Mostrando entradas con la etiqueta ficción. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ficción. Mostrar todas las entradas




             



Cara de Ángel 
Primer relato del libro EROTIKA



Erotika recopila una serie de 24 relatos carnales que finalizan con un cuento más extenso –con el mismo título que el libro— donde Adriana tiene encuentros sexuales con diferentes compañeros/as a partir de su entrada en una red de contactos para adultos.



Un libro de historias cortas para disfrutar de esa picaresca que levanta el ánimo a cualquiera.


               






EROTIKA

Anna Genovés

Copyright © 2016 Anna Genovés

Todos los derechos reservados a su autora

Título de la edición: Erótika

Autora: Anna Genovés

Propiedad intelectual:

09/2015/427

ISBN-13: 978-1539188759

ISBN-10: 1539188752

ASIN: B01M2270Q9






1. Cara de Ángel







La belleza es un arma

de doble filo

el asesino es un Apolo

que delinque

 



Christian era tan guapo que todos le conocían por su apodo: Cara de ángel. Era hijo de una cuarterona senegalesa con sangre iraní y de un medio libanés cuyo padre había llegado a Colombia desde Dinamarca.



El chico había heredado unos preciosos ojos turquesa de mirada seráfica a lo Monty Clift; un óvalo como Fredrik Ljungberg cuando anunciaba slips Calvin Klein. Un cuerpo igual de esculpido que Brad Pitt en El club de la Lucha y una piel sedosa con un puntito de café Illy arábigo.



Un espécimen más suculento que un queso Gran Reserva de la Dehesa de Llanos. Sin embargo, el querube tenía genes depredadores.



Comenzó a delinquir a una edad temprana. Por su vasto historial policial existían todo tipo de delitos por los que cumplía condena en la cárcel de La Picota de Bogotá. Empero, Cara de ángel, sabía camelarse a todo el mundo con apenas una caída de párpados.



En comisaría había intimidado con una policía y, ésta, había difundido sus fotografías por las redes sociales. ¡Madre mía el club de fans que tenía! Y las animaladas que le ponían las mujeres, como si nunca hubieran visto a un hombre atractivo. Ni Sandokán cuando llegó a España allá por los 70 y salieron todas las madres del Cuéntame con pancartas que decían: «Queremos un hijo tuyo». Por lo menos, el actor hindú era todo un gentleman.



Cara de ángel superaba todas las pruebas. Había conseguido su propio trono por razones obvias. Hasta el gobierno colombiano dejó que la prensa rosa de USA entrara en prisión y lo fotografiara a cambio de untar sus bolsillos. Al final, se fugó de la penitenciaría y fue a parar a una banda criminal que operaba en la famosa colina de Los Ángeles, muy a juego con su sobrenombre.



***



Pam era una actriz decadente. A sus 55 años nadie le ofrecía un papel en TV y menos en la gran pantalla. Pese a ello, vivía en una lujosa mansión de Hollywood. No obstante, como tantas estrellas venidas a menos, estaba más sola que la una.



Una corte de siervos amenizaba sus días embalsamados en champagne y Beluga. Reían sus gracias, esnifaban cocaína y follaban como locos. Después, cada uno volvía a su cuchitril de oro y diamantes de sangre.



La servidumbre recogía los excesos de las orgías, mientras ella dormitaba repleta de barbitúricos con un antifaz de colágeno y diversos vibradores: los coleccionaba por si en algún momento se terciaba utilizarlos.



Esa noche, sus caprichos la habían mantenido como una espectadora VIP: voyeur de luxe. Le apetecía un totum revolutum de cuerpos gimiendo. Era feliz viendo cómo goteaban las vaginas repletas de semen y cómo lo machitos del celuloide se fornicaban unos a otros.



Al final, había conseguido formar un trenecito en el salón de su excelsa residencia. Esfínteres ligados por las vergas de sus vecinos. Cuando acabó la bacanal, se retiró a sus aposentos privados. Dormía profundamente cuando escuchó a su chihuahua albino ladrar.



–Tarzán –dijo soñolienta—. Ya sé que te he dejado fuera de la habitación. Hoy quiero dormir sola.



Pero no pudo conciliar el sueño.


