Amigos o amantes
Seguro que al ver el enunciado habéis
dicho: “Menudo rollo. Ya estamos con lo de siempre”. Un nuevo relato erótico o ¡qué
carca! Sois libres de pensar lo que se tercie. El caso es que tengo un dilema…
El otro día, vi a una amiga cuyo
divorcio había sido un verdadero cisma. Recuerdo la tarde que fui a verla:
cualquier sepelio es más alegre, ¡pobrecilla! –Pensé–. Daba igual que fuera
vestida con tejanos y llevara un broche de Agatha Ruíz de la Prada; estaba
hecha unos zorros. Hasta me confesó que hubiera preferido que su cónyuge hubiera fallecido antes que liarse con otra. Lloré a su lado por todos los
sueños rotos y por los inaccesibles.
Desde entonces, nos wasapeamos a
diario hasta que dejó de contestarme. Fui a verla y no obtuve respuesta: pensé
lo peor. Ayer, me topé con ella; parecía que Troy&MacNamara la hubieran
rehecho a golpe de bisturí: ¡estaba guapísima! Hablando, me comentó que había
conocido a un chico:
–La cosa comenzó a través de FB, entré
en un grupo de fans de los 80. Un día quedé con él para tomar un café y la cosa
se alargó… –Dijo entre risitas que denotaban su euforia.
–O sea, que se ha convertido en un
amigo con derecho a rocé, ¿no? –Pregunté con los ojos chispitas.
Era magnífico que después del trágico suceso de la separación, hubiera encontrado a alguien que le limpiara las cañerías y le diera algún que otro achuchón cariñoso –deliberé–. Pero, cuál fue mi sorpresa cuando me contestó:
Era magnífico que después del trágico suceso de la separación, hubiera encontrado a alguien que le limpiara las cañerías y le diera algún que otro achuchón cariñoso –deliberé–. Pero, cuál fue mi sorpresa cuando me contestó:
–Anita ¡qué anticuada eres! Eso de
amigo con derecho a roce ha pasado a la historia...
–Bueno, entonces será tu novio –apunté con una mueca.
A Pepi se le dibujó una sonrisa de
oreja a oreja. Más tranquila, se confesó de lleno:
–Perdona, Anita. Ahora, ni amigos con
derecho a roce ni novios ni nada de nada. Ahora, hacemos como los ingleses: unimos dos palabros y surge el vocablo adecuado. El chico es mi follamigo.
–¿Follamigo…? –Repuse levantando una
ceja.
–Exacto. Así de
fácil. –Ratificó, Pepi, con guasa.
–Ciertamente, tengo que modernizarme. Me gusta el nombre. –Aprobé medio tentada.
Pepi continuó sincerándose:
–Pues a mí, lo que de verdad me
agrada, son los matices de la palabra… Igual hasta te interesa, querida. –Sugirió,
guiñándome un ojo.
–¿Y a qué esperas…? Cuéntame los por
menores de tu follamigo –dije vivaz.
Lo cierto es que las explicaciones, me
parecieron un vademécum emocional. Cuando llegue a casa, investigué por mi
cuenta y, ¡mira por dónde! He encontrado hasta contratos para tales menesteres:
Ciertamente, el rollito follamigas/os, es válido tanto para
hombres como para mujeres; aunque lo utilizan más las féminas. Desde mi humilde
punto de vista, tiene un puntito de Las
50 sombras. Vosotros mismos sacaréis las conclusiones…
Las pautas de conducta entre el
consenso de follamigas/os, son las siguientes:
1- Sexo
cuando apetezca, disfrutando al máximo y sin ningún tipo de compromiso.
2- Están
prohibidos los sentimientos más allá del sexo. Nunca deben confundirse las
caricias post coito con algo más.
3-
Están
excluidas las citas románticas. El contrato es únicamente sexual.
4-
No
acaparar la atención más de lo necesario. El follamiga/o no es la pareja de
nadie: son amigas/os. Como tales, pueden contarse los problemas. Pero nunca se
echarán en cara la falta de llamadas… Por ejemplo.
5-
Como
son amigas/os, ambos pueden tener varios follamigas/os en otras relaciones
sexuales esporádicas.
Asimismo, no todos podemos ser follamigas/os.
Para alcanzar dicho status, es necesario tener unas aptitudes concretas:
1- Para
entrar en este rol debes querer a la otra persona como amiga/o, y siempre
valorarás lo que haga. El respeto mutuo es indispensable. ¡Ojo! Nunca se debe
hablar mal de ese amigo/a que te procura placer.
2- Ese
amigo/a especial, hará sentir al otro: deseada/o, atrevida/o, hermosa/o,
salvaje... En este apartado, he encontrado un hándicap que dice: “Tu follamigo
te hará hacer cosas que no haría una mujer decente”. ¡Ahhh…!!! –Cierto. Se me
ha quedado cara de gilipollas.
3- Un
buen follamigo/a, debe ser un maestro/a del sexo, y, además, le gusta jugar. Siempre
gozará y hará disfrutar al otro. El placer es mutuo.
4- Si
un día habéis quedado y el amigo/a está chungo, el otro pondrá el hombro. Pero
no se debe confundir, nunca, con un paño de lágrimas.
Por todo lo dicho, creo que entre
follamigos/as, siempre existe un mínimo de complicidad y atracción tanto física
como psíquica. Sin embargo, su función básica es satisfacer las necesidades más
primitivas del ser humano: el sexo sin ataduras. No obstante, es obvio que no
todos estamos liberados hasta tal punto, y que, detrás de estas necesidades,
esperamos algo más…
Es un error en el que no debemos caer
para no desvirtuar la esencia de esta persona, amigo/a, con derecho a roce. Si
alguno de sus miembros siente celos, ha pasado la barrera del ‘solo sexo’ y
está surgiendo el amor. ¡Cuidado! Hay que tener las cosas más que claras: transparentes.
En fin, follamigas/os, amigas/os con
derecho a roce, amantes, queridas/os, amigas/os especiales, mantenidas/os… Y un
largo etcétera que con sus más y sus menos, viene a recoger una terminología
similar: mismo perro con distinto collar. Siempre han existido de manera encubierta.
Actualmente, está a la orden del día y es vox pópuli. Es más, quien no tiene por
lo menos uno, parece anticuado.
Como escribidora, que no lectora de L.
E. James, opino que el novedoso apelativo, ha pasado de residual a cotidiano. Creo que dicha autora, cuyas novelas han roto todos los pronósticos previstos,
lo ha puesto de moda: desde luego, es un fenómeno de masas.
En el fondo, el sexo libera al animal
que llevamos dentro. Mi amiga tiene razón: soy bastante anticuada. Me quedo con los
roces y que follamigue quien le
apetezca. Jijijiii…
¡Feliz verano! Por estos lares,
espaciaremos las entradas, pero seguiremos al pie del cañón.
©Anna Genovés
26/06/2015
P. D. Los follamigas/os están dentro de un contexto interracial, son aptos a cualquier edad y están bien vistos en todas las comunidades: bi, gais, heteros, tra, trans... Aquí, todos somos iguales.
P. D. Los follamigas/os están dentro de un contexto interracial, son aptos a cualquier edad y están bien vistos en todas las comunidades: bi, gais, heteros, tra, trans... Aquí, todos somos iguales.
Versión
corta, publicada en el diario ELCOTIDIANO
Lonesome Day Blues – Bob Dylan
Es tan tan tan.... mi mejor amiga fue mi amante y nio nos acordamos de eso, ahora lo recuerdo, pero como algo demasiado lejano... Un abrazo.
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