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PROMOCIÓN GRATUITA ‘La concubina 111’


 

Este fin de semana tenéis la descarga 🙆🔊 GRATUITA de la novela ‘la concubina 111’. Si queréis echarle un vistazo, ya lo sabéis: mañana y pasado mañana –16 y 17 de julio—, GRATIS.


Me quedo con estas magnificas reseñas que le han hecho: puro entretenimiento que se lee y disfruta en unas horas. Muchas gracias 😊🌺






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La concubina 111

 


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Mundo basura


 



Mundo basura

Solo importa el dinero

Vales lo que tienes y ya está


 


Mundo basura

Nada que comer y nada que cantar

Ni juegos ni alegría, solo verdad

 



   Mundo basura

La muerte tiene un precio

Bomba de racimo o virus letal


 


Mundo basura

La indolencia nos consume

El fuego se apagará 




Mundo basura

Hipocresía regalada

Hacer la cobra es lo más


 


Mundo basura

Amistades peligrosas

Glenn Close se quedará


 


Mundo basura

Lujuria, tiranía y violencia

 Nada bueno quedará




Mundo basura

En el cielo hay nubes

En el infierno, mal

 



Mundo basura

Si odias la mentira

habrá soledad


 


Mundo basura

La vida en una botella

Que huye por el mar

 



Mundo basura

Rebaños de ovejas

Y peces que quieren volar

 

 



©Anna Genovés

Miércoles veintidós de junio de 2022

 

 





Mundo basura

by on 16:16:00
Mundo basura   Mundo basura Solo importa el dinero Vales lo que tienes y ya está   Mundo basura Nada que comer y nada que can...


 



Bella



Estaba sentada en una de las salitas del Tanatorio Municipal de Barcelona con un pantalón vaquero y una camisa negra con un dibujo chino en la espalda. Hablaba con la muerta y, aunque la gente pasara y le diera el pésame a la familia, ella seguía su plática como si nadie la oyera.



–Amiga –le decía—. Te he rehusado a propósito; prefería estar lejos de ti para no seguir enamorada y poseerte antes de tiempo, y, hacía tantos meses que no te veía, que había olvidado lo hermosa que eras. Da lo mismo que te metan en una caja de pino sencillo con una cruz discreta como siempre has querido, o que luzcas cubierta con un sudario que apenas deja entrever tu preciado rostro. Igualmente se antojan tus formas fuertes y equilibradas (pausa).


» No te enfades conmigo, solo digo la verdad. Tenías que llamarte Envidia en vez de Bella, ya que has sido de las personas más envidiadas que he conocido. De niña todos querían estar contigo, ahí me dieron el primer toque, pero lo pospuse. Tenías esa sonrisa tan natural, que me fue imposible llevarte conmigo. Eras un verdadero angelito (pausa).

 

Una señorona de pelo cardado y andares flamencos, se acerca y le pregunta—:

 

–Disculpe la indiscreción. Soy tía de nuestra querida Bella y no la conozco, como soy mayor olvido a las personas… ¿Quién es usted?

 

–Una amiga –contesta ella.

 

–¿Conocía mucho a Bella?

 

–Desde el día que abrió los ojos por primera vez, no la he dejado. He sido su sombra.

 

–Bueno, como aún es joven –la mujer sonríe de medio lado— habla de una forma que no llego a entender… pero se ve que la quería mucho.

 

–Tanto que cuando me dieron su nombre por segunda vez, dije que estaba saturada de trabajo y me marché por unos días al otro lado del mundo.

 

–Aún la entiendo menos.

 

–Dentro de poco, lo entenderá. No se preocupe –la anciana la mira de reojo y cambia de tema—:

 

–Mira que Bella era guapa, ¿verdad? –dice mirando el cadáver.

 

–Una de las más hermosas. Tocada por la mano divina, y, pese a tener una vida difícil, ha mantenido su gallardía innata. Sabe usted, la belleza nunca muere, solo cambia.

 

–Tiene razón. Bella era un encanto de persona, pero tuvo mala suerte.

 

–A veces, cuando se tienen demasiadas virtudes y naces en una familia…

 

–No se corte que nos hemos hecho amigas. Cuando se nace en una familia trabajadora y de pocos saberes. Cuanto más encantadora, peor lo tienes.

