Al barrizal



Pinta el mundo de rosa aunque sea negro. La mácula de la aurora, el trigo siniestro. El vientre llora, lo toma en un cesto. Acunado cual niño que gime. Cual madre que muere en el hospital sin enfermeras que la mimen o manos que la acojan.



El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?



La habitación está callada aunque la llenen personas. El nido se cae del árbol. La noche aploma. El bebé dejó de llorar. La madre dejó de amar. Murió en brazos de un hombre que nunca la quiso aliviar.



El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?



Gira la rueda. Mira en uno y otro canal. La televisión siempre dice lo mismo. Muchos perros con el mismo collar. El film acabó con un fundido en blanco. No es para reír: es para llorar. Los muertos caminan sobre la tierra. Los vivos al barrizal.



El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?



No hay ajuste
Nunca lo ha habido
Nunca lo habrá
Solo la muerte camina con paso firme
Solo la muerte le dará libertad.




©Anna Genovés
06/02/2017

Revisado en diciembre de 2024.
 
Muchos danmificados de la DANA de Valencia deben de pensar algo similar y sus ojos, seguramente, están exentos de lágrimas de tanto llorar. Sin casa. Sin agua. Sin comida. Si nada. 

No los olvidemos.




Al barrizal

by on 17:17:00
Al barrizal Pinta  el mundo de rosa aunque sea negro. La mácula de la aurora, el trigo siniestro. El vientre llora, lo toma en un cesto. Ac...

 




Todo comenzó con unas deportivas

 



Antes se medía a las personas por los zapatos. Quienes los llevaban sucios, rotos o sintéticos, eran pobres o individuos poco confiables. Lo mismo que quienes usaban zapatillas para salir a pasear. Aunque fuéramos trabajadores, nos afanábamos por maquear nuestro calzado el tiempo que hiciera falta y nuestro bolsillo lo permitiera. Todo era válido para embellecer nuestra apariencia: ¡Qué gilipollas!

 


Eran los tiempos en los que las mamás llevaban rulos en la cabeza y escuchaban a Elena Francis. Y los papis se tomaban carajillos e iban a los toros. Cuando no a las pilinguis a echar un polvo como está ‘mandao’ porque las señoras no debían tener sexo por placer. Para las damas estaba restringido a la reproducción.

 


Ahora es diferente, uno vive con la libertad que le dejan los wokes. No tiene que preocuparse del vecino o de la joven con unos shorts más cortos que los ‘culottes’ o de la que acariciaba al novio en la misa del domingo. Una, une, uni, uno o unu, lo que sea que sea o quiera ser… pueden ir como le plazca y estar fuera del armario sin miedo a que le digan maricón, tortillera, travestido, hermafrodita o bicho raro… y etcétera. Porque, antes, éramos así de brutos. Asimismo, las jóvenes tenían que llegar vírgenes al matrimonio con el que estaba en el armario e iba de gallito ponderado o con quien le había tocado a dedo. Si se la pasaba por la piedra el bendito cura, se hacía la vista gorda y tan felices.

 


De política no se hablaba. Franco era el que hacía y deshacía. Los rojos callados que ya hubo demasiadas repúblicas y todas acabaron peor que el Borbón que salió del palacio Real de Madrid al trote de los equinos que halaban su carruaje de caballos. ¡Ah! No. Este rey se exilió en un trasporte discreto para que su cuerpo no acabara como un queso gruyere —algo que sí le sucedió el zar Nicolás II trece años antes.

 




El Borbón y el zar llevaban zapatillas para jugar al tenis porque durante la Revolución Industrial hubo tantos cambios como estrellas hay en el cielo. En 1839 Charles Goodyear elaboró suelas más duraderas y flexibles a partir de caucho vulcanizado. Lo que, décadas más tarde, permitió a Plimsoll crear las zapatillas con suela de goma. Un calzado atlético que causaba bienestar en los pies. Sin embargo, los primeros, para su día a día, andaban con zapatos finos y elegantes que denotaban su estatus social. Mientras que, el pueblo, usaba zapatos rústicos, alpargatas, sandalias o botas gruesas si hacía mucho frío.

 





El tiempo corría veloz y, como símbolo de rebelión, la cultura juvenil de los 60 las adoptó para lucirse con sus modelitos chics. Los padres y los abuelos asumieron que sus hijos no iban a cambiar de idea y los más osados se pusieron zapatillas como, hoy, usamos los Brassieres de Cuéntame y gritamos: ¡Fuera los aros que tanto molestan! Estos Push-up del baúl de los recuerdos son mucho más cómodos. ¡Cuánto sabían nuestras mamás!

