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No es país para viejos: Cormac McCarthy

Datos de la novela
Título: No es país para viejos.
Autor: Cormac McCarthy. (Traductor: Luis Murillo)
Editorial: Debolsillo.
ISBN: 9788483464939.
Año de publicación: 2005.
Número de páginas: 256.
Género: Misterio, Thriller

Sinopsis

Llewelyn Moss, cazador y héroe de Vietnam, descubre por accidente una matanza entre narcotraficantes; de por medio, cadáveres, armas, drogas y una bolsa con más de dos millones de dólares de la que se apropia.



Por este motivo, Anton Chigurh –un sicario cuya arma ejecutora es una pistola cruzada con martillo neumático o pistola de perno cautivo penetrante —, entra en acción como un sabueso al acecho. Hombre despiadado cuyo lema es no dejar testigos, mata a cualquiera que se interpone en su camino a sangre fría.


Entre ellos, Ed Tom Bell –sheriff y veterano de la Segunda Guerra Mundial—, que vive entre dos mundos: la realidad y el pasado que constriñe sus entrañas y lo devora poco a poco.



Como personajes secundarios aparecen la esposa del protagonista y la del sheriff: ambas fieles amantes de sus cónyuges hasta la muerte.

Un personaje invitado a esta cacería humana que aparece en momentos puntuales, es el exagente de las Fuerzas Especiales, Carson Wells –transformado en cazarrecompensas al margen de la ley—, contratado por un poderoso cartel.

Opinión personal

Si bien al principio me parecía un tanto extraño el uso exagerado de la conjunción ‘y’ que extendía las frases hasta el infinito. Poco después comprobé que esta característica del autor dinamizaba el texto.

La novela presenta unos escenarios realistas y activos con descripciones exhaustivas que te introducen en la temática y, sin lugar a dudas, te enganchan. Ciertamente, no puedes dejar de leer pese a que las situaciones presentan narradores múltiples que te pueden desconcertar y hasta perder el hilo.

Recorte de una escena


En mi opinión, es un thriller lineal con un poso denso a neowestern en el que los acontecimientos suceden, mayormente, en las carreteras y sus moteles.

Uno de los rasgos singulares de la obra es presentar figuras difusas…, a excepción del psicópata Anton Chigurh –cuya personalidad lo convierte, en cierto modo, en un antagonista que le arrebata a Moss parte de su relevancia—. Ya que Llewelyn Moss, aunque sea un personaje desdibujado que conocemos a lo largo de la aventura, es el protagonista. Por el contrario, los contextos son precisos: agobiantes, violentos, inhóspitos y muy, muy desagradables. Como si el verdadero propósito de McCarthy fuera la personificación de los ambientes que nos muestra poco a poco a medida que avanzas en la lectura.

Por otro lado, hay episodios en los que la novela nos sumerge en reflexiones densas donde los personajes rememoran situaciones de su pasado reciente o pretérito, que denotan el conocimiento de la naturaleza humana del autor. De igual modo, de repente, podemos vernos inmersos en una reyerta sangrienta en el que solo el sicario parece inhumano y carente de sentimientos: una máquina de matar. Un verdadero cyborg. McCarthy nos deja migas de pan, como a Pulgarcito, con las que deducimos de antemano lo que puede suceder.

No es país para viejos es una novela abierta que descubres sobre la marcha… A medida que avanzas en la lectura perfilas a los personajes. Tiene una prosa ágil, descriptiva y lúcida con reflexiones largas y diálogos cortos y precisos. Amén de estar dotada de unos monólogos soberbios –escritos en cursiva, al inicio de los apartados, para diferenciarlos del resto de prosa— del sheriff Bell que, en ocasiones hace las veces de narrador; uno de ellos aparece como colofón de la obra. Y, en él, por uno u otro motivo, es difícil no vernos reflejados.

Recorte de la reflexión final

Tiene pues un estilo veloz propio de las novelas Pulp que seguro agradará a los amantes de la novela negra y de los thrillers contemporáneos. Algo tendrá cuando dos años después de su publicación, the Coen brothers, adaptaron el guion a la pantalla grande. Y qué bien lo hicieron. La recomiendo, aunque se haya visto de antemano el film.



El reparto fue estelar: Josh Brolin/Llewelyn Moss, Tommy Lee Jones/Sheriff Bell, Woody Harrelson/Wells, Javier Bardem/Anton Chigurh. La película ganó numerosos premios entre los destacan: 4 Óscar (Mejor película, Mejor Director, Mejor Actor secundario (Bardem) y Mejor Guión adaptado), 2 Globos de Oro (Mejor Película, Mejor Actor secundario), 3 Bafta y 2 Screen Actors Guild Awards.

Rasgos genuinos del autor




No es país para viejos de Cormac McCarthy, se publicó en 2005 con el nombre de No country for old men.

El autor es un dramaturgo, novelista y guionista; está considerado uno de los escritores vivos más importantes de EEUU. En la vida privada parece ser un hombre sui géneris que vive al margen del mundo editorial, que no suele conceder entrevistas y que apenas se relaciona con otros escritores.

Obra (datos tomados de Wikipedia

Novelas
El guardián del vergel (The Orchard Keeper, 1965)
La oscuridad exterior (Outer Dark, 1968)
Hijo de Dios (Child of God, 1973)
Suttree (Suttree, 1979)
Meridiano de sangre (Blood Meridian or the Evening Redness in the West, 1985)
Trilogía de la Frontera (1992-1998):
I - Todos los hermosos caballos (All the Pretty Horses, 1992), ganadora del National Book Award.
II - En la frontera (The Crossing, 1994)
III - Ciudades de la llanura (Cities of the Plain, 1998)
No es país para viejos (No Country for Old Men, 2005)
La carretera (The Road, 2006), ganadora del Premio Pulitzer de ficción.
The Passenger (próximamente)

Historias cortas
Wake for Susan (1959)
A Drowning Incident (1960)
Dark Waters (1965)

Guiones
El hijo del jardinero (The Gardener's Son, 1976), película
The Sunset Limited (The Sunset Limited, 2011), telefilme
El consejero (The Counselor, 2013), película

Obras de teatro
The Stonemason (1995)
The Sunset Limited (2006)

Adaptaciones cinematográficas
The Gardener's Son (El hijo del jardinero), película para la televisión realizado por Richard Pearce en el año 1977.
All the Pretty Horses (Todos los caballos bellos), ha sido llevada al cine por Billy Bob Thornton en el año 2000, protagonizada por Matt Damon y Penélope Cruz.
No Country for Old Men (No es país para viejos), ha sido llevada al cine por Joel e Ethan Coen en el año 2007, protagonizada por Josh Brolin, Tommy Lee Jones, Javier Bardem y Woody Harrelson.
The Road (La carretera), ha sido llevada al cine por John Hillcoat, protagonizada por Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, y Charlize Theron.
The Sunset Limited, basada en la obra de teatro del mismo título, adaptada por el propio Cormac McCarthy y dirigida por Tommy Lee Jones en 2011, con Jones y Samuel L. Jackson como protagonistas.
Outer Dark (La oscuridad exterior), ha sido grabada como cortometraje por Stephen Imwalle en el año 2008.
Child of God (Hijo de Dios), ha sido llevada al cine por James Franco en el año 2013, protagonizada por Scott Haze, Tim Blake Nelson y James Franco.



