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Delirio



Me conmueve tu mirada cuando rozas mi piel sobre la almohada
y deslizas tus dedos por mi espalda cuando no te puedo ver.

Me abrazas cariñoso, cuando te espero en la puerta de casa
con mi suéter rojo y mis negras mallas.

Y después…  Y después, me besas como un loco
que no tiene sentimientos para desnudarme por completo
en la antesala. No hace falta cuarto, ni lecho, ni nada...
Me tomas allí mismo dando vueltas por el suelo.

Me río si miras mis ojos, tiemblo si besas mis piernas,
te deseo cuando desnudas mis pechos y muero cuando me entregas tu cuerpo.

Desnudo tu torso, ansioso de amor. Y jugando como niños,
como cachorros heridos que no tienen corazón,
me llevas en brazos hasta la alcoba y me conviertes en tu geisha de algodón.

Tu mejor amante: tu única ambición.
Fundidos en la hoguera de nuestro abismo pasan los minutos y las horas
sin pensar en otra cosa que nuestra pasión.

Da lo mismo el día que hayas tenido o cuál sea tu expresión;
cuando estamos juntos lo olvidamos todo. Deslumbrados por las llamas del amor.

Después, te marchas y sigues tu vida. Después, me marcho y sigo mi sumisión...
Pero volveremos a vernos como el día ve al Sol.

Entregados a nuestros deseos. Entregados a nuestra pasión.
La rueda de la fortuna o el infortunio del amor.

La pescadilla que se muerde la cola, o la cola que sólo te muerdo yo.
Vete y vuelve cuando quieras… Tuya soy de los pies a la cabeza.  
Tuya y sólo tuya soy

¿?
¿? ¿?
¿?


Anna Genovés
1/04/2012
Desde el blog:



Delirio

by on 11:51:00
Delirio Me conmueve   t u mirada cuando rozas mi piel sobre la almohada y deslizas tus d e dos por mi espalda cuando no ...







Chocolate



Te has manchado -le digo-
llevas los labios con chocolate fundido.
Ya sabes que me pirra el chocolate puro,
negro como tu cabello oscuro -me susurra-
mientras sonríe y acaricia mi pelo.
¡Qué hermosa te ves! ¡Qué dulce tu celo!
Me acerco a su boca, relamo sus labios,
mordisqueo sus comisuras
y compruebo la dulzura de su interior, denso.
Nadie sabe mejor que tú,
nadie mi dulce sueño -le confieso-
cuando la tomo en brazos presa del deseo
que he degustado,
presa de su deseo.
Deslizo mis manos por su cuerpo de diosa
¡Nadie tan hermosa!
Mi Venus marmórea.
Nadie con tu piel de terciopelo
 y tus carnes prietas.
Nadie con tu dulce paladar
y tu sabroso néctar.
Y me derrito entre su cuerpo
como el chocolate fundido
que he sorbido de sus labios, relamidos.
Y extiendo las sobras por su dorso de heroína
para paladearlo, si cabe, mejor todavía.
Su cuerpo tirita,
su bello, traslúcido, se eriza.
Sus nalgas, redondas, se cantonean
y se vuelve hacia mí
con su rostro de amapola.
Su cabello, en cascadas doradas
exhalan un preciado aroma…
Azahar de su perfumado cuello,
largo y cuidado como una góndola.
Lo beso, presa del deseo
y de lo sublimidad de su colonia,
presa del deseo y de lo carnal
de su escotadura supraesternal…
Hermosa y subliminal
como la que Ralph Fiennes
roza con sus dedos en el Paciente Inglés
a la adúltera Kristin Scott Thomas.
Y sus pechos, con gotas de sudor
endulzadas con su perfume,
delicados y blancos como los de una doncella
virginal, en mis ojos, se posan.
¡Dios qué hermosa eres! -le musito-
cuando la beso y la encauzo a mi hechura
como una llave maestra que abre
la puerta de la alcoba más recóndita.
Es mía, no puedo compartirla con nadie.
Es mía…
De mis manos, de mis piernas,
de mi cuerpo y de mi mente que se quema.
Porque me derrito por ella
como el chocolate
que se derrama por sus labios
rojos como las fresas.



Ann@ Genovés
21/03/2012

Chocolate

by on 14:20:00
Chocolate Te has manchado -le digo- llevas los labios con chocolate fundido. Ya sabes que me pirra el chocolate puro, negro c...











