ÁMAME








      ÁMAME


Ámame, por favor.
Por favor, ámame.


Necesito tus besos
necesito tu aliento…
necesito el vigor de tu cuerpo
sobre mi ser.


Si no te veo, es un suplicio
y si te tengo cerca
me duele el cuerpo
 me incrustan clavos ardientes
atornillados a mis nudillos
y no dejan de doler.


Y entonces, te digo: vete
con palabras mudas que  nadie ve,
ven con la sinuosidad de mi cuerpo
y el ardor de mi querer.


Eres mi tormento
mi amor prohibido
aquel que cuando era Lolita
pasaba aireado ante mis ojos
y, peyorativo, se iba creído
sabedor de la verdad.


Y es que tus pasos, tu figura,
la manera de comer chicle…
como diciendo: “ding-dong” aquí estoy
o de mirarme sin querer
mientras juegas con tu HTC,

 hacen que me ruborice
que me sienta pajarillo caído del nido
hacen que siga sintiéndome mujer.


En realidad, no te quiero cerca
porque desearía retenerte en mis brazos
hasta que desfallezcas
 mis pensamientos, repletos de tus maneras,
 recordaran tus ojos y tu extrema languidez.



@Anna Genovés