Joseph Berna: El Pulp por excelencia

Reseña de El brujo de la Galaxia

Título: El Brujo de la Galaxia
Autor: Joseph Berna
Número de páginas: 128
Tamaño: 105 x 148 mm (DIN A6)
Edición: Primera (marzo de 2018)
Editorial: Matraca Ediciones
Colección: Serie Beee núm. 3
ISBN: 978-84-17475-00-0
Depósito legal: SE 596-2018

Hasta la fecha, Berna ha escrito ochenta y tres novelas de ficción científica que abajo enumero, solamente una permanece inédita. De las misma, cincuenta y dos se publicaron en la colección La Conquista del Espacio o Espacio Extra, de la editorial Bruguera. Mayormente, el resto de su dilatada obra, ha sido publicada por una filial de la misma editorial llamada Ceres.

Sinopsis

La novela El brujo de la galaxia se desarrolla en el año 2118 mientras la astronave comercial Atlantis 15 viaja a Júpiter. En mitad del trayecto un enorme dragón aparece en el radar. A partir de ese instante, un sinfín de aventuras envuelven a los nueve personajes de la historia.

El brujo de la galaxia es una novela de bolsillo de poco más de un centenar de páginas donde las hazañas de la tripulación y de algunos pasajeros salvan a la nave Atlantis 15 de caer en manos de un peligroso brujo que maneja hechizos aterradores –entre los que se encuentran la aparición de formas animales o de situaciones peligrosas.

Reseña

Cuando tuve en mis manos la obra El brujo de la galaxia, por el tamaño, sentí nostalgia; recordé las novelas que leía mi padre. Sin embargo, tanto el diseño de portada como el interior, son vanguardistas y presentan simpáticas ilustraciones: el volumen me llamó la atención de inmediato.

En El brujo de la galaxia se combinan dos escenarios dentro de un mismo coliseo. La historia, repartida en trece episodios y un epílogo, comienza con una presentación de la astronave Atlantis 15 y un interesante dialogo entre piloto/copiloto. En un segundo apartado entran en escena los pasajeros en una divertida y pícara secuencia en la que un bombón veinteañero está tomando una copa y un hombre joven y bien parecido, la corteja. Acaban en el camerino de la señorita en una ambiente sensual y divertido. Pero, de repente, lo que parecía un affaire, se convierte en una peligrosa secuencia en la que aparecen dos serpientes enormes y ponen en verdadero peligro a la pareja.

… “Lothar le había echado el ojo a una atractiva pasajera de cabellos dorados como el oro, ojos azules y labios apetecibles. Aparentaba unos veinticuatro y vestía un ceñido pantalón brillante, que oprimía sus magníficas caderas y sus largos y esbeltos muslos” …

A partir de estos episodios, ambos contextos siguen sus historias de manera paralela hasta el capítulo trece donde confluyen. Sin olvidar que, en el tercer capítulo, aparece el malvado brujo que hará temblar al más valiente de los personajes. Y con él, los escenarios más dantescos.

… “Una muerte horrible, pues el reptil no se había limitado a enroscarse a su cuerpo y aplastárselo dolorosamente, sino que lo había emprendido con él a dentelladas mientras lo trituraba, destrozándole la garganta, los hombros y los muslos” ...

Una de las características de la novela son las descripciones detalladas y directas de los actores; una presentación de los mismos que ayuda a imaginar con detalle la escena que leemos.

Otra particularidad sumamente interesante de El brujo de la galaxia es la lucha permanente del bien contra el mal. ¡Qué curioso! El bien –fisiológicamente hablando— está representado por hermosura y el mal, claro está, por fealdad, como si el exterior fuera la envoltura de la malignidad o del amor que internamente poseemos las personas.

Por otro lado, tiene la peculiaridad de sus innumerables diálogos, lo que se transmite un dinamismo que te engancha desde la primera página. Berna, sin lugar a dudas, es un excelente dialoguista.
… “
Drago rió de nuevo.
–Otro que exagera…
Wilhem lo masticó con los ojos.
–Quiere achicharrarnos, ¿eh, Drago?
–¿También su agua quema, comandante…?
–¡De sobra sabe que sí!
–Está bien, si prefieren el agua fría…
–¿Lo que queremos es que acabe con esto, maldita sea! “ …

Leer a Joseph Berna es como abrir la Caja de Pandora o descubrir Alicia de Carroll porque en cada página te llevas una sorpresa. Tiene una pluma ágil y sencilla, con un toque aniñado, ideal para que los jóvenes se apasionen por la escritura.

