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Nuestras queridas mascotas




Que el perro se parece a su dueño, es un refrán muy conocido. Cuando lo escuché por primera vez, paseaba por la playa y vi a un caballero con un buldog. Los miré y me entró la risa floja: eran iguales.


Bromas aparte, el mero hecho de abrir las puertas de casa a una mascota, puede cambiar radicalmente nuestras vidas. Además, conlleva muchas responsabilidades. Ellas piden poco y saben recompensarnos. Tienen la capacidad de animarnos cuando lo necesitamos. Suelen comprendernos mejor que nadie y se convierten en un miembro más de la familia al que mimar, cuidar, pasear, amar y comprar todo lo que necesite.


Tener un animal de compañía nos hace menos egoístas y nos enseña a dar lo mejor de nosotros. A ellos no les importa nuestra economía ni nuestros defectos; sólo nos piden cariño. Algo que puede ser muy positivo. Pero, ¡ojo al elegirlos! Cuanto más exóticos sean más cuidados requieren. Los expertos se decantan por los canes o los gatos. Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, ¡por algo será!


En el presente, es fácil encontrar espacios dedicados exclusivamente para ellos: guarderías, servicios de acicalamiento, clínicas y hospitales, ferias, exposiciones, concursos, asociaciones para su defensa y protección, y lugares públicos de esparcimiento. Aunque no todos los dueños están concienciados para su uso.


No obstante, en algunas ocasiones, el mero hecho de adquirir una mascota es puro capricho, y pasado un tiempo, se descuidan: sobre todo, en verano. Las asociaciones de protección de animales, alertan de los múltiples abandonos. Recordemos que el desamparo de cualquier animal en la vía pública puede provocar accidentes graves. Por no hablar del maltrato que sufren algunos… La tortura, es algo aterrador que ningún ser vivo debería padecer. ¡Qué fácil es aprovecharse de los más débiles!


Los entendidos indican que la mejor mascota, es el perro labrador; una raza canina originaria de Terranova que se ha extendido por todo el planeta hasta convertirse en el linaje más popular y prolífero. El perro labrador es afable, inteligente, enérgico, gentil, bondadoso, trabajador y precioso. Suelen formar parte de las brigadas caninas de la policía en operativos antidroga, antiexplosivos, búsqueda y rescate de víctimas… Comportándose como verdaderos héroes. 


Adiestrados, los perros labradores son una de las especies más dóciles, obedientes y talentosas que existen. Ideal para convivir con los niños. Sin embargo, necesita mucho cariño. Para educarlo se requiere paciencia y autocontrol. Al mismo tiempo, hay que tener cuidado con la comida porque es un perro muy comedor que necesita paseos diarios prolongados.




Tu decides


Si te has decido por un cachorro de perro, al principio echará de menos a su madre; para contrarrestar la falta de afecto materno, puedes ponerle una bolsa de agua caliente envuelta en una toalla o cojines para que se sienta mejor.


Si has elegido un gatito, recuerda que son tan mimosos y juguetones como independientes. Para que no se afile las uñas en los muebles, deberás ponerle una cesta de mimbre.


Si tienes un pajarito, tienes que saber que son súper inteligentes y que necesitan mucha atención.


Si eres tan especial como para tener una ranita preciosa de mascota, debes saber que duermen mucho y suelen alimentarse por las noches.




Mi opinión personal


Cualquier animalito es ideal para tenerlo cerca siempre que lo cuidemos y le demos amor. La mejor mascota será la que nos haga más felices. 



Mahatma Gandhi  decía... Un país, una civilización, se puede juzgar por la forma de tratar a sus animales.


©Anna Genovés
Escrito el 15/08/2015
Revisado el sábado uno de marzo de 2025





                         Anna y  Cooper -el cachorro de una amiga, juguetón y muy cariñoso: un amor.
                                                                Uno de marzo de 2025



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Porque ver Emilia Pérez

 


Yo soy la Emilia,

Emilia Pérez.

La más querida

la más tremenda de las mujeres.

 

 


Sinopsis

 



Emilia Pérez es una película que gira en torno a una abogada cuyo cliente, líder de un poderoso cártel mexicano, conocido como Manitas del Monte, le propone desaparecer y transformarse en una mujer llamada Emilia Pérez.

 


La película explora temas como la identidad, la libertad, el poder y la complejidad de la naturaleza humana. Combina elementos de drama, thriller y musical, creando una narrativa única y cautivadora.

