El tatuador

 

 

Una obra de arte en carne viva

 

una obra de arte que nunca será mía

 

Lameré tu cuerpo tatuado

 

entregada a los brazos de Morfeo

 

Y tu semen diáfano

 

me conducirá al Hades

 

Allí descansaré para siempre

 

y olvidaré que un día me miraste

 

Porque mi boca tiene precio

 

y quien la olvide

 

no puede estar cuerdo



@Anna Genovés

Revisada marzo 2020


  

El tatuador

by on 17:17:00
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Descubriré mi rostro


 

Descubriré mi rostro tumbada en el lecho


Con monedas en los ojos


Y tejido quedo


Descubriré mi rostro


Entre nenúfares


Geisha de porcelana quebrantada en dos partes


Descubriré mi rostro si me dejan


Cuando la vida se acabe y la muerte esté cerca


Descubriré mi rostro con labios amoratados


Por lo velos que llevo y nadie sabe


Descubriré mi rostro


Si tú me lo pides


Para que veas mis arrugas


Y sepas que te quise


Descubriré mi rostro cuando mis amigos lo hagan


No andaré sola por el camino de la nada


Descubriré mi rostro si caen las mascarillas


Para respirar oxígeno sin mentiras


Descubriré mi rostro dentro de muchos años


Andaré con bastones y olvidaré al que pase


Descubriré mi rostro porque me ahogo


En este mar de tristezas


Y este infierno de odios




 

©Anna Genovés

12 de noviembre de 2020

Imagen tomada de la red

 

#poesiasocial #poemas #postsimbolismo #mascarillas #pandemia #covid19 #mujer #2020 #annagenoves

 

Descubriré mi rostro

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Descubriré mi rostr o   Descubriré mi rostro tumbada en el lecho Con monedas en los ojos Y tejido quedo Descubriré mi rostro Ent...

 



Araña, Yokai, Jorogumo, Tsuchigomori

 

Estaba leyendo cuentos japoneses de terror antiquísimos y he dado con La leyenda sobre el Desfile nocturno de los cien demonios. Dentro del mismo está el relato Una leyenda de Tsuchigumo.


Me ha parecido tan interesante que la he compartido con vosotros, y, de paso, el poema Araña que escribí tras la lectura. Muy gótico todo él.

 

…” Una leyenda de Tsuchigumo

Un samurái de nombre Minamoto-no-Raikou y sus guerreros, estaban en la búsqueda de una calavera, en esta investigación la calavera conseguía siempre escapar y muy continuamente perdían su rastro.

Un día Minamoto desistió de seguir buscando la calavera ya que sus esfuerzos por conseguirla no daban resultados y tomo la decisión de ir a un poblado cercano para descansar.

Después de unos días empezó a sentirse enfermo. Un sirviente del lugar donde se quedaba lo atendía y le daba medicinas todos los días, pero él seguía enfermando cada día más.

Minamoto comenzó a sospechar que pasaba algo extraño… tomó su catana y esperó al sirviente. Cuando lo tuvo cerca, lo hirió con la espada. El sirviente, ensangrentado, huyó del lugar.

Minamoto al no tomar más la medicina, empezó a despertar y se rompió la ilusión; estaba envuelto en fuertes telarañas. Sus guerreros le ayudaron a liberarse. Pero, como el sirviente había dejado un rastro de sangre, Minamoto lo siguió y lo encontró en la montaña bastante cambiado…

El joven sirviente era una araña gigante, un Tsuchigumo, herido. Minamoto alzó su catana y le dio muerte, junto a sus crías, con la ayuda de sus guerreros. En ese momento la catana de Minamoto obtuvo el nombre de Kumokirimar –cortadora de arañas.

 

Características de los Tsuchigumo

Según narra la leyenda japonesa, esta criatura vive en zonas solitarias, como sus congéneres animales. Son inteligentes y astutas y ven a los seres humanos como su única fuente de alimentos.

En algunas ocasiones, el Yokai se ha vinculado con el poder de control de las arañas y como seres que pueden escupir fuego para atacar a quien quiera hacerles daño.

Los Tsuchigumo son criaturas mitológicas japonesas, también llamados Yokai –criaturas con partes de animales, partes humanas.

Algunos Yokai evitan a los humanos, otros se enemistan con ellos causando bastantes problemas. Algunos cambian sus formas y se disfrazan de humanos para infiltrarse entre ellos, algunos llegan a ser amistosos, pero estas historias siempre terminan en tragedias” …

 

 





Araña

 


Rascas las pezuñas en el techo

quieres esconderte en un agujero

monstruo de ojos rojos y ocho patas

que vives en las cloacas del infierno

ni Vanessa Ives te mirara

aunque viera en ti lo infecto

aunque tú la mataras

y el demonio fuera tu yelmo

 


Me vigilaste durmiendo

desperté y te seguí por las paredes y el techo

pregunté tu nombre y qué querías

tu respuesta fui un gruñido

que ni Poe escribiría

ni King lo pensara

blasfemia incubada

la verdad supera a la ficción

 


El horror de una llama

en Japón te llaman Yokai, Jorogumo, Tsuchigomori

yo, te llamo araña

tu cuerpo desfallece, tu cara se mancha

esa que tanto odias, te llama de lejos

lleva la hoz en una mano

y en la otra un espejo

para que veas lo espeluznante de tu cuerpo velloso

 

 

La distorsión de tu rostro

más que el de Leopoldo desde su celda

el mal que llevas dentro

exuda al exterior y cuando te mueves

no eres tú, es tu hedor

el que nos avisa de tu presencia

esta, mi morada, no es la tuya

y no estás invitada

 


Vete lejos y no aparezcas

vete lejos, tú y tu malnacida virulencia

 



@Anna Genovés

Veintidós de marzo de 2021

 


*Como dice el refrán: ‘Las apariencias engañan’.

Y añado: "Parecemos muchas cosas que no somos 

y somos muchas cosas que no parecemos".

@Anna Genovés

Dieciséis de abril de 2021