Se dispuso a introducirse un vibrador de última generación con secreción seminal y turbo orgasmo de Victoria Secret –una colección muy cool que la celebrity vendía en exclusiva a sus íntimos—. No obstante, tras acariciar sus labios vulvares y sentirse húmeda. Los chillidos de Tarzán la desorientaron. Se puso la bata de satén con cristales de Swarovski y salió al pasillo. Al abrir la puerta, descubrió al primoroso chucho con el cuello roto. Cubrió su boca para no chillar. La sombra de un hombre encapuchado husmeaba por el despacho de la caja fuerte.



Pam regresó a su cuarto, sigilosa. Minutos después, volvió a salir y se deslizo, agazapada, hasta la estancia inferior.


 

***

 



 

Cara de ángel había abierto el cofre de las joyas; estaba claro que alguien le había dado el soplo. Se había quitado el pasamontaña, le gustaba trabajar a rostro descubierto. Cuando Pam lo vio, supo de inmediato de quién se trataba. Sabía que su cuerpo lucía con múltiples tatuajes carcelarios: uno por cada delito cometido. Y también lo apetecible que estaba. Relamió sus labios golosos; su cuerpo experimentó una secreción extrema. La misma que cuando practicaba cualquier deporte de riesgo: se había excitado al ver a ese delincuente con tesitura de Apolo. Apretó sus muslos mirando la boca del adonis; imaginándola lamiendo su clítoris. Unos salvajes temblores brotaron de su vientre.


 

—No te muevas o te vuelo los sesos —dijo cara de ángel en un inglés chapucero.



—¿Por qué no hablamos primero? —propuso la vieja gloria abriéndose la bata y exhibiendo sus perfectos senos siliconados, talla 100.



—¡Pendeja! Aunque estés muy buena me he follado a tantas tías que paso. Se abren la cuca sólo con olerme —cara de ángel se tocó la entrepierna con vulgaridad—. Además, me gustan jovencitas. Niñas, no momias.



—Si quieres pasamos un buen rato. Después, te doy las joyas. El seguro me pagará su valor y los dos saldremos ganando —insinuó Pam con sigilo.



—¡Joder! ¡Corta el rollo! ¿A ver qué sabes hacer? —sugirió cara de ángel apuntándola con su Glock.



 

Pam sacó el súper vibrador de un bolsillo y lo deslizó por su piel aterciopelada; hasta introducirlo en su hendidura, jadeante. El falo de cara de ángel se puso como una barra de acero al rojo vivo. Dejó el arma y se acercó a ella.

 



—Eres una mature con la totona muy caliente. A ver si tu culo responde igual —le pegó una palmada extremadamente fuerte. Un latigazo que dejó las nalgas de Pam marcadas. Gritó de placer.



—Te gusta clavarla por detrás y con fuerza, ¿verdad? —preguntó la actriz, sensual.



—¡Ponte a cuatro patas y cállate de una puta vez! —ordenó cara de ángel antes de pegarle una leche. Pam se tocó la mejilla y sonrió.



—A ti te consiento lo que quieras. Seré tu perra. Pero antes dame un besito —Pam puso morritos besucones.



 

Cara de ángel pellizcó sus pezones y mordió sus brazos. Ella se agitó. Las bocas se unieron. La estrella lamió la lengua del intruso como si fuera un helado de frambuesa. Después, sumergió la suya entre los labios divinos del soberbio macho. Segundos más tarde, el bicho la empujó encarando su falo hacia las grietas perianales. De repente, Pam sacó un spray antivioladores y literalmente embadurnó su rostro. El malhechor restregó sus ojos, chillando. Quemaban como si tuvieran gas mostaza.



 

—¡Cabronazo! ¿Con que te gustan muy jovencitas o casi niñas? Que enfermo está el mundo para que millones de jóvenes suspiren pensando en ti. Solo eres basura criminal. Más vulgar que Sacha Baron Cohen en Borat.



 

Acabados los exabruptos, Pam cogió el Óscar, que un día pretérito le había concedido La Academia y le destrozó el cráneo a golpes. Cara de ángel yacía ensangrentado y completamente desfigurado sobre la alfombra Persian Vase del siglo XVII –única en el mundo—. Ipso facto, llamó al Sr. Lobo –una especie de Ray Donovan que limpiaba la mierda de todos los hollywoodenses.