 

–¡Cuánta razón tiene, doña Mercè! 

 

–¡Ay! Si sabe mi nombre.

 

–¿Cómo no? Soy la persona más acompañada y, a la vez, la más solitaria. Sé cómo se llaman todos y, cuando me acompañan, en ocasiones, me duele. Con Bella me sucede.

 

–Entonces, es usted una persona con buena estrella porque siempre va escoltada.

 

–Si usted lo dice…

 

–Claro, mujer. Yo, fui una joven rodeada de gente y, a medida que fui envejeciendo me quedé sin compañía. Mis amistades pasaron a mejor vida y los jóvenes de la familia se olvidaron de la vejestoria de su tía.

 

–Bella sí la visitaba –mira el ataúd—. Era su tía preferida.  

 

A la anciana se le nubla la vista y en sus ojos velados, aparecen unos enormes lagrimones.

 

–No llore Mercè. Usted ha tenido una buena vida y tendrá una buena muerte. Fíjese en Bella, ella, aún era joven, y, al final, la ha atropellado un coche. Sabe, no pude evitarlo: era una orden y ya no podía posponerlo más, era la tercera vez que la nombraban; pero, por lo menos, desvié el vehículo para que su rostro siguiera hermoso.

 

–La verdad es que está muy arregladita. Hasta diría que está feliz –Mercè se seca los ojos.

 

–Lo está. En más de una ocasión me dijo que le pesaba la vida. Y fui yo quién tuve que animarla.

 

–Muchas gracias. Es usted una gran persona.

 

–Hago lo que puedo. Cuando escuché su nombre de nuevo, intenté cambiar de trabajo. Pero, no me dejaron. Lo mío es un servicio eterno y, por mucho que me empeñe, nunca podré evitarlo. Así que es mejor que no me encariñe con nadie. Mercè voy a dejarla.

 

–Hija, ¿qué no me ha dicho cómo se llama?

 

–Me llaman La dama de la hoz. Pero mi verdadero nombre es Muerte.

 

Mercè sufre un ictus que la fulmina. Una muerte rápida e indolora, según dicen.



©Anna Genovés

Ocho de junio de 2022

 

Bella

by on 18:18:00
  Bella Estaba sentada en una de las salitas del Tanatorio Municipal de Barcelona con un pantalón vaquero y una camisa negra con un dibujo...




 


Los cinco



La reunión semanal de Los cinco empieza con un juego de mesa similar al Monopoly con nombre propio: Apocalipsis terrestre. El casino es el super jet privado que les regaló un mandatario excesivamente generoso, ya que su valor sobrepasa con mucho la construcción de algún que otro campo de fútbol de la Premier League. La aeronave posee una pantalla gigante desde la que el grupo vigila a las sociedades que pueblan el mundo.


El conclave está formado por una actriz, un empresario, un jeque, un químico y la heredera. Son los personajes más populares de las redes sociales, los más odiados y los más deseados; con millones de seguidores y detractores. Por este motivo, ostentan un poder absoluto.


Lo que desconocen los terrícolas es que, Los cinco mueven los hilos de todo lo que sucede en nuestro hermoso y decadente planeta azul.


Una figura con un mapamundi asoma sobre la mesa de metacrilato central: un holograma enorme a todo color y tridimensional. La heredera comienza la partida.


La heredera: Quiero que los humanos de mi continente se evaporen; estoy cansada de ellos –dice caprichosa.


El jeque: Será divertido, pero déjame a algunos miles para que trabajen en mis petroleras –se frota las manos.


La actriz: Me da un poco de pena. Nunca aprenden, pero ya les hemos dado bastantes varapalos a lo largo de la historia –sugiera dulzona—. A mí me agrada ser la reina del rock & roll: me adoran.


El empresario: A ver qué podemos hacer para divertirnos sin causar demasiadas bajas. ¿Tú qué dices Químico? Estás muy pensativo.


El químico: Propongo un virus letal que fulmine a la mayoría de la población. No solo del continente que regenta La heredera, sino del planeta. (Aplausos).


La heredera: ¡Qué guay!


El empresario: Cómo se nota que has llegado la última. Es algo que llevamos haciendo desde que la Humanidad existe. Cada cien años terrestres, más o menos, enviamos a un bichito dirigido que, El químico, fabrica en sus laboratorios.


El químico: Fíjate si son tontos, querida heredera, que ellos mismos se auto destruyen sin saberlo. Yo elijo a unos privilegiados que crean, siguiendo mis pasos, a esa alimaña microscópica que, después, esparcimos por diferentes lugares.


La actriz: Ciertamente, me apena decirlo, pero estamos muy hasta las narices de las sociedades. Los humanos son insolidarios, egoístas y poco creativos. Por lo general, el bichito se acompaña de catástrofes naturales o guerras. Todo en el mismo pack y, ellos, como tienen el coco y la moral consumida, lanzan bulos que se tragan como si fuera maná.


El jeque carraspea.


El jeque: Ciertamente, esos chismes también los dirigimos nosotros. Digamos que creamos una historia falsa y la lanzamos en algún medio de comunicación. Es como un germen que crece con el paso de las horas y se convierte en una monstruosidad. Por ejemplo, escribimos en un medio digital que el matapersonas lo ha creado tal país o tales laboratorios… Y, ellos, se lo creen o incluso le sacan tanta punta al lápiz que, al final, algún coaching suelta que los antídotos llevan un microchip para controlarlos y que la sabandija no existe. Entonces surgen movimientos ‘antinotepongasnada’.


El empresario: En ese instante, comienzan a aniquilarse entre ellos.


La actriz: Encerrarlos en casa fue perfecto mientras duró; el bestia desapareció hasta que volvieron a las calles.


El químico: Con el tiempo creamos unos kits para que se hicieran pruebas de contagio sin necesidad de ir a los hospitales; los ayudamos para que los sistemas sanitarios no colapsaran. Pero, era una trampa, ya que, estos botiquines de auxilio eran tan rudimentarios como falsos. Quiero decir: cualquier juego de laboratorio para niños es más fiable que los plásticos que les vendimos y, encima, no servían para nada porque estaban trucados.


La heredera alza las cejas, pero, antes de hablar, el empresario, sigue la narración—:


El empresario: De todas las pruebas caseras que se vendían en farmacias u online, una tercera parte siempre daba positivo y otra tercera parte, negativo. El resto contenía alguna mutación del bichito que contagiaba a quien lo tocaba. 


La heredera: ¡Sois perversos! –exclama.


El químico: Después de milenios creando mundos que se autodestruían. ¿Por qué no introducir alguna variable cargada de positivismo a ver si evolucionaban hacia un futuro mejor?


El jeque: Pero no había forma. Tropezaban una y millones de veces en la misma piedra. Así que nos hicimos un poco malos y comenzamos a introducir variables malévolas.


El empresario: Por extraño que parezca, era la única forma de que crecieran hacia una sociedad más avanzada que retrasaba la aniquilación. Es como si algún fallo en el ADN humano les hiciera mejores personas cuando sucede una catástrofe. Entonces suelen solidarizarse y olvidan, momentáneamente, ese egoísmo incrustado en su cerebro.


La heredera pone cara de póker.


La actriz: Los sucesos horribles les hace desarrollar una resiliencia que, en algunos casos, es digna de estudio. Pero… pasado el tiempo, se olvidan de las efemérides desagradables y vuelven a sus aptitudes y actitudes negativas.


La heredera: La verdad es que me aburren tantas idas y venidas para acabar como siempre. Así que propongo iniciar una verdadera carnicería –introduce los brazos en el holograma y mueve las manos como si empuñara una Silver Blade y asestara cortes letales a todos los países.


El empresario frunce el ceño, el jeque se acaricia la perilla, el químico se relame los labios y la actriz cruza los brazos dubitativa: no quiere perder protagonismo en pro de La heredera. Entonces suelta—:


La actriz: A ver, pequeña, ¿qué propones?


La heredera: Quiero un Apocalipsis total.


La actriz: ¡Madre del amor hermoso! Si que empiezas fuerte.


La heredera: Sí. O todo o nada. Este continente lo hundiremos bajo el mar –toca Oceanía y lo mueve hasta dejarlo bajo las aguas—. ¡Ya está! Uno menos.


