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No es país para viejos: Cormac McCarthy

Datos de la novela
Título: No es país para viejos.
Autor: Cormac McCarthy. (Traductor: Luis Murillo)
Editorial: Debolsillo.
ISBN: 9788483464939.
Año de publicación: 2005.
Número de páginas: 256.
Género: Misterio, Thriller

Sinopsis

Llewelyn Moss, cazador y héroe de Vietnam, descubre por accidente una matanza entre narcotraficantes; de por medio, cadáveres, armas, drogas y una bolsa con más de dos millones de dólares de la que se apropia.



Por este motivo, Anton Chigurh –un sicario cuya arma ejecutora es una pistola cruzada con martillo neumático o pistola de perno cautivo penetrante —, entra en acción como un sabueso al acecho. Hombre despiadado cuyo lema es no dejar testigos, mata a cualquiera que se interpone en su camino a sangre fría.


Entre ellos, Ed Tom Bell –sheriff y veterano de la Segunda Guerra Mundial—, que vive entre dos mundos: la realidad y el pasado que constriñe sus entrañas y lo devora poco a poco.



Como personajes secundarios aparecen la esposa del protagonista y la del sheriff: ambas fieles amantes de sus cónyuges hasta la muerte.

Un personaje invitado a esta cacería humana que aparece en momentos puntuales, es el exagente de las Fuerzas Especiales, Carson Wells –transformado en cazarrecompensas al margen de la ley—, contratado por un poderoso cartel.

Opinión personal

Si bien al principio me parecía un tanto extraño el uso exagerado de la conjunción ‘y’ que extendía las frases hasta el infinito. Poco después comprobé que esta característica del autor dinamizaba el texto.

La novela presenta unos escenarios realistas y activos con descripciones exhaustivas que te introducen en la temática y, sin lugar a dudas, te enganchan. Ciertamente, no puedes dejar de leer pese a que las situaciones presentan narradores múltiples que te pueden desconcertar y hasta perder el hilo.

Recorte de una escena


En mi opinión, es un thriller lineal con un poso denso a neowestern en el que los acontecimientos suceden, mayormente, en las carreteras y sus moteles.

Uno de los rasgos singulares de la obra es presentar figuras difusas…, a excepción del psicópata Anton Chigurh –cuya personalidad lo convierte, en cierto modo, en un antagonista que le arrebata a Moss parte de su relevancia—. Ya que Llewelyn Moss, aunque sea un personaje desdibujado que conocemos a lo largo de la aventura, es el protagonista. Por el contrario, los contextos son precisos: agobiantes, violentos, inhóspitos y muy, muy desagradables. Como si el verdadero propósito de McCarthy fuera la personificación de los ambientes que nos muestra poco a poco a medida que avanzas en la lectura.

Por otro lado, hay episodios en los que la novela nos sumerge en reflexiones densas donde los personajes rememoran situaciones de su pasado reciente o pretérito, que denotan el conocimiento de la naturaleza humana del autor. De igual modo, de repente, podemos vernos inmersos en una reyerta sangrienta en el que solo el sicario parece inhumano y carente de sentimientos: una máquina de matar. Un verdadero cyborg. McCarthy nos deja migas de pan, como a Pulgarcito, con las que deducimos de antemano lo que puede suceder.

No es país para viejos es una novela abierta que descubres sobre la marcha… A medida que avanzas en la lectura perfilas a los personajes. Tiene una prosa ágil, descriptiva y lúcida con reflexiones largas y diálogos cortos y precisos. Amén de estar dotada de unos monólogos soberbios –escritos en cursiva, al inicio de los apartados, para diferenciarlos del resto de prosa— del sheriff Bell que, en ocasiones hace las veces de narrador; uno de ellos aparece como colofón de la obra. Y, en él, por uno u otro motivo, es difícil no vernos reflejados.

Recorte de la reflexión final

Tiene pues un estilo veloz propio de las novelas Pulp que seguro agradará a los amantes de la novela negra y de los thrillers contemporáneos. Algo tendrá cuando dos años después de su publicación, the Coen brothers, adaptaron el guion a la pantalla grande. Y qué bien lo hicieron. La recomiendo, aunque se haya visto de antemano el film.



El reparto fue estelar: Josh Brolin/Llewelyn Moss, Tommy Lee Jones/Sheriff Bell, Woody Harrelson/Wells, Javier Bardem/Anton Chigurh. La película ganó numerosos premios entre los destacan: 4 Óscar (Mejor película, Mejor Director, Mejor Actor secundario (Bardem) y Mejor Guión adaptado), 2 Globos de Oro (Mejor Película, Mejor Actor secundario), 3 Bafta y 2 Screen Actors Guild Awards.

Rasgos genuinos del autor




No es país para viejos de Cormac McCarthy, se publicó en 2005 con el nombre de No country for old men.

