SIAH. El Ojo de Dios

 

Una novela de ciencia ficción apasionante que te arrastrará por la actualidad más devastadora y por realidades alternativas del Antiguo Testamento de la mano de una jumper con demasiados secretos. 

Podéis encontrarla y leer los primeros capítulos GRATIS en Amazon en formato papel y en e-book.




SIAH. El Ojo de Dios formato Kindle acoplable a distintos lectores






Detalles del Kindle

Tamaño del archivo: 2059 KB

Texto a voz: Activado

ASIN: B08NC3HFHZ

Editorial: Anna Genovés; N.º 1 edición (11 noviembre 2020)

Lector de pantalla: Compatibles

Longitud de impresión: 376 páginas

Tipografía mejorada: Activado

Idioma: español

PVP: 3€


                                            SIAH. El Ojo de Dios formato papel de tapa blanda






Detalles del libro

Peso del producto: 608 g

Tapa blanda: 444 páginas

ISBN-13: 979-8563835832

Dimensiones: 15.24 x 2.54 x 22.86 cm

ASIN: B08NDZ2S51

Editorial: Independently published (11 noviembre 2020)

Idioma: español

PVP 14€





Valoración de Amazon






Reseña del escritor Joseph Berna





Sinopsis


Dioses antiguos, enigmas del pasado, héroes y villanos del Antiguo Testamento y personajes ficticios se dan cita en esta narración estructurada en tres libros: Origen, conocimiento y trasposición, donde la historia se torna ciencia ficción y convierte el presente en el escenario central de un multiverso cuántico.


Siah es una niña de ascendencia hebrea que vive en Carabanchel y crece rodeada de delincuencia. Precoz, inteligente y descreída, posee un sixth sense que la perturba y la arrastra a la drogadicción. Convertida en politóxica sus visiones se transforman en pesadillas enigmáticas que la empujarán al precipicio. Su vida dará un giro radical gracias a la ayuda económica de su familia. En su nuevo hogar emprenderá una vida completamente distinta en la que retoma los estudios y se inhibe de los perjuicios que conlleva ser lesbiana.


Tras una década de lucha, logra licenciarse en filología hebrea y se desplaza a Israel para terminar su tesis doctoral. En Tel-Aviv, Doron Leví –hermano de su tutora y jefe de la mayoría de excavaciones del país—, le propone trasladarse a Jerusalén para trabajar a su lado como traductora de lenguas muertas. Los primeros manuscritos que caen en sus manos, despiertan su yo interno. Hecho que desarrolla sus capacidades perceptivas y la trasportan a las escenas que visualiza.


A medida que se adentra en su trabajo asimilará su condición de jumper. Desde ese instante, descifrará papiros antiquísimos y vivirá en primera persona distintos pasajes del AT en el que personajes del linaje davídico le revelarán diferentes enigmas del pasado. Su existencia se convertirá en una duplicidad simultánea en el que el tiempo desaparece y cuya finalidad será conocer la verdadera naturaleza de Dios y el porqué de su existencia.


@Anna Genovés

Once de noviembre de 2020



#novelas #publicaiones #cienciaficcion #universosalternativos #viajeseneltiempo #antiguotestamento #jumpers

#annagenoves



SIAH. El Ojo de Dios

by on 21:12:00
  SIAH. El Ojo de Dios   Una novela de ciencia ficción apasionante que te arrastrará por la actualidad más devastadora y por realidades ...

 





El tatuador

 

 

Una obra de arte en carne viva

 

una obra de arte que nunca será mía

 

Lameré tu cuerpo tatuado

 

entregada a los brazos de Morfeo

 

Y tu semen diáfano

 

me conducirá al Hades

 

Allí descansaré para siempre

 

y olvidaré que un día me miraste

 

Porque mi boca tiene precio

 

y quien la olvide

 

no puede estar cuerdo



@Anna Genovés

Revisada marzo 2020


  

El tatuador

by on 17:17:00
  El tatuador     Una obra de arte en carne viva   una obra de arte que nunca será mía   Lameré tu cuerpo tatuado   entr...