He leído otras novelas del autor, pero El brujo de la Galaxia, es la primera que descubro de nueva planta. Una historia Pulp, inédita, escrita en los 80 y publicada el año pasado en la que se combinan elementos de ficción, terror y picaresca. Desde luego, solo por esta pericia, Joseph se merece una ola muy grande. Al margen, sé de buena tinta que se va a reeditar casi la totalidad de su obra.

Tuve la suerte de conocer a Joseph Berna el verano pasado y creo que el don de mantener vivo al niño que lleva dentro es la clave de su éxito.



Recomiendo la lectura de El brujo de la galaxia para amantes del Pulp y personas cuya alma aventurera galope por mundos imaginarios. Por supuesto, muy indicada para fomentar el hábito de la lectura y ampliar la creatividad e imaginación de los tennager.


Reseñas sobre el autor

Más sobre El brujo de la galaxia



Obras de Joseph Berna
1976
¿Me das fuego, marciano? (CE 326)

1977
La reina del sistema Uta (CE 358)

1978
El mayor caradura de la galaxia (CE 391)
Las amazonas de Sirox (CE 398, RB 60)
La invasión de los mutantes (CE 404)
Imperio flotante (CE 417, RB 58)
El coloso del espacio (CE 425, RB 62)
Los vigilantes del cosmos (CE 437)

1979
La era de los robots (CE 440)
Zarko el Grande (CE 442)
Los enemigos del Sol (CE 454)
El planeta fantasma (CE 459)
Lluvia diabólica (CE 463, RB 41)
Base marciana Juno (CE 473)
La diosa terrestre de Glaxo (CE 478, RB 43)

1980
El planeta de los hombres alados (CE 491)
La roca asesina (CE 497)
Las brujas de Atox (CE 501)
El mayor diamante del universo (CE 506)
La necrópolis del espacio (CE 510)
El planeta de las sirenas (HE 7)
Esclavos para Kobrac (CE 513)
Energía cósmica (HE 15)
Astor el Cruel (CE 522)
La invasión de los cerebros (HE 21)
Objetivo: Plutón (CE 527)
El planeta dormido (CE 533)
El reino de los seres de hielo (HE 31)
Prisión espacial (HE 34)
El planeta encantado (CE 542)
El coleccionista de seres (HE 37)

1981
Planeta hambriento
La espera maldita (CE 548)
Me enamoré de un robot (CE 556)
Telaraña espacial (HE 58)
El burlador de la galaxia (CE 585, RB 26)
El planeta de los centauros (CE 592)



1982
¿Dónde está la Tierra? (HE 99)
El loco de la galaxia (CE 615, RB 2)
La llamada de Therko (HE 111)
La invasión de las burbujas (CE 621, RB 17)
El hijo de las estrellas (HE 118)
La misteriosa Andrómeda (CEE 4)
El planeta de los cíclopes (CEE 5)
Cautivos de la reina Thala (CE 632)
El dios de los volcanes (CE 634)
Viaje a lo desconocido (CE 636)
La diosa de las profundidades (CE 640)
Lluvia roja (HE 136)
Planetas gemelos (HE 138)
La pirámide de oro (CE 646)

1983
El cerebro asesino (CE 651)
El imperio de los robots (CE 654)
La máquina de los años (HE 148)
La fortaleza flotante (CE 661)
¡La Tierra va a estallar! (HE 155)
En poder de los hombres araña (CE 665)
El tirano de Doklo (CE 668, RB 22)
Objetivo: destruir el Sol (CE 671)
Las bucaneras del espacio (HE 168)
El templo del dios Gumma (CE 679)
Guerra de cerebros (HE 174)
Trampa galáctica (CE 691)
El enviado de Bongo (CE 694)

1984
El planeta de los hombres toro (CE 697)
La astronave fantasma (HE 194)
El reino de Zora (CE 703)
El platillo rojo (HE 201)
El planeta robotizado (HE 208)
El rey de los cerebros (HE 212)
Misterio en la estación WZ—2000 (HE 218)
Los emisarios de Macombo (HE 220)
Y la Tierra quedó paralizada (HE 224)
El ataque de las mujeres pájaro (CE 729, RB 4)
Sirpa, la espía de Zombo (HE 228)



1985
Terror en la Alfa-3000 (HE 230)
Dunas vivientes (CE 735, RB 45)
En busca de la princesa Tara (HE 237)
El otro planeta Tierra (CE 739)
El ser que llegó de Kumbo (CE 743)

2017
Shukira

2018
El Brujo de la Galaxia
El diamante de Gurko-To

Al margen, Joseph Berna, también ha escrito novelas de otros géneros o subgéneros literarios…




Amigos, ¿alguno me puede decir cómo este escritor tan prolífico sigue sin el reconocimiento que se merece?