El autor es un dramaturgo, novelista y guionista; está considerado uno de los escritores vivos más importantes de EEUU. En la vida privada parece ser un hombre sui géneris que vive al margen del mundo editorial, que no suele conceder entrevistas y que apenas se relaciona con otros escritores.

Obra (datos tomados de Wikipedia

Novelas
El guardián del vergel (The Orchard Keeper, 1965)
La oscuridad exterior (Outer Dark, 1968)
Hijo de Dios (Child of God, 1973)
Suttree (Suttree, 1979)
Meridiano de sangre (Blood Meridian or the Evening Redness in the West, 1985)
Trilogía de la Frontera (1992-1998):
I - Todos los hermosos caballos (All the Pretty Horses, 1992), ganadora del National Book Award.
II - En la frontera (The Crossing, 1994)
III - Ciudades de la llanura (Cities of the Plain, 1998)
No es país para viejos (No Country for Old Men, 2005)
La carretera (The Road, 2006), ganadora del Premio Pulitzer de ficción.
The Passenger (próximamente)

Historias cortas
Wake for Susan (1959)
A Drowning Incident (1960)
Dark Waters (1965)

Guiones
El hijo del jardinero (The Gardener's Son, 1976), película
The Sunset Limited (The Sunset Limited, 2011), telefilme
El consejero (The Counselor, 2013), película

Obras de teatro
The Stonemason (1995)
The Sunset Limited (2006)

Adaptaciones cinematográficas
The Gardener's Son (El hijo del jardinero), película para la televisión realizado por Richard Pearce en el año 1977.
All the Pretty Horses (Todos los caballos bellos), ha sido llevada al cine por Billy Bob Thornton en el año 2000, protagonizada por Matt Damon y Penélope Cruz.
No Country for Old Men (No es país para viejos), ha sido llevada al cine por Joel e Ethan Coen en el año 2007, protagonizada por Josh Brolin, Tommy Lee Jones, Javier Bardem y Woody Harrelson.
The Road (La carretera), ha sido llevada al cine por John Hillcoat, protagonizada por Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee, y Charlize Theron.
The Sunset Limited, basada en la obra de teatro del mismo título, adaptada por el propio Cormac McCarthy y dirigida por Tommy Lee Jones en 2011, con Jones y Samuel L. Jackson como protagonistas.
Outer Dark (La oscuridad exterior), ha sido grabada como cortometraje por Stephen Imwalle en el año 2008.
Child of God (Hijo de Dios), ha sido llevada al cine por James Franco en el año 2013, protagonizada por Scott Haze, Tim Blake Nelson y James Franco.








1280 almas de Jim Thompson




Idioma original: español
Título original: Pop. 1280
Año de publicación: 1964
Traducción: Antonio Prometeo Moya
Valoración: muy recomendable
Dibujos: Jordi Bernet
Portada: Xis 


Sinopsis
El título de 1280 almas alude al número de habitantes de la pequeña población de Pottsville; una localidad ficticia de USA donde se acercan las elecciones y el sheriff Nick Corey duda de su reelección. En primera instancia, Corey aparece como un hombre apático y simple. Sin embargo, a medida que se desarrolla la trama: descubres que no tiene escrúpulos. Es un ser ambicioso y corrupto que no duda en asesinar a quien se tercie si con ello obtiene su fin. En el marco familiar es donde muestra su cara más aterradora. La novela presenta un protagonista/narrador que no se inmuta lo más mínimo por sus actos, sino que llega a pensar que tiene que limpiar Pottsville de la escoria que la habita.


Reseña
Considerada como una de las mejores obras del autor, es una novela dura, cuyo realismo muestra su rostro más cruento. Nadie mejor que JT para retratar el lumpen social adentrándose en la psicología de sus personajes; de sus porqués más íntimos. 1280 almas demuestra que el sueño americano, como el de cualquier hijo de vecino, por lo general, es una pesadilla.

El sheriff Corey, para más inri, vive con su esposa y su cuñado, un discapacitado psíquico del que se mofa y al que utiliza, en el Palacio de Justicia. Su esposa, mujer feocia, desagradable y manipuladora, lo llevó al altar empleando artimañas deshonestas. Obviamente, le viene al pelo. Es como decir: «Quien a hierro mata, a hierro muere». Algo que no le importa demasiado porque alardea de superávit sexual. Se considera un macho con el arma preparada en cualquier situación; orgulloso de gustar a las mujeres.



No puedo hablar en profundidad de JT porque no conozco su obra en demasía. Pero el trato que nos da a las féminas en 1280 almas denota; que no nos aprecia mucho. Quizás esta forma de retratarnos esté relacionada con su etapa de vendedor a puerta fría; las amas de casa podemos ser verdaderas arpías con ellos. No es una novela femenina, pero tampoco, es que yo, escriba ficción para mujeres. No me han asustado sus salidas de tono. Más bien he analizado aquellas partes en las que reflexiona sobre la vida y el comportamiento humano...