Descubriré mi rostro


 

Descubriré mi rostro tumbada en el lecho


Con monedas en los ojos


Y tejido quedo


Descubriré mi rostro


Entre nenúfares


Geisha de porcelana quebrantada en dos partes


Descubriré mi rostro si me dejan


Cuando la vida se acabe y la muerte esté cerca


Descubriré mi rostro con labios amoratados


Por lo velos que llevo y nadie sabe


Descubriré mi rostro


Si tú me lo pides


Para que veas mis arrugas


Y sepas que te quise


Descubriré mi rostro cuando mis amigos lo hagan


No andaré sola por el camino de la nada


Descubriré mi rostro si caen las mascarillas


Para respirar oxígeno sin mentiras


Descubriré mi rostro dentro de muchos años


Andaré con bastones y olvidaré al que pase


Descubriré mi rostro porque me ahogo


En este mar de tristezas


Y este infierno de odios




 

©Anna Genovés

12 de noviembre de 2020

Imagen tomada de la red

 

#poesiasocial #poemas #postsimbolismo #mascarillas #pandemia #covid19 #mujer #2020 #annagenoves

 

Descubriré mi rostro

by on 18:18:00
Descubriré mi rostr o   Descubriré mi rostro tumbada en el lecho Con monedas en los ojos Y tejido quedo Descubriré mi rostro Ent...

 



Araña, Yokai, Jorogumo, Tsuchigomori

 

Estaba leyendo cuentos japoneses de terror antiquísimos y he dado con La leyenda sobre el Desfile nocturno de los cien demonios. Dentro del mismo está el relato Una leyenda de Tsuchigumo.


Me ha parecido tan interesante que la he compartido con vosotros, y, de paso, el poema Araña que escribí tras la lectura. Muy gótico todo él.

 

…” Una leyenda de Tsuchigumo

Un samurái de nombre Minamoto-no-Raikou y sus guerreros, estaban en la búsqueda de una calavera, en esta investigación la calavera conseguía siempre escapar y muy continuamente perdían su rastro.

Un día Minamoto desistió de seguir buscando la calavera ya que sus esfuerzos por conseguirla no daban resultados y tomo la decisión de ir a un poblado cercano para descansar.

Después de unos días empezó a sentirse enfermo. Un sirviente del lugar donde se quedaba lo atendía y le daba medicinas todos los días, pero él seguía enfermando cada día más.

Minamoto comenzó a sospechar que pasaba algo extraño… tomó su catana y esperó al sirviente. Cuando lo tuvo cerca, lo hirió con la espada. El sirviente, ensangrentado, huyó del lugar.

Minamoto al no tomar más la medicina, empezó a despertar y se rompió la ilusión; estaba envuelto en fuertes telarañas. Sus guerreros le ayudaron a liberarse. Pero, como el sirviente había dejado un rastro de sangre, Minamoto lo siguió y lo encontró en la montaña bastante cambiado…

El joven sirviente era una araña gigante, un Tsuchigumo, herido. Minamoto alzó su catana y le dio muerte, junto a sus crías, con la ayuda de sus guerreros. En ese momento la catana de Minamoto obtuvo el nombre de Kumokirimar –cortadora de arañas.

 

Características de los Tsuchigumo

Según narra la leyenda japonesa, esta criatura vive en zonas solitarias, como sus congéneres animales. Son inteligentes y astutas y ven a los seres humanos como su única fuente de alimentos.

En algunas ocasiones, el Yokai se ha vinculado con el poder de control de las arañas y como seres que pueden escupir fuego para atacar a quien quiera hacerles daño.

Los Tsuchigumo son criaturas mitológicas japonesas, también llamados Yokai –criaturas con partes de animales, partes humanas.