 


David González: kinki, dandi y poeta

 

Según la Biblia, David, fue un ilustre gobernante del Antiguo Israel y, por tanto, una figura histórica.


De todos es conocida su leyenda; el menor de ocho hermanos. Pastor que tocaba el arpa de manera primorosa y que protegía a los rebaños de las fieras. Por su condición de músico, el profeta Samuel lo llevó junto al rey Saúl para apaciguar sus inquietudes.


Israel estaba en guerra con los filisteos, donde le gigante Goliat aterrorizaba a los guerreros. Pero el joven pastor se ofreció a dominarlo con una honda. Pese a las burlas del ejército, lo venció con una piedra pequeña que incrustó en su frente. El gigante cayó y, él, aprovecho el momento para cortarle la cabeza con su propia espada. Más tarde, fue rey. No obstante, como todo hijo de vecino, de adulto, pecó.


¿Acaso David González no es otro David bíblico? Pocos le hicieron caso mientras vivía; su personalidad anulaba sus letras, como si el vestir de una persona o las maneras aniquilen el buen hacer. En una sociedad donde se etiqueta por pestañear sin rímel –sin obligaciones, claro. Uno o una se maquilla porque le sale del orto y punto—. Es difícil encajar con unas botas de serpiente, andares genuinos de kinki dandi y tatuajes del talego.


A David los meritorios y los encumbrados lo miraban de reojo; como un pedigüeño que lloraba por editar un poemario, una novela… –como a muchos de nosotros—. Vencido por el ejército que solo acoge con santo y seña, a veces, deseaba morir. Algo opuesto a los conocidos de… a los lameculos de… a las presentadoras de… o a las que, en vez de mostrar literatura, presentan sus atributos porque les sale de los ovarios. Después, su poesía, ía, ía, ía… o su prosa, osa, osa, osa… va directa a los palcos VIP. Buenas o malas, nadie las patea.

 

En fin, él iba de "hago lo que me da la gana" y no me junto con aquellos snobs estirados y opositores a la pajarita de Wolfe; prefería emborracharse, fumar mota y esnifarse la costa astur... Malvivir arropado por versos escritos en papel higiénico de algún after solitario. ¡Ay! Te distinguieron los tuyos, pero nadie luchó por ti.


David quiso ser un poeta maldito y así lo bautizaron. Ahora que el cáncer de esófago lo ha destruido en menos de cuatro rimas, igual le colocan el Loewe de Poesía, póstumo. ¿Quién sabe? Todo es posible en un mundo hipócrita donde importa más la pose que ser tú mismo. Se lo llevó una enfermedad terminal y su muerte ha podido con el gigante que, ahora, loa sus pies.


Chatee con él una o dos veces y apenas conozco su obra. Era uno más de los que intentamos ser y no somos. Uno más del grupo impío que se ahoga entre prosa invisible y versos condenados.


Tal vez, tengamos que morir para ser reconocidos.

 

©Anna Genovés

Seis de enero de 2023

 

 

David

 

David tu cuerpo nos dejó

 

Tu cuerpo lleno de aflicción y dolor por no ser viento

 

Tu cuerpo lleno de pústulas que crecieron desde pequeño

 

Organismo que se debatió entre la vida y la muerte, un millón de veces

 

Amigo desconocido que fuiste, serás y eres, un​o​ más de la rueda del infortunio

 

Nadie nos protege

 

Nadie nos alumbra

 

Nadie nos quiere

 

Somos hijos de la calle

 

Hijos que nunca duermen

 

Donde estés, aquí tienes tu hueco

 

 

©Anna Genovés

Obituario a David González

Lunes 6 de febrero de 2023​

RIP amigo







 

#DavidGonzalez #Obituario #poesía #poesiaespañol #adios

 

Obituarios


La nueva España. Fallece el poeta gijonés David González


El comercio. Muere el poeta gijonés David González


El español. Muere David González, el poeta maldito que se hizo escritor en la cárcel gracias a Bukowski, a los 59 años


El país. Macarra y genuino: David González, la muerte del poeta maldito que descubrió la escritura en la cárcel


Tam-tam press. Muere el poeta David Gonzáles dejando enlas librerías su último poemario, La canción de la luciérnaga


 

Wikipedia

David González (poeta)


 








1280 almas de Jim Thompson




Idioma original: español
Título original: Pop. 1280
Año de publicación: 1964
Traducción: Antonio Prometeo Moya
Valoración: muy recomendable
Dibujos: Jordi Bernet
Portada: Xis 


Sinopsis
El título de 1280 almas alude al número de habitantes de la pequeña población de Pottsville; una localidad ficticia de USA donde se acercan las elecciones y el sheriff Nick Corey duda de su reelección. En primera instancia, Corey aparece como un hombre apático y simple. Sin embargo, a medida que se desarrolla la trama: descubres que no tiene escrúpulos. Es un ser ambicioso y corrupto que no duda en asesinar a quien se tercie si con ello obtiene su fin. En el marco familiar es donde muestra su cara más aterradora. La novela presenta un protagonista/narrador que no se inmuta lo más mínimo por sus actos, sino que llega a pensar que tiene que limpiar Pottsville de la escoria que la habita.


Reseña
Considerada como una de las mejores obras del autor, es una novela dura, cuyo realismo muestra su rostro más cruento. Nadie mejor que JT para retratar el lumpen social adentrándose en la psicología de sus personajes; de sus porqués más íntimos. 1280 almas demuestra que el sueño americano, como el de cualquier hijo de vecino, por lo general, es una pesadilla.