…“—Encantado de conocerle, George —asentí—, y puede seguir llamándome Nick.
—Gracias, Nick —tomó otro trago de whisky—. Bueno, eso es lo que iba a preguntarle, Nick, algo que me preocupa mucho. ¿Puede disculparnos el hecho de que no podamos hacer otra cosa?
—Bueno —dije—, ¿disculpa usted a un poste por encajar en un hoyo? Es posible que haya una madriguera de conejos en el hoyo y que el poste los aplaste. Pero, ¿es culpa del poste el que entre en un agujero hecho para que encaje?
—No es un ejemplo muy exacto, Nick. Usted habla de objetos inanimados.
—¿Usted cree? —dije—. ¿No somos todos relativamente inanimados, George? ¿De cuanta libertad disponemos? Se nos controla por todas partes, nuestra estructura física, nuestra estructura mental, nuestro pasado; se nos moldea a todos en su sentido concreto, se nos determina para desempeñar cierto papel en la vida y, George, lo mejor es jugarlo, llenar el agujero o como mierda quiera usted decirlo, porque si no se derrumbarán los cielos y se nos caerán encima. Lo mejor es hacer lo que hacemos, porque si no, ocurrirá que nos lo harán a nosotros.
—¿Quiere decir usted que es cuestión de matar o ser muertos? —Barnes sacudió la cabeza—. Detesto pensar en eso, Nick.
—Puede que no me refiera a eso —dije—. Puede que no esté seguro De lo que quiero decir. Creo que me refiero principalmente a que no puede haber infierno personal, porque no hay pecados individuales. Todos son colectivos, George, todos compartimos los de los demás y los demás comparten los nuestros. O quizá, George, quiera decir que yo soy el Salvador, el Cristo en la Cruz que ha bajado a Pottsville porque Dios sabe que aquí me necesitan, y que voy por el mundo haciendo buenas obras para que la gente sepa que no tiene nada que temer, porque si se preocupan por el infierno no tendrán necesidad de buscarlo, Santo Dios, esto parece sensato, ¿no, George? Quiero decir que el deber no corre totalmente a cargo del individuo que lo acepta, tampoco la responsabilidad. Quiero decir que, bueno, George, ¿qué es peor? ¿El tipo que hace saltar una cerradura o el que llama al timbre? George echó atrás la cabeza y se echó a reír.
—¡Es asombroso, Nick! ¡Para morirse de risa¡ —Bueno, no es del todo original —dije—. Como dice el poema, no se puede culpar al cántaro de la torcedura que causó el desliz de la mano del alfarero. Así que dígame quien es peor, si el que jode la cerradura o el que llama al timbre, y yo le diré qué quedó torcido y quien hizo la torcedura.
—Pero... ¿y si es la misma persona quien hace ambas cosas?
—No es probable —dije—. Como tipo que tiene que asistir a muchas fiestas de órgano, y que me cuelguen si no me parece vivir en un paraíso de mentiras de vez en cuando, puedo decir que esos pequeños quehaceres se encuentran generalmente repartidos. Pero si no fuera éste el caso, George, entonces hemos establecido otro campo de obligaciones y responsabilidades. Porque el tipo tiene que comer para forzar la cerradura, ¿no? ¿Y de donde sale la comida? ”...