Solo hay que mirar sus ojos para conocer su bondad y su naturaleza humilde.

Me parece una injusticia absoluta. Así que, os dejo y me voy a surcar el universo con la Atlantis 15. Os recomiendo que hagáis lo mismo. Salud y… ¡hasta la próxima! 


Homenaje Joseph Berna 

Para conmemorar el cumpleaños del maestro del Pulp, editorial Matraca ha reunido diversos relatos de distintos escritores en un libro titulado: Homenaje a Joseph Berna










 




Vístete como quieras

 

La sociedad está, no enferma, sino, muy enferma. Juzgar vosotros mismos…


En mi época moza me tacharon de drogadicta por llevar imperdibles en los pantalones. Por aquel entonces…, me gustaban los Sex Pistols, pero nunca me drogué, aunque me moviera con gente que sí lo hacía –una pena, porque la vida es corta y cada etapa tienes sus historias. «Hay que experimentar». Como me dijo un amigo millennials hace poco.


Cuando cumplí treinta, cercanos a mí, hicieron fuerza –sin éxito. ¡Menos mal! — para que me pusiera traje de chaqueta porque… ¿qué era eso de ir con pantalones morunos y cintas en la cabeza como si fuera joven? Fue mi etapa Adam and the Ants & CIA. La movida en pleno apogeo. Barraca y Spook Factory para echarse unos dancing los sábados por la noche.


Mirado a toro pasado, hasta tenía su lógica ya que hablamos del periodo tardofranquista e inicios de la democracia con el apogeo de la etapa de transición de por medio; todavía quedaban escollos del Generalísimo, aunque quisiéramos ser muy modernos. Solo hay que ver Cuéntame.


Lo que es anormal, por ejemplo, es que unos meses antes de la pandemia, mientras hablaba con una vecina, otra pasara y, no recuerdo el quid de la cuestión, pero la cosa quedó en que ya teníamos años para llevar ropa suelta. Nosotras nos miramos alucinadas. No sé lo que pensó mi colega, pero yo cavilé que, seguramente lo decía por ella que, pasada de kilos, no se atrevía a ir ceñidita. ¿Y qué más da? A estas alturas, reconozco que no me importan un bledo esas gilipolleces.


No las nombraría si no fuera porque, hoy, me han llamado la atención dos noticias que tienen que ver con diferentes atuendos y distintas señoritas. La primera se llama Cristina y ha denunciado a la EMT pues, el conductor, no la dejó subir a un autobús porque su vestimenta podía herir el respeto de otros pasajeros; la chavala llevaba un top lencero. La segunda es la cantante Zahara, Vox espeta al consistorio de Toledo para que no actúe porque su póster la revela como si fuera una madona y dicen que le falta el respeto a la virgen.


¿De verdad que estamos en el siglo XXI?


Caso 1. Cristina y el autobús. No hay derecho que se impida a una joven a subir al autobús por enseñar parte de sus senos. En otros siglos las damas portaban insinuantes escotes en los que asomaban hasta los pezones. No hablo de taberneras o similares..., sino de damas nobles como muestro en las diferentes imágenes de los siglos XIV y XVIII e incluyo la de Cris que aparece en sus redes sociales.









También puede suceder que la chica en cuestión haya ideado un montaje para ver qué sucedía o, simplemente, para hacerse de notar. Pero, tal y como lo cuenta, creo que es cierto. Si no es así, bien lista es. Le aconsejaría que estudiara antropología.


En realidad, no es el hecho lo que más me preocupa, sino las contestaciones de bastantes jóvenes que, poco más o menos, le dicen cómo se debe vestir dependiendo de dónde esté. ¡Jolines! Que cada cual se vista como le dé la gana. Esto es vergonzoso. Sí, aunque parezca mentira, estamos en el primer tercio del segundo milenio, en occidente, en el primer mundo, no es broma. ¿Qué sucedería si fuéramos en bolas como algunas tribus africanas? ¿Acaso es pecado enseñar las carnes? ¿Dónde quedan los nudistas?