El sheriff Corey, para más inri, vive con su esposa y su cuñado, un discapacitado psíquico del que se mofa y al que utiliza, en el Palacio de Justicia. Su esposa, mujer feocia, desagradable y manipuladora, lo llevó al altar empleando artimañas deshonestas. Obviamente, le viene al pelo. Es como decir: «Quien a hierro mata, a hierro muere». Algo que no le importa demasiado porque alardea de superávit sexual. Se considera un macho con el arma preparada en cualquier situación; orgulloso de gustar a las mujeres.



No puedo hablar en profundidad de JT porque no conozco su obra en demasía. Pero el trato que nos da a las féminas en 1280 almas denota; que no nos aprecia mucho. Quizás esta forma de retratarnos esté relacionada con su etapa de vendedor a puerta fría; las amas de casa podemos ser verdaderas arpías con ellos. No es una novela femenina, pero tampoco, es que yo, escriba ficción para mujeres. No me han asustado sus salidas de tono. Más bien he analizado aquellas partes en las que reflexiona sobre la vida y el comportamiento humano...

…“—Encantado de conocerle, George —asentí—, y puede seguir llamándome Nick.
—Gracias, Nick —tomó otro trago de whisky—. Bueno, eso es lo que iba a preguntarle, Nick, algo que me preocupa mucho. ¿Puede disculparnos el hecho de que no podamos hacer otra cosa?
—Bueno —dije—, ¿disculpa usted a un poste por encajar en un hoyo? Es posible que haya una madriguera de conejos en el hoyo y que el poste los aplaste. Pero, ¿es culpa del poste el que entre en un agujero hecho para que encaje?
—No es un ejemplo muy exacto, Nick. Usted habla de objetos inanimados.
—¿Usted cree? —dije—. ¿No somos todos relativamente inanimados, George? ¿De cuanta libertad disponemos? Se nos controla por todas partes, nuestra estructura física, nuestra estructura mental, nuestro pasado; se nos moldea a todos en su sentido concreto, se nos determina para desempeñar cierto papel en la vida y, George, lo mejor es jugarlo, llenar el agujero o como mierda quiera usted decirlo, porque si no se derrumbarán los cielos y se nos caerán encima. Lo mejor es hacer lo que hacemos, porque si no, ocurrirá que nos lo harán a nosotros.
—¿Quiere decir usted que es cuestión de matar o ser muertos? —Barnes sacudió la cabeza—. Detesto pensar en eso, Nick.
—Puede que no me refiera a eso —dije—. Puede que no esté seguro De lo que quiero decir. Creo que me refiero principalmente a que no puede haber infierno personal, porque no hay pecados individuales. Todos son colectivos, George, todos compartimos los de los demás y los demás comparten los nuestros. O quizá, George, quiera decir que yo soy el Salvador, el Cristo en la Cruz que ha bajado a Pottsville porque Dios sabe que aquí me necesitan, y que voy por el mundo haciendo buenas obras para que la gente sepa que no tiene nada que temer, porque si se preocupan por el infierno no tendrán necesidad de buscarlo, Santo Dios, esto parece sensato, ¿no, George? Quiero decir que el deber no corre totalmente a cargo del individuo que lo acepta, tampoco la responsabilidad. Quiero decir que, bueno, George, ¿qué es peor? ¿El tipo que hace saltar una cerradura o el que llama al timbre? George echó atrás la cabeza y se echó a reír.
—¡Es asombroso, Nick! ¡Para morirse de risa¡ —Bueno, no es del todo original —dije—. Como dice el poema, no se puede culpar al cántaro de la torcedura que causó el desliz de la mano del alfarero. Así que dígame quien es peor, si el que jode la cerradura o el que llama al timbre, y yo le diré qué quedó torcido y quien hizo la torcedura.
—Pero... ¿y si es la misma persona quien hace ambas cosas?
—No es probable —dije—. Como tipo que tiene que asistir a muchas fiestas de órgano, y que me cuelguen si no me parece vivir en un paraíso de mentiras de vez en cuando, puedo decir que esos pequeños quehaceres se encuentran generalmente repartidos. Pero si no fuera éste el caso, George, entonces hemos establecido otro campo de obligaciones y responsabilidades. Porque el tipo tiene que comer para forzar la cerradura, ¿no? ¿Y de donde sale la comida? ”...



XXIII
…“Me enderecé y me dirigí a la casa. Pero nada más dar el primer paso tropecé con una raíz y me di tal porrazo que quedé sin aliento. Durante un par de minutos me falto aire para quejarme, y cuando finalmente me las apañé para ponerme en pie no podía ir muy rápido. Así que tardé tal vez unos cinco minutos largos en llegar a la casa y en encontrar una ventana desde donde ver y oír. 
Pues señor, la cosa resultó muy graciosa, graciosísima, terriblemente graciosa. Porque lo que llamó mi atención no fue lo que sin duda habrás supuesto ya. Ni Rose asustada y aturdida, preguntándose qué coño habría salido mal. Ni Lennie y Myra sonrientes, rencorosos y divertidos. Ni nada que hubiera en la habitación, sino la nada precisamente. El vacío. La ausencia de objetos. Yo había estado en aquella casa cientos de veces, cientos de veces en aquella casa y en otras cien como ella. Pero aquélla fue la primera vez que vi lo que eran todas en realidad. Ni hogares, ni habitaciones humanas, ni nada. Sólo paredes de pino que encerraban el vacío. Sin cuadros, sin libros, sin nada que pudiera mirarse o sobre lo que reflexionar. Solo el vacío que me estaba calando en aquel lugar. De pronto dejó de existir en aquel punto concreto y se aposentó en todas partes, en todos los lugares como aquel. Y, súbitamente, el vacío se lleno de sonidos y volúmenes, de todos los sucesos implacables que los individuos habían conjurado en el vacío. Niñas indefensas que gritaban cuando sus propios padres se metían en la cama con ellas. Hombres que maltrataban a sus mujeres, mujeres que suplicaban piedad. Niños que se meaban en la cama de miedo y angustia, y madres que los castigaban dándoles a comer pimienta roja. Caras ojerosas, pálidas a causa de los parásitos intestinales, manchadas a causa del escorbuto. El hambre, la insatisfacción continua, las deudas que traen siempre los plazos. El cómo-comeremos, el cómo-dormiremos, el cómo-nos-taparemos-el-roñoso-culo. El tipo de ideas que persiguen y acosan cuando no se tiene más que eso y cuando se está mucho mejor muerto. Porque es el vacío el que piensa, y uno se encuentra ya muerto interiormente; y lo único que se hace es propagar el hedor y el hastío, las lagrimas, los gemidos, la tortura, el hambre, la vergüenza de la propia mortalidad. El propio vacío. Me estremecí y pensé en lo maravilloso que había sido nuestro Creador al crear algo tan repugnante y nauseabundo, tanto que cuando se comparaba con un asesinato éste resultaba mucho mejor. Sí, verdaderamente había sido una obra magna la suya, magnífica y misericordiosa.  ”...