El empresario alza los hombros. El jeque tuerce el morro. El químico sonríe y la actriz propone a La heredera hablar en petit comité ya que son las únicas féminas del grupo. Así pues, se levantan y dejan la gran sala para tomarse un refrigerio en otra de las cómodas estancias. Los tres varones fuman unos cuantos Habanos endulzados con güisquis de Malta.


Media hora más tarde, las chicas regresan a sus asientos con una sonrisa de oreja a oreja.


El empresario: Os veo felices.


El químico: Eso es que ha habido quorum.


El jeque: ¡Bravo! Exponer vuestra propuesta que seguro es maravillosa.


La actriz: Y novedosa.


La heredera: Hemos decidido apretar el botón rojo.


Los caballeros se quedan pasmados y ellas responden—:


La actriz: Los cinco estamos cansados de este planeta decadente y repleto de parches. Demasiadas civilizaciones, trillones de humanos, descomunales catástrofes, incontables guerras…


La heredera: En fin, demasiado de todo. Si apretamos el botón rojo, con la primera detonación nuclear se aniquilará de un plumazo millones de elementos. Y como respuesta, otro botón rojo, será apretado y, así sucesivamente: un efecto dominó. Si al final sobreviven algunos miles, siempre le echarán la culpa a algún gobernante autócrata con ansias de grandeza.


La actriz: Y nosotros, nos vamos a otra galaxia y concebimos un nuevo mundo.


El empresario: ¿Con humanos?


La heredera: Claro. Son imprescindibles: las criaturas más hermosas de la creación, pero los rectificaremos un poquito... Serán humanos avanzados.


La actriz: Nacerán más humildes, no conocerán la envidia ni la avaricia. No existirán humanos tóxicos. O sea, eliminaremos la maldad de su ADN y eso del libre albedrío, dejará de existir.


La heredera: Son tan corrosivos que nos han envenenado a nosotros. Al principio fuimos seres puros, debemos volver a serlo. Las sociedades no conocerán la tecnología.


El jeque: Pero, entonces, no habrá Revolución Industrial.


El empresario: No podré hacerme rico.


El químico: Careceré de laboratorios.


La actriz: Exacto, todos ganaremos en salud.


La heredera: Ejerceremos de vigilantes y de guías. No necesitaremos disfrazarnos con pieles humanas –se palpa la base craneal hasta tocar un pequeño bultito, lo estira y se abre una especie de zip que recorre su cuerpo de arriba abajo.


El resultado es un humanoide brillante de ojos plata.


El empresario: ¡Cuánto tiempo sin ver nuestra verdadera identidad!


La actriz ha hecho lo mismo.


La actriz: ¿No es reconfortarle?


El jeque: Lo es –sigue el camino de sus compañeras.


El químico: Casi había olvidado que fuimos los primeros humanos que habitaron la Tierra fruto de una casualidad. Nuestro desarrollo fue tal, que solo nosotros llegamos a conocer la inmortalidad. Convertidos en dioses, empezamos a fundar nuestro legado.


La heredera: Pero nuestras creaciones siempre tuvieron algún fallo y yo me convertí en la eterna heredera de un planeta abogado a la destrucción. Debemos enmendar nuestros errores y crear humanos perfectos como un día lo fuimos nosotros. Habrá más Tierras, igual de hermosas y con otros nombres.


Los cinco salen de la estratosfera con lágrimas plateadas recorriendo sus rostros luminosos mientras contemplan las sucesivas explosiones de ese planeta llamado azul.


 

©Anna Genovés

Sábado catorce de mayo de 2022

 

 


Los cinco

by on 21:12:00
  Los cinco La reunión semanal de Los cinco empieza con un juego de mesa similar al Monopoly con nombre propio: Apocalipsis terrestre. El...





Positivo en Covid


Sirva mi testimonio para cualquier lector que se encuentre en una situación similar y, de algún modo, pueda socorrerle.

 

****

 

El domingo uno de mayo noté unas punzadas en la cabeza que me extrañaron porque nunca me duele. Pero no le di demasiada importancia, no tenía fiebre y mi estado general era perfecto: había pasado un día maravilloso.

