Los chicos de mascarilla y mirada gacha

 

Esta mañana al subir la persiana he visto a dos chicos cruzarse por la acera de enfrente; nada tendría de singular si no fuera porque ambos llevaban una lata de cerveza en la mano. Eran las 9:00.


Me ha dado por reflexionar, para variar. Anoche me enviaron un vídeo que hablaba de unos telares valencianos con una caída de producción del 94% y de las inexistentes Fallas. También mostraba curvas sobre esa economía que se esfuma a pasos agigantados por el WC y los muchos negocios que se han ido al carajo con la consecuente destrucción de empleo. Pensé en la hostelería, en los comercios –de todo tipo: confecciones, deporte, automóviles, inmobiliaria…— cualquier PYME entra en este saco lleno de agujeros que no pueden remendar ni las mejores modistas del mundo.


Vivimos una hecatombe en la que la producción está a punto de tocar fondo y da igual que hablemos de Nemos que de Moby Dicks. No se salva nadie. Motivo por el cual y, muy a mi pesar, le contesté a la colega del envío que no estábamos ni para Fallas ni para Carnavales venecianos ni para toros embolados de esos pueblos chiquitos en el que, estas fiestas ancestrales y para mí desagradables, son tan importantes como para nosotros La Cremá de los monumentos falleros.


No, no y no. No estamos para ninguna fiesta o para alguna... con muchas, muchísimas precauciones. Solo podemos y debemos preocuparnos por mantener la calma, seguir las recomendaciones sanitarias a rajatabla –nos gusten o no, se contradigan por la nueva cepa o por los mercados pulsátiles de las farmacéuticas que se han vuelto más avariciosas y desagradables que El Avaro de Molière— y, quien sea religioso, que rece a ver si los dioses nos devuelven un poquito de por favor a esta castigada sociedad que se derrumba como un castillo de naipes.


Me pregunto mirando la litografía de Tolouse Lautrec que tengo enfrente –como si la dama del Moulin Rouge fuera a contestarme— ¿de qué serviría que la economía estuviera menos castigada si entramos en una fase de empeoramiento pandémico en el que los contagios, los enfermos que necesitan hospitalización o UCI o, por desgracia, los decesos, suben? ¿Y si el personal sanitario cae y no puede atender a los que estén mal? ¿De qué serviría en esos casos, o en situaciones similares, que volvieran los festejos del mundo y, de paso, la juerga –que a todos nos agrada—? ¿Quién los disfrutaría? ¿Quién se lo pasaría en grande? Tal vez, pudiera hacerlo una población inmunizada. Pero... ¿Cuándo llegaremos a ese escenario que puede devolvernos parte de la libertad y de las ganas de vivir sin prohibiciones tan horrorosas como necesarias? Es algo que todavía está por ver. Cada virólogo, biólogo, inmunólogo… y etcétera. Expone sus pareceres, incluido matemáticos y estadistas. Muchos se atreven a vaticinar como Nostradamus. Y, a veces, aciertan. Sin embargo, no deja de ser pura especulación, acertada o no.


Aunque, fijaros, siempre existen ingenios lo suficientemente divertidos y seguros como para un dance acompañado incluso en pandemia. Los rockeros del grupo estadounidense Flaming Lips han dado un concierto con público, sumergidos –tanto músicos como espectadores, práctica que ya habían escenificado con anterioridad— en burbujas inflables individuales. O sea, hay que montárselo de alguna forma para seguir adelante; lo dije hace muchos meses, que nos calcen EPIS individuales a todos y solucionado. Es una broma que puede convertirse en realidad. Desde luego, hay que cambiar costumbres e incluso tradiciones.




Todo está en el aire que respiramos, hasta el puto coronavirus con todas sus mutaciones. El bicho que quiere aniquilar la Humanidad. Muchos me llamareis tremendista, pesada, catastrofista… ¿Y qué? A quien no le agrade mi prosa, que no la lea. Soy de las que deseo lo mejor y estoy preparada para lo peor. La vida NUNCA fue el cuento de Princesas de Disney. Por lo general, es un ring. Con el agravante actual, los monstruos de la novela El que susurra en la oscuridad de Lovecraft, son lo más parecido. Tenemos que andar con mucho ojo porque son despiadados. 


Los jóvenes que se cruzaron esta mañana en la acera de enfrente, eran los chicos del segundo piso –uno vive en la puerta tres y el otro en la cuatro—; crecieron juntos, jugaban, reían… eran buenos amigos y hasta compartieron la primera novia como si fueran gemelos que juguetean con fuego. Uno trabajaba en una multinacional y el otro tenía una Pyme. Actualmente, ambos están desempleados y lucen con mascarilla y mirada gacha. Tan gacha que ni se han visto.

 

@Anna Genovés

Martes veintiséis de enero de 2021


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JL Moreno Ruíz: un irreverente de gran corazón 


Cuando me abrí camino por la blogosfera –allá por el lejano 2010— conocí a personas muy diferentes.


Me llamaron la atención muchas... Demasiadas. Pese a ser talludita y escribir, en aquella primera etapa, realismo sucio, se me hacía una montaña leer ciertas cosas...

 

Pero, era entonces o nunca. Pillé un blog de un tal JL Moreno-Ruíz en el que aprendí a defenderme –a capa y espada— de envites de esas gentes descaradas y muy, muy cultivadas que hablaban de fábulas incomprensibles que me hacían investigar y aprender historias desconcertantes; hasta descubrí que tenía un punto Retana que se difuminó cuando el jefe cerró el Blog.


El jefe era ese tal JL Moreno-Ruíz del que he hablado y su blog se llamaba ‘Contradiarios’. Hace unas horas, he descubierto que se ha marchado. 


Pocas personas me han dado la mano con la palma abierta y me han tomado en serio. Sin embargo, JL, que escribía un rato bien, aunque no fuera del agrado de la mayoría por su pluma satírica, criticona y desvergonzada, siempre me guiñaba un ojo y me decía: "Tú, escribe". 


Descubrí que, bajo esa apariencia de macho irreverente, existía un hombre generoso y de gran corazón que se brindó, entre otras cosas, a escribir el prólogo de la primera novela que publiqué en Amazon sin pedir nada a cambio. Algo que no olvidaré y que guardaré en la memoria como un pedacito de existencia que mereció la pena vivir. Hoy, al revisarla, he visto que estaba dedicada a mi compañero y a JL. Y me alegro. 





Blogger desde 2007, JL, fue un dramaturgo que inventaba personajes y los dejaba bailar a sus anchas por el ciberespacio; él se replicaba y hasta podía descojonarse de sus propias chorradas o aplaudirlas, según le daba. Y, es que, lo hacía con tal gracejo que, sus lectores –amigos, enemigos, fans, colegas, haters… lo que fuera— nos descojonábamos y entrábamos en su juego más a gusto que si estuviéramos en una bacanal prolífera. Ciertamente, le sobraba ingenio y gallardía.


Su vida da para varias enciclopedias, aunque nunca sabré si todo lo que decía era cierto. He ahí el galimatías que se ha llevado a ese lugar que todos visitaremos algún día.


Y, ahora, JL, con tu permiso, me voy a tomar un Bourbon a tu salud. ¡Ah! Recuerda que, el libro que te prometí queda a buen recaudo, en la estantería de casa. 