Desde mi humilde punto de vista, El sheriff Nick Corey recoge un fragmento, bueno o malo, de cada alma que vive en Pottsville; de ahí su facultad camaleónica y su ambivalencia entre el bien y el mal en una sola persona: él mismo. No podemos pasar por alto que Pottsville es una localidad en la que nunca sucede nada, a menos que estudies con atención a sus habitantes: extremadamente xenófobos. Una inyección opiácea brutal que te incita a seguir leyendo: engancha.


©Anna Genovés

16/04/2016
Imágenes tomadas de la red

«Hay treinta y dos formas de escribir una historia y yo las he usado todas, pero sólo hay una trama: las cosas no son lo que parecen».

Jim Thompson







El fruto prohibido - James Hadley Chase


Título original: You find him - I'll fix him
Editorial: RBA
Género: Novela negra
Traductor: Ramón de España
Páginas: 256 páginas
Publicación: 1956
Valoración: Muy recomendable


Sinopsis

Ed Dawson lleva una apacible vida en Roma como corresponsal de un periódico neoyorquino propiedad de Sherwin Chalmers, un multimillonario apasionado por el trabajo y las mujeres hermosas. La vida del periodista se complica cuando tiene que ejercer de niñera de, Helen: la hija del magnate; una estudiante de arquitectura que va a trasladarse a la capital italiana. Esta nueva ocupación no es excesivamente compleja hasta que aparece el cadáver de una joven. Dawson se ve envuelto en una turbia historia que lo arrastra al mundo de la mafia como sospechoso principal de un hipotético asesinato. 




Reseña

Pese a que el título en español pueda inducir al lector a que tiene entre manos un libro con base erótica explícita, El fruto prohibido es una novela negra de los pies a la cabeza; de las que actualmente se escriben pocas. Desde el inicio, los textos se transforman en una gran sala de cine. Sobre todo, por el magnífico retrato psicológico de sus personajes. Las descripciones son tan minuciosas que te hacen sentir como un intérprete más de esa historia sin altos ni bajos hasta que irrumpe un cisma enloquecedor.

La trama se desarrolla en un tórrido verano romano que introduce un clima de pura insinuación. Helen se presenta como una jovencita retraída y poco atractiva que el periodista olvida por completo. Sin embargo, cuando la ve en una fiesta, transformada de lleno, el asunto cambia por completo. Pese a que sale ileso de las múltiples sugerencias de Helen, al final cae en sus redes...

Se quedó mirándome. La invitación que podía leerse en sus ojos me aceleró el corazón. Se inclinó hacia mí, entreabriendo sus labios carnosos y rojos. Antes de saber lo que estaba haciendo, ya la tenía en mis brazos y la estaba besando.”...

Esto es todo lo que sucede en esa relación vedada. –De aquí que RBA deseara tentar al público con la traducción del título original que vendría a significar: Lo encuentro, y lo arreglaré. El fruto prohibido es una comparativa provocativa y metafórica de la manzana pecaminosa que mordió Adán incitado por Eva—. No obstante, la pareja hace planes para residir en una villa marítima del país. Cuando el obnubilado periodista llega al palacete, en vez de encontrar a Helen esperándolo, descubre su cadáver despeñado por un acantilado;  en lo que puede ser un accidente fortuito, un suicidio o, quizá, un homicidio. El miedo bicéfalo e irracional de Dawson a parecer un asesino y, a la vez, de haber pecado, hacen que huya e intente eliminar todas las pruebas que puedan incriminarle.

Días después, la policía da por cerrado el caso como un desafortunado accidente. No obstante, su jefe le pide que prosiga la investigación; desde su punto de vista puede tratarse de un asesinato –Helen estaba embarazada—. Por su parte, los carabinieri revisan el sumario. Dawson pasa de ser un periodista a ser el detective privado que aparece como sospechoso principal. Para probar su inocencia tendrá que llegar hasta el fondo del asunto.



En poco tiempo, Dawson se verá inculpado por asesinato, encañonado por un revólver, noqueado por un gánster y en medio de un tumultuoso clan dedicado al contrabando de drogas. Fruto prohibido posee una mezcla de suspense contenido y acción puntual escalofriante que mantiene al lector en la mira telescópica de todas y cada una de sus páginas...

Hubo seis segundos de espera; luego la puerta se abrió cautelosamente. Vislumbré el rostro fofo y sin afeitar de Sarti antes de que pudiera cerrar de golpe la puerta.
Carlo estaba listo para este movimiento. Levantó la rodilla y golpeó el panel de la puerta contra Sarti que emitió un pequeño gruñido de temor y de dolor. Quedó sentado en el piso del hall. Carlo entró, me dejó pasar, luego con un puntapié cerró la puerta.
Se adelantó y tomó a Sarti por el cuello. La corbata se ajustó en derredor del grueso cuello de Sarti y su rostro se volvió púrpura. Éste golpeó a Carlo débilmente en la cara; su pequeña mano regordeta hacía la misma impresión a Carlo de lo que haría un martillo de goma en un pedazo de roca.
De pronto Carlo aflojó la corbata y le dio un violento empellón a Sarti. Éste fue retrocediendo a través de una puerta hasta una pequeña habitación. Chocó contra una mesa tendida para comer, y él y la mesa dieron contra el piso.
Yo permanecía a un lado, observando.
Carlo recorrió la habitación, con las manos en los bolsillos del pantalón, silbando despacio.
Sarti estaba sentado frente a los restos de su almuerzo, la cara del color del queso Camembert maduro, los ojos sanguinolentos desorbitados.
Carlo se dirigió a la ventana y se sentó en el antepecho. Sonrió a Sarti.
—Escucha, gordito. Este tipo es amigo mío —me señaló con el pulgar— si alguien va a perseguirlo, seré yo. No te lo advertiré una segunda vez. ¿Has comprendido?
Sarti asintió con la cabeza. Se chupó los labios, trató de decir algo pero no pudo articular palabra.”...