 

—Erik soy Pam. Ven: es urgente cielo. He matado a una verdadera cucaracha. Quiero que te deshagas del cuerpo.



 

Cara de ángel no volvió a delinquir. Su cuerpo yacería in aeternum a dos metros bajo tierra en algún lugar desconocido.




 Sigue leyendo... 

 

Enlace Amazon


Enlace página de autor en Amazon



Disponible en ebook y papel

                         



 

#escritoras #poetas #escritoresdeinstagram #kindle #uncafeparaescribir #palabrasconvertebra #mujeresescritoras #versos #letras #prosapoetica #autoras #amazon #poesiaenespañol #letrasenverso #poetasdeinstagram #annagenoves #kindleunlimited #kindlebooks 



 






Cuando Leónidas Targaryen desposó a Margarita la Flor 

 

 


 

Fantasmas, perfiles falsos

bipolares o personalidades múltiples

cada uno es lo que es

amén, amén y amén.

 

 

 

Damián Bizarro es sargento primero de Infantería Mecanizada. Se ha comido todos los marrones desde que las Fuerzas Armadas españolas tuvieron misiones en el extranjero; como fuerzas humanitarias u observadores: Albania (1999), Mozambique (2000), República de Macedonia (2001), Irak (2003-04), Haití (2004), Indonesia (2005), Sudán (2006), Bosnia-Herzegovina (2007), República Democrática del Congo (2007), Líbano (2010). Para rematar, desde 2011 está con la ISAF (Fuerza Internacional de asistencia para la Seguridad de Afganistán. Misión: Libertad Duradera). Apoyo avanzado en la base de Herat.

 

 

Tras ver cómo ha quedado el cabo Vicente Fuster –totalmente desmembrado en un ataque terrorista— regresa a España por baja post traumática. Al poco de recibir ayuda psiquiátrica lo remiten a un gabinete de terapeutas. Allí, le asiste una woke empoderada que, como terapia, le aconseja escribir su vida. Él, que siempre ha sido muy cumplidor, abre un blog en la plataforma WordPress con el nombre Hazañas Bélicas. Sin embargo, nadie lo lee. El nombre. Los tiempos que han cambiado. Que es un boomer y cuenta historias de guerras caducas que nadie entiende. Damián se hace mil preguntas que el mismo se contesta por que no comprende por qué no funciona bien ese pedazo de web que ha desplegado en la blogosfera después de desmenuzar muchos videos en YouTube y aprender lo que no está en las escrituras sobre informática. Autodidáctico de nacimiento, se ha hecho un experto en el manejo de ordenadores y el diseño gráfico. Amén de descubrir la faceta creativa de su personalidad, por que escribir, escribe de todo y lo hace bien.

 

 

En una de las visitas a la psicóloga, le dice—:

 

 

Lo siento Amina. Me pediste que contara mi vida y te hice caso. El blog y tal pascual… Pero nadie lo lee.

 

–Damián es que cuentas historias muy… muy violentas. Con mucha sangre. Con crímenes. ¡Vamos! Hasta os portabais mal con los animalitos.

 

–Amina, bonica, me he pasado la existencia de batalla en batalla allí donde me mandaba el Ejército Español. ¿Qué te crees que hay en las guerras? Vida wonderful que decís ahora. Los militares no somos hermanitas de la caridad con el enemigo ni tenemos tiendas de campaña preciosas con mascotas. Tampoco invitamos a los que nos apuntan con un arma a cenar con nosotros.

 

–Esas historias las vemos en las películas bélicas… Salvar al soldado Ryan, Apocalypse Now y etcétera… Y tienen los días contados porque vamos a revisarlas y a eliminar las mentiras que relatan. Ninguna contienda fue tan exagerada como la pintan.

 

Que las guerras fueron más light. ¡Madre del amor hermoso! ¿Has estado en alguna, corazón? –Amina lo mira como diciendo: «¡¿Cómo te atreves a llamarme corazón?! Eso insulta mi feminidad porque yo no te he dado permiso».

 

 

Él se apresura a pedirle perdón. Ella carraspea y se estira sobre el respaldo del sillón perdonándole la vida, antes de preguntarle—:

 

 

–¿Quieres que te ayude o no?