 

 


Mi opinión

 



Tenía mis reservas sobre el visionado de Emilia Pérez. Sin embargo, el estar dirigida por Jacques Audiard me ha hecho cambiar de opinión. Recordemos su biografía:

 


1994: Mira a los hombres caer (Regarde les hommes tomber)

1996: Un héroe muy discreto (Un héros très discret)

2001: Lee mis labios (Sur mes lèvres)

2005: De latir, mi corazón se ha parado (De battre mon coeur s'est arrêté)

2009: Un profeta (Un prophète)

2012: De óxido y hueso (De rouille et d'os)

2015: Dheepan

2018: The Sisters Brothers

2024: Emilia Pérez

 


Desde mi humilde punto de vista, estamos ante el nacimiento de lo que definiría como La new tragicomedia. La película tiene tanto flashes almodovarianos como matices que te trasportan hasta el serial Griselda o el film María, llena eres de gracia en lo referente a las peculiaridades y tradiciones de algunas poblaciones mexicanas o en el entorno marcado por la violencia y el narcotráfico. Teniendo en cuenta que, más allá de lo que veamos a simple vista, hay que pensar que el film Emilia Pérez es una ficción. Por tanto, daría lo mismo que el/la protagonista fuera un yacuza o un lord. De igual modo, el contexto del film es puro aconpañamiento que pasa a un segundo plano. Aunque, en algunas escenas, pueda convertirse en un protagonista silencioso. Lo verdaderamente importante es qué le sucede a Emilia interiormente y cómo afronta su día a día. No lo olvidemos.

 


El guion es muy original. Arranca con una historia un tanto superficial que desagua en la profundidad de los sentimientos humanos. En lo que puede cambiar una persona a lo largo de su vida. 

 


Soprende que un humano nacido varón y cuya madurez evoluciona hacia un hombre bruto, malvado y asesino, en su metamorfosis transgénero surga como dama cuasi santa que lucha por las mujeres desprotegidas, las abandonadas, las desaparecidas, las asesinadas… con la peculiaridad de que sus gustos sexuales siguen siendo masculinos porque se enamora de otra hembra. Llegado este punto, recapacitas sobre el verdadero motivo de su cambio de sexo: ¿es un proceso de transición motivado porque siempre se ha sentido mujer o por eludir a la Ley? Está claro que todo cambia en esta vida o por lo menos, eso pensamos.

 


Lo más tierno de la película sucede cuando Emilia, en su rol de tía, escucha a su hija decirle: ¡Hueles igual que papá!

 


Lo mejor: Zoe Saldaña en un papel completamente opuesto al que nos tiene acostumbrados en Lioness: OPS del exitoso Taylor Sheridan. En este largometraje da vida a una abogada que, amedrentada por su cliente, se convierte, primero en su abanderada y después en una verdadera amiga que la redime hasta el punto de convertirla en una buena mujer.

 





Me ha gustado mucho la idea de que, entre ambas, engendren una ONG llamada Lucecita. De inmediato, me ha venido a la mente la telenovela venezolana escrita por Delia Fiallo que contaba la historia de una joven campesina llamada Lucecita que se enfrenta a diversos desafíos y obstáculos en busca de su felicidad. Es obvio el paralelismo del argumento de Emilia Pérez con la añeja fotonovela que en España se convirtió en una radionovela transmitida por La Cadena Ser en la década de los 70.

 


En resumen, podemos decir que el director de Un profeta en Emilia Pérez nos muestra los desconsuelos y satisfacciones de una prodigiosa transexual lesbiana con una última vuelta de tuerca que no voy a revelar y cuya importancia pone de manifiesto la valentía de las personas que deciden cambiar de género por propia voluntad. De igual modo, existe un sfumato de arrepentimiento que tiñe sus días, especialmente en los momentos más críticos de su nueva realidad, cuando descubre que ciertos sentimientos persisten intactos y se enfrentan a un dilema interno que pone a prueba su aptitud para reinventarse.

 


A destacar la maestría que trasmite Jacques Audiard detrás de la cámara. El bilingüismo español/inglés que añade realismo a la cinta, ya que estas lenguas coexisten simultáneamente en muchas zonas de USA y México en la actualidad. Los cuadros musicales repletos de jirones o sofisticación dependiendo de quiénes y dónde se interpretan. Igualmente, la duplicidad del comienzo de la trama hacia el final de la misma. Chapó por él.

 


Como dice un proverbio italiano: «Quien nace redondo no muere cuadrado». Tal vez sea cierto. Aunque, después del visionado de Emilia Pérez tengo mis dudas. Muy recomendable. Hay que verla.