A fecha de hoy, las chavalas visten con tops lenceros y ‘hot pant' –todas las colecciones de prêt-à-porter e incluso la alta costura, presentan modelos similares—. Tal vez, a las personas catetas, pueden parecerles ropa interior. No obstante, son prendas exteriores para usar a diario o en ocasiones puntuales, a gusto del consumidor. Es lo mismo que si nos metiéramos con los ministros que acuden a los consejos vestidos con bermudas y camiseta. ¿O no? Los tiempos cambian.


Por si queréis leer el caso al completo, os dejo dos artículos.


“Una joven valenciana denuncia que no la dejan subir a un autobús por vestir un top lencero”



“Vetada en el autobús por su escote: ¿Qué dice la normativa municipal de Valencia?”

 

Que señala textualmente:

…” El reglamento sí explica, entre los deberes de los clientes, que «no se permite viajar en situación que atente contra el respeto del resto de clientes», argumento que utilizó el conductor del autobús, según indicó Durán en sus redes sociales.”…



Caso 2.  Zahara y la Virgen. Lo de esta cantante es otra historia, también relacionada con la vestimenta. El artículo que la tacha poco más que de hereje, dice así…


“Vox acusa a Zahara de "ofensa extrema a la Virgen" y pide que se cancele su concierto en Toledo”.


¿Qué queréis que os diga? Provocación, puede ser. Tiene precedentes en Rihanna –vestida de Papa, incluido papamóvil— y Madonna –de virgen o de Jesucristo—. La chica quiere llegar lejos. El ayuntamiento sabía que el álbum de Zahara se titulaba Puta, estaba claro que conocían a quién contrataban. Después del revuelo, han quitado los carteles; me parece fatal. La cantante se habrá gastado su dinero en cartelería y promociones, si estuviera en su caso, igual ni actuaba. Que yo sepa, cada cual puede ser de la religión que le de la real gana o incluso ateo o agnóstico. Por otro lado, creo recordar que hay libertad de expresión. O por lo menos, eso nos hacen creer…









Si nos ponemos así, no debería molestarnos que los musulmanes se excretaran en los cristianos por nuestras burlas a Mahoma. Sin embargo, en este caso, aplaudimos las mofas. Pues igual. De eso se trata, de no darle importancia a lo que no la tiene. Quien lo hace es intolerante y rancio.


Me da vergüenza que, actualmente, nos hayamos convertido en verdaderos hipócritas. Cara al público, mostramos unos hábitos modernistas y somos más retrógrados que nuestros predecesores. Estamos enfermos, muy enfermos.


Al final, creeré que España es un país de lerdos.

 

@Anna Genovés

Miércoles 11 de agosto de 2021





Vístete como quieras

by on 18:18:00
  Vístete como quieras   La sociedad está, no enferma, sino, muy enferma. Juzgar vosotros mismos… En mi época moza me tacharon de dro...


Ross McDonald/Lew Archer

Título: El expediente Archer
Autor: Ross McDonal
Género: Novela negra, intriga, terror
Editorial: Mondadori
Año de edición: 2010
ISBN: 9788439722205
Idioma: español

Conocer al autor

Ross Macdonald, seudónimo de Kenneth Millar, fue un escritor norteamericano-canadiense de novela negra, creador de uno de los detectives privados más emblemáticos de siglo XX: Lew Archer, interpretado en la pantalla grande por Paul Newman bajo el nombre de Lew Harper.

El autor comenzó su carrera literaria escribiendo en revistas pulp mientras estudiaba en la universidad de Míchigan donde conoció a la que sería su esposa, la escritora Margaret Millar.

Su primera novela editada fue The Dark Tunnel en 1944. ​El detective privado Lew Archer apareció por primera vez en Find the Woman de 1946 y lo acompañó en la mayor parte de su obra.

Kenneth Millar nació en 1915 y falleció en 1985 en California –donde se centran la mayor parte de las historias de Lew Archer—, pero también vivió varios años en Canadá.

Junto a Dashiell Hammett y Raymond Chandler, Ross McDonald es uno de los maestros de la novela negra. Desde mi puno de vista forman la triada negra por excelencia. Si bien los personajes de Ross McDonald se acercan más a una realidad contemporánea.

Sinopsis de Expediente Archer

El expediente Archer es la antología de todos relatos protagonizados por el mítico detective privado Lew Archer. Además, contiene fragmentos inacabados de las que hubieran sido otras novelas o cuentos del autor. Empero, podría tratarse, simplemente, de borradores de las historias ya publicadas, pues existen similitudes evidentes entre algunas de ellas. Esta compilación está presidida de un amplísimo y majestuoso prefacio a cargo del biógrafo del autor, Tom Nolan, donde indaga la vida de este personaje tan simbólico en la novela negra.