XXIII
…“Me enderecé y me dirigí a la casa. Pero nada más dar el primer paso tropecé con una raíz y me di tal porrazo que quedé sin aliento. Durante un par de minutos me falto aire para quejarme, y cuando finalmente me las apañé para ponerme en pie no podía ir muy rápido. Así que tardé tal vez unos cinco minutos largos en llegar a la casa y en encontrar una ventana desde donde ver y oír. 
Pues señor, la cosa resultó muy graciosa, graciosísima, terriblemente graciosa. Porque lo que llamó mi atención no fue lo que sin duda habrás supuesto ya. Ni Rose asustada y aturdida, preguntándose qué coño habría salido mal. Ni Lennie y Myra sonrientes, rencorosos y divertidos. Ni nada que hubiera en la habitación, sino la nada precisamente. El vacío. La ausencia de objetos. Yo había estado en aquella casa cientos de veces, cientos de veces en aquella casa y en otras cien como ella. Pero aquélla fue la primera vez que vi lo que eran todas en realidad. Ni hogares, ni habitaciones humanas, ni nada. Sólo paredes de pino que encerraban el vacío. Sin cuadros, sin libros, sin nada que pudiera mirarse o sobre lo que reflexionar. Solo el vacío que me estaba calando en aquel lugar. De pronto dejó de existir en aquel punto concreto y se aposentó en todas partes, en todos los lugares como aquel. Y, súbitamente, el vacío se lleno de sonidos y volúmenes, de todos los sucesos implacables que los individuos habían conjurado en el vacío. Niñas indefensas que gritaban cuando sus propios padres se metían en la cama con ellas. Hombres que maltrataban a sus mujeres, mujeres que suplicaban piedad. Niños que se meaban en la cama de miedo y angustia, y madres que los castigaban dándoles a comer pimienta roja. Caras ojerosas, pálidas a causa de los parásitos intestinales, manchadas a causa del escorbuto. El hambre, la insatisfacción continua, las deudas que traen siempre los plazos. El cómo-comeremos, el cómo-dormiremos, el cómo-nos-taparemos-el-roñoso-culo. El tipo de ideas que persiguen y acosan cuando no se tiene más que eso y cuando se está mucho mejor muerto. Porque es el vacío el que piensa, y uno se encuentra ya muerto interiormente; y lo único que se hace es propagar el hedor y el hastío, las lagrimas, los gemidos, la tortura, el hambre, la vergüenza de la propia mortalidad. El propio vacío. Me estremecí y pensé en lo maravilloso que había sido nuestro Creador al crear algo tan repugnante y nauseabundo, tanto que cuando se comparaba con un asesinato éste resultaba mucho mejor. Sí, verdaderamente había sido una obra magna la suya, magnífica y misericordiosa.  ”...


Desde mi humilde punto de vista, El sheriff Nick Corey recoge un fragmento, bueno o malo, de cada alma que vive en Pottsville; de ahí su facultad camaleónica y su ambivalencia entre el bien y el mal en una sola persona: él mismo. No podemos pasar por alto que Pottsville es una localidad en la que nunca sucede nada, a menos que estudies con atención a sus habitantes: extremadamente xenófobos. Una inyección opiácea brutal que te incita a seguir leyendo: engancha.


©Anna Genovés

16/04/2016
Imágenes tomadas de la red

«Hay treinta y dos formas de escribir una historia y yo las he usado todas, pero sólo hay una trama: las cosas no son lo que parecen».

Jim Thompson











Reseña de Peores maneras de morir






Reseña de Peores maneras de morir, de Francisco González Ledesma


Conocer al autor




Francisco González Ledesma, nació en Barcelona, en 1927. La primera novela que escribió de la serie negra fue La ciudad sin tiempo, publicada en diez países y con más de 100.000 lectores.

En varias obras firma como Enrique Moriel: escritor y protagonista de la novela Sombras viejas, prohibida por el franquismo y recuperada recientemente por la editorial Destino.

Francisco González Ledesma se dedicó primero a la abogacía y después, al periodismo; fue redactor jefe de La Vanguardia.

También escribió bajo los seudónimos de Silver Kane, Taylor Nummy, Silvia Valdemar, Rosa Alcázar, Fernando Robles y Enrique Moriel.

Recibió el Premio Planeta 1984 por Crónica sentimental en rojo, protagonizada por el desengañado policía Méndez, hijo de los barrios bajos barceloneses y conocedor impío de los altos. La serie policiaca de Méndez, de éxito internacional, incluye El expediente Barcelona, Las calles de nuestros padres, La dama de Cachemira, Historia de Dios en una esquina, El pecado o algo parecido (Premio Dashiell Hammett 2003), Cinco mujeres y media y Una novela de barrio (Premio RBA 2007).

El Premio Pepe Carvalho 2005 reconoció su trayectoria como autor de novela negra. Asimismo, recibió el Premio Ciudad de Barcelona de Cine y el Premio Roda Ventura del Colegio de Abogados.


Resumen y sinopsis de Peores maneras de morir de Francisco González Ledesma





El asesinato de dos mujeres jóvenes, en un edificio a punto de ser derruido en el distrito barcelonés del Raval, alarma al inspector Méndez, que acude a lugar del siniestro antes que sus compañeros. Su olfato de perro viejo le hace descubrir el quid de la cuestión: una organización internacional de prostitución que trafica con mujeres de Europa del Este. Para ello, usará métodos poco ortodoxos. Barcelona ha cambiado y, por ende, sus formas de vida; sin embargo, este policía conocedor de personajes y personajillos de la misma, reniega de la modernez y sigue su camino sin pasar página.

Autor: Francisco González Ledesma

Título: Peores maneras de morir
Género: novela negra, intriga, terror
Editorial: Planeta
Año de edición: 2013
ISBN: 9788408034919
ISBN digital: 9788408051817
Idioma: español

Las novelas de Francisco González Ledesma son de las que dejan huella; quizá porque su escritura es purista; con esos puntos, esas comas o esos punto y coma que actualmente están en desuso y que son tan indispensables para los que, como yo, necesitamos aprender. Leer a este autor te deja un sabor a ese buen café que tanto apetece por las mañanas. Sobre todo, cuando describe a la Barcelona decadente que se resiste al cambio: castiza y única, donde la tradición se eterniza sin motivo aparente. Es el último volumen en el que aparece el inspector Méndez, conocido del género negro nacional como otros tantos personajes novelescos cotidianos.