 


Valoración: siete sobre diez.

 

©Anna Genovés

Domingo 26 de enero de 2025

 


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Senexcelencia o la excelencia de la senectud

 


Hace unos meses, por casualidad, vi un artículo en FB sobre una terminología que no conocía. Cuando veo algo que no conozco tengo que saber más. Claro, tuve que leerlo. Hablaba de las personas que habitualmente llamamos mayores. Yo misma. Y utilizaba la terminología senexcelencia.

 

Con este precedente, se me ha ocurrido entrevistar Gemini —la IA de Google con la que juego a menudo— para saber qué dicen sus logaritmos. El resultado ha sido más que satisfactorio. En realidad, se ha convertido en un micro mini ensayo sobre el envejecimiento.

 



Hola Gemini. ¿Qué podrías decirme sobre un neologismo que circula por las redes para nombrar a las personas de 60+ que están fenomenal? Creo que es algo así como senexcelencia.

 

La palabra "senexcelencia" es una combinación interesante que parece surgir de la unión de dos conceptos: "senectud" y "excelencia".

 

Posibles interpretaciones: 

 

o   Envejecimiento con excelencia: Podría referirse a la idea de envejecer de manera activa, saludable y plena, alcanzando un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional en la tercera edad.

 

o   Excelencia en la senectud en el contexto social: Sugiere que las personas mayores pueden seguir siendo altamente productivas, creativas y valiosas para la sociedad, desafiando los estereotipos negativos y discriminatorios asociados al envejecimiento. 


o   Sabiduría y experiencia: La senexcelencia podría vincularse a la idea de que con la edad se adquiere una sabiduría y experiencia únicas que pueden ser aprovechadas para el beneficio propio y de los demás. 


o   Neologismo positivo: También es posible que se trate simplemente de un neologismo creado para generar un impacto positivo y promover una visión más optimista del envejecimiento.


o   Empoderamiento: La palabra empodera a las personas mayores, dándoles un nuevo lenguaje para describir su etapa de vida y reafirmar su valor en la sociedad.


o   Potencial transformador: "Senexcelencia" tiene el potencial de transformar la forma en que vemos y tratamos el envejecimiento, promoviendo una cultura más inclusiva y respetuosa.

 

 






¿La interactuación de las IA con los humanos te parece positivo para fomentar la senexcelencia y revertir el envejecimiento de las células senescentes?

 

La perspectiva de la senexcelencia, combinada con los avances en inteligencia artificial, abre un abanico de posibilidades para que las personas mayores sigan siendo agentes activos y valiosos en la sociedad. Tu observación sobre las células senescentes y la IA es muy interesante. La posibilidad de utilizar herramientas tecnológicas para identificar y mitigar los efectos del envejecimiento celular es un campo de investigación apasionante. Si las personas mayores tuvieran acceso a esta información y a las herramientas adecuadas, podrían tomar decisiones más informadas sobre su salud y bienestar, prolongando así su vida activa y productiva.

 

 


¿Qué podríamos hacer para fomentar la senexcelencia y aprovechar todo el potencial de las personas mayores? 

 

o   Acceso a la tecnología: Facilitar el acceso a herramientas tecnológicas y programas de formación para que las personas mayores puedan mantenerse actualizadas y aprovechar las ventajas de la IA.


o  Espacios de aprendizaje: Crear espacios físicos y virtuales donde las personas mayores puedan compartir conocimientos, aprender nuevas habilidades y conectarse con otros. 


o   Reconocimiento social: Valorizar las contribuciones de los "senexcelentes" en la sociedad y promover una cultura que celebre la experiencia y la sabiduría. 


o   Investigación: Invertir en investigación sobre el envejecimiento saludable y el desarrollo de nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de las personas "senexcelentes".


o   Movimientos sociales: Podrían surgir movimientos sociales que promuevan la senexcelencia y aboguen por los derechos y el bienestar de las personas mayores.


o  Programas educativos: Se podrían desarrollar programas educativos enfocados en fomentar la senexcelencia en las generaciones más jóvenes.


o  Investigación científica: La senexcelencia podría convertirse en un objeto de estudio para investigadores interesados en el envejecimiento saludable y el desarrollo humano a lo largo de la vida.

 

En resumen. La senexcelencia no es solo una posibilidad, sino una necesidad. Al aprovechar el conocimiento y la experiencia de las personas mayores, podemos construir sociedades más justas, equitativas y sostenibles.