Algunos Yokai evitan a los humanos, otros se enemistan con ellos causando bastantes problemas. Algunos cambian sus formas y se disfrazan de humanos para infiltrarse entre ellos, algunos llegan a ser amistosos, pero estas historias siempre terminan en tragedias” …

 

 





Araña

 


Rascas las pezuñas en el techo

quieres esconderte en un agujero

monstruo de ojos rojos y ocho patas

que vives en las cloacas del infierno

ni Vanessa Ives te mirara

aunque viera en ti lo infecto

aunque tú la mataras

y el demonio fuera tu yelmo

 


Me vigilaste durmiendo

desperté y te seguí por las paredes y el techo

pregunté tu nombre y qué querías

tu respuesta fui un gruñido

que ni Poe escribiría

ni King lo pensara

blasfemia incubada

la verdad supera a la ficción

 


El horror de una llama

en Japón te llaman Yokai, Jorogumo, Tsuchigomori

yo, te llamo araña

tu cuerpo desfallece, tu cara se mancha

esa que tanto odias, te llama de lejos

lleva la hoz en una mano

y en la otra un espejo

para que veas lo espeluznante de tu cuerpo velloso

 

 

La distorsión de tu rostro

más que el de Leopoldo desde su celda

el mal que llevas dentro

exuda al exterior y cuando te mueves

no eres tú, es tu hedor

el que nos avisa de tu presencia

esta, mi morada, no es la tuya

y no estás invitada

 


Vete lejos y no aparezcas

vete lejos, tú y tu malnacida virulencia

 



@Anna Genovés

Veintidós de marzo de 2021

 


*Como dice el refrán: ‘Las apariencias engañan’.

Y añado: "Parecemos muchas cosas que no somos 

y somos muchas cosas que no parecemos".

@Anna Genovés

Dieciséis de abril de 2021



 





Sillón azul

 

El sillón azul de ruedas migratorias como las aves, es el abrazo cercano de un amigo; junto a lirios que escupen tinta y libros por leer


La noche atenaza los sentidos… ¿O los abre? Nunca lo sabré; todo depende del día que hayas tenido: de lo hecho o dejado de hacer.


Seguiremos los sueños tangibles hasta llegar a las nubes; algodones que pululan por el cielo como bolitas de azufre.


@Anna Genovés

Treinta de agosto de 2020


 

#coronavirus #covid19 #rebrotes #segundaola #pandemia #mascarillas #distanciamientosocial #poemas #annagenoves

 


Sillón azul

by on 13:13:00
  Sillón azul   El sillón azul de ruedas migratorias como las aves, es el abrazo cercano de un amigo; junto a lirios que escupen tinta y lib...

 



Me dijeron

 

Me dijeron que la vida era rosa, eso me dijeron.


Que la luna brillaba en el cielo, eso me dijeron.


Que sol calentaba, eso me dijeron.


Que la lluvia era agua, eso me dijeron.


Pero, no. Se equivocaban.


Es un sueño dentro de una botella plana. La vida es un caracol que se arrastra. A su paso deja baba, y sigue su camino, sin prisa ni pausa. Sin habla.


La montaña se evapora y solidifica el agua. Un pañuelo con una gota de sangre. Una manzana gacha. Un árbol que crece hacia abajo. Y, entre las ramas, las piernas de los ahorcados, bailan.


El tiempo ha pasado, los ojos están huecos. No hay almas. El cinturón queda en el aire, denso, hecho jirones, y los jirones matan.


No me olvides. No me ames. No sigas a mi lado porque nunca ganas. Estoy un precipicio del que nadie se salva. Estoy en la noche blanca. Mi cuerpo llora sangre. Mis venas son de hojalata.


Me dijeron que la vida era rosa, eso me dijeron.


Que la luna brillaba en el cielo, eso me dijeron.


Que sol calentaba, eso me dijeron.


Que la lluvia era agua, eso me dijeron.


Pero, no. Se equivocaban.