Me agradó tanto que ya he leído El secuestro de Miss. Blandish. Mucho más intensa. En ambas, existen ciertas similitudes; quizá la firma del autor: las mujeres hermosas siempre son problemáticas y el periodismo de telón es un hilo conductor magnífico para desarrollar una novela negra. Desde mi humilde punto de vista, a James Handey le gustaba retratar a las femmes fatales como si fueran caperucitas y a los lobos como si fueran verdaderos Aliens devoradores.

©Anna Genovés
21/05/2016







El secuestro de Miss Blandish - James Hadley Chase

Título original: No Orchids for Miss Blandish
Editorial: Bruguera
Género: 
Novela negra
Páginas: 
224 páginas
Primera edición: 
1939
Valoración: Muy recomendable


Sinopsis

El secuestro de Miss Blandish recrea la acción delictiva de mediados de los 30 en la ciudad de Kansas City. Miss Blandish, una joven hermosa y virginal, hija de un multimillonario, es atracada por unos delincuentes con el único propósito de robarle las perlas que exhibe por su 21 aniversario: una verdadera joya de costo elevadísimo. La mala suerte hace que su novio muera en un accidente fortuito. Tras el fatídico suceso, deciden secuestrarla.



En la huída de los malhechores, les sorprende un gánster peligroso cuya pandilla está regentada por una mujer despiadada llamada Ma; madre de Slim Grisson: un criminal malicioso y de físico repulsivo. Los Grisson, deciden quedarse con el botín y la chica. Para más inri, Slim se encariña de Miss Blandish. Todos sabemos cómo actúan esos depravados sin ápice de humanidad...

A falta de pruebas, la policía deja en stand by el caso. No conforme con la resolución policial, Mr. Blandish contrata los servicios de un detective privado llamado Dave Fenner, con fama de tipo duro, para que encuentre a su hija.

…“Sonó un golpe suave en la puerta y Johnny asomó la cabeza. Tenía una expresión de desconcierto y su mandíbula inferior temblaba.
—Slim y su gente están abajo y os esperan —dijo—. Les he dicho que probablemente estabais dormidos. Bailey dejó de apuntar con su arma y se acercó a Riley. Ambos se miraron, muy asustados.
—¡Cristo! —Murmuró Bailey—. Ya te dije que Slim metería en esto sus narices.
—Es preciso que no encuentren ni la chica ni las perlas. —Riley abandonó la cama—. Baja y distráeles un poco. Diles que nos desprendimos de la chica antes de venir aquí. Observa cuántos son y estate atento a cualquier oportunidad. Si puedes, liquídalos. Bajaré en cuanto recupere mi pistola.
Bailey vaciló. Después, dominando sus nervios, salió de la habitación. Riley atrajo a Johnny hacia sí.
—Escucha, Johnny, quédate aquí y no dejes que esta chica grite.
—Se volvió en seguida hacia miss Blandish—: Escucha, nena, ahí abajo hay un hombre que te retorcería tu lindo cuello sin casi advertirlo. Slim no es un ser humano... Si quieres salvar tu pellejo, cierra esa boca y no la abras para nada. Miss Blandish pudo ver el blanco círculo del miedo en torno a la boca de Riley cuando éste abrió la habitación.”…


Sobre la novela

Es una obra magna no solo por su contenido, sino por los sentimientos de repulsa y admiración que ha suscitado a lo largo del tiempo.

El secuestro de Miss Blandish se publicó por primera vez en 1939 bajo el nombre de No hay orquídeas para Miss Blandish. –Deduzco que por el ramillete de orquídeas que regalan los pretendientes a las novias en los eventos señalados—.  Cuatro años más tarde, triunfó en los teatros londinenses. Sufrió diversas censuras en la década de los 40. La nueva versión acababa con un romance sórdido entre el gánster y la víctima. En 1948 se recuperó parte de la versión original y fue llevada al cine. No obstante, la Cámara de los Lores pide una nueva revisión por la excesiva violencia que aparece en la cinta. Textualmente se dijo que era: La exposición más asquerosa de brutalidad, perversión, sexo y sadismo mostrada en una pantalla de cine.




Tras soportar nuevos recortes, fue muy exitosa en los cines que se atrevieron a pasarla; que no fueron todos. En 2006, la BBFC, vuelve a examinarla. Resuelve que no es necesaria tanta violencia. No se recomienda su visionado a menores.

…“Slim Grisson examinaba las brillantes punteras de sus zapatos. Era alto, delgado y con cara de pastel. La mirada aletargada y la boca relajada y abierta le daban una apariencia de ser débil, sin sangre ni energía, pero en realidad era lo más frío que pudiera encontrarse sobre dos piernas. Tras aquella máscara de idiota y las escasas carnes del delgado cuerpo, se ocultaba un espíritu cruel, inhumano.
Slim Grisson era un asesino nato. Había matado de niño. Sin motivo alguno, sólo porque matar estaba en su sangre. Comenzó muy pronto, buscando dinero. Siempre fue muy perezoso en la escuela y rechazó todo lo que fuera interés por los libros. El viejo maestro que le tuvo a su cargo se sentía nervioso ante él. Comprendió en seguida que Slim era naturalmente malo. No le sorprendió encontrarle un día cortando en pedazos con unas tijeras a un gatito recién nacido. Se sintió muy satisfecho cuando pudo desembarazarse del muchacho. Pero la cosa no le resultó tan fácil. Una de sus discípulas fue hallada muy lejos de su casa y en completa desorientación una semana después de que Slim abandonara la escuela. Había sido arrastrada hasta allí y nombró a Slim. Nunca encontraron a éste, porque Ma Grisson había cuidado de que su hijo abandonara la ciudad. ”…

En 1970, Roger Croman dirigió el film Bloody Mama, tomando como base la banda de forajidos capitaneada por Ma Barker en la que JH basó su controvertida novela. Shelley Winter, entrada en carnes, protagonizó a esa espantosa Ma; un jovencísimo Robert de Niro apareció en la película metido en la piel de unos de sus hijos. En 1971, Robert Aldrich inmortalizó la novela con la película La banda de los Grisson. Protagonizada por Kim Darby, Tony Musante y Scott Wilson entre otros actores...

Reseña

El secuestro de Miss Blandish es una sucesión de violencia desde la primera hasta la última página: una novela muy, pero que muy negra. Sin indulgencias de ningún tipo. Un verdadero puñetazo en la boca del estómago del lector. Amén de tener unos personajes tan bien dibujados y con esas perversiones tan ocultas e inhumanas a flor de piel, que pueden llegar a sobrecogerte.

