Delirio
Delirio
Me conmueve tu mirada cuando rozas mi piel
sobre la almohada
y deslizas tus dedos por mi espalda cuando no te
puedo ver.
Me abrazas cariñoso, cuando te espero en la puerta de casa
con mi suéter rojo y mis negras mallas.
Y después… Y después, me besas como un loco
que no tiene sentimientos para
desnudarme por completo
en la antesala. No hace falta cuarto, ni lecho, ni nada...
Me tomas allí mismo dando vueltas por el suelo.
Me río si miras mis ojos, tiemblo
si besas mis piernas,
te deseo cuando desnudas mis
pechos y muero cuando me entregas tu cuerpo.
Desnudo tu torso, ansioso de amor.
Y jugando como niños,
como cachorros heridos que no
tienen corazón,
me llevas en brazos hasta la
alcoba y me conviertes en tu geisha de algodón.
Tu mejor amante: tu única ambición.
Fundidos en la hoguera de nuestro abismo pasan los minutos y
las horas
sin pensar en otra cosa que nuestra pasión.
Da lo mismo el día que hayas
tenido o cuál sea tu expresión;
cuando estamos juntos lo
olvidamos todo. Deslumbrados por las llamas del amor.
Después, te marchas y sigues tu
vida. Después, me marcho y sigo mi sumisión...
Pero volveremos a vernos como el
día ve al Sol.
Entregados a nuestros deseos. Entregados a
nuestra pasión.
La rueda de la fortuna o el infortunio del amor.
La pescadilla que se muerde la cola, o la cola que sólo te
muerdo yo.
Vete y vuelve cuando quieras… Tuya soy de los pies a
la cabeza.
Tuya y sólo tuya soy
¿?
¿? ¿?
¿?
Anna Genovés
1/04/2012
Desde el blog: