El día que conocí a Bowie

Cuando llegaba del colegio hacía los deberes lo más rápido posible para bajar a casa de mi prima. En casa vivía en un baúl pretérito donde las risas no existían y las modernidades eran trasparentes. Ella, por el contrario, gozaba de todos los caprichos del mundo. Se reunía con su pandilla y fumaban, bebían, se abrazaban, escuchaban música...

El día más especial de mi juventud, fue la tarde que escuché por primera vez Ziggy Stardust. Oí la melodiosa voz de DB y me senté en el sofá. No di ni las buenas tardes. En concreto sonaba la canción Soul love, y, literalmente me enamoré. Fue amor a primera vista. Recuperada del shock tomé el LP y miré la figura del Duque blanco; no tenía ni idea de quién cantaba con ese timbre tan envolvente enmarcado por acordes rock/pop de lo más in. La portada me impresionó y Bowie, también.

Pasaron varios años hasta que pude recopilar parte de su vida y coleccionar sus discos. Descubrí que era un londinense rebelde, vividor, fumador, bebedor, drogata, bisexual.... un sinfín de laureles poco recomendables para puritanos y muy apetecibles para todo aquel que desee experimentar. Con todo, la vara que ceñía mi cuerpo, era un junco: moldeable para arrebujar mi organismo y fuerte para no dejarme escapar. Así que, ya que carecía de esa libertad anhelada, decoré mi habitación con mis ídolos. Ese cantante descarado y estrafalario, tenía una voz tan sensual que me hacía volar. Si alguien se pregunta cómo era la habitación de una adolescente de barrio obrero allá por los 80, aquí tiene la respuesta...



Mamá no tuvo consideración con el póster central de mi santuario en el que aparecía DB durante el concierto del Murrayfield Stadium de Edimburgo (1983), textualmente, le cortó la cabeza. A ella solo le importaba su princesa. Sí, esa chiquilla vestida con mallot negro y calentadores rayados, soy yo. Siempre fui muy danzarina, y, cuando tuve ocasión, me subí al carro de la movida valenciana. Bailé hasta la extenuación las canciones de mi divo. Primero, en casa. Después, en diferentes discotecas... Chocolate, Barraca, Spook Factory, Distrito 10, Un Sur, Triplex...

Demasiados años vividos
demasiadas sonrisas olvidadas
demasiados recuerdos en el aire
demasiadas ilusiones perdidas
demasiadas novelas escritas
demasiados poemas echados al mar
demasiadas mentiras
demasiada verdad.

Bowie era todo lo que se ha dicho y más, mucho más: un héroe con iris bicolor que venía de las estrellas y que antes de bautizarse como outsider vio a una chica china con un perro de diamantes y decidió convertirse en un joven americano que te invitaba a bailar para que Sakamoto no se enamorara de él por Navidad ni Catherine Denevue lo ansiara dentro y fuera del laberinto antes que la realidad del nuevo día trasmutara en estrella negra. Bowie se ha ido, pero su legado nunca perecerá.  

Voy a despedirlo tal como lo conocí esa tarde en la que el mi alma se enamoró de su voz penetrante y su personalidad camaleónica.


















Hasta siempre, genio.

©Anna Genovés
11/01/2016
Revisado en 2020






—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que mi tío Randolph estuvo implicado en un accidente, en la escalera del sótano, que le costó la vida a su hija Marcella, y después él se suicidó en un acceso de remordimiento. Stephen me contó el episodio en una de sus cartas, en la triste circunstancia del cumpleaños de su difunta hermana], y en ella se han producido desapariciones y accidente.
He trabajado aquí, señor Boone, y no soy ciega ni sorda. He oído ruidos espantosos en las paredes, señor, ruidos espantosos: golpes y crujidos y una vez un extraño aullido que era mitad risa. Aquello me congeló la sangre. Éste es un lugar sórdido, señor.
Al decir esto calló, quizá tenía miedo de haberse excedido.
En cuanto a mí, no sabía si sentirme ofendido o divertido, curioso o sencillamente indiferente. Temo que la socarronería se impuso sobre mis otros sentimientos.
—¿Y qué sospecha, señora Cloris? ¿Que los fantasmas hacen rechinar las cadenas? Pero ella se limitó a dirigirme una mirada enigmática.
—Es posible que haya fantasmas. Pero no en las paredes. No son fantasmas los que aúllan y sollozan como condenados y chocan y tropiezan en la oscuridad. Son...
—Vamos, señora Cloris –la azucé-. Si ha llegado hasta este punto, ¿por qué no completa lo que empezó? En su rostro asomó la expresión más rara de terror, resentimiento y, lo juraría, respeto religioso.
—Algunos no mueren –susurró-. Algunos viven en las sombras crepusculares, entre los dos mundos, para servirlo... ¡a Él! Y eso fue todo. Seguí acosándola con mis preguntas durante unos minutos, pero ella se empecinó aún más y se resistió a agregar una palabra. Por fin desistí, temiendo que recogiera sus trastos y abandonara la casa.

Extracto de El umbral de la noche
Stephen King





Con la muerte


Vecina de pared con la muerte anunciada,
antes, fue el hijo de cabello blondo
ahora, la madre desmembrada.


Sus ojos no ven y sus pies no se plantan,
manos sin tacto, ojos sin agua;
yerma y encamada
vacía de pensamientos, prisionera en su casa.


Defensoras de la vida con el peso que caiga
aunque la carne vomite penas
y se abran llagas.


Aunque las palabras huyan blancas
y la calma no sea calma.


El niño de sus ojos marchó por delante
sin apenas mirarlas.


Guardan su recuerdo en la sangre atenazada
las colillas de sus pitillos
los útiles sanitarios que cambian y cambian.


El amor hecho odio
el odio hecho trauma.


Vida sin vida
mañana sin mañana.


Vecina de pared con la muerte anunciada,
por eso no la temo
por eso pronuncia mi nombre
y, después, se marcha.


Anna Genovés
13/06/2016
Revisado en 2020

Con la muerte

by on 17:17:00
—La casa fue construida en una atmósfera de desdicha, ha sido habitada en una atmósfera de desdicha [no sé si sabes o no, Bones, que m...




Al barrizal

Pinta el mundo de rosa aunque sea negro. La mácula de la aurora, el trigo siniestro. El vientre llora, lo toma en un cesto. Acunado cual niño que gime. Cual madre que muere en el hospital sin enfermeras que la mimen o manos que la acojan.

El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?

La habitación está callada aunque la llenen personas. El nido se cae del árbol. La noche aploma. El bebé dejó de llorar. La madre dejó de amar. Murió en brazos de un hombre que nunca la quiso aliviar.

El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?

Gira la rueda. Mira en uno y otro canal. La televisión siempre dice lo mismo. Muchos perros con el mismo collar. El film acabó con un fundido en blanco. No es para reír: es para llorar. Los muertos caminan sobre la tierra. Los vivos al barrizal.

El velo se cae
La vida se hunde
El mundo se derrumba
¿Cuál es el ajuste?

No hay ajuste
Nunca lo ha habido
Nunca lo habrá
Solo la muerte camina con paso firme
Solo la muerte le dará libertad.


©Anna Genovés
06/02/2017
Revisado en febrero 2020




Al barrizal

by on 17:17:00
Al barrizal Pinta  el mundo de rosa aunque sea negro. La mácula de la aurora, el trigo siniestro. El vientre llora, lo toma en un cesto. Ac...



…Hacía mucho tiempo que Jimmy había aprendido a ver la diferencia entre la gente que callaba porque desconocía el significado de muchas palabras y la que lo hacía porque era reservada y le gustaba observar, escuchar y comprender. Brendan tenía esa cualidad; uno tenía la sensación de que comprendía demasiado bien a la gente, y eso le ponía nervioso.

***

…Levantó los ojos y vio la mirada dolorida de Jimmy. Deseaba decirle algo. Quería contarle que él también había pensado qué habría sido de ellos si se hubieran subido al coche. Que el pensamiento de lo que podría haber sido su vida a veces lo obsesionaba, girando a su alrededor, flotando en el aire como el eco de un hombre que se pronuncia desde una ventana.

Fragmentos de Mystic River
Dennis Lehane





Un hoyo en la tierra

La mañana es cálida, nada detiene al hombre que pasa. Sus ojos miran al horizonte, sus manos sangran, los pies andan descalzos. Nada tiene. Nada ama.

Un día tras otro, la cinta esmeralda. La nuca clavada en los ojos. Los ojos perdidos en la noche clara.

La muñeca juega sola; niña solitaria de manos rosas y mente ávida. Desconoce el mal del mediodía y de la tarde gacha.

Cutis níveo. Falda a rayas. Juntos los talones, rosario que se escapa. Campanas al vuelo en esa jornada.

El hombre escucha risas, apaga su voz con manos blandas. No teme por su vida ni tampoco por sus ansias.

Camina dos pasos y excava un hoyo profundo en la tierra mojada: allí deposita a la niña santa. Peinada de domingo con las uñas rojas y la cara blanca.

©Anna Genovés
08/08/2016
Revisado en febrero 2020
Imágenes tomadas de la red






Un hoyo en la tierra

by on 20:20:00
…Hacía mucho tiempo que Jimmy había aprendido a ver la diferencia entre la gente que callaba porque desconocía el significado de muchas pa...


Cuando escuché choni por primera vez, desconocía los muchos significados que, a fecha de hoy, tiene. Simplemente pensé que hablaban de alguien que se llamaba Concepción; un nombre propio bastante corriente en la antroponimia española. Sin embargo, comprendí que se trataba de algo más. Entonces, me propuse buscar el verdadero origen de este vocablo tan pródigo en nuestra lengua.

Dentro del universo cibernético he encontrado innumerables artículos y datos sobre sus muchos significados. Pero, ¿cómo, cuándo, dónde y por qué nació esta palabra? Lo primero que hice fue buscar en distintos diccionarios.

La RAE la admitió en 2014 con estas dos acepciones:


Interesante. Muy interesante… Seguí mi búsqueda sobre la primera acepción y encontré significados variopintos con ligaduras comunes:








Dejando aparte los glosarios en los que aparecen simplemente las definiciones de este primer significado, opino que, tal vez, el segundo concepto, sea una degradación gramatical o una evolución lingüística y chimpún.

Si profundizamos un poco en la historia de esta primera acepción de la RAE, encontramos que choni es una palabra de uso canario para referirse a los extranjeros. O sea, que semánticamente es el equivalente a la palabra extranjero cuyo origen se remonta a un nombre bastante común entre los anglosajones como es Johny. ¡Ojo! Es una palabra masculina. Pues Johny es un nombre de varón, y cuando se usaba como tal, se hablaba de un hombre.

Con todo, en el habla canaria Johny derivó en choni, palabra unisex se llame como se llame la persona. Igualmente, su plural: chonis. Tiene su gracia, por chonis los canarios solo se refieren al conjunto de guiris –personas, no cosas—. No obstante, si recurren a extranjero, pueden emplearlo para personas y objetos.

Por tanto, la cadena evolutiva del significado choni en Canarias fue, más o menos, el siguiente:

1.    1.  En una fase inicial los canarios empleaban la palabra choni como los ingleses emplean Johny como nombre propio. Es algo comparable al ceceo andaluz. Un sevillano, por ejemplo, en vez de decir ‘casa’ pronuncia /káza/ con toda su gracia.

2.      2.  Seguidamente, los canarios, usaron la palabra choni para nombrar a todos los ingleses se llamaran o no Johny –nombre masculino, utilizado solo para hombres.

3.        3.  En un tercer paso, aplicaron la palabra choni para nombrar tanto a mujeres como a hombres británicos.
4.       
      4. Para finalizar, el vocablo choni se extendió a todos los extranjeros.

5.    5. Después de esta etapa, resultó que el término /chonj/ se convirtió en un equivalente de la palabra extranjero. Y como curiosidad, decir que algunos canarios en vez de chonis dicen chones a cualquier extranjero que camine por sus islas.


Claro está que esta conversión se inició con la primera oleada de turismo europeo a Canarias allá por la década de los 60.


Ahora, voy a fijarme en la segunda acepción de la RAE y en el salto conceptual de la misma…

En 2009 Rosa Trapiello en un artículo que publicó para el diario La nueva España señaló, poniendo el grito en el cielo que, los cambios de la sociedad y la proliferación de tribus urbanas, entre ellos un grupo denominado chonis, eran poco menos que un peligro para nuestro país. Y cito textualmente…


… “La definición de choni es más o menos la de chica a la que le gusta mucho comprar ropa, pero dentro de sus limitados recursos económicos; no sabe combinar colores ni modelos; viste minifalda, minishorts y medias brillantes con botas de plástico; aficionada al botellón, a ir a Bershka, a Stradivarius y a los mercadillos. También se las denomina chungas, payas o poligoneras, y algunas series de televisión están haciendo mucho por fomentar esa tribu: el chicle siempre en la boca y, por supuesto, la boca abierta. Su lenguaje es inimaginable y dicen sin rubor que les gustan las «cocretas» y las «almóndigas», si alguna vez leen es sólo la revista «Sorpresa» y el «¡Qué me dices!», llaman a sus amigos-as con un «la» delante: la Mari, la Jenny, la Vane o la Chusa y los estudios los dejaron sin el Graduado Escolar.

El panorama es desolador porque es un colectivo grande, pero en los tiempos que corren de lo políticamente correcto nadie se atreve a decir lo que mucha gente está pensando: ¿con una sociedad así dónde vamos a llegar?, ¿con semejante formación a qué se puede aspirar?

La sociedad política dice cosas como que los jóvenes deben identificarse con grupos a los que pertenecer, que debemos dejarlos realizarse en su forma de vestir y expresarse, y series como «Aída» y películas como «Yo soy la Juani» de Bigas Luna hacen lo propio fomentando una forma de vida que no es precisamente lo que a una le gustaría para alguien a quien tuviese en consideración.” …

Con todos mis respetos, me parece un artículo lleno de prejuicios y perjuicios. A ver, en el contexto de la moda, ¿quién tiene el poder de decidir lo que es de buen gusto y lo que no? ¿Las celebrities? ¿Los diseñadores? ¡Por favor! Cada uno tiene su gusto, pues los cánones de belleza difieren dependiendo de muchos factores. Menos mal, porque de lo contrario sería como vivir uniformados. Me da tiricia solo de pensarlo. 
   
                  

Elegid: Gaultier, Chanel o una de las celebrities del candelero...

Con respecto a la forma de hablar, particularmente, me desagradan las perversiones de la lengua. Pero, de igual modo que Arturo Pérez Reverte dice: “Es un error mirar el pasado con ojos del presente”. Opino que con el futuro sucede lo mismo. Y el grupo urbano que aparece en el film de Bigas Luna Yo soy la Juani, con sus modelitos y sus hablas, nos guste o no, son el futuro. ¿O es que el Cervantes hablaba el mismo castellano que en la actualidad? Seguramente que si se levantara de la tumba se horrorizaría al vernos y al hablarnos. Algo similar les sucede a las personas que no están abiertas a los cambios. Y si no cambiamos no evolucionamos. ¿Mejor volver a las cavernas? 


Por otro lado, en otros escritos al respecto, las chonis son particularmente de etnia gitana o merchera. Tampoco aclara el motivo de este cambio tan significativo; seguramente porque, la autora del artículo, desconocía el sentido primigenio del vocablo en cuestión. Después de leer y releer este y otros reportajes, me inclino a pensar que este cambio conceptual de la palabra choni ha venido por caminos diferentes, importado –claro está— de Las Islas Canarias a la península y de aquí, a todo el planeta. El nexo común de la mayor parte de sus significados, se emplee para chicos o para chicas; pues es un concepto unisex, es que la mayoría son de clase obrera, tienen pocos estudios y mal gusto. Por tanto, sería algo así como el opuesto a pija/pijo.

Ahora bien, por mi experiencia, me inclino a pensar que, probablemente –esta reflexión es a título personal—, la transformación ha podido ser la siguiente:

1-   En las décadas de los 70/80, a los guiris se les consideraban extravagantes e incluso horteras, garrulos… Claro que, por aquel entonces, con lo catetos que éramos en España, ver a personas de rasgos diferentes a los nuestros y hablando inglés, alemán, francés u otros idiomas europeos, y vestidos como les venía en gana tuviesen veinte años u ochenta años, podía resultar un tanto pintoresco. Lo que pudo dar pie a esta extensión gramatical del concepto inicial de la palabra canaria choni.

2-    Así mismo, como señalé al inicio, Choni también es el hipocorístico de Inmaculada Concepción o más comúnmente Consuelo o Chon. Choni sería algo así como Consuelín o Consuelito. Y, como a los españoles nos gustan los adjetivos desdeñosos –que mala pata—, resulta que Choni, en este aspecto, sería análogo a decir Maruja o Charo. O sea, que las marujas y las charos, también pueden ser chonis por uno u otro motivo. Un peyorativo que varía según la edad de la agravada –en este ejemplo es un concepto puramente femenino—. Así pues, por generaciones, choni se emplearía para las hijas, charo para las madres y maruja para las abuelas. Y llamarte Maruja es decirte…


Aquí se atisba ese vínculo descortés de uso, por lo general, entre las generaciones maduras y pudientes para referirse a sus opuestas de clase media o baja.

1-    Los más snob directamente entienden choni como una palabra derivada del concepto inglés chav, chava, charva o charver; jóvenes de clase obrera y con pocos estudios, que visten de marca, están desempleados, se desenvuelve en ambientes problemáticos y le agradan las peleas. Algo así como cani, poligonero, mascachapas. Concepto, aquí, masculino por lo general. Pero, opino, que choni no deriva de chav, sino del significado primigenio canario. Si bien están enlazados  por el mero hecho de tratarse de jóvenes de clase baja. 

En realidad, el español, es tan rico en sinonimia que una misma palabra puede tener numerosos significados, lo que puede derivar en complicaciones lingüísticas, gramaticales y conceptuales.

Sea como fuere, la palabra choni da para mucho y juzgar a las personas por su procedencia o por su vestimenta, es algo que deberíamos olvidar. Está mal que lo diga, pero, personalmente, me incomodaría más desayunar con Tamara Falcó que cenar con Rosalía. Lo importante no es el cómo exterior sino el interior.

Ahora, sí le veo los cuernos al toro de por qué la primera acepción de la RAE sobre la palabra choni se ha extendido a los confines del planeta con la segunda acepción u otros conceptos. Y, como aquel, cualquier lengua viva está en continua evolución.

Actualmente, choni con uno u otro significado, es una palabra que ha traspasado idiomas y fronteras. Por suerte, sin esa alusión despectiva que tuvo en décadas anteriores. Me alegro, porque tod@s somos un poco chonis en algún momento. Y, la verdad, ser choni tiene su encanto. 

Artículos y opiniones sobre la palabra choni







@Anna Genovés
4/01/2020

Versión reducida publicada en el diario El cotidiano

Rosalía y J Balvin - Con Altura (Official Video) ft. El Guincho




Se dice que la belleza es completamente superficial.
Tal vez. Pero al menos, no es tan superficial como el pensamiento.
Para mí, la belleza es la maravilla de las maravillas.
Las personas superficiales son las únicas que no juzgan por las apariencias.
El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve...”

Oscar Wilde
El retrato de Dorian Gray







Esclavos de la belleza


Es obvio que desde tiempos remotos la belleza se ha impuesto ante otras virtudes, quizá, más admirables. Desconozco qué resortes de nuestra maquinaria se ponen en funcionamiento cuando admiramos un óleo que nos parece hermoso, un edificio de belleza singular, un poema que nos hace llorar de emoción o la perfección de una persona; pero, de seguro, que, si estamos envueltos de esa aureola mágica denominada belleza, el mundo nos abre las puertas de par en par. ¡Qué insensatez! A lo mejor, por este motivo, la Humanidad experimenta un deterioro continuo y progresivo.

Pese a que se han encontrado papiros egipcios del año 3000 a. C. y tratados sánscritos datados cronológicamente en el 2600 a. C. en los que se ven intervenciones estéticas, el concepto belleza como tal –con otras palabras y un significado similar—, amor por la belleza o filocalia, es una terminología que se recoge en la Grecia clásica con el vocablo φιλοκαλία. De igual modo sucede con estética, cuya locución griega se acoplaría a αἴσθησις (aísthêsis), con un sentido próximo a «sensación». De manera muy acertada, porque, de uno u otro modo, la belleza –no sólo física, sino también la relacionada con cualquiera de las artes— provoca, dependiendo del juicio de quienes la valoren, la alteración en alguno de nuestros sentidos.



En el siglo XVIII Alexander Gottlieb Baumgarten alza la estética a una rama de la Filosofía que se aplica a objetos artísticos y naturales que provocan un determinado juicio en quienes los juzgan, con ideas objetivas o subjetivas. A tener en cuenta que, a medida que las sociedades evolucionan, los cánones de perfección, se trasforman. Esta filosofía baumgarteniana, a posteriori, influyó en las teorías de Kant y Hegel de manera muy distinta. Mientras que para Kant entendimiento y razón están unidos por la estética, para Hegel –que buscaba un sistema filosófico absoluto—, era algo muy distinto.



Muchos siglos han pasado desde que nuestros antepasados expresaron sus dudas y credos sobre la belleza, y parece que cuanta más inteligencia demostraban más la buscaban. Obras como: El hombre de Vitrubio de Da Vinci, El nacimiento de Venus de Botticelli, Los cinco sentidos de Hans Makart, El Diadumeno de Policleto, Laocoonte y sus hijos de Agesandro, Polidoro y Atenodoro de Rodas, entre otras… –de épocas dispares en el tiempo—, buscaban las proporciones ideales del cuerpo humano.

Con estos antecedentes es lógico que deseemos acercarnos a la perfección. Admiremos estos rostros hermosos con unos cuerpos desnudos perfectamente dibujados o esculpidos: sublimes. Al respecto, hoy en día, existe una dicotomía social que, en algunos sectores, puede llegar a ser un tanto kafkiana, pues obras con estilos parejos se tachan de pecaminosas; sin ir más lejos FB te cierra la cuenta temporalmente si, por ejemplo, escribes un poema y lo acompañas de un desnudo artístico íntegro. Nos hemos vuelto unos mojigatos.




Pero, la belleza, es un arma de doble filo y cuanto más se posee, más se desea y menos se le permite el deterioro, por pequeño que sea. Cuantas preciosidades –ellos y ellas—, no se desarrollan en otros campos por culpa de sus atributos visuales. ¿Quién sabe si hemos perdido genios a tutiplén? Dicen que, detrás de esa apariencia frívola y bobalicona de Marilyn, existía una persona con un CI de 165, superior al de Einstein o Hawking. ¡Qué mal se lo tuvo que pasar! Y es que, el oficio de tonto es difícil de interpretar.



En las últimas décadas, los comercios –porque todo se trata de comprar y vender— de medicina estética y cirugía plástica, han proliferado como los champiñones. Antes los tratamientos rejuvenecedores sólo estaban al alcance de las clases privilegiadas. Sin embargo, hoy en día, con tantas subvenciones, la mayoría de conciudadanos podemos optar a los mismos. Si un vecino se financia la compra de un coche, de un traje regional, de un convite y etcétera…, ¿por qué no puede abrirse una línea de crédito para arreglarse los dientes, injertarse cabello, ponerse rellenos, quitarse volúmenes, cambiar de nariz, realizarse una otoplastia o inyectarse bótox? Tenemos todo el derecho del mundo a sentirnos más seductores. El sexo no importa, tan legítimo es para las féminas como para los varones, los transexuales o los travestis. En el Hollywood dorado solo podían permitírselo las estrellas.





Claro está, hay que diferenciar entre cirugía reconstructiva o reparadora, cirugía estética o cosmética y medicina estética; aunque, a veces, forman parte del mismo pack. Cuando hablamos de cirugía nos referimos a una intervención mayor –con quirófano, anestesia general, e ingreso hospitalario—; mientras que la medicina estética restaura, mantiene y promociona la belleza mediante técnicas médicas, poco invasivas, en las que se utiliza anestesia tópica o local y tratamientos ambulatorios.

Este culto endémico de la belleza que padecemos nos arrastra a querer ser más deseables y ansiar la eterna juventud o incluso la inmortalidad –otro tema atemporal—. ¿Qué es si no el Santo Grial? Todo se reduce al miedo a envejecer, a morir y no despertar.

La publicidad y los innumerables adelantos de la medicina estética son tantos que se han vuelto irresistibles. A precios relativamente asequibles, podemos rejuvenecer unos años o sentirnos algo más bellos. Para gustos el Arcoíris que para eso existe. Cada uno puede hacer con su cuerpo lo que le venga en gana. Eso sí, no está garantizado que los resultados sean los deseados; de por medio existen muchos factores: las manos del hacedor, el mimbre del cliente, lo que se busca –a veces con algún que otro imposible—, las mentirijillas que puedan decirnos, los efectos secundarios y la vida, más o menos ordenada, que llevemos. La estética se ha perpetuado en todos los círculos sociales y para todas las edades. Mientras que, en el pasado se intentaba ocultar los retoques estéticos, en nuestros días, sucede todo lo contrario: está bien visto que uno se cuide. Opinad vosotros mismos…








No obstante, siempre existirán las críticas de algunas personas… digamos, malintencionadas o envidiosillas que enjuician a todo hijo de vecino que se haya hecho algún que otro arreglito. Recuerdo que cuando vi el film Striptease, aparecía una Demi Moore escultural que bailaba fenomenal para el público. Mis amigas, dijeron: «Para todo lo que lleva no está tan perfecta como dicen por ahí…». Y yo, que siempre he sido tímida y calladita –hablando, escribiendo ya veis que no me muerdo la lengua—, contesté: «Ya quisieras estar la décima parte de espectacular que está Demi. ¿O no?».  (Silencio absoluto).


Si pasáis de la medicina estética, dabuti. Pero, el respeto y la libertad, lo primero.

@Anna Genovés 1/11/2019


Imágenes de dominio público tomadas de la red 

Versión corta publicada en el diario El cotidiano


The Picture of Dorian Gray (1945) - Original Theatrical Trailer