AZABACHE

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AZABACHE



Como me gustaría que fueran tus manos y no las mías
las que extendieran la crema por todo mi cuerpo
que me envolvieras con tus brazos pétreos
y después me acunaras, como a una niña
protegiéndome de todo lo malo que en mí habita…




Posaría mis cadentes labios sobre la rigidez de los tuyos
y besaría el contorno de tu piel con extrema ternura
amándote con devoción hasta la locura
tanto sería mi amor
que hasta la belleza de una flor, sucumbiría.




Me gustaría mirarte a los ojos
como miro  la noche o el día
y decirte lo mucho que te deseo
para que tú y sólo tú
probaras el sabor de mi anhelo…




No sé si eres el titán de mis sueños
o una ilusión tan efímera
que sin existir existes
y sin pensar en mí, me derrites
pero cuando te tengo cerca
mi cuerpo y mi alma, reviven.



Anna Genovés