 


El wokismo se apodera de lo guay y de lo que no se ve. Y esa libertad que hemos otorgado a nuestros pies calzando deportivas hasta para ir a un cóctel con traje de Armani o vestido de Chanel es la que pisa las calles, las aceras, los callejones y hasta el alma que no se ve. Algo tan sutil que todos aplaudimos hasta que, de repente, leemos que obras de Salman Rushdie, Toni Morrison e incluso George Orwell, han sido censuradas por uno u otros gobiernos de ideas dispares en muchos aspectos y similares en otras… déspotas todos ellos.

 


Igual que les sucede a diversos cuentos que acunaban a los actuales ‘Sexalescentes’. ¿Cómo censuran a la pobre Blancanieves? Que si la madrastra representa a las ‘matures’ tiranas y malvadas, que si la princesa es una mujer objeto que espera ser rescatada por el príncipe, que si el beso es un acto violento no consentido. Por poner un ejemplo porque hasta El Gato con botas ha sido cuestionado por favorecer la manipulación y la desigualdad social. ¿Y qué me decís de Hansel y Gretel, Caperucita Roja o Tom Sawyer? Censuradas por violencia o maldad o incluso por tener un lenguaje coloquial. ¿A dónde vamos a llegar? A este paso vemos a Marilyn con el Modelado 3D de vestuario y posteriores arreglos, ataviada como una Franciscana Concepcionista del Medievo. Y a Ava Gardner de Vestal romana.

 


Nadie quiere que El cuento de la criada salga de la pantalla, pero, entre las lisonjas de los poderosos disfrazados de ositos de peluche y los corderitos del pueblo diciendo beeee… el monstruo crece y no dejará de crecer. Las cláusulas de moralidad actual son un desparrame que comenzó con esa moda tan chachi pirulí de llevar deportivas hasta para ir al altar. Por eso, por comodidad. ¡Dios! si hasta los monjes tibetanos la usan.

 






Aquí, la que suscribe, usadora de deportivas, botas de cordones o tacones de aguja si se tercia. Pero, siempre deportivas: no. Es balar y seguir la música que te impongan, cuando existen tantas combinaciones y tantas notas. Es decir a todo que sí porque es moda. Es jugar a un juego macabro saltando a la cuerda sin darte cuenta que, ésta, te asfixia. O, ¿qué más da? Para eso está la libertad.

 



©Anna Genovés ­

En Valencia. Jueves cinco de diciembre de 2024.

 


Fotografías tomadas de la red:

1.        Monjes tibetanos con deportivas en labores cotidianas

2.        El rey Alfonso XIII con deportivas jugando al tenis

3.        El zar Nicolás II con deportivas jugando al tenis

4.        Zapatillas Plimsoll

 

 





Hace años escribí este poema dedicado a los habitantes de el Palmar. Hoy, lo he actualizado para recordar a todos los valencianos rotos por el dolor, que nuestra Albufera volverá a ser tan hermosa como antes. Muchas gracias.






Albufera en español




Rostro secado al aire
mordido por ánades
cigüeñuelas, garzas reales;
cuerpo de madre
que abriga vida en sus aguas quietas.



Viviendas tradicionales, barracas yermas
barcas cruzando el lago
piernas sembrando el marjal;
el lodo de sus entrañas
es vida llena.




Poblada desde antiguo
cosida a la tierra;
artistas fraguando su leyenda
colmada de tradición,
raíces en barrizal de arena.




Aneas, mansiegas y carrizos,
anguilas, samarugos y lubinas bellas;
fauna autóctona que navega
nidos de paja, colonias de aves
que se esfuman y regresan.




Tradición de justillos brocados
y calzones de tela
de broches con vírgenes
y espardeñas,
de paellas a la leña;
arrozales colmados de alegrías y penas.




¿Quién no pensó en el amor
mirando sus campos
anegados de sentimientos?
Acequias, comarcas, ribera
de ríos y vida entera.




¿Quién no retuvo su paz
al ocultar su condena?
Cañas y barro
Albufera de Valencia
Albufera nuestra.



©Anna Genovés
12/12/2014

Todos los derechos reservados a su autora







Albufera en valenciano

 

Rostre assecat a l'aire

mossegat per ànecs,

cigüeñuelas, garses reals;

cos de mare

que abriga vida en les seues aigües quietes.