Peores maneras de morir es una novela cruda, directa y reflexiva, donde autor/personaje coexisten como uno solo intérprete, como el tiempo que se esfuma en un reloj de arena imparable y esquizofrénico que habla con los muertos de todos los lugares que frecuenta… Méndez es un tipo mayor, amante de los vinos y de las mujeres de mal vivir. Solitario, chapado a la antigua, asiduo de tugurio y de barrios populares, con una cháchara invalida a la que pocos recurren. Pero él sigue con sus maneras huyendo de ese futuro incierto que le rodea.


Fragmento de la novela

«Y la niña de Hiroshima murió abrasada por la explosión de mil soles mientras hacía mariposas de papel, o intentaba hacerlas. Murió creyendo en una mentira, como al fin y al cabo nos han enseñado a creer a todos. Sépalo, Méndez, cada día inventamos muertes más horribles y al mismo tiempo más palabras de piedad, como si aún quisiéramos creer en algo que no fuese nuestra propia mentira. Yo sigo viviendo porque aún creo en ellas. No sé si lo ha pensado, Méndez, pero cuanto más cruel es la humanidad más falta hace la mentira de un poeta...»

El escritor, ducho en la materia, es capaz de crear una trama social amena y viva, con una pizca de ese gracejo que atrapa al lector. Pero a la vez, deja al descubierto una crítica social palpable en la humanidad de los protagonistas.  


Fragmento de la novela

«…Méndez entró en un bar de aspecto siniestro al que solo se atrevían a acceder los clientes con instinto suicida. Se sentó en la barra y pidió algo con el suficiente alcohol para neutralizar el universo protozoario del vaso. Charló con algunos habituales del local y sacó algunas conclusiones de gran calado cultural: que las prostitutas que ejercían en la zona lucían cada vez las caderas más anchas, que sus clientes tenían hombros más estrechos y que la relación puta-cliente había perdido el encanto de otras épocas, convirtiéndose en algo similar a pedir un menú en un McDonald´s...»

La trama de Peores maneras de morir gira alrededor de una banda de criminales que prostituyen a chicas eslavas a las que atraen con mentiras: captadas como futuras actrices, bailarinas o cantantes. La cruel realidad se ciñe una vez llegan a España; más concretamente a Barcelona. ¿Y qué hacen para iniciarlas en la prostitución? ¡Horror! Primero son violadas reiteradamente –hasta convertirlas en sumisas— por un elemento ciclópeo con unos atributos sexuales descomunales. Debo reconocer que cuando leía estas páginas sentía verdadero dolor. Sin embargo, también debo decir que, como reza el refrán: “Quien a hierro mata a hierro termina”. Sí. El autor, describe estas y otras secuencias minuciosamente. Del mismo modo, los criminales pagan por sus actos como gorrinos en la piara: de ahí el nombre de la historia. ¡Qué maneras tan horrendas de morir! ¡Por Dios! Por suerte, no todas las chicas son domadas.

El personaje principal es el inspector Méndez, un policía bastante especial a quien no se le confían casos importantes por pecar de ‘tomarse la justicia por su mano’. Y es que, este personaje casposo y entrañable, sabe al dedillo que La justicia es despótica en muchas ocasiones. Por este motivo, sabe ponerse en el lugar de las víctimas, y si se tercia, actuar como ellas lo harían si pudieran. Sus razonamientos están llenos de un realismo arrebatador

Fragmento de la novela

«Nunca he aspirado a un cargo y encima soy un policía que no cumple los reglamentos ni cree en las leyes. Si alguien ha violado a una mujer y la ha martirizado, o si alguien ha matado a un niño, yo no tengo piedad e incumplo la ley si es necesario. En los tribunales pasan tantas cosas que yo he llegado a creer en la norma de la calle, o sea, la justicia directa. No es el buen camino, desde luego, como tampoco es buen camino sentir piedad de un delincuente que empieza, mientras los grandes estafadores salen de la cárcel y encima conservan el dinero estafado. Bien… Por eso soy un policía con pasado, pero sin futuro...»

