NOTA * En el apartado vertedero, están las entradas prescindibles o la que necesitan revisión.
Hoy es un día especial… Bueno y malo
Me he levantado y al abrir las persianas, he visto el tono rojizo del firmamento y el olor a árboles muertos: sin ramas.
Seguido, he publicado lo siguiente en facebook:
VALENCIA: BLADE RUNNER 2
Mi casa huele a quemado, a brasas, a pinos que se han convertido en cenizas que sobrevuelan el cielo.
Mi ciudad ha amanecido envuelta en una nube de residuos con la consiguiente pérdida ecológica y la toxicidad implícita –puesto que, entre bosques de incalculable valor, también ha ardido el vertedero de Dos Aguas.
Me apena que, hoy, Ridley Scott pudiera rodar la segunda parte de Blade Runner -sin necesidad de efectos especiales- en mi metrópoli, en mi Valencia.
¿Se puede ser tan lerdo como para poner en funcionamiento una sierra eléctrica –de la que no salen chispas y chispas cuando se enciende- en un lugar rodeado de pinares y rastrojos por doquier, con unas temperaturas más que elevadas?
Sí, por desgracia todavía quedan personas cuyas molleras se desparraman sin saber el por qué o el cómo.
Cuántos pueblos han tenido que ser evacuados y cuantos no podemos salir de casa porque el aire es irrespirable… Cientos… Miles. Da igual, el mal ya está hecho.
Los alrededores de Valencia arden y precisamente no por las Fallas. Tanto jugar con fuego, al final se paga.
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Este hecho empañaba el resto de la jornada… Quizás el resto de la semana.
Han pasado las horas y el Sol ha podido con esa capa anaranjada que –a modo de hongo- nos cubría; aunque el ambiente seguía enrarecido y las aceras seguían cubiertas por unas virutas diminutas de cenizas…
Por la noche, España se ha proclamado campeona de Europa de fútbol y, a una servidora, la han galardonado en el programa “MÚSICA Y POESÍA” de la emisora RADIOTELITEVISION-AMERICASANTIAGO con el reconocimiento a una de mis poesías “PALABRAS MUDAS”, como destacada en el mes de junio. Es gracioso, porque la composición va enmarcada con una imagen de unos hermosos árboles…
Los pitidos incesantes de los vehículos que atiborran las calzadas y homenajean la fiesta, ensordece mis oídos. Estoy feliz por la fiesta y el diploma que me han otorgado… Pero mi corazón llora y mi alma se consume con las llamas que sobreviven: no olvido que el fuego sigue devastando los alrededores de mi city y el día –todavía- no ha acabado.
No olvido que me rodean 70.000 hectáreas incineradas.
Anna Genovés
01/07/ 2012