 

@Anna Genovés

Quince de agosto de 2020


Me dijeron

by on 17:17:00
  Me dijeron   Me dijeron que la vida era rosa, eso me dijeron. Que la luna brillaba en el cielo, eso me dijeron. Que sol calentaba,...


The game of Christmas

El siete de enero de 2019 los niños del colegio Virgen del Socorro regresaron al aula después de las fiestas navideñas.

La señorita Remedios, a punto de jubilarse, seguía con la tradición. Así que, nada más ver a sus vástagos les dijo: «Seguro que tenéis muchas cosas que contarme. ¡Hala! Todos a escribir lo que significa para vosotros la Navidad».

–¡Vaya rollo! –dijo un pelirrojo con cara de espabilado.

–Caín eres un verdadero diablillo. Cara a la pared quince minutos –soltó la maestra señalando al niño con el dedo.

No rechistó nadie más.

Los pipiolos torcieron las boquitas, sacaron las libretas y comenzaron a escribir sus historietas. Tuvieron todo el día para garabatear lo que pensaban con dibujos de colores incluidos. Doña Remedios iba a revisarlos en casa, y, al día siguiente, leería en alto la que más le había gustado.

De los veinte niños que tutelaba, diecinueve explicaron más o menos lo mismo: La Navidad era la festividad de unos papás con un recién nacido. Pero, sobre todo, era la fiesta del dinero y los súper regalos; toda la parentela les daba paquetes con lazos y algún que otro billete sin saber demasiado bien el motivo. Sin embargo, hubo un niño que dejó boquiabierta a la curtida profesora. Se llamaba Damián y acababa de incorporarse al colegio.

La historia era un compendio de sentimientos a flor de piel que comenzaba de la siguiente forma...

La Navidad es un juego macabro, una mentira que cada año crece un poco más y te devora a bocados como un lobo hambriento y solitario. ¡Ñam! ¡Ñam! Los adultos dicen que existe para que los niños no pierdan la ilusión, pero son ellos quienes hacen todo. No señorita Remedios, la Navidad se hace por y para los mayores. Vea si no...

Es una fiesta en la que se come, se bebe y se gasta más dinero de lo habitual. O sea, una celebración pagana. Pese a ello, todos los años las familias se reúnen para cenar en Nochebuena o comer en Navidad. Algunas incluso alargan las comilonas por dos o tres días más.



Desde que tengo uso de razón, he visto cómo nos juntábamos para celebrar algo inexistente. Algunos invitados ni nos conocíamos y otros ni se soportaban. Pero en Navidad hay una especie de bulo papal: todos tenemos que querernos y mostrarnos cariñosos.

Lo ve, señorita Remedios, es un juego macabro. Fíjese, los anfitriones cambian con el tiempo. Un año puedes ser invitado y otro anfitrión. Pero… ¿en qué consiste el juego? Se preguntará usted. Muy sencillo, cuando eres anfitrión tienes que ser el mejor ‘en algo’. Si la familia se recoge en tu casa, esta debe ser la más bonita, la más limpia, o sus dueños ser los mejores cocineros o los más ricos o los más generosos. En fin, que todo es una farsa envuelta en papel de regalo, lazos brillantes, luces de colores, trufas de chocolate y comida a tutiplén.

Ciertamente nunca me gustó; obliga a regalar y a que te regalen. Y aunque sea el regalo más feo que jamás te hayan hecho, pones cara de felicidad. Después, si puedes lo devuelves y si no te ciscas en el que te lo ha dado y lo requeteregalas a un tercero o lo tiras a la basura. Y cuando tienes que ir, por narices, a recoger los regalitos de los que no estaban invitados a la fiesta, ¡menudo rollo! Con lo a gusto que está uno viendo la televisión, jugando con la Play o, simplemente, wasapeando con los amiguetes.

Además, cada año se alarga un poco más; la pre-Navidad está insoportable. Descubres a tu mamá poniendo verde a una de tus tías. O escuchas a un primo soltar sapos de tu papá. O no soportas a tu hermano. Luego, en la mesa, todos reímos. ¡Mentira! ¡Mentira! ¡Y mentira! Por eso, el año pasado, busqué en YouTube cómo hacer un cortocircuito. De verdad que no pude remediarlo.