 

–Disculpa mujer, no te enojes. ¿Dime?

 

–A ver, léeme un microrrelato del blog.

 

 

Damián recapacita, se pasa la mano por la barbilla y dice—:

 

 

 

–Vale. Pues este mismo –se aclara la garganta y recita—: Microrrelato Las ametralladoras. En Herat estábamos rodeados de talibanes y las ametralladoras no dejaban de lanzar ráfagas de balas por doquier. Eran ellos o nosotros. Los matamos como a perros. Sus cuerpos quedaron desmembrados y esparcidos sobre la calzada de barro sanguinolento. Ya está. ¿Te ha gustado?

 

 

 

La cara de Amina es un poema expelido de Leopoldo María Panero. Tose unas cuantas veces, bebe un sorbo de agua y le contesta—:

 

 

 

–Hombre, no está mal. No está mal. Con unas cositas por ahí y otras por allá –mueve los dedos como tocando el piano. Quedará perfecto. Vamos a ver… ¿Qué te parece si publicas esto? Microrrelato Las ametralladoras. En una ciudad preciosa de Afganistán había muchos señores con turbantes en la cabeza y calzones anchos –escribe en el portátil mientras narra—. Al principio parecían enfadados, pero pronto nos dimos cuenta que era gente amable. Hasta nos regalaron un par de canes para hacernos compañía. Fin. A ver, voy a repasarlo –murmura entre dientes lo leído y suelta—: Perfecto. Ha quedado perfecto.

 

 

 

Damián se queda estupefacto. No puede ni responder. Sale de la consulta cagándose en todos los santos del firmamento y en todos los wokes que quieren falsear la historia y mentir a los niños para que crezcan sin maldad. O sea, convertirlos en bobos engañados. Presas fáciles para los innumerables lobos que caminan ostentosamente por el planeta, reflexiona.

 

 

 

Una vez en casa piensa y repiensa y se dice así mismo: «Paso de la doctorcita que, además, no es doctorcita sino grado en psicología. O sea, menos incluso que los psicólogos antiguos. Aquellos blablablás…, sabían algo más. Actualmente, les enseñan poco o nada y logran unos sueldos… ¡wonderful! Claro. ¿Cómo no? Te sacas el carné del partido político que esté en boga y, después de un adoctrinamiento feroz donde te lavan la cabeza al son del badajo ecuménico de una bolsita de oro para que aplaudas a todo lo que digan y hagan, tocas el cielo.  Por tu cara bonita o tu trasero hermoso. O por otros cauces... De lo contrario, no te comes ni un colín. Ya me inventaré algo para salir adelante sin comecocos».

 

 

 

Una semana más tarde, abre seis blogs nuevos con los perfiles correspondientes en las redes sociales. Tres con nombre de mujer y tres con nombres masculinos. Seudónimos llamativos con avatares estudiados. Todos falsos como tantos cientos de miles de perfiles que pululan por Internet. Los seudónimos atienden a… La disléxica impenitente, Caperucita roja, Margarita la Flor, Bernardo el asturiano, El príncipe sin capa y Leónidas Targaryen. Busca y rebusca fotografías sin copyright y se convierte en un individuo con personalidad múltiple. Entabla conversaciones con otros miembros y se contesta a sí mismo.

 



Su perseverancia y las muchas horas invertidas en poner likes en las redes y comentarios en los webs, tiene su recompensa; los perfiles recolectan numerosos seguidores y los blogs se convierten en referentes del mundo cibernético. La virtualidad le sienta de maravilla. ¡Se lo pasa en grande! Igual es una Lolita nabokoviana que un pensionista fracasado. Sin embargo, cuando le llega la carta del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social con la invalidez absoluta, llora a moco tendido. ¡Quiero seguir en activo! Dice a grito pelado por el pasillo de su apartamento. Pero nadie le responde porque está más solo que la una. Pasado el sofoco, se disfraza de mujer y se convierte en Margarita la Flor ―poeta y socióloga ―. Bajo este disfraz publica el poema Llevo en blog de Leónidas Targaryen –el más visitado por la pomposidad del nombre y la iconografía adragonada de la página—. Los versos descarnados baten récords de audiencia.