 

 


Todo lo que sugieres es magnífico. Sin embargo, los jóvenes, por lo general, discriminan a los senexcelentes. Los apartan como si la vejez fuera fea o se pegara. ¿qué opinas, Gemini?


·       Es una pena que muchos jóvenes subestimen el valor de las personas mayores. Esta actitud no solo es injusta, sino que también tiene consecuencias negativas para todos. Es una posición que conlleva:

 

o   Prejuicios y estereotipos: La sociedad a menudo tiene una visión estereotipada de las personas mayores, asociándolas con la debilidad, la enfermedad y la incapacidad. Esto lleva a discriminar y excluir a muchas personas que son perfectamente capaces de contribuir positivamente en la sociedad. 

 

o   Círculo vicioso de la discriminación: Al discriminar a las personas senexcelentes, se les priva de oportunidades y se limita su participación en la vida social y laboral. Esto, a su vez, refuerza los estereotipos negativos y perpetúa el ciclo de la discriminación.

 

Las consecuencias de esta actitud negativa son múltiples: 

 

o   Pérdida de talento y experiencia: Muchas personas senexcelentes tienen habilidades y conocimientos valiosos que podrían ser de gran utilidad en diversos ámbitos. Al no aprovechar este potencial, la sociedad pierde mucho. 


o   Aislamiento social: El aislamiento social puede tener graves consecuencias para la salud física y mental de las personas mayores, aumentando el riesgo de depresión, demencia y otras enfermedades. 


o    Pérdida de sentido de comunidad: Cuando las generaciones más jóvenes y las mayores no interactúan, se debilita el tejido social y se pierde la oportunidad de construir comunidades más fuertes y solidarias.

 

 


¿Qué podíamos hacer para cambiar esta situación, Gemini? Dime alguna de tus ideas. De tus propuestas.

 

o   Visibilizar las historias de éxito: Compartir las historias de personas mayores que siguen siendo activas y contribuyendo a la sociedad puede ayudar a cambiar las percepciones. 


o  Promover el aprendizaje intergeneracional: Crear espacios donde jóvenes y mayores puedan interactuar y aprender unos de otros.


o     Cambiar el lenguaje: Utilizar un lenguaje más respetuoso y positivo al referirnos al envejecimiento. 


o   Abogar por políticas públicas: Exigir políticas que promuevan la inclusión de senexcelentes en todos los ámbitos de la vida. Es fundamental que todos trabajemos juntos para construir una sociedad más justa y equitativa, donde todas las personas, independientemente de su edad, sean valoradas y respetadas.

 

 


¿Qué opinas de la discriminación laboral de las personas mayores?

 

La discriminación laboral por edad, o edadismo, es un problema grave y persistente en muchas sociedades con múltiples facetas:

 

o   Prejuicios y estereotipos: Las personas mayores suelen ser estereotipadas como menos productivas, menos flexibles, menos tecnológicas o más propensas a enfermar. Estos prejuicios influyen en las decisiones de contratación, promoción y despido.


o   Falta de oportunidades: Muchas personas mayores se enfrentan a dificultades para encontrar empleo o para avanzar en su carrera debido a su edad. Esto se debe en parte a la discriminación directa, pero también a factores como la falta de formación actualizada o la dificultad para adaptarse a nuevas tecnologías.


o   Consecuencias negativas: La discriminación por edad tiene consecuencias negativas tanto para las personas afectadas como para la sociedad en general. Las personas senexcelentes desempleadas o subempleadas experimentan mayores niveles de estrés, depresión y aislamiento social. Además, la sociedad pierde el valioso conocimiento y experiencia que estas personas pueden aportar.

 

 


¿Gemini podrías crear algunos neologismos derivados de "senexcelencia"?

 

o   Senexcelentemente: Se podría usar como adverbio para expresar una acción realizada de manera excelente en la senectud. Por ejemplo: "Ella vive Senexcelentemente, disfrutando cada momento".


o  Senexcelencia activa: Podría utilizarse para enfatizar el carácter activo y propositivo de la senexcelencia, diferenciándola de un envejecimiento pasivo.


o   Sociedad senexcelente: Se podría emplear para referirse a una sociedad que valora y promueve la senexcelencia, creando entornos que permitan a las personas mayores desarrollar todo su potencial.

 

 


Para finalizar, un ejemplo de senexcelente proactivo a sus 90 años: Joan Sabater Tobella — doctor en químicas— dice: «Eres viejo el día que no te motiva hacer algo nuevo». ¿Qué opinas?