 

 

Habitatges tradicionals, barraques ermes,

barques travessant el llac,

cames sembrant la marjal;

el llot de les seues entranyes

és vida plena.

 

 

Poblada des d'antic,

cosida a la terra;

artistes forjant la seua llegenda

satisfeta de tradició,

arrels en fanguer d'arena.

 

 

Aneas, mansiegas i canyisos,

anguiles, samarugos i llobarros bells;

fauna autòctona que navega,

nius de palla, colònies d'ocells

que s'esfumen i tornen.

 

 

Tradició de justillos brocats

i calçons de tela,

de fermalls amb verges

i espardeñas,

de paelles a la llenya;

arrossars satisfets d'alegries i penes.

 

 

Qui no va pensar en l'amor

mirant els seus camps

negats de sentiments?

Séquies, comarques, ribera

de rius i vida sencera.

 

 

Qui no va retindre la seua pau

en ocultar la seua condemna?

Canyes i fang,

Albufera de València

Albufera nostra.

  

©Anna Genovés

Traducción de Arianna Nogues Romero -cinco de enero de 2023.

  





Albufera en inglés


Air-dried face

Populated since ancient timesbitten by mallards

storks, royal herons;

mother's body

that shelters life in its still waters.

 

  

 

Traditional houses, farmhouse empty

boats crossing the lake

legs sowng the marsh;

the mud from its bowels

it's full life.

 

 

 

Populated since ancient times

sewn to the earth;

artists forging their legend

full of tradition,

roots in sand muzzle.

 

 

 

Aneas, mansiegas and reeds,

eels, samarugos and beautiful sea bass;

native fauna that navigates

straw nests, colonies of birds

that vanish and return.

 

 

 

Tradition of brocaded justillos and

cloth breeches of

brooches with

virgins and espardeñas,

of paellas to the wood;

Rice fields full of joys and sorrows.




Who did not think of love

looking at its

fields flooded with feelings?

Ditches, regions,

riverbanks and whole life.

 

 


Who did not retain his peace

by concealing his condemnation?

Reeds and mud

Albufera de Valencia

Our Albufera.

 

 

 


 

©Anna Genovés
Revisado el 07 de noviembre de 2024

Todos los derechos reservados a su autora




P.D. Dedicado a los habitantes
de El Palmar (l'Albufera - Valencia)





Lectura poema Albufera por Anna Genovés




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Por ©Mila Cosme









Las #Riadas son una constante en #Valencia. Este óleo muestra una inundación a principios del siglo XX. Lo que entonces era huerta, ahora es núcleo urbano. Gracias

Copia textual de la descripción del cuadro, ubicado en el Museo de Bellas Artes de Valencia
..."Óleo: Amor de madre". De Antonio Muñoz Degraín (Valencia, 1840 - Málaga, 1924)

Realizada entre 1912-1913, constituye una de las obras más conocidas y emblemáticas del autor.

Representa la tragedia y dolor producidas por una inundación en la huerta de Valencia.

Una madre intenta salvar a su hijo de la furia de las aguas desbocadas, en una escena notablemente épica, en la que la naturaleza se ha vuelto repentinamente símbolo de destrucción y muerte.

Los naranjos, la noria y las barracas se cubren de agua sucia y turbulenta y todo ello crea una sensación de dinámico desasosiego por medio de una pincelada larga e intensa.

Inscripciones: «MUÑOZ DEGRAIN» (Firmado. Zona inferior derecha)
Datación:
es. 1912-1913
Técnica:
Óleo sobre lienzo
Dimensiones:
202 x 160,5 cm..."





El óleo "Episodio de la inundación de Murcia" 1892.Igualmente del pintor valenciano  Antonio Muñoz Degrain. Colección Museo del Prado.








De época anterior tenemos este hermoso cuadro de la rotura de una presa en Lyon





Obra de arte con dominio público creada en impresión de papel salado por Luis Antonio Froissart en la inundación de Lyon de 1856. Fundación Getty.




Fotografía de la riada que sufrió la ciudad de Valencia el 14 de octubre de 1957





Albufera

by on 21:12:00
Hace años escribí este poema dedicado a los habitantes de el Palmar. Hoy, lo he actualizado para recordar a todos los valencianos ...








Encadenado de amor



Amor que inundas mis noches, mis días y mis entrañas en un ir y venir. Que me acunas al alba cuando la vida se escapa y alumbras mis temores cuando no soy yo misma y deseo huir.