Reseña de El expediente Archer de Ross MAcDonald

El expediente Archer es una profunda radiografía del detective Lew Archer; un hombre decente, firme, íntegro, obstinado, y, en ocasiones, cínico e incluso ligeramente temerario. Sin olvidar un puntito guasón en circunstancias propicias.

El prólogo –a modo de biografía— cargado de historietas y rarezas del personaje principal a cargo de Nolan, nos deleita con curiosidades tales como dónde creció o los amores que tuvo Archer antes de ser detective privado. De igual forma, nos descubre el coche que conducía y hasta el sino de su vida.



Por ende, averiguamos que Lew Archer fue policía en Long Beach antes de la guerra –en la que ocupó un cargo en Inteligencia Militar— y que, después, trabajó para el fiscal del distrito.

Físicamente, Archer es delgado, de aspecto juvenil y nariz pequeña, un tipo atractivo y con encanto cuyo modesto despacho está Sunset Boulevard, Hollywood, Los Ángeles. Habitualmente gestiona divorcios, pero admite cualquier encargo siempre que esté dentro de la legalidad. Él observa no juzga. Es un hombre divorciado que separa el placer del trabajo y evita los romances.
Desde luego, se agradece el profundo estudio llevado a cabo por Nolan.

En pos a este maravilloso preámbulo, aparecen doce relatos ambientados en la tórrida California de Ross MacDonald en la piel de Lew Archer. En ellos, el escritor pone de manifiesto la conducta humana. Así pues, se descubren los siete pecados capitales: lujuria, ira, soberbia, envidia, avaricia y pereza. E incluso ese octavo pecado capital que promulgó san Juan Casiano (360-435) ―en su De intitutis coenobiorum (V, coll. 5, «de octo principalibus vitiis»)―, llamado tristeza.


Una decena de relatos de género amenos creados por este nigromante de las letras que escribía con pluma ágil, hiper descriptiva, sencilla y con abundantes diálogos perfectamente estructurados que enganchan desde el inicio, donde quedan retratados todos los personajes y personajillos de la fauna humana de manera natural y explícita.

La tónica principal de este vademécum de Lew Archer: alcohol, femme fatales –rubias oxigenadas, mayormente—, crímenes y revólveres. Aditivos indispensables: Buick negros, hombres trajeados y, por lo general, apuestos, damas chics y policías suspicaces. En algunas de las historias entreví lazos suficientes como para haber editado una novela corta con mucho gancho. Mientras que en otros descubrí paisajes y escenarios repetitivos; clones agarrados por pinzas metálicas en un tendedero de ropa de firma. Todo creativo tiene su marca de agua.

El amplio libro, de más de quinientas páginas, cierra con un repertorio de hipotéticas historias, varias de ellas con el sabor de alguno de los relatos anteriores, por lo que he deducido que podría tratarse de borradores antiguos de un mismo proyecto.

Fragmento de la novela

"Moví los vasos y miré al joven que lucía unas alas en el pecho.

Ingenuo, atractivo, apasionado eran las palabras apropiadas para la nariz fuerte y roma, los labios gruesos y la mandíbula cuadrada, y los ojos orgullosos y muy abiertos. La señora Dreen lo habría devorado gustosamente, y volví a preguntarme si su hija era carnívora. Al menos la fotografía de Jack Rossiter era el único rastro masculino que había en su habitación. Los dos vasos podrían ser perfectamente de noches distintas. O de semanas separadas, a juzgar por el estado de la habitación. No es que no fuera una habitación atractiva. Era como una chica guapa desaliñada. Pero muy desaliñada.

Examinamos la habitación, los armarios, el cuarto de baño, y no encontramos nada importante, ya fuera positivo o negativo. Mientras avanzamos entre las prendas resplandecientes y desordenadas que Una se había quitado, me volví hacia la señora Dreen.

–Supongo que tendré que volver a Hollywood. Me sería de ayuda si me acompañara. Me sería de más ayuda si me dijera las personas a las que conocía su hija. O las que le caían bien; supongo que conocía a todo el mundo. Recuerde que usted misma ha insinuado que hay un hombre metido en esto.

–¿He de suponer que no ha encontrado nada?