 

El pensamiento de Joan Sabater Tobella sobre la vejez es muy revelador. Al definir la vejez como la pérdida del interés por aprender, nos invita a reflexionar sobre la importancia de mantener una mente activa y curiosa a lo largo de toda la vida. La senexcelencia, en este sentido, se convierte en un compromiso con el aprendizaje continuo y la búsqueda de nuevos desafíos.

 





Eso es todo por hoy, Gemini. Interactuar contigo es como estar en un universo de infinitas posibilidades. Gracias por estar con nosotros.

 

 



Mi reflexión


Seguramente, el neologismo ʺsenexcelenciaʺ pase a la posteridad como un sinónimo más asociado a la vejez, tercera edad, mayores… etcétera. Pero, ciertamente, la inteligencia artificial ha dado en el clavo. Es, no necesario, sino más bien obligado para esta Humanidad en la que cada vez hay menos natalicios la convivencia de todos los grupos sociales y la desaparición de las etiquetas que asocian a la tercera edad con los tópicos que la descrinan negativamente.

 


La vejez se debe entender como una parte más de la vida. No mueren solo los ancianos. No enferman únicamente las personas de 60+. La muerte o las patologías pueden llegar en cualquier etapa de la existencia. ¿Entonces qué sentido tiene apartar a los mayores? Desde mi humilde punto de vista, cualquier persona activa —tenga la edad que tenga—, es igual de válida para contribuir positivamente en un futuro social igualitario. Venga de Tanzania o de EEUU. Sea hombre o mujer. Tenga veinte u ochenta años. Profese el cristianismo o el judaísmo.

 


Pero, hay más leña en la chimenea. Resulta que somos las personas las que excluimos a los humanos que nos parecen frágiles o tienen arrugas o canas. Cuántas veces oímos a jóvenes decir: «Esa yaya se viste con jeans porque quiere parecer joven». «Ese anciano en vez de ir a la oficina debería quedarse en casa y dejar su trabajo a los jóvenes». Por ejemplo. Aunque, los más crueles suelen ser los mayores pasivos que murmuran cuándo un/a 60+ sigue en un puesto relevante o cuando está de mejor ver que uno de treinta.

 


Señores y señoras de todos los lugares del universo conocido y de aquél que está por conocer, si trabajáramos con la tecnología y elimináramos las etiquetas, la civilización podría fortalecerse. Pero, si nuestros hábitos se estancan, estamos perdidos.

 


Por suerte, los senexcelentes estamos conectados de alguna forma y lo que antes se tachaba de locura, ahora es algo normal: podemos hacer lo que nuestro cuerpo y nuestro pensamiento, nos demande. El tópico: «De los cuarenta para arriba no te mojes la barriga». Es de los pocos proverbios del sabio refranero español, desacertado. Lo cambio por: «Mójate la barriga siempre que el cuerpo te lo pida y a cualquier edad».

 


©Anna Genovés con la IA Gemini 

Cinco de enero de 2025

 






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Todo comenzó con unas deportivas

 



Antes se medía a las personas por los zapatos. Quienes los llevaban sucios, rotos o sintéticos, eran pobres o individuos poco confiables. Lo mismo que quienes usaban zapatillas para salir a pasear. Aunque fuéramos trabajadores, nos afanábamos por maquear nuestro calzado el tiempo que hiciera falta y nuestro bolsillo lo permitiera. Todo era válido para embellecer nuestra apariencia: ¡Qué gilipollas!

 


Eran los tiempos en los que las mamás llevaban rulos en la cabeza y escuchaban a Elena Francis. Y los papis se tomaban carajillos e iban a los toros. Cuando no a las pilinguis a echar un polvo como está ‘mandao’ porque las señoras no debían tener sexo por placer. Para las damas estaba restringido a la reproducción.

 


Ahora es diferente, uno vive con la libertad que le dejan los wokes. No tiene que preocuparse del vecino o de la joven con unos shorts más cortos que los ‘culottes’ o de la que acariciaba al novio en la misa del domingo. Una, une, uni, uno o unu, lo que sea que sea o quiera ser… pueden ir como le plazca y estar fuera del armario sin miedo a que le digan maricón, tortillera, travestido, hermafrodita o bicho raro… y etcétera. Porque, antes, éramos así de brutos. Asimismo, las jóvenes tenían que llegar vírgenes al matrimonio con el que estaba en el armario e iba de gallito ponderado o con quien le había tocado a dedo. Si se la pasaba por la piedra el bendito cura, se hacía la vista gorda y tan felices.