Amor cuya pasión fijada en una bombilla vítrea, se esfuma como el agua y perdura en la ventana de nuestro hogar nazarí; agonizando a cada instante, minuto, jornada, semana, año y década, sin ti y sin mí.

Siendo niña, no supe ni pude reír. Ahora, brindo a tu lado y me enrosco a tu cintura como una flor marchita: mujer amada por ti. ¡Ay! Amor, cuando duermes te miro y deslizo por tus curvas mis sentidos, esperando que despiertes para ligarte a mí.

Siento miedo por tu juventud y mi aventura, desierto baldío que se apaga sin tu delirio. Amado, perdido, sentido, feliz e infeliz. Noches en blanco y noches llenas, días afligidos y gozosos. Aire, organismo, pasado y futuro. Mi vida entera, daría si te fueras.

¡Ay! Si te fueras… Escaparía en la mañana y rondaría por el mundo hasta encontrarte, allí dónde estuvieras. Velaría tus sueños, tus recovecos oníricos como la hizo la reina que llamaron Loca por amar a su rey más que a su vida.

Me pierdo cuando tus ojos escapan, piélago embravecido que mecen la cuna de los niños no tenidos. Solitaria en este mundo vacío que nada tiene si no estás aquí. Universo mísero que me abandonó a mi propia suerte, y mi propia suerte, muere sin ti.

Amor no me mientas, retenme a tu lado con cariño, que no por caridad o pena. Te amo como el primer día que te vi entre pupitres de madera y libros de tapa hueca, entre personas que entraban y salían, entre la vida que decía: “Adiós”. Y marchaba tierna.

No destrocé mis carnes en una noche perdida ni corte mis venas repletas de sangre fría. Elegí el sendero de las rosas con espinas: pasión y mentiras, cuando la vida pasa y te odio y me rechazas. Un sinvivir que es la razón de la vida: el sentir.

Amigo, hombre que escuchas mis penas y alegrías, humano que me dices: “Hola guapa. Pasa…”. Aunque sea un engaño envuelto en papel de azogue con tachuelas de hojalata, que me ayuda a seguir. Te brindo mis palabras, solo a ti.

Contigo veré cómo la frente se arruga, cómo soy transparente y cómo la espalda se curva. Amaré a mi cuerpo nutrido de carne flácida y mente de agua. Descubriré cómo la vida se apaga y queda la mirada blanca. Traspasaré las fronteras conocidas y entraré en el mundo de las crisálidas.

El amor lo es todo y es nada. Hiere el alma y se arrincona en la mañana caduca cuando la vida se esfuma y ya no sabes vivir. Almas níveas, corazones sin plasma. Amor en las entrañas. Amor amar hasta el fin.



©Anna Genovés
Modificado 03/11/2024



Encadenado de amor

by on 14:14:00
Encadenado de amor Amor que inundas mis noches, mis días y mis entrañas en un ir y venir. Que me acunas al alba cuand...


 



Muertos

 


 

 

Edifico muerto donde habita el silencio

se cambiaron los sonidos de la vida

por hábitos yermos.

 

 



La música, los gritos de una pareja

gemidos de amor, ruido de una cisterna

algodón crujiendo, agua que cae por la encimera

vasos que se cogen, pasos de una joven ligera

aire roto por el subir y bajar de unas pesas

mujer que teclea mientras el hombre cocina.

 

 



Bajo sospecha

mundo de viejos

tétricos.

 



 

Botellas de alcohol que pululan por las venas

cigarrillos de liar que incineran los pulmones

Walking dead

Building dead.

 

 



No la mires, no te acerques

sus ramas son largas y puede cogerte.

Enredadera que te asfixia por un universo que muere

las paredes tienen ojos

y las puertas cerradas son hoyos.

 

 



No puedes reír

porque la risa huyó y no volverá a vivir

bocas cóncavas

labios prietos

carrillos hundidos

narices de terciopelo.

 

 



Susurra, no hables

cierra los párpados con monedas de pocos quilates

escóndete detrás de las cortinas

espía, solo espía.

 



 

Comprenderás, entonces, que nada es mentira

sombras entumecidas por un mundo que pocos ven.

 

 



Muertos.

 

 

 



©Anna Genovés

Diecinueve de octubre de 2024

 

 

 

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Muertos

by on 15:51:00
  Muertos       E difico muerto donde habita el silencio se cambiaron l os sonidos de la vida por h ábitos yermos.     La música, los grit o...