Slim Grisson es uno de los antihéroes más sanguinarios que he localizado: brutal y gélido. Miss Blandish, bella e inocente, se convierte en el juguete preferido de este psicópata y sus enfermizas perversiones. El gusano que echa a perder la manzana; desarma el inquebrantable valor de Miss Blandish hasta arrástrala al mismísimo infierno.

…“Con voz tenue, miss Blandish dijo que quería beber algo.
—No se acercará usted hasta que beba, ¿verdad? —murmuró—. No podría soportarlo sin beber. Slim no contestó nada, pero sacó una petaca de licor de su bolsillo trasero y la arrojó sobre la cama. La joven siguió con la vista el vuelo del frasco a través de la habitación. Se dejó caer sobre la cama y tomó el frasco. Slim la observaba. Se escuchaban sus característicos gemidos, pero era algo que no podía contener. Miss Blandish apartó su vista de Slim. Agarró el frasco con ambas manos, con tanta fuerza que los nudillos se pusieron blancos. Comenzó a murmurar cosas a Slim y a balancearse hacia atrás y adelante, pues su espíritu, aletargado por la droga, se negaba a despertarse.
—Cobarde... —dijo—. Cobarde..., más que cobarde... ¿Por qué te quedas ahí... sin hacer nada? ¿Por qué no apagas la luz para que no te vea? No quiero verte... No te miro, pero te veo... Vas a echarte sobre mí. Desearía ser hombre... ¿Por qué no nací hombre?... —Dejó caer el frasco al suelo y el whisky empapó la alfombra. Estaba tendida en la cama de costado, ocultando la cabeza bajo sus brazos cruzados. Comenzó a llorar débilmente—. ¿No puede dejarme en paz?... ¿No puede esperar un poco más?... No me toque... Por favor, no me toque... La bombilla desnuda que colgaba del techo se apagó bruscamente. La oscuridad envolvió a miss Blandish como un manto sedante. De pronto, la joven sintió que aquellas manos frías la ponían de espaldas, en forma que quedó tendida a través de la cama, con la cabeza sobresaliendo por uno de los lados. Miró en la oscuridad, nublada la vista y con las lágrimas corriendo por sus mejillas. De pronto, el aire cálido de la habitación se precipitó sobre su cuerpo; un peso cruel y poderoso la clavó a las arrugadas sábanas. Su resistencia había desaparecido, hundida en la espesa nube que envolvía su cerebro. Repentinamente, con voz tenue y acento de pánico, murmuró: —¡Me hace daño!... ¿No comprende?... Me hace... daño... ”…

Por otro lado, las femmes fatales más admiradas, son damiselas al lado Ma: la madre de Slim. Una mujer despiadada capaz de torturar, física y mentalmente, a Miss Blandish para que Slim se explaye  con ella. Y lo hace durante cuatro largos meses; demasiado tiempo como para olvidarlo una vez liberada. Ma no es la única malvada, también las hay guapas. Si bien, su calaña, no es tan monstruosa.




El secuestro de Miss Blandish posee unos diálogos trepidantes con una jerga propia del hampa, que invitan a seguir leyendo. Un cóctel molotov de atracadores, secuestros, sádicos, actividades clandestinas, criminales atroces, jóvenes bonitas, policías, detectives y mujeres fatales armadas con algo más que tacones de aguja.

Hasta el último tercio del libro no aparece el detective privado que dará con el quid de la cuestión: Dave Fenner; un antiguo periodista reconvertido en investigador. Quizá el inicio de un periodismo de telón moviendo los hilos. En El secuestro de Miss Blandish, solo existe el recuerdo del amanuense. Por de contra, las maneras rudas y un tanto extensas de escrúpulos cuando trata con la chusma, y, la caballerosidad, valentía y persistencia de Fenner en las relaciones con personas decentes, encaja con los tipos duros de los noir de antaño.

…“—¡Sal de ahí! Sabemos que estás dentro. Sal con los brazos en alto. Fenner hizo una mueca. "Y recibiré un puñado de balas por la molestia", se dijo. Esperó inmóvil. Comprendió que Grisson y sus socios no se atrevían a entrar y terminar su tarea. Comenzó a sentirse mejor con esta idea. Al fin y al cabo, aquellos tipos eran unos cobardes, y si él se mantenía sereno, había todavía posibilidades. Palpó detrás suyo y su mano tocó el mango de un hacha. Se quitó el sombrero, lo puso en el extremo del mango y lo movió convulsivamente antes de desprenderse destrozado por una granizada de balas. "Menos mal que no estaba mi cabeza dentro", se dijo Fenner.
—¡Eh, canalla, sal de ahí, si no quieres que te acribillemos! —gritó alguien. Fenner continuó tan mudo como un cadáver. De pronto oyó que alguien se reía fuera. Se puso tenso.
Algo se hallaba en puertas. Agarró el borde del tanque y arrimó éste a la pared, de modo que quedara bien protegido. Oyó que algo golpeaba el suelo y pudo ver que un objeto menudo y redondo tocaba el suelo cerca de Johnny. Se dijo que parecía una piña y, al mismo tiempo, la granada estalló.
Fenner creyó que su cabeza se desgarraba con aquel espantoso estrépito; la presión del aire le empujó contra la pared como a un muñeco. Durante una fracción de segundo, su cerebro se despejó. Vio las cosas con claridad. Vio el tejado de la cabaña y las sucias paredes de la habitación. Después, todo comenzó a desintegrarse. El tejado comenzó a hundirse y toda la estructura se vino abajo sobre él. ”…



Mucho se ha dicho de esta novela, sobre todo en lo concerniente a la brutalidad de la misma.  Sin embargo, se ha reeditado más veces que una prolífera camadas de lechones. ¿Será que los humanos llevamos implícito en nuestra cadena de ADN ese gen maniaco y perverso que trasciende en la novela? La respuesta es obvia: somos depredadores.

Anna Genovés
29/05/2016


Lecturas que dejan huella

Proemio

Soy una mujer atípica; no me agrada cocinar ni sacarle brillo a los muebles u otras labores de este trabajo tan poco gratificado que hacían las madres de antaño con esmerada pulcritud. Pero, este Fin de Año, me ha dado un loco y me he dicho a mí misma: «Anna, o limpias tu casa a fondo o cogerás un libro y se te pegará a los dedos».

Antes, cuando mi esposo no estaba enfermo y ambos teníamos un trabajo como Dios manda, una amiga me arreglaba la casa por un buen estipendio. Amén de recoger el guardarropa en desuso; más nuevo que los atavíos de muchos obreros.