El lunes tenía una agenda muy apretada; recorrí varios sitios públicos y concurridísimos de Valencia. Correos, Ayuntamiento, alguna que otra tienda de moda... Todo ello, andando y con mascarilla cuando había afluencia de gente. Anduve unos siete mil pasos según el podómetro de móvil; me sentía genial por haberme aireado durante unas cuantas horas –algo que no suelo hacer porque, desde que comenzó la pandemia (mi esposo es un enfermo crónico), me he montado un pequeño gimnasio en casa y nuestras salidas se reducen a los Super y a un paseo largo por lugares despejados. Ambos con mask salvo en algún parque perdido y un banco olvidado.

Todo lo bien que estaba pasó, en unas horas, a un estado muy extraño en el que mi nariz era un grifo de agua infinito, comenzaron algunos dolores intermitentes en algunas articulaciones y decidí hacerme un test de antígenos de los que teníamos desde hacía meses. Dio positivo. Me tomé paracetamol y un antihistamínico recomendado en rinitis alérgicas -Alerlisin, para ser exactos—.  Como procuro estar informada, supe que, por lo menos esa mañana –en las calles en las que me quité por unos minutos el cubrebocas—, había ocupado el puesto de supercontagiadora, sin saberlo. Algo que asumiré porque no puedo hacer otra cosa y que procuraré no repetir. Tenía claro que, la incubación, suele ser aproximadamente de tres días; por lo tanto, el contagio debió suceder entre el viernes-sábado. ¡Qué casualidad! El viernes también había realizado un periplo: Junta municipal, casa de comidas, supermercados, cajeros bancarios y entidad financiera repleta de personas sin cubrebocas y sus toses, mocos… Movilidad.

Soy defensora de las mascarillas porque su uso obligatorio en ámbitos sanitarios y/o científicos se determinó tras la pandemia de la gripe española en 1918. Si utilizarla no fuera beneficioso para la salud de los pacientes y la protección de los especialisatas, su uso hubiera decaído a lo largo de los años. La ministra de Sanidad anunció poco después de Semana Santa –20 de abril— que se podía estar en interiores sin mascarilla. Desde mi punto de vista, fue muy precipitado y, ahora se están viendo los resultados negativos; por cierto, falseados: solo se sigue la IA en mayores de sesenta años, ¿qué los menores de sesenta años no se contagian? Según el artículo: España camina hacia la séptima ola

…“El documento del departamento que dirige Carolina Darias notifica 57.329 contagios más, con lo que la cifra total hasta el momento asciende a 11.953.481. De los nuevos diagnósticos 28.434 se han registrado entre las personas de más de 60 años”…

Esto quiere decir que los contagios entre menores de la franja de edad denominada ‘diana’ –en la que entré el año pasado— es de una cifra similar. Por tanto, la IA real es más o menos, el doble. Hablamos de 1.300… 1.400… Sin contar a los asintomáticos. ¿Qué me decís?

Sigo con mi covid19… Decidí que debía acercarme al Centro de Salud para que me hicieran una PCR, me recetaran la medicación adecuada y, de paso, preguntar cómo actuar si mi esposo caía. Sin embargo, el martes diluvió durante todo el día y con una congestión de caballo y sin dormir –por el bicho o por los nervios— no pude ir. Pasé el día adormilada, con la cabeza embotada, el grifo nasal interminable y un frío aterrador. Claro, tenía fiebre. Era como un enfriamiento –no una gripe— de los que, en tantas ocasiones, he tenido.

El miércoles –después de otra noche blanca, algo que no es excesivamente significativo en personas con con mal dormir como yo—, me levanté un tanto zombi. Desayuné y me fui al Centro de Salud evitando acercarme a las personas, con mi bien falcada mascarilla FPP2. Entré directa al mostrador que hay junto en la puerta con mampara y sin gente—. Pero como tenía un dolor agudo y punzante de garganta que me impedía hablar, les dije a las enfermeras, por señas, que me dejaran un papel. Describí la situación en unos segundos y me dijeron que me realizarían un segundo test, ya que, las PCR habían pasado a la reserva. Esperé fuera mientras hablaban con mi doctora. Minutos más tarde, me dijeron que me marchara a casa que la facultativa iba a telefonearme.