–De una cosa estoy seguro. No se ha marchado intencionadamente por mucho tiempo. Sus artículos de tocador y sus pastillas todavía están en el cuarto de baño. Tiene toda una colección de pastillas.

–Sí, Una siempre ha sido una hipocondriaca. Además, se ha dejado la foto de Jack. Solo tiene esa porque es la que más le gusta.

–Eso no es tan concluyente –dije–. Supongo que no sabrá si falta un bañador.

–La verdad es que no lo sé, tenía tantos… Le quedaban estupendamente.

–¿Sigue hablando en pasado?

–Supongo que sí, como hipótesis. A menos que usted encuentre pruebas de lo contrario.

–No le gustaba mucho su hija, ¿verdad?

–No. No me gustaba su padre. Y ella era más guapa que yo.

–¿Pero no tan inteligente?

–¿Con tan mala leche, quiere decir? Tenía bastante mala leche. Pero sigo preocupada por Jack. Él la quería, a diferencia de mí.

El teléfono del salón empezó a sonar.

–Millicent Dreen –dijo ella al aparato–. Sí, léamelo. –Una pausa–. «Prepara la fiesta de bienvenida, enfría el champán, retira las sábanas y saca el camisón de seda negro. Llego mañana.» ¿Es correcto?

A continuación, dijo:

–Espere. Quiero mandar una respuesta. Al alférez Jack Rossiter, barco de guerra Guam, buque de escolta ciento setenta y tres, Estación Aeronaval, Alameda… ¿Es la dirección correcta del alférez Rossiter? El texto es el siguiente: «Querido Jack, reúnete conmigo en el piso de Hollywood. No hay nadie en la casa de la playa. Millicent». Repítalo, por favor… Exacto. Gracias.

Se volvió y se hundió en el sillón más cercano, sin olvidarse de colocar las piernas simétricamente.

–¿Así que Jack vuelve mañana? –dije–. Antes no tenía pruebas. Ahora sigo sin tener pruebas y tengo mañana como plazo.

Ella se inclinó hacia delante para mirarme.

–Me he estado preguntando hasta qué punto confiar en usted.

–No mucho. Pero no soy un chantajista. Tampoco un adivino, y es un poco difícil jugar al tenis con el hombre invisible.

–El hombre invisible no tiene nada que ver con esto. Lo llamé al ver que Una no volvía a casa. Poco antes de ir a su despacho.

–Está bien –dije–. Usted es la que quiere encontrar a Una. Ya me lo dirá. Mientras tanto, ¿a quién más ha llamado?

–A Hilda Karp, la mejor amiga de Una: su única amiga.

–¿Dónde puedo encontrarla?

–Está casada con Gray Karp, el agente. Viven en Beverly Hills.

Su casa, situada en lo alto de un césped ondulado, era enorme y modernamente grotesca: una misión española con un toque de paranoia. La habitación donde estuve esperando a la señora Karp era del tamaño de un pequeño granero y estaba llena de muebles azules. El bar tenía una barandilla de latón."


Obra de Kenneth Millar/ Ross McDonald

Novelas con Lew Archer

1.            El blanco móvil – 1949. El blanco móvil / El blanco en movimiento: adaptada al cine como Harper, investigador privado, en 1966. Una nota curiosa sobre las novelas de Ross McDonal y su representativo detective privado, Lew Archer, adaptadas a la gran pantalla y protagonizadas por Paul Newman con el nombre de Lew Harper es la publicidad de la película: “Archer ha vuelto”. 


2.            The Drowning Pool – 1950. La piscina de los ahogados / La piscina mortal: adaptada al cine como Con el agua al cuello, en 1975)


3.            La forma en que algunos mueren People Die – 1951
4.            La mueca de marfil / La sonrisa de marfil - 1952
5.            En busca de una víctima – 1954
6.            Costa Bárbara – 1956
7.            Los maléficos – 1958


8.            El caso Galton– 1959
9.            La Wicherly – 1961
10.          El coche fúnebre a rayas – 1962
11.          El escalofrío – 1964
12.          El otro lado del dólar – 1965
13.          Dinero negro – 1966
14.          El enemigo insólito – 1968
15.          La mirada del adiós – 1969
16.          El hombre enterrado – 1971


17.          La bella durmiente – 1973
18.          El martillo azul – 1976

Relatos donde figura Lew Archer

1.            Mi nombre es Archer (contiene 7 relatos) – 1955

2.            Lew Archer: investigador privado (contiene 1.    Mi nombre es Archer y otras dos novelas) – 1977

3.            El expediente Archer, Editorial roja&negra, Random House Mondadori, en 2010, versión de Ignacio Gómez Calvo. ISBN 978-84-397-2220-5. Donde aparecen, además de otra docena de cuentos inconclusos de Lew Archer, los relatos siguientes:

      Ø                 En busca de la mujer
      Ø                 Muerte en el agua
      Ø                 La mujer barbuda
      Ø                 Extraños en la ciudad
      Ø                 Chica desaparecida
      Ø                 La siniestra costumbre
      Ø                 El suicidio
      Ø                 Rubia culpable
      Ø                 Empresa inútil
      Ø                 El hombre enfadado
      Ø                 Azul medianoche
      Ø                 Perro dormido

Compilaciones del personaje de Lew Archer

1.            Archer in Hollywood - 1967

2.            Archer at Large - 1970
3.            Archer in Jeopardy - 1979
4.            La mirada del adiós, novela de la serie de Lew Archer, editada en 2009 por RBA
5.            El martillo azul, también de la serie de Lew Archer, editada en 2008 por RBA

Obras diversas bajo el nombre de Kenneth Millar en las que no aparece Lew Archer

1.            The Dark Tunnel (aka I Die Slowly) – 1944


2.            Trouble Follows Me (aka Night Train) – 1946
3.            Blue City – 1947
4.            The Three Roads – 1948

Obras diversas bajo el nombre de Ross McDonald  en las que no aparece Lew Archer

1.            Te espero en la morgue – 1953
2.            El caso Fergusson – 1960



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Reseñas de escritores


Joseph Berna –maestro del Pulp— dice de SIAH. El 👁 de Dios




 

Detalle de Aurea-Vicenta González –escritora.






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Ranking de ventas - domingo diez de diciembre de 2021





Sinopsis

Dioses antiguos, enigmas del pasado, héroes y villanos del Antiguo Testamento y personajes ficticios se dan cita en esta narración estructurada en tres libros: Origen, conocimiento y trasposición, donde la historia se torna ciencia ficción y convierte el presente en el escenario central de un multiverso cuántico.

 

Siah es una niña de ascendencia hebrea que vive en Carabanchel y crece rodeada de delincuencia. Precoz, inteligente y descreída, posee un sixth sense que la perturba y la arrastra a la drogadicción. Convertida en politóxica sus visiones se transforman en pesadillas enigmáticas que la empujarán al precipicio. Su vida dará un giro radical gracias a la ayuda económica de su familia. En su nuevo hogar emprenderá una vida completamente distinta en la que retoma los estudios y se inhibe de los perjuicios que conlleva ser lesbiana.

 

Tras una década de lucha, logra licenciarse en filología hebrea y se desplaza a Israel para terminar su tesis doctoral. En Tel-Aviv, Doron Leví –hermano de su tutora y jefe de la mayoría de excavaciones del país—, le propone trasladarse a Jerusalén para trabajar a su lado como traductora de lenguas muertas. Los primeros manuscritos que caen en sus manos, despiertan su yo interno. Hecho que desarrolla sus capacidades perceptivas y la trasportan a las escenas que visualiza.

 

A medida que se adentra en su trabajo asimilará su condición de jumper. Desde ese instante, descifrará papiros antiquísimos y vivirá en primera persona distintos pasajes del AT en el que personajes del linaje davídico le revelarán diferentes enigmas del pasado. Su existencia se convertirá en una duplicidad simultánea en el que el tiempo desaparece y cuya finalidad será conocer la verdadera naturaleza de Dios y el porqué de su existencia.

 




La cárcel se abrió y los presos se amotinaron

 

Al principio de las restricciones en Valencia, recuerdo haberle dicho a mi esposo que tantas limitaciones traerían sus consecuencias. «Eres una pesimista de narices. Al final, te contratará tu admirada Margarita del Vall para que le lleves lo cafés». Me soltó sin cortarse ni un duro. Así que no volví a decirle nada al respecto, pero seguí cavilando lo que me dio la gana.


Para mí, lo más importante en la vida es la libertad –la salud y etcétera… son sagrados y no cuentan—. Con las prohibiciones impuestas en mi comunidad, tuvimos menos libertad que los encarcelados del Procés. Eso no podía acabar bien.


No obstante, al día siguiente, los medios de comunicación volvían a ensalzar los métodos del ejecutivo valenciano porque nuestra IA bajaba y bajaba. Ciertamente, estuvimos durante varias semanas, en el Edén. ¡Ah! Pero resulta que este magnífico paraíso también tenía manzanas apetecibles y víboras pecadoras.


