El adiós
El adiós
Anciana
marchita y decrépita, enjuta y perversa; ojos velados por las vergüenzas.
Corazón de piedra y aliento de fécula.
Biblioteca
andante cuyos volúmenes se empobrecen con el polvo de años, días y meses.
Verdades a medias. Mentiras huecas.
Recuerdos
que abarcan un siglo de existencia; energía plena. La historia de muchas vidas.
La muerte de muchas penas.
Paseaste
en un camión del ejército con la mirada llena de tristeza; granadas en cinto.
Luchaste en dos guerras y apagaste voces para comer.
Tu fuerza
se evapora con el silbido del viento. La lluvia de las nubes. Las palabras de
un verso. El beso de un niño o el amor de un bebé.
Diste el
consentimiento de quedarte muda y ciega; harta de la vida y el perdón, te
hundes en el sillón que llevas a cuestas.
Pasas de
comer, de andar y hasta del aire que tienes cerca. Tus pulmones se ejecutan
entre balas y velas. Tus riñones filtran ciénagas. Tu motor no bombea.
En algún
momento de lucidez, brillan tus ojos de gata vieja. Sin embargo, prefieres
olvidar tu pasado apócrifo. Dormir el sueño eterno; suplicar venia.
Intestinos
que no vacían; entrañas llenas. Demasiados horrores sobre el lomo. La parca
llama a tu puerta: el último toque está cerca. El Campo Santo, espera.
Adiós,
alma mortificada.
Adiós, muñeca de cera.
©Anna
Genovés
12/12/2012
Modificación
11/01/2015
Todos
los derechos reservados a su autora
Propiedad
Intelectual V-490-14
Imagen
tomada de Internet
Bauhaus -
Bela Lugosi´s Dead (subtitulada)