pública | relatos. Asimismo, ha trabajado en distintas publicaciones editoriales (Aldea poética VI, Cachitos d amor II, Bovary 21, La zona muerta…) y colabora en diversas plataformas digitales (Diario El Cotidiano, Canal Literatura…)
.
Tinta amarga y Las cicatrices mudas, forman parte de la serie thriller neo-noir de la autora.
 
 




Enlace de La caja pública ebook 





Enlace de todas las publicaciones de Anna Genovés en







Anna Genovés
08/10/2014




P.D. Si vives en otro país, ve a la plataforma Amazon del mismo y búscame. Las ediciones son a nivel mundial. Y, por favor, si alguno de vosotros se decide a leerla y me pone una reseña, se lo agradecerá enormemente. Mil gracias.

Pulp - Do you remember the first time? (Subtitulos en español)

                      















Cuenta atrás



Cuenta atrás no queda nada
para olvidar el adiós
de esta vida insana.




Cuenta atrás no queda nada
para inventar una ilusión
en este mundo sin alma.




Cuenta atrás no queda nada
el universo se pliega
en un cono de almidón
de bolas negras.




Cuenta atrás no queda nada
aguas truculentas
niebla dispersada
alas que no vuelan,
mentiras dibujadas.






Cuenta atrás no queda nada

no naceremos sirenas,

seremos águilas.






Cuenta atrás no queda nada
animales de aire
que trasmutan en escarcha.




Cuenta atrás no queda nada
huesos de cristal
y músculos de piedra.




Cuenta atrás no queda nada
rostros de mil caras
y mente dispersa.




Cuenta atrás no queda nada
la noche es blanca
y el día negro,
el sol se enfría
y la nieve es fuego.




Cuenta atrás no queda nada
las estrellas se apagan
y las ciénagas brotan,
el ocaso fecunda la mañana
y la noche llora.



Cuenta atrás no queda nada
lágrimas yermas
y montañas álgidas,
bocas marchitas
y flores sesgadas.





©Anna Genovés
Propiedad Intelectual
V – 490 – 14
Fotografía reciente de Kim Bassinger tomada de Google.
Mis agradecimientos al fotógrafo
Craig McDean




Nick Cave - Darker With the Day (Subtitulado)