Los tiempos han cambiado a peor y los nubarrones que acechan las manchas de humedad de las paredes de casa, no pronostican nada bueno. El pariente no puede trabajar por patologías diversas, crónicas y graves. Soy ama de casa y cuidadora a tiempo completo. ¡Ah! Pero escribo: es perfecto. Lo que siempre he hecho bajo manga, actualmente es vox populi aunque no me coma un torrado y los únicos lectores que tenga se descarguen las publicaciones regaladas o hackeadas.

A lo que iba: la mugre. Estaba de Ratita presumida que asea el hogar, por huevos; venga a pasar el paño húmedo por portadas, contraportadas, cabezas, lomos y huecos de todos los libros que hay en las estanterías –he acabado hasta el orto de los mismos—. Cuando un pensamiento ha oscurecido mi raciocinio: «Anna, ¿por qué no regalas los puñeteros libros a una biblioteca y te dejas de rollos patateros. Además, hace tiempo que lees en digital?».

¡Ayyy…!!! Pero no puedo, me gusta ordenarlos y mirarlos al pasar, pese a leer en la Tab. Aunque lo puristas me llamen apóstata sacrílega. Da lo mismo. Seguro que Asimov, Huxley, Lovecraft, Wells y etcétera… estarían conmigo. Con todo mi respeto para quienes prefieren oler la fragancia del libro físico y de las hojas al comenzar un nuevo capítulo. Como dice el refrán: ¡Que cada uno haga de su capa un sayo!

Para que veáis que el digital no quita la afición por la lectura, os dejo el listado de las novelas que han dejado huella en este cerebro atolondrado a lo largo del año.

Listado de lecturas que dejan huella

1.                    Almas paganas, de Elmore Leonard – Muy recomendable



2.                     1280 Almas, de Jim Thompson – Muy recomendable 

3.                     El fruto prohibido, de James Hadley Chase – Muy recomendable




4.                     El secuestro de Miss Blandish, de James Hadley Chase – Muy recomendable

5.                     La casa de la calle del turco, de Dashiell Hammett – Recomendable




6.                     Disparen al pianista, de David Goodis - Recomendable  

7.                     La oreja en el suelo, de James Hadley Chase – Recomendable




8.                     Misión Siena, de James Hadley Chase – Muy recomendable

9.                     Debe ser una broma, de James Hadley Chase – Recomendable

10.                 Viaje a lo desconocido, de Joseph Berna – Entretiene




11.                 El clan de la calavera, de Joseph Berna – Entretiene

12.                 Amada bruja mía, de Lou Carrigan – Divierte



13.                 Asesinato artístico, de Lou Carrigan – Entretiene

14.                 El hombre del brazo de oro, de Nelson Algren – Obra maestra




15.                 El delta de Venus, de Anaïs Nin – Muy recomendable

16.                 Los placeres y los días, de Marcel Proust – Obra maestra




17.                 3 Rosas amarillas, de Raymond Carver - Recomendable

18.                 Adiós muñeca, de Raymond Chandler – Muy recomendable

19.                 El sueño eterno, de Raymond Chandler – Muy recomendable




20.                 A sangre fría, de Truman Capote – Obra maestra




Reseña de A sangre fría, de Truman Capote

Asangre fría, de Truman Capote


ISBN:      978-84-339-7123-4
EAN:       9788433971234
Páginas: 440
Colección:            Panorama de narrativas
Traducción:          Jesús Zulaika
Publicación:         18/04/2006

Sinopsis

Si bien la historia narra la tragedia acaecida el 15 de noviembre de 1959 en una ciudad pequeña y tranquila de Kansas llamada Holcomb, donde cuatro miembros de la familia Clutter fueron asesinados en su casa. Nunca mejor dicho: «A sangre fría». Maniatados y con disparos a bocajarro. La novela es un retrato profundo y psicológico de la sociedad que, directa o indirectamente, tuvo relación con víctimas y asesinos.

En un principio, las investigaciones policiales ultimaron que los crímenes carecían de justificación. La ausencia de pruebas imposibilitó la identificación de los asesinos. De manera que la mayoría de vecinos de Holcomb pasaron una larga temporada como hipotéticos sospechosos.

Años más tarde, Dick Hickock y Perry Smith, fueron encarcelados como presuntos ejecutores. Posteriormente, el 14 de abril de 1965, ahorcados como culpables. Pasaron más de cuatro años en el corredor de la muerte. En una de las confesiones, se descubrió el leitmotiv de la masacre: mientras cumplían condena en la prisión/correccional de Lansing, otro preso –que anteriormente había trabajado para las víctimas—, le conto a Perry que, estos, guardaban una caja fuerte llena de dinero en casa. Algo completamente falso.



Capote dedica el primer episodio: «Los últimos que los vieron vivos». A la vida de los sacrificados en un apartado extenso escrito con la objetividad, el respeto y la sensibilidad necesarios para que el lector empatice con los difuntos. Pero también lo hace con los reos a quienes les dedica el último episodio de la historia: «El Rincón». Donde detalla el ahorcamiento de los mismos. Apartado escabroso y difícil de digerir porque nunca mostraron arrepentimiento. Una lectura incómoda para los norteamericanos pues demuestra que la marginación social rompe el sentido de unidad del país; el sueño americano fragmentado por completo.

El autor, que esperó seis años para publicar el libro por las numerosas apelaciones del caso, nos introduce en el escenario de los hechos con una sabiduría inusitada. Yuxtapone diferentes historias de manera minuciosa, como si fueran piezas necesarias para completar el escalofriante puzle que vomita en su delírium trémens.


…“Por una autopista de Arizona una caravana de dos coches cruza como un rayo el país de la salvia, el país de las mesas, los halcones, las serpientes de cascabel, las imponentes rocas rojas. Dewey conduce el coche que va delante, Perry Smith va sentado junto a él y Duntz en el asiento de atrás. Smith lleva las esposas puestas y las esposas van atadas a un cinturón de seguridad por una corta cadena, lo que limita tanto sus movimientos, que no puede fumar si no le ayudan. Cuando quiere un cigarrillo, Dewey ha de encenderlo y ponérselo entre los labios, tarea que el detective encuentra «repelente» por lo que tiene de íntima... cosa que hacía cuando cortejaba a su esposa.

