Hoy no



hoy no me visites

deja que mi cuerpo duerma


deja que despierte lozana


sin sábanas mojadas


y almohadas revueltas




hoy no me visites

deja que mi cuerpo duerma

deja que me relaje

y que olvide

tus ojos y tus piernas




hoy no me visites

deja que mi cuerpo duerma

necesito descansar

tras horas de angustia enferma







hoy no me visites


deja que mi cuerpo duerma


necesito subir al cielo


y disiparme con la niebla






hoy no me visites


deja que mi cuerpo duerma


que mis carnes se aflojen

que mi caletre mienta






hoy no me visites

deja que mi cuerpo duerma


olvidaré que no me amas

que eres mi condena





hoy no me visites


deja que mi cuerpo duerma


déjame por una noche

por una noche eterna





Anna Genovés
06/06/2013
Revisada 2020


Derechos reservados a su autora
Ana Mª Genovés Badenes
Sol. Prop. Intelectual
V- 1825 - 12



Hoy no

by on 19:19:00
Hoy no hoy  no me visites deja que  mi  cuerpo duerma deja que despierte lozana sin sábanas mojadas y almohadas revueltas hoy no me visites ...





La flor de tu rocío



Suspira cuando lo ve

sus ojos le acarician

besan la piel

sin posar los labios.

La mudez del sacrificio. Ídolo. Macho alfa u hombre zeta. ¿Quién eres? –pregunta la mujer espesa—. ¡Contesta!

Las facciones anónimas

son tu receta

pócima bautismal

que acrecienta el deseo.

Acaricia la esencia de un calvario perpetúo. Labios fresa. Aroma sexual que enajena los sentidos. Lujuria contenida. Tedio.

Descubre su pecho

en los brazos de Morfeo

cabello oscuro

y piel bronce.

Detuvo la vida en un instante oscuro. Lo deseaba todo y nada obtuvo. Ahora, sobras –mujer dolida—. Lamento.

Músculos prietos

y palabras grises

la miró un día

y hechizó su espíritu.

Aunque el tiempo caduco olvide el deseo apartando el idilio de sus brazos y sus cuerpos –mujer resignada—. Viva.

Manos hermosas

y piernas largas

ríe sus torpezas

y anhela sus palabras.

Adonis frío como la Aurora y tibio como la cera de la vela pecadora. Neptuno y Salacia. Dios y Nereida oceánica.

Todo o nada

nada o la flor de tu rocío

suculento

maná que brota.

Suplicio.


©Anna Genovés
31/10/2013

Modificado
15/08/2014
Propiedad intelectual
V-490-12
Fotografía tomada de Google
Mis agradecimientos al fotógrafo
Anton Belovodchenko



Flower your dew

She sighs when she sees him, his eyes caress you, he Kiss skin without posing the lips. The muteness of the sacrifice. Idol. Alpha male or man zeta. Who are you? –asks the thick woman—. Answer me!  Anonymous factions are your recipe baptismal, potion that it increases desire. Cherish the essence of a calvary lifelong. Lips strawberry. Sexual aroma that alienates the senses. Lust contained. Tedium. Discover your chest in the arms of Morpheus, dark hair and bronze skin. He stopped living in a dark moment. She wanted everything and nothing gained. Now, leftover –hurt woman—. I regret. Tight muscles and grey words. He looked at her one day and she thrilled his spirit. Although outdated time forget to wish away the idyll of their arms and their bodies –women resigned—. Live. Beautiful hands and long legs, he laugh your clumsiness and longs for his words. Adonis cold as the Aurora and warm candle wax as sinful. Neptune and Salacia. God and oceanic Nereida. All or nothing. Nothing or your dew flower succulent. Manna flowing. Torment.

English translation

©Anna Genovés
29/01/2016 
Modificado en 2020

La flor de tu rocío

by on 14:14:00
La flor de tu rocío Suspira cuando lo ve sus ojos le acarician besan la piel sin posar los labios. La mudez del sacrificio. Ídolo. Macho a...



El día que conocí a Bowie

Cuando llegaba del colegio hacía los deberes lo más rápido posible para bajar a casa de mi prima. En casa vivía en un baúl pretérito donde las risas no existían y las modernidades eran trasparentes. Ella, por el contrario, gozaba de todos los caprichos del mundo. Se reunía con su pandilla y fumaban, bebían, se abrazaban, escuchaban música...

El día más especial de mi juventud, fue la tarde que escuché por primera vez Ziggy Stardust. Oí la melodiosa voz de DB y me senté en el sofá. No di ni las buenas tardes. En concreto sonaba la canción Soul love, y, literalmente me enamoré. Fue amor a primera vista. Recuperada del shock tomé el LP y miré la figura del Duque blanco; no tenía ni idea de quién cantaba con ese timbre tan envolvente enmarcado por acordes rock/pop de lo más in. La portada me impresionó y Bowie, también.

Pasaron varios años hasta que pude recopilar parte de su vida y coleccionar sus discos. Descubrí que era un londinense rebelde, vividor, fumador, bebedor, drogata, bisexual.... un sinfín de laureles poco recomendables para puritanos y muy apetecibles para todo aquel que desee experimentar. Con todo, la vara que ceñía mi cuerpo, era un junco: moldeable para arrebujar mi organismo y fuerte para no dejarme escapar. Así que, ya que carecía de esa libertad anhelada, decoré mi habitación con mis ídolos. Ese cantante descarado y estrafalario, tenía una voz tan sensual que me hacía volar. Si alguien se pregunta cómo era la habitación de una adolescente de barrio obrero allá por los 80, aquí tiene la respuesta...



Mamá no tuvo consideración con el póster central de mi santuario en el que aparecía DB durante el concierto del Murrayfield Stadium de Edimburgo (1983), textualmente, le cortó la cabeza. A ella solo le importaba su princesa. Sí, esa chiquilla vestida con mallot negro y calentadores rayados, soy yo. Siempre fui muy danzarina, y, cuando tuve ocasión, me subí al carro de la movida valenciana. Bailé hasta la extenuación las canciones de mi divo. Primero, en casa. Después, en diferentes discotecas... Chocolate, Barraca, Spook Factory, Distrito 10, Un Sur, Triplex...

Demasiados años vividos
demasiadas sonrisas olvidadas
demasiados recuerdos en el aire
demasiadas ilusiones perdidas
demasiadas novelas escritas
demasiados poemas echados al mar
demasiadas mentiras
demasiada verdad.

Bowie era todo lo que se ha dicho y más, mucho más: un héroe con iris bicolor que venía de las estrellas y que antes de bautizarse como outsider vio a una chica china con un perro de diamantes y decidió convertirse en un joven americano que te invitaba a bailar para que Sakamoto no se enamorara de él por Navidad ni Catherine Denevue lo ansiara dentro y fuera del laberinto antes que la realidad del nuevo día trasmutara en estrella negra. Bowie se ha ido, pero su legado nunca perecerá.  

Voy a despedirlo tal como lo conocí esa tarde en la que el mi alma se enamoró de su voz penetrante y su personalidad camaleónica.


















Hasta siempre, genio.

©Anna Genovés
11/01/2016
Revisado en 2020






—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que mi tío Randolph estuvo implicado en un accidente, en la escalera del sótano, que le costó la vida a su hija Marcella, y después él se suicidó en un acceso de remordimiento. Stephen me contó el episodio en una de sus cartas, en la triste circunstancia del cumpleaños de su difunta hermana], y en ella se han producido desapariciones y accidente.
He trabajado aquí, señor Boone, y no soy ciega ni sorda. He oído ruidos espantosos en las paredes, señor, ruidos espantosos: golpes y crujidos y una vez un extraño aullido que era mitad risa. Aquello me congeló la sangre. Éste es un lugar sórdido, señor.
Al decir esto calló, quizá tenía miedo de haberse excedido.
En cuanto a mí, no sabía si sentirme ofendido o divertido, curioso o sencillamente indiferente. Temo que la socarronería se impuso sobre mis otros sentimientos.
—¿Y qué sospecha, señora Cloris? ¿Que los fantasmas hacen rechinar las cadenas? Pero ella se limitó a dirigirme una mirada enigmática.
—Es posible que haya fantasmas. Pero no en las paredes. No son fantasmas los que aúllan y sollozan como condenados y chocan y tropiezan en la oscuridad. Son...
—Vamos, señora Cloris –la azucé-. Si ha llegado hasta este punto, ¿por qué no completa lo que empezó? En su rostro asomó la expresión más rara de terror, resentimiento y, lo juraría, respeto religioso.
—Algunos no mueren –susurró-. Algunos viven en las sombras crepusculares, entre los dos mundos, para servirlo... ¡a Él! Y eso fue todo. Seguí acosándola con mis preguntas durante unos minutos, pero ella se empecinó aún más y se resistió a agregar una palabra. Por fin desistí, temiendo que recogiera sus trastos y abandonara la casa.

Extracto de El umbral de la noche
Stephen King





Con la muerte


Vecina de pared con la muerte anunciada,
antes, fue el hijo de cabello blondo
ahora, la madre desmembrada.


Sus ojos no ven y sus pies no se plantan,
manos sin tacto, ojos sin agua;
yerma y encamada
vacía de pensamientos, prisionera en su casa.


Defensoras de la vida con el peso que caiga
aunque la carne vomite penas
y se abran llagas.


Aunque las palabras huyan blancas
y la calma no sea calma.


El niño de sus ojos marchó por delante
sin apenas mirarlas.


Guardan su recuerdo en la sangre atenazada
las colillas de sus pitillos
los útiles sanitarios que cambian y cambian.


El amor hecho odio
el odio hecho trauma.


Vida sin vida
mañana sin mañana.


Vecina de pared con la muerte anunciada,
por eso no la temo
por eso pronuncia mi nombre
y, después, se marcha.


Anna Genovés
13/06/2016
Revisado en 2020

Con la muerte

by on 17:17:00
—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que m...