Se me quedó cara de gilipollas. Bajé la cabeza y de regreso a casa, sonó el móvil.

Conversación con la doctorcita:

– ¿Cuenta, cuenta…?

Como pude, le expliqué y sinteticé el escenario. Ella contestó—:

– Sí. Son los síntomas normales. Hay muchísimos casos. No pasa nada.

– ¿Y si Jon…?

– ¡Ah! Él aún no ha llegado a la franja diana y como, ahora, no es necesario que ningún contacto, aunque sea estrecho, se haga un test, si no tiene síntomas no necesita ninguna prueba.

– Sí, doctora, pero tiene numerosas patologías.

– Pues si se pone enfermo, lo llevas a urgencias. Tú puedes ir a dónde quieras, con tu mascarilla y ya está.

Trágame tierra.

– Doctora y… ¿qué me tomo?

Lo que te has tomado: Alerlisin y paracetamol. Si empeoras, al hospital. Si sigues como ahora, mejorarás en unos siete días y en diez, estarás al cien por cien. No hace falta que te hagas otro test ni ahora ni después de los diez días. Hay que seguir el protocolo.

– Es que han quitado las mas demasiado pronto en interiores.

– Si te cruzas con un infectado –asintomático o no— en un lugar abierto en el momento de un estornudo o etcétera y ninguno lleváis cubrebocas, lo normal es que también haya contagio.

¡Acabáramos! En ese instante, ¡cuánto eché de menos al médico anterior! Recién jubilado unas semanas antes del inicio de la pandemia. Ahora solo tengo una dispensadora de medicamentos que no se sale de la línea marcada por Sanidad ni un micro milímetro con una tranquilidad pasmosa. Cualquiera de mis droides es más humano que la doña. Al margen, ya sabéis cuál es el seguimiento de Sanidad. Solo conque hubiera añadido: Coge una nueva cita para dentro de una semana y me dicés cómo estás y dentro de un mes, te vienes y te echo un vistazo o algo similar, suficiente. Me voy a casa tan tranquila. 

Bueno, sigo con mi historia… eso… esto sucedió miércoles al mediodía. Aunque estaba molesta, decepcionada y mi garganta dolía como si fuera un estigma perenne, como todos los días, tuve los ovarios de hacer los ejercicios que he repetido a diario, estuviera como estuviera: andar un buen rato como los reclusos, algún estiramiento y alguna cosilla más; poquito, lo necesario para intentar no anquilosarme más de lo normal. Unos quince minutos que me ayudan a no hundirme en la miseria: no he vuelto a salir a la calle. Luego una ducha sostenible de agua supercaliente y a seguir con la mascarilla durante casi toda la jornada, beber unos cuatro litros de agua diarios y permanecer en mi recinto. Por la noche dormí algo mejor, pero me desperté en una ocasión completamente sudada. Tuve que usar el secador, cambiarme de ropa, sábanas… un rollo, pero, hay que secarse lo máximo posible y el colchón o el edredón, si están húmedos, lo mismo. Mi hogar no está acondicionado para darse una ducha de madrugada.

El jueves el flujo perpetuo, había decaído. De igual modo, había desaparecido la pesadez de cabeza e incluso ese duermevela tonto que me sumía en una realidad ligeramente alterada. Sin embargo, comencé a toser con esputos incluidos; no cortaros cuando llegue esta fase, lo mejor que podemos hacer es expectorar para que los órganos se limpien de mucosidad. Además, tampoco podía tragar. Para colmo, mi voz estaba cascada y ronca, lo mejor era no decir ni mu. Hablaba lo justo y necesario.

Viernes. Por fin, noto una verdadera mejoría, aún con afonía. Hago mis ejercicios, escribo un rato, recojo información, leo, inspecciono si ha habido adelantos positivos en Ucrania… Toso más, pero con menos mucosidad. La cabeza y el resto del organismo, mejorando. La noche es mala: he dormido mal y vuelto a sudar con el consecuente secado de todo lo que he podido.