Las coprotagonistas de Peores maneras de morir son dos mujeres completamente opuestas: de un lado, Mónica Arrabal, una viuda de la clase alta barcelonesa. Y por el otro, Eva Ostrova, una joven ucraniana que logra fugarse de la organización criminal que la había persuadido para viajar a España, y que acabará con una vieja conocida del comisario –una mujer de la calle, retirada— que la recoge en su hogar. La vida de estas mujeres tan diferentes, se entrelazan desde el momento en que Méndez investiga a su manera…

Fragmento de la novela

«Las piernas que se juntan en el borde de la silla, las piernas que de repente cambian el color de la habitación con el tenue brillo de sus medias. Las piernas que se cruzan con elegancia, que tienen un relieve suave, que por sí solas trazan en el aire toda una teoría de la curva. Las piernas de una mujer que sabe sentarse, mostrar sus formas compactas, adivinar el borde de la falda, intuir un final donde hasta el aire se hace secreto. Méndez habría reconocido aquellas piernas por la suave línea de las rodillas, la longitud certera de los tobillos o el exceso tenso que se insinuaba en el nacimiento de los muslos, pero las habría reconocido sobre todo porque estaban grabadas en su imaginación de hombre solitario...»

Leer Peores maneras de morir de Ledesma es introducirse en el realismo sucio y casposo de la España postfranquista, en la que, si bien, no es bueno regocijarse, si es necesario conocer para saber el porqué de nuestro presente. El autor habla de bofetadas en los rostros de las mujeres, de putas que por vocación hacen la calle, de sintecho que deciden morir en el banco del parque, de bares llenos de humo, de eslavas sodomizada, de señoras bien –con tacones de aguja y medias de costura— espectaculares, y de crápulas despiadados.

Que nadie piense que el comisario Méndez es machista porque estará completamente equivocado; este policía cansado de la vida y con maneras de otros tiempos… Es un defensor a ultranza de las mujeres: un completo feminista. Las defiende, las protege, las ayuda o se deja ayudar por las mismas; de igual modo, no le importa trabajar con ellas de tú a tú. Puede tener pensamientos sensuales si está cerca de una hermosa dama, es lógico. Pero las respeta de los pies a la cabeza y se pondrá de su lado siempre que pueda, por encima de la ley.

En conclusión, recomiendo la lectura de esta u otra novela de este fructífero autor de pluma ágil y pulcra: un maestro de las letras sin lugar a dudas.



Fragmento de la novela

«Miró las dos casas en el silencio sideral de la noche. Antes, a aquella hora, siempre había bares abiertos que vendían una copa y mujeres de piernas largas que vendían a la vez una ilusión y una mentira, pero ahora no había más que sombras. Seguramente la izquierda había dado grandes libertades, pero había quitado todas las pequeñas libertades, incluso la de fumar. Sin mujeres y sin tabaco se vive más años, según el Boletín Oficial...»


Bibliografía relevante del autor

Como Francisco González Ledesma




Sombras viejas (1948), Premio Internacional de Novela
El mosquetero azul (1962)
Los Napoleones (1977)
Soldados (1985)
42 kilómetros de Compasión (1986)
Los símbolos (1987)
Cine Soledad (1993)
El adoquín azul (2002)
Tiempo de venganza (2003)
Historia de mis calles (2006)

Serie Méndez



Expediente Barcelona (1983)
Las calles de nuestros padres (1984)
Crónica sentimental en rojo (1984), Premio Planeta de Novela
La Dama de Cachemira (1986), Premio Mystère
Historia de Dios en una esquina (1991)
El pecado o algo parecido (2002), Premio Hammett
Cinco mujeres y media (2005), Premio Mystère
Méndez (2006)
Una novela de barrio (2007), Premio RBA de Novela Policiaca
No hay que morir dos veces (2009)
Peores maneras de morir (2013)

Como Rosa Alcázar



Dueña y señora (1957)
El lago de las vírgenes (1957)
Nuestra última noche (1957)
Prisión para corazones (1957)
Tan sólo una mujer (1957)
Tres pasos por el cielo (1957)
Un beso por compasión (1957)
Crecemos en nuestro amor (1958)
Desde que nos vimos (1958)
La segunda mujer (1958)
La vida de una mujer (1958)
Mi segundo amor (1958)
Nuestra tía Maribel (1958)
Un mundo para ti (1958)
La fugitiva (1959)
Las almas también lloran (1959)
Mi novio, el Marqués (1959)
Su último adiós (1959)
Vida (1959)
La chica del coche rojo (1960)
Las olvidadas (1960)
Tres hombres en la noche (1960)
Un hombre sin piedad (1960)
Un día para amar (1961)
Bonita y nada más (1963)
Enamorados sin amor   (1963)
Los tres destinos de Ketty (1963)
Prohibido enamorarse (1963)
Estrella del sur (1965)

Como Silver Kane



Rancho Drácula (1960)
Doscientos millones de muertos (1968)
Recuérdame al morir (2007)
La dama y el recuerdo (2010)

Como Enrique Moriel



La ciudad sin tiempo (2007)
El candidato de Dios (2008)