En conjunto, el prisionero ignora a sus guardianes y sus esporádicas tentativas de pincharlo, repitiendo partes de la confesión de Dick que duró una hora y fue grabada en magnetofón:

-Dice que trató de detenerte, Perry. Pero que no pudo. Mantiene que tenía miedo de que lo mataras a él también.

O bien:

-Sí señor, Perry. Toda la culpa es tuya. Hickock dice que él no es capaz de matar ni las pulgas de un perro.

Nada de esto, por lo menos exteriormente, le hace efecto a Perry. Sigue contemplando el paisaje, leyendo la publicidad de Burma-Shave, contando los esqueletos de los coyotes que adornan las cercas de los ranchos.

Dewey, sin prever especial respuesta, dice:

-Hickock nos ha dicho que eres un asesino nato. Dice que a ti matar no te causa efecto.

Dice que una vez en Las Vegas te cargaste a un negro con una cadena de bicicleta. Que le diste hasta dejarlo muerto. Así, por diversión.

Sorprendido, Dewey ve que el prisionero ahoga un grito. Se retuerce en su sitio hasta poder ver, a través de la ventanilla posterior, el segundo coche de la caravana y su interior:

-¡El duro!

Le vuelve la espalda otra vez y contempla la negra veta de la autopista que atraviesa el desierto:

-¡Pensé que era un truco! No me lo creía. Que Dick se hubiera ido de la lengua. ¡El duro! ¡Oh, un auténtico hombre de hierro! No se atrevería a matarle las pulgas a un perro. Se limitaría a atropellarlo. -Escupe-. No he matado jamás a ningún negro.

Duntz le da la razón. Ha estudiado los archivos de los homicidios no resueltos de Las
Vegas y sabe que Smith es inocente de aquel delito en particular.

-Yo no he matado jamás a ningún negro. Pero él lo creía. Lo he sabido siempre, que si nos pescaban, que si Dick de verdad cantaba, cantaba hasta la última cosa, sabía que diría lo del negro -escupe otra vez-. ¿Así que Dick me tenía miedo? ¡Qué divertido! Me divierte mucho saberlo. Lo que no sabe es que por poco lo mato a él.

Dewey enciende dos cigarrillos, uno para el preso, otra para él.

-Cuéntanoslo, Perry.

Smith fuma con los ojos cerrados y empieza:

-Lo estoy pensando. Quiero recordar exactamente cómo fue -guarda silencio un buen rato y luego añade-: Bueno, todo empezó con una carta que recibí cuando estaba en Buhl, 150 Idaho. Sería en setiembre u octubre. Era una carta de Dick en la que me decía que tenía una breva a la vista. El golpe perfecto. No le contesté pero volvió a escribirme apremiándome para que fuera a Kansas y diéramos el golpe, juntos. Nunca me dijo la clase de golpe. Sólo que era una breva madura «de éxito seguro». La verdad era que yo tenía otra razón para estar en Kansas por entonces. Un asunto personal, que me guardo y que nada tiene que ver con todo esto. Sólo que si no hubiera sido por eso, yo no hubiera vuelto. Pero lo hice. Y Dick fue a esperarme a la estación de autobuses de Kansas City. Me llevó en su coche a la granja de sus padres. Pero no me querían allí. Yo soy muy sensible, siempre sé lo que la gente siente.”…

Extracto de A sangre fría, de Truman Capote



Sobre la novela

A sangre fría, está descrita con una prosa realista que, en ocasiones, roza la crueldad desde un punto de vista imparcial que distingue la intensa investigación llevada a cabo por el escritor y su inseparable ayudante, Nelle Harper Lee. Está escrita en una tercera persona narrativa que evita el sensacionalismo y trata los acontecimientos del magnicidio con esmerada legitimidad. De igual modo, menciona otros crímenes similares sucedidos en los años posteriores al regicidio de los Clutter; tratados por lo que las autoridades con la denominación de imitadores de Dick y Perry.

Desde el encarcelamiento de los homicidas, TC mantuvo una investigación prolongada y escrupulosa con todas las personas relacionadas con el cruento asesinato, incluidos los reos. Lo que le confiere un realismo absoluto que te introduce en cada una de sus páginas; dejas de ser un espectador y pasas a formar parte de la obra. Sufres, lloras, expías las penas y descansas. En esta extensa crónica periodística formateada como una novela, Capote se valió de todo tipo de testimonios para retratar la vida de un inestable Perry (mestizo, con una existencia bastante dolorosa: el ejecutor) y la frialdad de Dick (de inclinaciones pederastas, con una vida cómoda y superdotado: el cerebro). De igual modo, fotografía a los Clutter como una familia metodista, caritativa, acomodada y admirada por todos.


A sangre fría consagró al autor como uno de los grandes escritores norteamericanos del siglo XX. Amén de demostrar que escritura y periodismo van de la mano. Desde mi humilde punto de vista, TC diseccionó del mismo modo que lo hiciera Proust en Los placeres y los días, la sociedad del momento. Si bien, en el caso que nos ocupa, la génesis no es el hedonismo de la misma, sino muy al contrario, el crimen. Cuando acabas la novela, con ese poso a crónica periodística intensa, sabes desde la marca de la ropa interior que llevaban las víctimas, hasta por qué Perry tomaba aspirinas o Dick tocaba la guitarra. Es, como ya he mencionado, un retrato psicológico profundo de todas y cada una de sus figuras.


En un principio, TC bautizó su obra con el nombre de Non fiction novel. Más tarde, con este nombre quedo acuñado el género literario en el que  a partir de un testimonio periodístico, se recrean hechos reales. El precursor del mismo fue el argentino Rodolfo Walsh con su Operación Masacre (1957), en la que profundiza en la trama oculta en los «fusilamientos de José León Suárez». A sangre fría es un libro estremecedor que, desde su publicación, se convirtió en un clásico que se ha llevado al cine en diversas ocasiones.

A sangre fría es la novela idónea para tener a mano y releer sus párrafos en cualquier momento; da lo mismo por donde la abras. Seguro que te deja helado o te sorprende la magnífica adjetivación del autor. TC demuestra que es capaz de explorar cualquier crimen, por perverso que sea, y describirlo con esa crueldad exquisita que a la mayoría de autores se nos escapa. Lo dicho, una obra maestra.

©Anna Genovés
27/12/2016




P.D. Amigos, gracias por visitar este espacio. ¡Feliz 2017! ¡Salud!En 2017 cambiaré de registro. Ya he comenzado Soy leyenda de Richard Matheson. ¡Alucinante!




Albert King - Born under a bad sign (subtitulado al español)