Después del banquete y el aguinaldo, me senté en la otra parte del salón; estaba alucinado por las sonrisas y los abrazos hipócritas que se proferían los unos a los otros. Y, de repente, ¡boom...!!! El árbol repleto de adornos, estalló. El ruido fue tan grande que estuve un buen rato sin escuchar ni ‘mu’.



De improviso, un cliché antiguo nubla la mente de doña Remedios…

Se ve de niña con un vestido capeado muy hueco y una lazada en la cabeza. Iba cargada de regalos; tantos que ninguno le gustaba. Y le dolía la tripita de comer turrón. Su mami la reñía: «¡Eres una niña muy llorona! ¡Una glotona maleducada! ¡Nunca tienes bastante con nada!». Le repetía una y otra vez. Ella estaba tan cansada de sus gritos que le echó los juguetes a la cabeza hasta que cayó al suelo y dejó de chillar. Nunca más volvió a reñirla. Nunca más celebró la Navidad.

Con este tétrico pensamiento, doña Remedios entra en clase y les dice a los niños que el ganador es Damián. De inmediato, comienza la lectura de su cuento.

El niño se pone rojo como un fresón. Entonces la profe le dice:

–Tranquilo Damián, aquí nadie celebra la Navidad. O, mejor dicho, la celebramos todos los días; de hecho, solo nos levantamos para hablar de la Navidad… y cada año se une a nosotros un niño más.

–¿Un niño malo, señorita Remedios? –pregunta la criatura.

–Nada de eso. Un niño que dice la verdad y hace alguna que otra travesura. –Doña Remedios sonríe a Damián y los ojos cetrinos del niño cobran vida.

Acto seguido, Damián observa a sus compañeros y descubre que todos llevan vestidos roídos y sonrisas putrefactas. El niño profiere un… ¡Ayyy…!!!



–¿Lo has comprendido, corazón? –le pregunta la maestra. El niño mueve la cabeza afirmativamente.

–¿Entonces yo…?

–Así es, Damián. Tú tampoco te salvaste de la explosión. Y tus compañeros, de una u otra forma, acabaron con la Navidad y terminaron bajo tierra o en una urna virginal.

–Quizá sea la mejor forma de acabar con el juego de la Navidad. Como decía alguien en mi otra vida… no recuerdo su nombre: «No une la sangre. Une la cercanía». Usted, señorita Remedios. Usted y mis compañeros, son mi verdadera familia. Así que, de ahora en adelante, celebraré la Navidad con vosotros. Sin mentiras.

–Me parece estupendo, Damián.

El niño termina su relato bajo la atenta mirada de sus amigos.

Doña Remedios lo aplaude secundada por una veintena de monstruitos desdentados: habitantes del más allá.




©Anna Genovés
18 de diciembre de 2018

Revisado el veintiséis de julio de 2020

The game of Christmas

by on 18:18:00
The game of Christmas El siete de enero de 2019 los niños del colegio Virgen del Socorro regresaron al aula después de las fiestas navideñas...




Trozos juvenales


 

En una ocasión, el mocerío estaba reunido en torno a unos gemidos que resultaron ser la canción de Jane Birkin et Serge Gainsbourg Je t'aime…, moi non plus –prohibida en España durante el periodo franquista—, y que una amiga había pasado de contrabando desde Francia. Narró cómo guardó el single en su espalda y pasó el control aduanero más tiesa que una tacha. Nos reímos a gusto.


 

Tras el cisma que ha supuesto recordar el suceso, han llamado a la puerta de casa: SEUR me ha traído el poemario que publiqué hace unos días. He ido a la estantería a dejarlo junto al resto y al mirar el hueco que ocupan todos los volúmenes en los que he colaborado y los que he editado hasta el momento, he tiritado de miedo.