Sábado, aquí sigo, parece que mejor, aunque los medicamentos me han descompuesto un poco el cuerpo y, claro, noto un poco de flojera. Es lo lógico en cualquier enfermedad de tipo respiratorio. Y, además, toso más. Ahora es diferente, parece, digo parece porque no lo sé, que la tos se debe al picor que aun sigo teniendo en la garganta. Mi timbre de voz se está recuperando: ¡menos mal!

Domingo ocho de mayo. Justo el domingo pasado por la tarde fue cuando tuve unos pinchazos raros en la cabeza que a los que no hice caso porque me encontraba fenomenal. Y que resultó que sí tenía que haberles hecho caso. ¿Recordáis? O sea, justo, ocho días. Anoche la pasé bien, por lo menos no sudé –espero que está noche siga la misma pauta: dormir es sanador— y me he levantado casi como nueva. Toso, de vez en cuando como un perro, pero apenas esputo, más bien es por la irritación bucofaríngea. La nariz solo gotea de tarde en tarde. Y mi estado general es bastante óptimo. He salido a la calle –con FPP2, por supuesto— manteniéndome alejada posible de las personas y me ha sentado bien que me diera el aire.

Lunes nueve de mayo. A una semana de realizarme el Test de antígenos, apenas se aprecian los síntomas y mejorando.

Ha doce días del positivo, he superdo el covid y me encuentro bien.


@Anna Gernoves 

Dos de mayo de 2022


Para recordar


1.       Hidrataros al máximo, por lo menos con dos litros de agua. Podéis sustituirlo por zumos, leche... Líquidos sin alcohol.

   Lavaos las manos a menudo y poneros hidrogel  -a estas alturas estñá de sobra decirlo porque lo sabemos requetebién.

2.       Alimentaros lo mejor que podáis. Estoy comiendo algo más de lo habitual, tenga o no ganas.

3.      Si os sentís con ánimo y podéis, moveros por la casa o por la calle con mascarilla si decidís pasear. Creo que dentro de un rato, me animaré a dar una vuelta.

4.       Si sudáis por la noche y no podéis ducharos, secaros bien con el secador, cambiaros de ropa  y todo eso...

5.       La ventilación que no falte en casa.

6.       Tomaros las medicinas que os hayan aconsejado; sea un especialista o un farmacéutico.

7.       Sin empeoráis, acercaros al hospital: no tengáis miedo.

8.     Si sois animales sociales, decirlo. Tened covid19 no es una lacra ni una vergüenza, es algo normal.

    He tenido fiebre los cuatro primeros días, algo lógico; no os preocupéis demasiado

     Haz algo que te agrade: escucha música –soy adicta al rap, lo confieso, aunque escucho de todo—, lee, escribe, mira la TV, revisa esa serie que no terminaste de ver o que se te pasó, haz ganchillo, pinta, teje, reza, desguaza las redes sociales, medita, recicla en Vinted... Todo vale.. Haz lo que puedas y te agrade. Lo superaremos 😉

   

* Llevo dos vacunas de AstraZeneca y una de refuerzo de Moderna. Además, estoy vacunada de la gripe. Soy defensora de las mismas cuando están debidamente estudiadas y cotejadas. Las actuales, por falta de tiempo, se está viendo, tal como dijo el doctor Cavadas, que aún tienen faltas. Pero, es normal: han hecho lo que han podido en tiempo record. Hay que vacunarse. Somos un gran laboratorio para las generaciones futuras.



Documentación de medios dispares y distintas fechas


Cuando varias personas que conviven tienen covid, ¿deben aislarse entre ellas?

 

Motivos por los que el test de antígenos puede dar unresultado falso 

 

Cuatro errores comunes que pueden dar un falso positivo enlos test de antígenos


¿Cuántos tipos de coronavirus existen?


Los 7 tipos de coronavirus que infectan humanos


Ómicron: sus ocho síntomas iniciales... y otros seis nuevos


Coronavirus en España: la subida de la incidencia en mayoresde 60


España camina hacia la séptima ola


Qué se sabe de ómicron: sus síntomas, mayor riesgo de reinfección y resistencia ante las vacunas


Mascarillas a lo largo de la historia


 

Positivo en Covid

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Positivo en Covid Sirva mi testimonio para cualquier lector que se encuentre en una situación similar y, de algún modo, pueda socorrerle.   ...