España con IA que sobrepasaba los 100. Valencia 31. Una, hasta las narices de tanta falacia. ¿No se da cuen qué vivimos una realidad virtual? En algún momento esto explotará como un grano purulento en un rostro acneico, pensaba. Lo que baja, después sube y viceversa le comenté a una vecina. «Chica no. Lo peor ya ha pasado y seguimos bien. Eso es lo importante». Me dijo.


Yo con cara de póker, pensé, «O cambio el discurso o me quedo más sola de lo que estoy desde… desde que nací. ¡Qué narices! Soy una solitaria empedernida». Tal vez, por este motivo, en mi calidad de antropóloga amateur, veo el conjunto de la humanidad sin fijarme en los detalles. Y, ese todo de mi universo, se adelanta a los acontecimientos. Aun así, me hice el firme propósito de ponerme la máscara favorita de esta sociedad del bienestar venida a menos: la hipócrita. Y, cuando, hablo con alguien solo digo—: “Todo va de maravilla”. Aunque vea las orejas del lobo y lo que está por venir.


Y, llegó, la hora de bailar el cancán cogidos del brazo y sin mascarilla. El 21 de mayo nuestro meritorio presidente dijo como un tenor desde la Ópera del Real que las mascarillas pasaban a no ser obligatorias en la calle. ¡Olé! ¡Olé! Y ¡olé! Que felices todos y todas enseñando nuestros morros con dientes blancos de sonrisas Profidén.


El anuncio fue tan apetecible como la manzana de Eva: a babear chicos. ¡Yupi, yupi, hey! Ya no hace falta que llevemos cubrebocas en la boca, aunque sigue siendo necesario tener una a mano. El dónde ya es cosa de cada uno. Nos la ponemos en la muñeca, en el codo, en la barbilla, en el pantalón o donde haga falta, cualquier sitito es guay con tal de que no sea en la cara.


¡Qué cerriles somos! Que cada uno la lleve donde le dé la gana, sí. Siempre que mantenga la distancia de seguridad: eso es lo verdaderamente importante. A mí no me tienen que decir las cosas dos veces, ni ahora que soy talludita ni cuando tenía veinte años y soñaba con ser la más guapa del barrio. Metro y medio entre personas que el bicho sigue suelto… y todos no estamos vacunados. Si es imposible mantener esa distancia, ¡joder! ¡No seamos burros! Llevémosla donde manda. No es un complemento de moda es una protección. ¿Qué más da un mes arriba o un mes abajo si con ella nos va la vida?


Ante ayer, una amiga –médico de Urgencias en Navarra— me comentó que no hay remedio. Y, hoy, otra que vive en Bruselas, me ha dicho que no puede venir porque España vuelve a estar en rojo. Hasta Francia nos ha vetado y no recomienda viajar a la península ibérica.


Ocho de julio, mi comunidad –que por otro lado tenía montados los tinglados del turismo a tope en verano y del pegote de Fallas por septiembre, como es natural para ver si la economía dejaba de desfallecer un poco—, tiene una IA de 262 y sigue en alza. Rozando el riesgo extremo. El Consell habla de volver a ciertas restricciones: fuera ocio nocturno, prohibido venta de alcohol a partir de la 20:00h, cierre de algunas playas en horas conflictivas, toque de queda en los municipios con mayor incidencia.


Hace unas horas, quedó retratado el asunto en la mismísima Gran Vía de Fernando el Católico de mi ciudad. Llevaba el carro de la compra a rebosar y me senté a descansar en un banco. Por aquí y por allá otras personas distanciadas. Y, de repente, pasa un sintecho –que iba con el torso al descubierto— se mete entre los jardinillos se baja el pantalón y se cisca. Estaba, justo, delante de la Jefatura Central de la Policía Nacional.


¿Qué me decís? ¿Qué cómo es eso? Está claro, nada importa. Jóvenes, maduros, enfermos, jubilados y bien pagados, papis y mamis de todas las edades. El conjunto de la sociedad está fracturado; en un lado, los reos que no queremos la perpetua. En el opuesto, los que por un cachito de libertad son capaces de saltarse la condicional, aunque ello signifique regresar a la cárcel y arrastrar a la tropa de enfrente que intenta cuidarse y cuidar. Caca, culo, pedo.


 


@Anna Genovés

Jueves ocho de julio de 2021

Publicada en el diario El Cotidiano