El secuestro de Miss Blandish - James Hadley Chase
El secuestro de Miss Blandish - James Hadley Chase
Título original: No Orchids for
Miss Blandish
Editorial: Bruguera
Género: Novela negra
Páginas: 224 páginas
Primera edición: 1939
Género: Novela negra
Páginas: 224 páginas
Primera edición: 1939
Valoración: Muy recomendable
Sinopsis
El secuestro de Miss
Blandish recrea la acción delictiva de mediados de
los 30 en la ciudad de Kansas City. Miss Blandish,
una joven hermosa y virginal, hija de un multimillonario, es atracada por unos delincuentes con el único propósito de robarle
las perlas que exhibe por su 21 aniversario: una verdadera joya de costo
elevadísimo. La mala suerte hace que su
novio muera en un accidente fortuito. Tras el fatídico suceso, deciden
secuestrarla.
En la huída de los malhechores, les sorprende un
gánster peligroso cuya pandilla está regentada por una mujer despiadada llamada
Ma; madre de Slim Grisson: un criminal malicioso y de físico repulsivo. Los Grisson, deciden quedarse con el botín
y la chica. Para más inri, Slim se encariña de Miss Blandish.
Todos sabemos cómo actúan esos depravados sin ápice de humanidad...
A falta de
pruebas, la policía deja en stand by el caso. No conforme con
la resolución policial, Mr. Blandish
contrata los servicios de un detective privado llamado Dave Fenner, con
fama de tipo duro, para que encuentre a su hija.
…“Sonó
un golpe suave en la puerta y Johnny asomó la cabeza. Tenía una expresión de
desconcierto y su mandíbula inferior temblaba.
—Slim y su gente están abajo y os esperan —dijo—. Les he dicho que
probablemente estabais dormidos. Bailey dejó de apuntar con su arma y se acercó
a Riley. Ambos se miraron, muy asustados.
—¡Cristo! —Murmuró Bailey—. Ya te dije que Slim metería en esto sus narices.
—Es preciso que no encuentren ni la chica ni las perlas. —Riley abandonó
la cama—. Baja y distráeles un poco. Diles que nos desprendimos de la chica
antes de venir aquí. Observa cuántos son y estate atento a cualquier
oportunidad. Si puedes, liquídalos. Bajaré en cuanto recupere mi pistola.
Bailey vaciló. Después, dominando sus nervios, salió de la habitación.
Riley atrajo a Johnny hacia sí.
—Escucha, Johnny, quédate aquí y no dejes que esta chica grite.
—Se volvió en seguida hacia miss Blandish—: Escucha, nena, ahí abajo hay
un hombre que te retorcería tu lindo cuello sin casi advertirlo. Slim no es un
ser humano... Si quieres salvar tu pellejo, cierra esa boca y no la abras para
nada. Miss Blandish pudo ver el blanco círculo del miedo en torno a la boca de
Riley cuando éste abrió la habitación.”…
Sobre la novela
Es una obra magna no solo por su
contenido, sino por los sentimientos de repulsa y admiración que ha suscitado a
lo largo del tiempo.
El
secuestro de Miss Blandish se publicó por primera vez en 1939 bajo el nombre de No hay orquídeas para
Miss Blandish. –Deduzco que por el
ramillete de orquídeas que regalan los pretendientes a las novias en los
eventos señalados—. Cuatro años más tarde, triunfó en los teatros londinenses. Sufrió diversas censuras en la década
de los 40. La nueva versión acababa con un romance sórdido entre el gánster y
la víctima. En 1948 se recuperó parte de
la versión original y fue llevada al cine. No obstante, la Cámara de los Lores pide una nueva revisión
por la excesiva violencia que aparece en la cinta. Textualmente se dijo que
era: La exposición más asquerosa de brutalidad, perversión, sexo y sadismo mostrada
en una pantalla de cine.
Tras soportar nuevos recortes, fue muy exitosa en los cines que se
atrevieron a pasarla; que no fueron todos. En 2006, la BBFC, vuelve a examinarla.
Resuelve que no es necesaria tanta violencia. No se recomienda su visionado a
menores.