El cuento de la criada, Margaret Atwood

Ficha bibliográfica

El cuento de la criada ePUB
Título original: The Handmaid's Tale
Margaret Atwood, 2001
Traducción: Elsa Mateo
Páginas: 1.203

Sinopsis de la novela

Amparándose en la coartada del terrorismo islámico, unos políticos teócratas se hacen con el poder y, como primera medida, suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres. Esta trama, inquietante y oscura, que bien podría encontrarse en cualquier obra actual, pertenece en realidad a esta novela escrita por Margaret Atwood a principios de los ochenta, en la que la afamada autora canadiense anticipó con llamativa premonición una amenaza latente en el mundo de hoy. En la República de Gilead, el cuerpo de Defred sólo sirve para procrear, tal como imponen las férreas normas establecidas por la dictadura puritana que domina el país. Si Defred se rebela o si, aceptando colaborar a regañadientes, no es capaz de concebir, le espera la muerte en ejecución pública o el destierro a unas Colonias en las que sucumbirá a la polución de los residuos tóxicos. Así, el régimen controla con mano de hierro hasta los más ínfimos detalles de la vida de las mujeres: su alimentación, su indumentaria, incluso su actividad sexual. Pero nadie, ni siquiera un gobierno despótico parapetado tras el supuesto mandato de un dios todopoderoso, puede gobernar el pensamiento de una persona. Y mucho menos su deseo. Los peligros inherentes al mezclar religión y política; el empeño de todo poder absoluto en someter a las mujeres como paso conducente a sojuzgar a toda la población; la fuerza incontenible del deseo como elemento transgresor: son tan sólo una muestra de los temas que aborda este relato desgarrador, aderezado con el sutil sarcasmo que constituye la seña de identidad de Margaret Atwood. Una escritora universal que, con el paso del tiempo, no deja de asombrarnos con la lucidez de sus ideas y la potencia de su prosa.

Sinopsis tomada de El cuento de la criada editado por la editorial Salmandra



Reseña de El cuento de la criada de Margaret Atwood

Llegué a su lectura después de haber escuchado las bondades de la actual serie televisiva y la película de 1990 basadas en la misma, ambas visionadas a posteriori.

Bajo esta tesitura, opino que todos los escritores desearíamos que un guion televisivo o cinematográfico reflejara el alma de nuestra obra. Esto, por suerte para la autora, es lo que le sucede a El cuento de la criada. Con el aditivo de que, sobre todo en la serie televisiva, la fuerza de las imágenes y las licencias de los guionistas, han edulcorado hasta tal punto la novela, que ha cautivado por completo a los espectadores. No es para menos.



La novela, narrada en primera persona por Defred, la protagonista, a modo de diario entrecortado donde la historia de su pasado se superpone a la del presente con una retahíla de flashbacks y algún que otro flashforward o su propia inventiva…, nos arrastra a las profundidades del abismo de una distopía que nos hace reflexionar acerca del horror del sometimiento. Margaret Atwood fundamenta su terrorífica historia, en cierta medida, desde la perspectiva de la religión panteísta que profesa.

La narración, sustentada en un futuro relativamente próximo –primer cuarto del siglo XXII—, te deja perplejo desde la primera página.

Es obvio que cause está sensación cuando descubres que los todopoderosos E.E.U.U. se han convertido en la república de Gilead: una sociedad patriarcal y arcaica gobernada por una teocracia puritana que enaltece las prácticas del Antiguo Testamento, en la que se han perdido la mayoría de libertades… Y, ¿qué decir la mujer? Las féminas han pasado de una floreciente emancipación, a una regresión absoluta donde solo sirven para cuidar la casa, hacer la compra y, ¿cómo no? Procrear.

Sin embargo, la concepción ha quedado reducida a un grupo minoritario de mujeres en edad de gestación; motivado por los medios anticonceptivos de la sociedad pre-apocalíptica y por los numerosos efectos secundarios de los agentes tóxicos post-apocalípticos. Hechos que han mermado la capacidad de fertilidad hasta cotas mínimas: el futuro de la Humanidad, peligra.


Con este panorama, imaginamos que a este grupo de mujeres tan especial, se las debe idolatrar: nada más lejos de la realidad. Se las educa en una especie de escuela monacal, tipo claustro ‘torquemanense’, donde todo es válido si no haces lo que te dicen; incluido destrozarte los pies a latigazos, darte descargas eléctricas, mantenerte arrodillada –en una día de lluvia copiosa— con los brazos en cruz y sujetando piedras en las manos…, o cualquier aberración que se les ocurra. Todo bajo dosificación de benzodiazepinas. A las chicas se las droga para que sean verdaderos lechales esperando el engorde antes de ir al matadero. La no concepción equivale a la muerte –por lo general, se las ahorca y sus cuerpos quedan a la intemperie en el muro que rodea Gilead—, o al destierro en las colonias.