 

 

 

 

Llevo

 

 

Llevo el cuerpo molido,

no me ha golpeado

pero sus palabras lo han mordido.

 

 

Llevo el alma con pena,

no la ha mancillado

pero su cercanía la flagela.

 

 

Llevo los huesos rotos,

no me dio con un bate

pero sus silencios son balas de plomo.

 

 

Llevo la boca con sangre,

no me la rajó de parte a parte

pero hizo que callara y no hablase.

 

 

Llevo el organismo hecho jirones,

porque no sé qué hacer

en este mundo sin ilusiones.

 

 

Ya no sueño, los sueños me los robaron

ya no amo, el amor me fue negado

ya no vivo, aunque suspire y hable.

 

 

Mi cuerpo se muere, mi alma se lapida

mis sentimientos se suicidan

y mi corazón no late.

 


 

 

© Margarita la Flor

Valenciana de nacimiento y madrileña de corazón

 

 

 


Al signarlo mueve la cabeza. Desconoce por qué se siente tan a gusto cuando se comporta como una fémina. Una voz interior le habla: «Venga, pata negra, sal del armario y no te engañes más. Tú y yo sabemos que eres gay desde el día que te parieron. Por eso no soportaste la muerte del cabo Vicente Fuster: tu amante. No pasa nada, ser homosexual, es de lo más cool». Sin embargo, Damián Bizarro, es tan machote que le da vergüenza mostrar sus verdaderos sentimientos. Aunque, cada día dedica más tiempo a su parte femenina y hasta se hace amante de Leónidas Targaryen como si estuviera presente y fuera su amado cabo. Habla con él. Come con él y hace el amor con él. Por lo menos, eso cree la esquizofrenia que ha adquirido al llevar tantos personajes simultáneamente. Un día sale del armario y cuenta su verdadera crónica en la web de su amigo imaginario. La historia se hace viral. Un editor importante contacta con él y le publica su autobiografía.

 

 

 

Años más tarde, y en contra de lo que pensaban todas las aminas del mundo, el sargento Damián Bizarro, se ha convertido en el transexual Margarita la Flor de Targaryen. Una prestigiosa escritora que vende sus novelas como churros y que gana el célebre Premio Planeta 2025 con su obra Hazañas bélicas.

 

 

 

© Anna Genovés

Revisado el cuatro de agosto de 2024

Imágenes tomadas de la red

 

 *El relato original se incluye en el libro La caja pública. Asiento propiedad intelectual 09/2015/427. Disponible en formato papel en Amazon. ISBN-10‏: ‎ 1502468433 ISBN-13‏: ‎ 978-1502468437. Pero, uno de mis juegos preferidos es cambiar casi por completo lo que ya he escrito. Y, este cuento, tiene más de planta nueva que de otra cosa. Hay momentos en los que me he reído a carrillo suelto. Espero que os haya sucedido lo mismo. Gracias.

 

#relatosactuales #relatoscortos #relatoser #amor #relatos #pasion #escritos #sensualidad #parejas #relatos #annagenoves #relato #microrrelato #cuento #ficción #literatura #escritora #historia #palabras #escrituracreativa #story #shortstory #fiction #writing #literature #humor

 

 

 



 


 

Una cocina llamada deseo

 

 


El sudor resbala por las piernas

por los brazos

y las posaderas

el sexo a flor de piel

 

 


Verano del cincuenta y uno en Nueva Orleans. La habitación vibra con John Coltrane. Estela está sentada en el sofá con las piernas abiertas; frente a ella un ventilador de General Electric mitiga su fogosidad. Acaba de lavar los platos y las altas temperaturas le han hecho fantasear. Parlotea con su voz interior: «A ver si viene mi hombre y me echo en sus brazos como una leona hambrienta. ¡No, no! ¡De eso nada! Me enseñaron a comportarme como una señorita bien. Las mujeres nunca deben soliviantar a los hombres. Son ellos los que tienen que buscar a la hembra. ¡Faltaría!».

 



Se levanta con unas ganas de orinar tremendas. Una vez descargada, ve que sus labios vulvares están dilatados como una granada jugosa: «¡Qué vergüenza! Estoy más húmeda que cuando tenía dieciocho años». Se regaña a sí misma.

