La zona oscura: resiliencia

Hace años, después de sufrir un aparatoso accidente, un amigo permaneció varios días en coma. Cuando despertó, pasó bastantes meses en rehabilitación hasta que su existencia volvió, poco a poco, a la normalidad.

Nunca hablábamos del tema: era tabú. Como si el mero hecho de recordarlo supusiera un drama; lógico si pensamos en la trágica experiencia por la que había pasado. A todos nos sucedería lo mismo en mayor o menor medida, cada persona tiene un grado de resiliencia. O dicho de otra forma, capacidad de adaptación frente a una situación adversa. Un tema muy interesante que, tal vez, diseccionaremos más adelante...


Sin embargo, hoy, nos centraremos en la esa zona oscura por la que paseó mi compañero.  El otro día rompió el hielo y me contó su vivencia... ¡Me quedé muerta! Sin previo aviso, me soltó:

–Fue tan rápido como una ráfaga de viento. Pero estuve en el otro lado…

–Pero… ¿qué dices? –pregunté escéptica.

–A alguien tenía que contárselo... –me miró con ojos triste y comprendí que debía escucharlo. No oírlo como quien oye sonidos ambiguos, sino escuchar todas y cada una de las palabras que me revelara.

–Adelante, cuéntame lo que quieras… te escucho –dije de corazón.

–Verás, en los minutos que estuve clínicamente muerto, no vi nada de nada.

Abrí los ojos como platos.

»Sí. No me mires con cara de chiflada. Me vi rodeado de batas verdes y, de repente, se hizo el frío…, la oscuridad.

–¿Y ya está? –indiqué algo perturbada.

–Por desgracia, sí. No vi ni túneles ni luces blancas ni siluetas difuminadas ni al gran hacedor del Universo. Tampoco escuché cánticos celestes o sonido diabólicos... Te lo juro. No vi ni sentí una mierda. Nada tía, nada –comentó encogiéndose de hombros. Un segundo más tarde, añadió—: Cuando me reanimaron tuve arcadas; me estaban desentubando. Después, vislumbré las mismas batas verdes y etcétera… –Su mirada se perdió en el reguero interminable de hormigas que pululaban por el césped.

–Tranquilo no sigas. Te veo afligido –comenté asiendo su mano a la par que agregaba—: Otro día me cuentas el resto. ¿Qué te parece?

–Poco más puedo decir... ¿No lo entiendes? No hay nada más. Te mueres y punto.

–Anda, recordemos cosas más agradables, ¿vale? –insinué para cambiar de tema. Pero él siguió erre que erre con la mirada extraviada en el afanoso ir y venir de esos insectos eurosociales que tan a gusto trabajaban. Y su lengua, como si el mismísimo Leopoldo Mª Panero le hubiera poseído, siguió hablando...

–Fue como si la vida se hubiera parado en un determinado instante y hubiera regresado minutos después. El fundido en negro de un film noir en el que ha salido el cartel de The end. El interruptor que se apaga y no vuelve a generar electricidad. El androide cuyo programa se asfixia por el capricho del amo o por una avería fatal. ¡Leche! Morí sin remedio y sin perdón… ¡Aghgggggh! –soltó con cara de asco. Inmediato, chafó con todas sus fuerzas a los formícidos que bailaban al ritmo del chachachá por sus pies, y exclamo—: ¡Puta vida!


Su rostro se frunció, y el mío, también. Pero, por suerte, ahí quedó la cosa. Me estaban entrando verdaderos escalofríos. No puedo negar mis creencias. Ni voy a misa ni rezo…  empero, creo en algo superior; llámese Dios o como más os agrade. Y tengo fe: a menudo me repito que existe algo después de la muerte terrena. Quizá, por este motivo, su secreto me afectó bastante. Deseaba que me contara algo especial, necesitaba ese halo de esperanza para seguir creyendo en lo intangible.