…“Slim
Grisson examinaba las brillantes punteras de sus zapatos. Era alto, delgado y
con cara de pastel. La mirada aletargada y la boca relajada y abierta le daban
una apariencia de ser débil, sin sangre ni energía, pero en realidad era lo más
frío que pudiera encontrarse sobre dos piernas. Tras aquella máscara de idiota
y las escasas carnes del delgado cuerpo, se ocultaba un espíritu cruel,
inhumano.
Slim Grisson era un asesino nato. Había matado de niño. Sin motivo alguno,
sólo porque matar estaba en su sangre. Comenzó muy pronto, buscando dinero.
Siempre fue muy perezoso en la escuela y rechazó todo lo que fuera interés por
los libros. El viejo maestro que le tuvo a su cargo se sentía nervioso ante él.
Comprendió en seguida que Slim era naturalmente malo. No le sorprendió
encontrarle un día cortando en pedazos con unas tijeras a un gatito recién
nacido. Se sintió muy satisfecho cuando pudo desembarazarse del muchacho. Pero
la cosa no le resultó tan fácil. Una de sus discípulas fue hallada muy lejos de
su casa y en completa desorientación una semana después de que Slim abandonara
la escuela. Había sido arrastrada hasta allí y nombró a Slim. Nunca encontraron
a éste, porque Ma Grisson había cuidado de que su hijo abandonara la ciudad. ”…
En 1970, Roger Croman dirigió el film Bloody Mama, tomando
como base la banda de forajidos capitaneada por Ma Barker en la que JH basó su
controvertida novela. Shelley Winter, entrada en carnes, protagonizó a esa
espantosa Ma; un jovencísimo Robert de Niro apareció en la película metido en
la piel de unos de sus hijos. En 1971,
Robert Aldrich inmortalizó la novela con la película La banda de los Grisson. Protagonizada
por Kim Darby, Tony Musante y Scott Wilson entre otros actores...
Reseña
El secuestro de Miss Blandish es una sucesión de violencia desde la primera hasta la
última página: una novela muy, pero que muy negra. Sin indulgencias de ningún
tipo. Un verdadero puñetazo en la boca del estómago del lector. Amén de
tener unos personajes tan bien dibujados y con esas perversiones tan ocultas e
inhumanas a flor de piel, que pueden llegar a sobrecogerte.
Slim Grisson es uno de los antihéroes
más sanguinarios que he localizado: brutal y gélido. Miss Blandish, bella e inocente, se convierte en el juguete preferido
de este psicópata y sus enfermizas perversiones. El gusano que echa a
perder la manzana; desarma el inquebrantable valor de Miss Blandish hasta arrástrala
al mismísimo infierno.
…“Con
voz tenue, miss Blandish dijo que quería beber algo.
—No se acercará usted hasta que beba, ¿verdad? —murmuró—. No podría
soportarlo sin beber. Slim no contestó nada, pero sacó una petaca de licor de
su bolsillo trasero y la arrojó sobre la cama. La joven siguió con la vista el
vuelo del frasco a través de la habitación. Se dejó caer sobre la cama y tomó
el frasco. Slim la observaba. Se escuchaban sus característicos gemidos, pero
era algo que no podía contener. Miss Blandish apartó su vista de Slim. Agarró
el frasco con ambas manos, con tanta fuerza que los nudillos se pusieron
blancos. Comenzó a murmurar cosas a Slim y a balancearse hacia atrás y
adelante, pues su espíritu, aletargado por la droga, se negaba a despertarse.
—Cobarde... —dijo—. Cobarde..., más que cobarde... ¿Por qué te quedas
ahí... sin hacer nada? ¿Por qué no apagas la luz para que no te vea? No quiero
verte... No te miro, pero te veo... Vas a echarte sobre mí. Desearía ser
hombre... ¿Por qué no nací hombre?... —Dejó caer el frasco al suelo y el whisky
empapó la alfombra. Estaba tendida en la cama de costado, ocultando la cabeza
bajo sus brazos cruzados. Comenzó a llorar débilmente—. ¿No puede dejarme en
paz?... ¿No puede esperar un poco más?... No me toque... Por favor, no me toque...