 



El rubor inunda su rostro. Coge la toalla y comienza a girarla a modo de aspas. Pero el mero hecho del aire denso y pegajoso, la excitan todavía más. En un ataque vehemente acaricia sus genitales y acaba introduciéndose los dedos en esa cueva ardiente y esponjosa que la reclaman. Aúlla como una posesa. Los calambres de su vientre se aceleran y tiene un orgasmo tan satisfactorio que relaja su porte y toda ella rejuvenece. Sonríe como un ángel recién abiertas las alas. Su óvalo esplendoroso magnifica la belleza de una fémina en la medianera de la vida. Pasado el arrebato, regresa a sus quehaceres domésticos como si nada.

 



Lleva una bata de tirantes gaseosa que, unos segundos más tarde, se pega a sus carnes. Es inevitable recordar los escarceos juvenales. La fragancia temprana de un pasado vigoroso en brazos de un hombre maduro; la piel sudorosa y mugrienta tras una jornada de trabajo aglutinada a su cuerpo sediento de sexo. Sólo con él gimió de placer. Poco después, se casó y pasó a simular que disfrutaba cuando su esposo requería los servicios maritales.

 



En ese momento, el tisú de su vestido se introduce entre las nalgas y al moverse le producen un goce inusitado. Agita su cuerpo ligeramente a la par que las gotas de sudor resbalan hasta las baldosas formando lágrimas microscópicas. Está tan embelesada que no ha escuchado los pasos de su esposo al entrar en casa. El hombre camina por el pasillo con camiseta sport y unos pantalones de trabajo: los músculos brillantes. La mira desde el otro lado del salón. La silueta de Estela dibujada a través de los rayos luminosos. El contorno de sus grupas perversamente siluetados.

 








¡Qué hermosa es! Si no fuera tan recatada disfrutaríamos como es debido. Dejaría mis vicios por ella, piensa contemplando su figura. La imagen es tan apetitosa que decide acercarse despacio y atraparla por las caderas. Ella huele el fuerte aroma a testosterona y se gira vanidosa. La punta de la lengua jugueteando con el contorno de sus labios gruesos.

 



—Stanley hazme tuya —le susurra con voz ganosa.

—Mmm…

 


Las bocas se acercan y el beso inicial, pueril y decoroso, acaba con lenguas entrelazadas en el interior estimulante de sus gargantas. Stanley mima su espalda con delicadeza, acaricia sus nalgas prietas y gira su cuerpo para besar esa nuca sudorosa que tiembla con el tacto de su hocico ardiente como una babosa. Estela vuelve a convulsionar y deposita las manos del macho sobre sus pechos. Voluminosos, con pezones afilados y aureola marcada. Stanley descubre que su dama ha olvidado la ropa interior. Levanta su falda y lisonjea su clítoris.

 



—Estela, cuánto tiempo sin sentir tu excitación. Tu cuerpo mullido y deseoso —susurra en el oído mientras las manos agasajan el cuerpo de la mujer.

—Demasiado. Hoy, voy a recompensarte.

 

 


Inseparables. Agitados. Jugosos. La atmósfera placentera se anega de secreciones eróticas. Estela respinga el trasero y abre ligeramente las piernas –la espalda de Stanley adosada a su lomo—. Siente cómo el miembro rígido de su hombre traspasa las piernas y se introduce en su vagina. Templo acuoso que lo devora insaciable. Una lucecita se enciende en su mente tórrida. Sabe que en algún libro ha leído que si comprime y suelta la pelvis provocará contracciones voluptuosas con las que enloquecer a su Stanley. Mueve las caderas al ritmo del Boogie Woogie Choo Choo Train de Mabel Scott que suena en la estancia del placer. Ella acompaña el ritmo a la par que atrapa y suelta el interior de sus entrañas.

 


 

—No sé dónde has aprendido a cerrar tus carnes y a soltarlas. Pero poco importa. Eres tan ardiente que me trastornas —insinúa un Stanley jadeante.

—Leer es bueno. Ahora no pares, amor —sugiere Estela con los ojos entornados y el rostro descompuesto. Rozando el éxtasis.

 

 


Desde ese día, Estela recibe a Stanley en la cocina vestida únicamente con un delantal.