La vida después de la muerte es un pensamiento recurrente entre los mortales sean o no devotos. Algo que no podemos obviar y que nos persigue desde el inicio de la Humanidad. Pongamos por ejemplo la civilización egipcia donde cuidaban más los detalles de El más allá que los tangibles. En la actualidad, bien mirado, la esencia del culto a los muertos no ha variado demasiado. Los diferentes dogmas que cohabitan en nuestro mundo siguen teniendo una devoción especial y espiritual por los seres queridos que fallecen y no volvemos a ver jamás. Por lo menos, no en esta vida y en este planeta que hemos llamado Tierra.

No cuentan los muertos arrojados al Dios-Río Ganges, donde los hindúes igual se bañan que lavan los platos. Tampoco hablamos de los cuerpos sin vida que aparecen en cualquier parte del Globo Terráqueo fruto de homicidios perniciosos. O de la Granja de cadáveres del complejo de Investigación Antropológica de Tennessee. Si apartamos algunas situaciones determinadas, como estos ejemplos, descubrimos que todas las religiones, de uno u otro modo, veneran a sus antepasados de forma extraordinaria.

Por eso no es de extrañar que existan creencias, mayormente pseudocientíficas, que buscan testimonios alentadores sobre la vida después de la vida. ¿Por qué? Porque son muchas las personas que tras pasar por una muerte clínica, una fase comatosa o a una resucitación cardiaca, contemplan o perciben algo similar a túneles largos, luces blancas, universos paralelos, abrazos de allegados fallecidos o al mismísimo Caronte llevándote al Hades después del Judicium Divinum donde se pesan los actos piadosos y maléficos de cada hombre. Y un largo etcétera...


Al margen de estas evidencias, poco ortodoxas, he encontrado diversas pruebas médicas que hablan de las experiencias cercanas a la muerte o ECM, de algunos pacientes. El doctor en Psiquiatría y licenciado en Filosofía Raymond Moody es un experto en el tema. Entre sus numerosos estudios científicos, destaca el realizado a más de un centenar de afectados por diferentes estadios ECM.

Humildemente, como la mujer pacata y mística que soy, tras hojear abundante documentación sobre dicha temática he percibido algo un tanto sospechoso... Veo demasiada casualidad que los paraísos y/o personajes omnipotentes visualizados por los afectados adopten las formas del credo que profesan. ¡Ojo! No me río de nadie. En alguna ocasión he sentido fenómenos paranormales en mis carnes. Es solo una apreciación.

Sin olvidar que algunos pacientes afectados por ECM tuvieron vivencias aterradoras, el patrón general asociado a dichos enfermos es placentero y sigue unas pautas concretas que podemos resumir en el siguiente listado:

1.                  Lo primero que sienten es la percepción de salir fuera de su cuerpo y ver lo que les rodea a modo de viaje astral. Incluso escuchan la hora de su fallecimiento.

2.          A continuación, tras caminar por un túnel, algunos afectados por ECM experimentan ascensiones celestes. (Esto me recuerda el serial The Leftovers).

3.                  Sucesivo, visualizan la silueta de una figura luminosa; acompañada o no por música. (Me pregunto si será un ángel, arcángel o el mismísimo y todopoderoso Señor del Cielo y la Tierra).

4.                  Un instante más tarde, la sensación de paz se acrecienta y desaparece todo tipo de dolor: físico y psíquico.

5.                  Durante este período aparecen las primeras visiones de personas fallecidas que agasajan al recién llegado. 

6.                Poco después, la silueta resplandeciente entabla una conversación telepática con el advenedizo. (En este apartado es donde he descubierto más testimonios sobre el cambio de formas del Creador y El Paraíso. Ambos se modelan según el credo que profesa el paciente aquejado por ECM).

7.                  De inmediato, este ser superior revisa la existencia del individuo.

8.                  A posteriori, evalúa su ética y costumbres a modo del Judicium Divinum.




9.                  Entonces, el afectado por ECM encuentra una especie de obstáculo que no le deja proseguir por ese camino de perfección, y recuerda que todavía sigue vivo.

10.               Consecutivo, le sobreviene una aversión a la hipotética resurrección terrenal. No obstante, comienza a sentirse vivo en un plano diferente a ese mundo feliz en el que ha vivido por unos instantes cuasi perfectos. Y, de repente, el Edén Celestial desaparece.

