CLICHÉS









CLICHÉS



Si le dijeran que ha muerto y que vive de recuerdos
nada impediría lo que como humano siente…
Pero su mente repleta de algodones
y de gris opaco,
se resume en una serie de clichés cinematográficos
que –tal cual pasan- se van quemando.
Lo sucedido ayer es un recuerdo lejano
por el que no siente nada
y sigue, aislado.
Lo presente lo vive ausente y sin pausa,
cual flor que –deshojada-
muere sin habla…
El futuro no le interesa, no sabe dónde estará
o cuál será su queja.
Dirá que lo han enjaulado...
Sí, está confinado en una jaula de madera,
y sus barrotes se astillan –clavándose-
sin pena ni vida ni materia…
Una jaula de madera
que se yergue
sobre una hoguera.
Una hoguera
que, poco a poco
se va ahumando, exenta de penas,
de amor, de odio, de ira, rencor, pasión
o entelequia.
Sus huesos se deshacen como una madeja de algodón,
sus músculos se tensan -hasta romperse-
y mutan en agujas de neón
transparente
o en hielo que cristaliza y envenena
su corazón -con la muerte.
Sus órganos, insensibles
desde siempre,
sólo recuerdan un beso, un beso latente.
Un beso que algún día le dieron
y que recoge la esencia
de su pensamiento adverso,
de su vida y de su muerte.
El único beso que le han dado,
se lo dieron en la mente...

en su mente de papel.
Su corazón llora,
y su alma se disuelve

sin querer.






Con mucho cariño a mi amiga la poeta Elena Sánchez






Anna Genovés

09/08/2012