 @Anna Genovés

Veintiuno de enero de 2021


José Luis Moreno-Ruíz nació en Santander en 1953 y voló hacia una galaxia perversamente divertida el 21 de enero de 2021



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Recuerdos y menciones a JL

De la Modernosa Movida y otras cavernas - blog Caminando por la Luna. 30 oct 2016  


José Luis Moreno-Ruiz habla de NWTY - En librillo Ramón Buenaventura


Rosa de Sanatorio - Mon Magán


Intraliminal. Ejercicios exudatorios para virofóbicas - José Luis Moreno-Ruiz, 1994


Jose Luis Moreno-Ruiz - Discogs


Blog de JL Moreno-Ruiz  2018-19


José Luis Moreno Ruiz cierra su blog – Asperezas, 20 de abril de 2010


Historias Muy Pequeñas III - Al Este de la Luna, 3 de febrero de 2015


Fantasía cuenta El sombrero loco - El Flautista en el Umbral del Alba  


Reina de los monos – José Luis Moreno-Ruíz, Estrella Digital


 

 

 





Adiós a Josep Berna: el hombre de la eterna sonrisa. El mago del Pulp

 


Josep nos ha dejado, pero siempre estará con nosotros. Su pluma ágil y sus casi quinientas obras, lo mantendrán a nuestro lado eternamente. 

 

Pero, no es momento de alabar su obra, que todos conocemos por formar parte de nuestras vidas, sino de hablar de ese hombre amable, cariñoso y generoso, que nunca perdió su ingenuidad. Su rostro sencillo poseía una áurea angélica y una sonrisa afable que enamoraba.

 

Tuve la suerte de conocerlo el verano del 18 y desde entonces, guardo un cachito de ese niño grande en mi memoria. Había leído sus novelitas de joven, y, recuerdo, que siempre me hacían pasar un buen rato y, además, siempre me hacían reír.

 

Fue un hombre sencillo que vivió la mayor parte de su vida, anclado a una silla de ruedas y no por ello perdió las ganas de vivir.

 

Jose Luis tenía su propio mundo. Un universo de fantasía que compartió a lo largo de muchos años y que lo mantuvo al margen de esa enfermedad medular degenerativa que se lo ha llevado. No obstante, estoy segura que aún le quedaba muchas historias que contar. Tal vez, el regalo que le dio su esposa –Guadalupe Vila—, el pequeño José Luis –Belvi como lo llaman cariñosamente— siga sus pasos.

 

¿Quién sabe si desde unos de sus muchos universos paralelos le enviará sus ideas? ¿Quién sabe si, un día de estos, aparece, de repente, en una de las naves espaciales en las que viajábamos a través de sus cuentos? ¿Quién sabe si su eterna sonrisa nos mirará desde ese lugar celeste al que partió? No puedo despedirme formalmente, solo puedo hacerlo con una pizca de ese gracejo que aprendí de ti. 

 

Gracias por haber existido. Tal vez, ahora, ahora que has partido, algún honorable conciudadano, te dedique ese merecido reconocimiento que nunca se te dio. Tal vez, ahora, se dignen a magnificar tu pérdida. Pero sé, que, en el fondo, te da lo mismo. Siempre fuiste desprendido porque estabas hecho de amor. Ese fue tu don. 

 

Duerme amigo, te has marchado como viniste, con la paz dibujada en el rostro. Te has ido feliz. 

 

 




Joseph nació en Játiva el dieciséis de mayo de 1946 y, hoy, dieciséis de enero de 2021 a las 9:15 de la mañana, sus ojos, azules como el Mediterráneo que le vio nacer, se cerraron por tiempo indefinido.

 

@Anna Genovés

Dieciséis de enero de 2021


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Conocer a Joseph Berna



Joseph Berna, adalid de la ciencia ficción humorística  por José Carlos Canalda


El mítico Joseph Berna es el setabense José Luis Bernabeu y de 1973 a 1996 publicó en Bruguera y en su sucesora Ediciones B un total de 382 libros de bolsillo de ciencia ficción, del oeste, de terror y policiacos


Todo el mundo odia a Joseph Berna (menos yo)  por Llosef Maelström


Joseph Berna  por Alohacriticon


Un respeto por Joseph Berna por Bolsilibrosmemoria


Joseph Berna: El Pulp por excelencia por Anna Genovés