 


De política no se hablaba. Franco era el que hacía y deshacía. Los rojos callados que ya hubo demasiadas repúblicas y todas acabaron peor que el Borbón que salió del palacio Real de Madrid al trote de los equinos que halaban su carruaje de caballos. ¡Ah! No. Este rey se exilió en un trasporte discreto para que su cuerpo no acabara como un queso gruyere —algo que sí le sucedió el zar Nicolás II trece años antes.

 




El Borbón y el zar llevaban zapatillas para jugar al tenis porque durante la Revolución Industrial hubo tantos cambios como estrellas hay en el cielo. En 1839 Charles Goodyear elaboró suelas más duraderas y flexibles a partir de caucho vulcanizado. Lo que, décadas más tarde, permitió a Plimsoll crear las zapatillas con suela de goma. Un calzado atlético que causaba bienestar en los pies. Sin embargo, los primeros, para su día a día, andaban con zapatos finos y elegantes que denotaban su estatus social. Mientras que, el pueblo, usaba zapatos rústicos, alpargatas, sandalias o botas gruesas si hacía mucho frío.

 





El tiempo corría veloz y, como símbolo de rebelión, la cultura juvenil de los 60 las adoptó para lucirse con sus modelitos chics. Los padres y los abuelos asumieron que sus hijos no iban a cambiar de idea y los más osados se pusieron zapatillas como, hoy, usamos los Brassieres de Cuéntame y gritamos: ¡Fuera los aros que tanto molestan! Estos Push-up del baúl de los recuerdos son mucho más cómodos. ¡Cuánto sabían nuestras mamás!

 


El wokismo se apodera de lo guay y de lo que no se ve. Y esa libertad que hemos otorgado a nuestros pies calzando deportivas hasta para ir a un cóctel con traje de Armani o vestido de Chanel es la que pisa las calles, las aceras, los callejones y hasta el alma que no se ve. Algo tan sutil que todos aplaudimos hasta que, de repente, leemos que obras de Salman Rushdie, Toni Morrison e incluso George Orwell, han sido censuradas por uno u otros gobiernos de ideas dispares en muchos aspectos y similares en otras… déspotas todos ellos.

 


Igual que les sucede a diversos cuentos que acunaban a los actuales ‘Sexalescentes’. ¿Cómo censuran a la pobre Blancanieves? Que si la madrastra representa a las ‘matures’ tiranas y malvadas, que si la princesa es una mujer objeto que espera ser rescatada por el príncipe, que si el beso es un acto violento no consentido. Por poner un ejemplo porque hasta El Gato con botas ha sido cuestionado por favorecer la manipulación y la desigualdad social. ¿Y qué me decís de Hansel y Gretel, Caperucita Roja o Tom Sawyer? Censuradas por violencia o maldad o incluso por tener un lenguaje coloquial. ¿A dónde vamos a llegar? A este paso vemos a Marilyn con el Modelado 3D de vestuario y posteriores arreglos, ataviada como una Franciscana Concepcionista del Medievo. Y a Ava Gardner de Vestal romana.

 


Nadie quiere que El cuento de la criada salga de la pantalla, pero, entre las lisonjas de los poderosos disfrazados de ositos de peluche y los corderitos del pueblo diciendo beeee… el monstruo crece y no dejará de crecer. Las cláusulas de moralidad actual son un desparrame que comenzó con esa moda tan chachi pirulí de llevar deportivas hasta para ir al altar. Por eso, por comodidad. ¡Dios! si hasta los monjes tibetanos la usan.

 






Aquí, la que suscribe, usadora de deportivas, botas de cordones o tacones de aguja si se tercia. Pero, siempre deportivas: no. Es balar y seguir la música que te impongan, cuando existen tantas combinaciones y tantas notas. Es decir a todo que sí porque es moda. Es jugar a un juego macabro saltando a la cuerda sin darte cuenta que, ésta, te asfixia. O, ¿qué más da? Para eso está la libertad.

 



©Anna Genovés ­

En Valencia. Jueves cinco de diciembre de 2024.

 


Fotografías tomadas de la red:

1.        Monjes tibetanos con deportivas en labores cotidianas

2.        El rey Alfonso XIII con deportivas jugando al tenis

3.        El zar Nicolás II con deportivas jugando al tenis

4.        Zapatillas Plimsoll