 

@Anna Genovés

Ocho de julio de 2016

                                                                        

Trozos juvenales

by on 18:29:00
Trozos juvenales   En una ocasión, el mocerío estaba reunido en torno a unos gemidos que resultaron ser la canción de Jane Birkin et Ser...





Virgen suicida

Se preguntó si él existía o solo era fruto de su mente enferma, de su deseo… El príncipe de sus cuentos de niña, su parte masculina y abstracta; aquel separado de su todo por un capricho de los ancestros.

Parte de músculos y huesos e interior tierno; esperaba que abrazara su cuerpo, que besara sus labios, que amara su templo. Besos dulces: miel de Alcarria. Besos pomelo, bilis del Cierzo. Solo besos y amor desde que la miró y no fue suya sino de otro que pasaba en ese momento.

Piel oscura y ojos negros. Melena azabache y adiós eterno. ¿Por qué tuvo que mirarla? ¿Por qué no apartó esa mirada lasciva de sus caderas y su cabello fiero? Ni tan siquiera era un noble de hojalata: un sonido del viento, una espada que no se clava, un santuario muerto.

Mujer perdida y azuzada por el fuego. Caramelo derretido en papel celofán con lazo ligado a una muerte de hielo; sin pasión y sin miedo. Crin dorado y piel alba, descansa. Tu hora llegó: el ogro se marcha.

Derrama golosinas en tu garganta, vuela del décimo al suelo, acaba en las vías del tren o en medio de una calzada. Sé otra virgen suicida de Jeffrey Eugenides. Pero recuerda: él no es príncipe de nada. Y a ti, el Nirvana te queda lejos.

Ya sabes que te mira de reojo con la guadaña al viento y la capa oscura: noche cerrada; sima de montaña; agujero negro. Solo perdona una vez: la suerte está echada desde el principio de los tiempos.

Adiós, muñeca de trapo, quimera fugaz, ángel del cielo. Cierra los ojos y olvida tu credo.



@Anna Genovés

Revisado el veinticinco de mayo 2020

Virgen suicida

by on 17:17:00
Virgen suicida Se preguntó si él existía o solo era fruto de su mente enferma, de su deseo… El príncipe de sus cuentos de niña, su parte mas...







Cuchillo y tenedor

El tiempo corta la vida con cuchillo y tenedor

El tenedor te clava a la cruz, el cuchillo te parte en dos: el pasado consumido y el adiós. La sangre vieja supura miedo. Los ojos gachos, La dama de la hoz. Tristeza entre girasoles, amor en el rincón. Lágrimas sin agua, piel sin calor.



El tiempo corta la vida con cuchillo y tenedor

No gires la cabeza y te conviertas en Lot. No mires el horizonte de alienígenas o quizás de un Mad Max II. Vive el presente, el hoy. Blande tu espada sobre la cabeza de un cisne negro; el lago grita miserias. El fondo es un légano de arenas movedizas. Agujero eterno, mentiras entrelazadas en un paso a dos.




El tiempo corta la vida con cuchillo y tenedor

Siéntate a la mesa. Degluta manjares. Olvida pesares. Olvida el olvido. Olvida el miedo al dolor. Matrioska diluida en alcohol. Muñeca rusa que se abre de nuevo. Espejismo mancillado por la verdad y el horror.



El tiempo corta la vida con cuchillo y tenedor

No te mientas a ti mismo, eres lo que has sido. Lo que nunca quisiste. Lo que odiabas en otros. El retrete manchado de excrementos. Pantalones caídos. Piel arrugada. Huesos de cristal. Órganos encogidos. Cerebro hueco. Hastío. Dolor.



©Anna Genovés

Revisado el veintitrés de mayo de 2020
 



Cuchillo y tenedor

by on 14:39:00
Cuchillo y tenedor El tiempo corta la vida con cuchillo y tenedor El tenedor te clava a la cruz, el cuchillo te parte en dos: el pasado cons...