11.               Justo entonces, abre los ojos y ve la realidad que le rodea. Siente miedo a contar su vivencia extrasensorial. Miedo a no ser creído.

12.               Paralelamente a este estupor, desaparece el miedo a la Dama de la Hoz reconvertida en el ángel redentor que les llevará a un plano superior.

13.               Tras la rehabilitación necesaria, los afectados por ECM regresan a su rutina cotidiana. Desde ese instante, tanto su vida como sus valores personales, mejoran.

Estas confusas investigaciones se explican desde cuatro vertientes:

1.                  Espiritual
2.                  Psicoanalítica.
3.                  Fisiológica
4.                  Telepática.

Y aquí lo dejo, amigos, el tema da para tanto que de seguir investigando podría escribir más de una novela. ¿Quién sabe? Opinad vosotros mismos…

©Anna Genovés
Publicada en este blog el 11/05/2017

Revisada 2021

Ilustraciones tomadas de la red: El Bosco y Gustave Doré




 

 

Nunca habrás nacido

 

Joven retraída y mujer declinada, caminas por la vida con pies de metralla. Las manos son largas, teclean un sonido eterno. Los labios no dejan de amar entre el mundo imaginario y el verdadero. Desconoces en qué momento te pusiste a caminar; el sendero no era recto, la montaña no te dejaba hablar. La cumbre estaba lejos.

El rostro colmado de arrugas finas

Tejidas por los años

Verdades y mentiras, odio y sosiego.


 

El cuerpo camina esbelto apoyado en un bastón de cristal. El corazón apenas siente y la mente se fragua de maldad. Dulce niña que olvida la juventud y se disuelve en un vaso lleno de azafrán.

Fe, esperanza y caridad

El señuelo de tu vida

Sin ir a misa ni rezar.



 

Te apiadas de los sintecho, de los rumanos que escarban la basura, de los pedigüeños, de las personas cuya salud deja mucho que desear. Y sigues tu existencia sin mucho que decir y poco que dar.

Volutas de humo se alzan al techo

copa de vidrio con líquido espeso

la sangre brota

el aire se agota,

olvida los sueños.


 

Yacerás en el camposanto un día de estos. La mañana clara morirá en tus ojos. Las nubes no serán rebaños de borregos; las campanas no tañerán tu muerte, las flores se marchitarán y los gusanos brillarán en la carne corrompida y el también en el cerebro.

Bebida por la muerte

Nutrida por despecho

Café de molinillo

Tiritas de miedo


 

Tu cuerpo hermoso, estará deshecho en un cajón de madera sin cruz en la tapa ni nombre en la lápida de otro. Nadie recordará cómo te llamabas ni tampoco tus ojos.

Nunca habrás existido

Nunca habrás nacido

Nunca saliste del lodo.

 


@Anna Genovés 

Dos de mayo de 2021


*Anoche vi el primer capítulo de la cuarta temporada de 'El cuento de la criada' y recordé que este poema podría acompañar a June



Nunca habrás nacido

by on 18:18:00
    Nunca habrás nacido   Joven retraída y mujer declinada, caminas por la vida con pies de metralla. Las manos son largas, teclean un sonid...









Ana y María: un cuento de terror


La luz de la mañana traspasa los visillos nacarados del ventanal de madera. Ana mira el cielo diáfano, deja el libro que está leyendo sobre la silla victoriana tapizada de terciopelo, abre la ventana y respira hondo. Su hermana la mira con agrado. Se acerca a ella y hablan pausadamente:

–Ana me agrada tu cambio. Te has convertido en una mujer perspicaz y bella –le dice, cariñosa—. Pero, deberías salir un poco más. Desde que dejaste la universidad, solo tienes ojos para los libros. ¿O me equivoco?
–Puede que tengas razón, María. No obstante, he descubierto que mi sitio está en los lugares solitarios. No caso bien con las personas; tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para relacionarme con ellas. La timidez me ha envuelto de una muralla inexpugnable, pero me siento a gusto. En realidad, no tengo intención de dejar mi aislamiento –contesta Ana algo contrariada.
–Tranquila, no te enfades. No volveré a mencionarlo –comenta María con su voz angelical. Y añade—: Lo decía porque será difícil que encuentres pretendientes... te quedarás solterona.
–No busco un hombre: se cuidar de mi misma. Papá nos dejó suficiente dinero como para vivir bajo una buena administración y sin demasiados caprichos. Puedes quedarte con esta casa solariega. En unos meses, me trasladaré a un pisito de Londres cerca de La Morgue. Allí practicaré mi oficio con los cadáveres sin identificar que lleguen –indica Ana. María hace un respingo; un escalofrío gélido recorre su columna vertebral.

Se esfuerza para contestar animosa:

–¡Me alegro por ti! No tendrás más remedio que hacer amigos...
–Te equivocas –contesta Ana—. Por el día estudiaré y por la noche viviré en la casa de los muertos.
María se abraza a la toquilla de bolillos artesanal que lleva puesta y cierra la ventana. De inmediato, prosigue el diálogo con su hermana:
–Espero que no te moleste. Me ha entrado un frío repentino, extraño. A veces, tus respuestas me desconciertan un poco...
–María no mientas. En el fondo, prefieres que esté alejada del mundo. Así, tus posibilidades de casorio, aumentan. –Replica Ana con desdeño.
–No digas estupideces, Ana. Te quiero muchísimo –concluye María con una mueca tierna. Y prosigue—: Las dos deseábamos estudiar medicina, pero madre no quiso tocar el dinero de padre y solo tuvo dinero para que fuera una. Tú eres más lista. Te has convertido en la primera mujer cirujano: estoy orgullosa de ti.

Ana vuelve a la silla y María se queda mirando la campiña.

De improviso, entra en la alcoba una dama crepuscular de facciones rígidas. Mira a su hija, y le dice, agria como un pomelo:

–¡Ana María!¿Otra vez hablando sola? –La joven de cabello azabache y ojos marinos, agacha la cabeza. La mujer añade—: Al final creeré que tengo dos hijas; una que se llama Ana y otra que se llama María.






La joven se encoje de hombros. La madre se le acerca y mira la portada del libro. Inmediato, la abofetea, y agrega:

–¡Encima estás leyendo otra vez la misma novela! ¡Voy a tirarla!
–¡No por favor! No lo hagas, madre. Fui buena y te hice caso. Me dijiste que leyera...
–Sí, hija, sí. Que leyeras libros... hay una biblioteca completa. Sin embargo, te empeñas en escudriñar solamente El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde. Stevenson estaría satisfecho contigo: te la debes saber de memoria. –Espeta la matriarca antes de arrojar la novela sobre la cama con desprecio. Después, le aclara con dedo acusador—: Los personajes te devorarán.
–Eso no sucederá –replica Ana María.
¡Que no se te ocurra volver a protestar! Ahora verás lo que hago con tu novela –indica la madre, bastante alterada.

Ana María se queda impasible viendo cómo su madre coge el ejemplar, encuadernado con piel de vacuno, y la rompe en mil pedazos frente a la chimenea; echa los trocitos al fuego vivo. Unos lagrimones enormes recorren su rostro contraído, con la mirada perdida en la llamarada rojiza.

De repente, la joven, da dos zancadas, coge el atizador y golpea con fuerza a su madre en la cabeza. La mujer se tambalea y acaba desplomándose.

Ana sonríe maliciosa; los ojos abiertos como platos, la tonalidad de la piel, violácea. No conforme con un solo bastonazo, sigue golpeándola hasta que su cráneo se abre como una hamburguesa recién amasada. En cada hachazo su risa aumenta y su voz se torna grave:

–¡Estoy harta de que me ignores! No conozco a ninguna María. Soy Ana. Siempre fui Ana; Hyde me sedujo el mismo día que papá se suicidó. Lo veo todos los días colgado de la viga del salón, diciéndome: «Ana no hagas caso de lo que te diga mamá. Ella nunca te querrá como yo». –Sus fosas nasales hiperventilan, satisfecha por su ópera prima.
Ana se agacha y retira el cabello del rostro materno desfigurado. La acaricia y le susurra:
–Madre estás favorecida. La belleza de la muerte te ha poseído con todo su amor.
Su vestido se empapa de plasma cárdeno. Ana se desviste, tranquila. La sangre se esparce por el parqué níveo de la estancia. Ella ríe con los ojos desorbitados.