Sábanas mojadas

Pasión desenfrenada entre sábanas mojadas
ventanas abiertas por donde salen las brasas.
Mi fuego quemó tu llama
esa llama cubierta de amor y pausas…
Ha sido un encuentro furtivo…
Una mirada dispersa y un decir, me voy contigo
a dónde quieras...
A un hotel con vistas a una plaza
o a una pensión entre callejas.
La habitación ciento cuatro,
una puerta que se abre y se cierra.
Moqueta azul en el suelo
colcha beige sobre el lecho de tela…
Acostados los dos, empapando nuestros cuerpos
de sudor, mientras tengamos fuerzas.
No sé tu nombre… Ni falta que hace…
Sólo sé que has inundado mi cuerpo
con tu sabor de amante.
Necesito ducharme
quitarme tu olor de entre las piernas
y sobre mi rostro de hiedra.
Abro el grifo y el agua se dispersa,
me lavo con jabón perfumado
y enjuago con colutorio, mi boca espesa.
Después, me sumerjo en la ducha
y tus huellas sobre mi piel, 

se diluyen y no cesan…
Antes de salir, acaricias mi cabello,
me giro y te veo de nuevo, a la espera…
Te unes a mi baile…
Fusionando tu cuerpo con mi frescura interna.
Vuelves a desahogar tu fuego,
con el mío, que ya no quema.
Adiós, es hora de marcharme…
Adiós, amado de un instante…
Si quieres volver a verme,
no podrás encontrarme.
Y si necesitas mi fuego,
tranquilo, ya lo apagaste.
Deseo volver a verte...
¿Acaso no te gustó?
Me gustó tu cuerpo y tus labios de fresa,
me gustaron tu brazos y me gustaron tus piernas…
Búscame por las calles, igual me encuentras…
Todo ha sido perfecto…
Hundiste  tus labios contra mi boca,
me fundiste con tus brazos
y me amaste sin pensar en otra.
Entonces…
Entonces no existe, 

sólo existe mi sombra y tu tristeza.


Dedicado a mi amigo, el poeta Enrique Tamayo.

Anna Genovés
10/03/2012


Derechos reservados a su
autora: Anna Genovés
Propiedad Intelectual
V-1270-12



Sábanas mojadas

by on 20:29:00
Sábanas mojadas Pasión desenfrenada entre sábanas mojadas ventanas abiertas por donde salen las brasas. Mi ...




Mis labios

Acerca tu aliento a mis labios
derrochan pasión con sólo rozarlos.

Acarícialos con los tuyos 
sorbe su néctar profundo.

Desnuda tu cuerpo bizarro
y deja que lo mime
con sólo mis labios.

Besos que acariciaran tu piel
sin apenas notarlo;
sin sucumbir a quien te besa.

Deslizaré mis dúctiles dedos
por tus piernas, por tu pecho,
por tu hombro tatuado.

En él depositaré mi deseo
más sagrado.

Sabes que todo lo quiero
 mi amado.

Me conformo con mirar tu cuerpo
y dejar que te besen mis labios.

Mis labios rojo pasión
voluptuosos, sagrados
necesitan besar y ser besados.

Unión perfecta
 introducción a la doctrina más bella.

No hay pasión sin un beso,
no hay beso sin dos amados.

Se hicieron para entreabrir el deseo
con ellos podemos hablar
por ellos somos anhelados.

                                                          Deja que te besen mis labios:
fresas maduras
inocentes y carnales.

Un beso nada más,
hace mucho que lo llevo esperando.

Después, te marchas
y nada ha pasado.

Seguirás con tu salamandra esmeraldina,
me seguirás esquivando.
Seguiré con mi mariposa Atalanta,
seguiré volando.

Volaré por el cielo tormentoso
que se ciñe a mi rostro demacrado.

 Volaré por las montañas
que sólo yo conozco.

Por las profundidades marinas
con mi cola de sirena y mi cuerpo nacarado.

Por las opacidades de la Tierra
con sólo mirar tus ojos castaños.

Déjame que te bese
que explore tu interior almendrado.

Deja que mis labios se unan a los tuyos
como lo hace un electrón con otro
para formar un átomo de carbono.

Deja que nuestra catenación
enlace sus formas moleculares de vida;
deja que la química orgánica, siga.

Deja que te bese, tan sólo una vez
deja que mis labios rojo escarlata
hagan vibrar tu ser.



Anna Genovés
24/02/2012
Modificada el 15/02/2016
Asiento de la Propiedad Intelectual
09/2015/430



Mis labios

by on 12:20:00
Mis labios Acerca tu aliento a mis labios derrochan pasión con sólo rozarlos. Acarícialos con los tuyos  sorbe su nécta...