El muro me hizo pensar en los guetos judíos de la Alemania nazi; en El cuento de la criada es la separación entre la República de Gilead o zona libre de guerras, de la otra sociedad… la infectada, la guerrera, la pecadora, la libre. Y en él, acaban colgados todos los que, por uno u otro motivo, desobedecen las leyes teocráticas impuestas por los gobernantes: una serie de comandantes con un poder absolutista y un ejército poderoso bajo su mando –a los soldados se les llama Ángeles o Guardianes, y a los gobernantes, Ojos.  El paralelismo con el A.T. está servido: los ángeles guardan a los mortales de cometer pecados y los ojos de Dios lo ven todo.


En las colonias acaban algunas mujeres que han intentado fugarse o que han infligido ciertas leyes; verdaderos campos de exterminio cubiertos por vertidos tóxicos al más puro Tercer Reich. No se las gasea: respiran vapores venenosos... También acaban en este lugar infernal, las no-mujeres; entre ellas las hembras maduras que no pueden engendrar o que han pertenecido o pertenecen a la resistencia. Os preguntaréis cómo a unas traidoras se las envía a las colonias y a otras se las ejecuta; la novela no lo aclara… Solo puedo decir: mejor morir ahorcada que sufrir una muerte lenta y agónica.

Es difícil de creer que, en un mundo tan férreo y con un ejército armado hasta las cejas, exista una resistencia. No obstante, como en toda guerra o régimen fascista, la hay. Lo mismo que un mercado negro y lugares prohibidos donde los mandatarios se saltan a la torera las leyes que ellos mismos han impuesto.

Os habrá llamado la atención el nombre de la protagonista: Defred. He aquí el quid de la cuestión: a las mujeres que pueden gestar, se las llama criadas en general, y, además de perder su nombre de pila e ir vestidas de rojo –para verlas desde lejos si se les ocurre escapar—, mientras perteneces a este grupo, adquieren distintos nombres… Dicho apelativo se compone de la preposición ‘de’ –en inglés ‘of’—, y el nombre propio del comandante al que sirven. De tal manera que si sirves a Fred, como el caso de la heroína de El cuento de la criada, te llamas Defred. Hay Deglen, Dewarren… 

¿Por qué? Porque, en la república de Gilead, al igual que en tiempos de los Patriarcas, las mujeres son tratadas como objetos que pertenecen a los hombres; amén de que hay una poligamia encubierta. Las criadas, no solo tienen un dueño, sino que después de parir pierden toda potestad sobre el neonato que pasa a ser hijo legítimo del comandante y su esposa. Al margen, si la criada puede volver a gestar, pasará a ser propiedad de otro comandante.


No todas las mujeres son Criadas. Dentro de la condición femenina existen distintas jerarquías… Las esposas de los comandantes, que siempre visten de azul, tienen la categoría más elevada, incluso pueden denigrar a las criadas, a las sirvientas o Marthas, a las ecoesposas o cónyuges de los hombres de menor rango que no pueden alcanzar la poligamia, y a las Tías o educadoras de las Criadas –con su look militar compuesto por un uniforme pardusco y un gorro tipo chef que les cubre el cabello.


Nunca mejor dicho: las criadas son concubinas violadas reiteradamente por el comandante de turno, vientres de alquiler sin paga extra, recipientes útiles solo para preñarse… y punto.

Por otro lado, el lenguaje del libro es adusto, pese a que la autora tiene una adjetivación magnífica y utiliza unos recursos literarios que embellecen el horror y demuestran la maestría de su pluma.

Creo que la novela presenta un desenlace abierto, lleno de suposiciones y con una prosa carente de ese remate perfecto del cuerpo de la misma. Incluso me atrevo a decir que tiene un final un tanto forzado, como para quitarse el manuscrito de encima: la madre que acaba de parir y siente un rechazo momentáneo por su vástago. Después de reflexionar he pensado: “Seguramente, la autora quería hacer una saga y al ver que no tenía la repercusión esperada en su momento, se reprimió. O quizá estamos ante una verdadera visionaria que ha sabido esperar pacientemente hasta que su libro ha dado los frutos deseados”.

Indudablemente, El cuento de la criada se ha convertido en un fenómeno de masas. En gran medida, por la puesta en escena de la serie homónima que emite el canal HULU y que en España difunde HBO. A fecha de hoy, se está pasando la segunda temporada y ya está firmada una tercera.

De lectura imprescindible: sin lugar a dudas, una obra maestra.





©Anna Genovés
8 de junio de 2018
Rectificada el 5 de junio de 2022



El revuelo que ha traído consigo el serial de la cadena HULU, que emitió hace poco la tercera temporada y tiene en marcha la cuarta, es inmenso...