Minutos más tarde, la joven se acurruca sollozando como una niña. Su voz atronadora, se torna delicada:

–Mami, mami… ¿quién te ha hecho esto? –Murmura aterrada junto al cuerpo destrozado de su madre.


Acto seguido, mira sus manos ensangrentadas. Resbala los dedos por la pared de estampado florar, y chilla horrorizada.

©Anna Genovés
26/06/2016
Revisado en abril 2021






Vinted: una adicción sana

 


En 2017 escribí un artículo sobre la empresa de compraventa de ropa de segunda mano online más fructífera del momento en territorio españolChicfy: la startup de moda. No hacía falta más, pues todos sabíamos de qué se trataba.


El anuncio simpático y de música pegadiza que lanzó la empresa, inundaba a diario los televisores de nuestros hogares. En sus momentos álgido facturara más que el Avecrem de antaño. Muchas personas que, habitualmente, dejábamos la ropa que ya no usábamos en los contenedores de Cáritas, en ONG o en las iglesias, cambiamos de hábitos y nos subimos al tren del comercio online. En parte, desmotivados al descubrir que las prendas que donábamos, iban a parar a mercadillos de segunda o a redes oscuras que se beneficiaban de nuestro buen hacer en vez de llegar a esas personas desprotegidas a las que nosotros pretendíamos ayudar.


Llegó un momento en el que proliferó tanto este tipo de redes –porque, de eso se trata, de redes sociales— que, el pez grande se comió al chico. Chicfy cerró sus puertas virtuales sin avisar. Pestañeó una vez y dijo adiós dando la oportunidad de pasar el perfil de las usuarias a la nueva startup que se comía Europa, llamada Vinted.


En un principio, me produjo mal sabor de boca pues, realmente, me sentía muy cómoda en Chicfy: puro entretenimiento. Nunca ganaba dinero, más bien se trataba de un intercambio o una donación a través de Correos con el plus que te brindaba la oportunidad de hacer sonreír por unos instantes a la persona que recibía el envío. Ya que, además de haberlo adquirido a precio de súper ganga, estaba mejor empacado que los virtuosos paquetes de Zara.


Empero, los tiempos, cambian. ¡Y tanto!


La pandemia, nos ha dejado del revés, y, además de las pérdidas y los daños emocionales que todos sufrimos, ha traído consigo la destrucción de muchos empleos y, por contra, la propagación de otros. Así pues, como dijo Darwin: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Y, nos guste o no, nos han cambiado sin previo aviso. A la fuerza y con el yunque y el martillo de la despiadada fragua de Vulcano.


Entre las empresas que han sobrevivido a la hecatombe sanitaria y económica que ha segado la vida de millones de personas, ha enfermado a muchas más y, ya veremos cómo acaba… están aquellas que cambiaron o abrieron un apartado en el que se podía acceder a sus productos de manera online. Dentro de las mismas, aunque hayan pasado por momentos amargos, las grandes privilegiadas son las que llevaban tiempo en el mundo Matrix. Por ejemplo, el gigante Amazon o, por qué no, la plataforma Vinted, que, entre otras cosas, ofrece el trueque de ropa y diferentes artículos hogareños en todo el territorio europeo.


Fiel heredera de la mítica Chicfy, Vinted ha recogido lo mejor de aquel startup que brillo durante una década por los lindes españoles, añadiéndole ingredientes tan sugestivos como es el mercado europeo. Los productos se pueden comercializar dentro o fuera del país en el que viva el vendedor. Wikipedia nos aclara el porqué de esta idea tan bien formada y, de paso, nos cuenta cómo empezó esta empresa de origen lituano.