La bombilla desnuda que colgaba del techo se apagó bruscamente. La oscuridad
envolvió a miss Blandish como un manto sedante. De pronto, la joven sintió que
aquellas manos frías la ponían de espaldas, en forma que quedó tendida a través
de la cama, con la cabeza sobresaliendo por uno de los lados. Miró en la
oscuridad, nublada la vista y con las lágrimas corriendo por sus mejillas. De
pronto, el aire cálido de la habitación se precipitó sobre su cuerpo; un peso
cruel y poderoso la clavó a las arrugadas sábanas. Su resistencia había
desaparecido, hundida en la espesa nube que envolvía su cerebro.
Repentinamente, con voz tenue y acento de pánico, murmuró: —¡Me hace daño!...
¿No comprende?... Me hace... daño... ”…
Por otro lado, las
femmes fatales más admiradas, son
damiselas al lado Ma: la madre de Slim. Una mujer despiadada capaz de torturar, física y mentalmente, a Miss
Blandish para que Slim se explaye con
ella. Y lo hace durante cuatro largos meses; demasiado tiempo como para
olvidarlo una vez liberada. Ma no es la única malvada, también las hay guapas. Si
bien, su calaña, no es tan monstruosa.
El secuestro de Miss Blandish posee unos diálogos trepidantes con una jerga propia del
hampa, que invitan a seguir leyendo. Un cóctel molotov de atracadores,
secuestros, sádicos, actividades clandestinas, criminales atroces, jóvenes
bonitas, policías, detectives y mujeres fatales armadas con algo más que tacones
de aguja.
Hasta
el último tercio del libro no aparece el detective privado que dará con el quid
de la cuestión: Dave Fenner; un antiguo periodista reconvertido en investigador.
Quizá el inicio de un periodismo de telón moviendo los hilos. En El secuestro de Miss
Blandish, solo existe el recuerdo
del amanuense. Por de contra, las maneras rudas y un tanto extensas de
escrúpulos cuando trata con la chusma, y, la caballerosidad, valentía y
persistencia de Fenner en las relaciones con personas decentes, encaja con los tipos
duros de los noir de antaño.
…“—¡Sal
de ahí! Sabemos que estás dentro. Sal con los brazos en alto. Fenner hizo una
mueca. "Y recibiré un puñado de balas por la molestia", se dijo.
Esperó inmóvil. Comprendió que Grisson y sus socios no se atrevían a entrar y
terminar su tarea. Comenzó a sentirse mejor con esta idea. Al fin y al cabo,
aquellos tipos eran unos cobardes, y si él se mantenía sereno, había todavía
posibilidades. Palpó detrás suyo y su mano tocó el mango de un hacha. Se quitó
el sombrero, lo puso en el extremo del mango y lo movió convulsivamente antes
de desprenderse destrozado por una granizada de balas. "Menos mal que no
estaba mi cabeza dentro", se dijo Fenner.
—¡Eh, canalla, sal de ahí, si no quieres que te acribillemos! —gritó
alguien. Fenner continuó tan mudo como un cadáver. De pronto oyó que alguien se
reía fuera. Se puso tenso.
Algo se hallaba en puertas. Agarró el borde del tanque y arrimó éste a la
pared, de modo que quedara bien protegido. Oyó que algo golpeaba el suelo y
pudo ver que un objeto menudo y redondo tocaba el suelo cerca de Johnny. Se
dijo que parecía una piña y, al mismo tiempo, la granada estalló.
Fenner creyó que su cabeza se desgarraba con aquel espantoso estrépito; la
presión del aire le empujó contra la pared como a un muñeco. Durante una
fracción de segundo, su cerebro se despejó. Vio las cosas con claridad. Vio el
tejado de la cabaña y las sucias paredes de la habitación. Después, todo
comenzó a desintegrarse. El tejado comenzó a hundirse y toda la estructura se
vino abajo sobre él. ”…
Mucho se ha
dicho de esta novela, sobre todo en lo concerniente a la brutalidad de la
misma. Sin embargo, se ha reeditado más veces
que una prolífera camadas de lechones. ¿Será que los humanos llevamos implícito
en nuestra cadena de ADN ese gen maniaco y perverso que trasciende en la
novela? La respuesta es obvia: somos depredadores.
Anna Genovés
29/05/2016
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