En realidad, el asunto es sencillo, porque puedes trabajar a partir del PC, portátil o app móvil. Solo tienes que ingresar tus datos –incluida cuenta bancaria— y fotografiar lo que quieres vender con un breve resumen de sus detalles, amén de ojear aquello que necesitas y en Vinted seguro que encuentras a bajo coste.


Como me desagradan las comparativas, solo voy a resaltar algunas de las atractivas cualidades de la plataforma y alguno que otro punto débil:


1.       Posee un catecismo exento de lo que puedes o no vender muy detallado. Aquí he encontrado algunos puntos flacos. Por ejemplo, no se pueden vender chaquetas u otra prenda de pelaje natural y, sin embargo, sí puedes vender artículos o accesorios de piel, edredones de oca, cinturones de cocodrilo… Es una incongruencia absoluta.

 

2.       Es fascinante la rapidez en la que tu ‘armario’ –así se llaman los espacios virtuales de las ‘vinties’ o vendedoras— puede descontar ‘x’ euros por un conjunto de piezas adquiridas a la vez. Existe un botón en la configuración, que, al activarlo, accedes a vender lotes con descuento. Si vendes 2 artículos, ipso facto, la compradora, por defecto; luego puedes personalizarlo, tendrá un descuento del 25%. Si quiere 3, al pagar –insuperable las formas de pago y, por supuesto de total confianza—, obtendrá el 30% y si te hace una compra de 5 artículos, se llevará un botín al 50%.

 

3.       Los métodos de envío son inigualables, puedes acceder a diferentes tipos de transportista e incluso personalizar el envío.

 

4.       La atractiva publicidad es apabullante. Por ejemplo, cuando una vintie te da un ‘like’ en una prenda, de inmediato recibes un mensaje que te lo indica y, de paso, surge un desplegable que te incita a que le hagas una oferta rebajándole el precio por interno. Al respecto no tenía muy claro si era bueno utilizar esta herramienta, así que lo he experimentado y he llegado a la conclusión de que es mejor pasar. Sin embargo, a la inversa, que también funciona, suele ser una venta segura. Quiero decir, quienes van a comprar, suelen pedirte una rebaja por interno. Como vendedora puedes o no aceptarlo e incluso regatear el precio hasta llegar a un acuerdo. ¡Es fabuloso! Al más puro mercado de las especias de la antigua Ruta de la Seda o de los actuales zocos del Magreb. Es tan divertido que, mientras estás en la app, olvidas la realidad…

 

5.       Sobre los pagos… Bueno, tu envías el paquete y cuando la compradora lo recibe y da el visto bueno, se ingresa el dinero o bien en tu cuenta Vinted para gastarlo en otro armario o bien en tu cuenta bancaria. Nadie te obliga a uno u otro método, es el vendedor quien lo elige e incluso puede tener otros métodos que le convengan más. He visto armarios que aceptan Paypal, por ejemplo.


6.       Los trueques son otra forma de compraventa. Si te gustan algunos productos de otros armarios y los propietarios están interesados en los tuyos, se habla por interno y se pasa a un intercambio de especias.

 

7.       Si quieres encontrar verdaderos chollos, es interesante realizar una búsqueda por marcas. Existen numerosos filtros: activas el que te interesa e igual encuentras verdaderas gangas de firmas con pedigrí en muy buen estado.

 

8.       En los armarios, como en otras redes, se puede reseñar la experiencia que has tenido al comprar algo. Del mismo modo, puedes hacerte seguidor.

 

9.     Algo que me desagrada son ciertas vinties que se dedican a vigilar las prendas nuevas que se publican… porque, si creen que incumplen alguna de las reglas… pues… imaginaros… La prenda llega a oídos de atención al público de Vinted –por cierto, bastante mediocre, pues los trabajadores solo saben el abecedario y si les comentas sobre algún carácter cirílico no saben responder— y te quitan ese artículo que subiste, cuanto no te cierran el armario por un tiempo y sin aviso. Y, lo que puede indignarte, es que otro guardarropa tenga cositas parecidas y nadie les diga nada… ¿Armarios VIP? ¿Enchufismo? Puede ser.


10. Después de andar varios meses en la plataforma, opino que tener un armario en Vinted es un mero entretenimiento con el que puedes reciclar las prendas que no usas, pero no esperes ganar dinero -por lo menos en mi caso-. He comprendido que el truco está en poner algo y que se lo lleven... porque cuando recibes el pago crees que has ganado un dinero extra y no es cierto: son euros completamente virtuales, pues recuperas parte de aquello que pagaste en su día. No obstante, la acción de percibir euros, te engancha e incluso llegas a comprar cosillas para subirlas con etiquetas y que entren en la sección: 'Nuevo con etiquetas'. Pero, ¿de verdad ganas dinero? No. Para que algo salga de tu armario debes tener los precios -por lo general- muy, muy bajos. Y, después, entra tu propia ética. A mí, por ejemplo, me es imposible hacer un paquete cutre. Hacerlo con amor y con ganas de hacer felices a quienes lo reciben -por lo menos por unos segundos-, tiene un costo adicional que nunca percibirás.


11. Po otro lado, hay vinties que te piden más imágenes, verlo puesto o mil historias... -con el tiempo que esto supone-. E incluso te hacen lotes que van a llevarse o te lanzan una oferta porque les interesa este o aquello, y, después, te dejan empantanada y ni tan siquiera te contestan cuando les preguntas amablemente qué han decidido. No obstante, las buenas compradoras, si tienen la suerte de ver varias cosas en un armario, pueden recoger prendas a bajo costo, y, en perfectas condiciones, gracias a los descuentos de comprar un lote.


12. Tampoco tengo claro que invertir algunos euros en la promoción de tu armario o de un artículo determinado, sea algo que de verdad favorezca las ventas. Opino, que sirve de bien poco e incluso dudo de su veracidad, por mucho que tengas un desplegable que te indique un número de visitas bastante superior a las habituales.. 

 

12. Lo verdaderamente importante, es que Vinted fomenta el reciclaje y esto es algo muy loable y beneficioso para el planeta y sus habitantes. Así como para las generaciones venideras. Por otro lado, si estás en el mercado laboral, te ayuda a desconectar y si no lo estás, a sentirte un poco útil. O sea... Sigamos con el juego: es necesario.

 

Al comenzar la pandemia cerré mi escaparate, pero, lo he vuelto a abrir –Theflappergirl. Creo que solo se puede entrar si estás registrado, lo cual es bien fácil y no te obliga a nada—, y, reconozco que me da muchos alicientes. He recuperado a varias amigas; entre nosotras hablamos por interno e intercambiamos trucos para darle alas a nuestros artículos. Por otro lado, puedes conocer a personas de distintas comunidades y distintos países. Me encanta conocer gente nueva, virtualmente hablando, claro. Pero, si lo pensamos bien, inmersos en la era de la tecnología y con todos los bichejos del mundo caminando a sus anchas por calles y plazas… ¡ya os digo! O nos subimos al carro o nos aislamos por completo.


Por otro lado, en Vinted, puedes obtener un retrato fidedigno de la sociedad actual. O sea, que os recomiendo haceros un hueco en esta red para desquitaros de los sinsabores de la vida; sale más económico que una visita al psicólogo y, de paso, las prendas que no utilizamos circulan a otras manos. Aunque económicamente nuestras arcas no se llenen, ganamos psicológicamente y recuperamos algún que otro euro para reutilizarlo en lo que nos interese.


Una válvula de escape. Un entretenimiento de lo más agradecido si le pones un poquito de corazón porque las ganas llegan solas cuando recibes un pedido y, al final, tu armario se convierte en la sala de juego que te pide más y siempre sacas algo olvidado que subes a tu armario para que otra persona la recoja. Nos hacemos vinteros. ¿Y qué? Algún vicio hay que tener.


¿Qué por qué Vinted es una adición sana? Entretiene, recicla, equilibra, conoces a personas guais. ¿Qué mas queremos? Pues… ¡Hala! Todos a Vinted aunque le falte lo 'chic' de Chicfy.

 


© Anna Genovés

Domingo cuatro de abril de 2021

 

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