 

 






© Anna Genovés

Revisado el veinticuatro de mayo de 2024

Imágenes tomadas de la red




 *Relato incluido en el libro de relatos  La caja pública. Asiento propiedad intelectual 09/2015/427. Disponible en formato papel en Amazon. ISBN-10‏: ‎ 1502468433 ISBN-13‏: ‎ 978-1502468437



#relatoseroticos #erotico #ticos #relatoscortos #erotismo #poesiaerotica #relatoser #amor #relatos #erotica #relatossexuales #sexo #pasion #escritos #sensualidad #eroticphotography #parejas #eroticartphotos #eroticfood #textoseroticos #eroticgram #relatos #annagenoves



Mabel Scott - Boogie Woogie Choo Choo Train









Promoción enero 2024

 


¡OJO! Descarga gratuita desde el miércoles 3 de enero hasta el domingo 7 de enero 

 

Amigos, conocidos y seguidores.

 

Para celebrar la llegada de 2024 os dejo este pequeño regalo: descarga GRATUITA de los libros que tengo publicados en Amazon durante 5 días. Desde el miércoles 3 de enero hasta el domingo día 7 de enero de 2024.

 

Seguramente, la mayoría les habéis echado un vistazo. Otros, pasáis. Y estáis en vuestro derecho. Aquí comienza y acaba mi obra literaria. El blog permanecerá vivo.

 

Entre los 9 volúmenes, encontraréis thriller, relatos de distintos géneros, ficción histórica, realismo, ciencia ficción, aventuras y etcétera... La mayoría tienen errores ortotipográficos o están faltos de una buena maquetación o de una portada más agraciada. Nadie me ha ayudado y, esto, es lo que hay. Para mí, es más importante la historia relatada que la presentación‍.️

 

Es obvio que las primeras aventuras tienen más erratas que las últimas. Exceptuando la escrita durante la pandemia.

 

Feliz Año Nuevo para todo el 🌏 Gracias.

 


Listado por orden de publicación

 

1.       Tinta Amarga | mayo 2014. Thriller policiaco 🔫

 

2.       La caja pública | relatos. Octubre 2014. Historias publicadas en este blog. Gratis siempre.

 

3.       El Legado de la Rosa Negra. Enero 2015. Romance en las pirámides

 

4.       Las cicatrices mudas. Agosto 2015. Thriller policiaco 🔫

 

5.       Pasillos nocturnos. Enero 2016. Poemario 🖋

 

6.       Erotika. Octubre 2016. Relatos eróticos 💞

 

7.       SIAH: El Ojo de Dios. Noviembre 2020. Ciencia ficción 👽👾

 

8.       2020 La realidad: de la realidad. Diciembre 2020. Sensaciones durante la pandemia 😥

 

9.       La concubina 111. Febrero 2022. Aventuras en el Lejano Oriente 📜💎

 



📢📢 Descarga aquí 👇👇👇


Descarga GRATUITA en Amazon de todas las publicaciones






Promoción enero 2024

by on 0:11:00
Promoción enero 2024   ¡OJO! Descarga gratuita desde el miércoles 3 de enero hasta el domingo 7 de enero    Amigos, conocidos y segu...

 


 


Bloody Christmas


 

Navidades felices

o quizás sangrientas;

la madre asesina al hijo

el hermano se enajena

cocodrilos hambrientos

 


Dorothy Smith adornaba el abeto navideño de su hermoso chalet de Miami. Era Nochebuena y toda la familia se reunía a cenar en su casa. Hacía nueve años que su esposo había fallecido, y aunque sus hijos se llevaban de pena, querían seguir con la tradición familiar. El matrimonio Smith aumentó con el nacimiento de Saúl al año siguiente de la boda. De eso hacía la friolera de cuatro décadas. En la siguiente Navidad, se unió al triángulo Bill. Pasó un lustro hasta que llegó Peter; el peque de la familia. Un pentágono maravilloso hasta que Saúl se casó con Telma. Y la familia volvió a crecer año tras año. Primero con el hijo de ambos, Saulito. Seguido, con Mirian, la esposa de Bill. Al año siguiente, fue Minnie; el retoño de la nueva pareja quien se unió a las fiestas. Y consecutivamente, Helen la novia de Peter y sus mellizos.  Desde la llegada los gemelos, Helencita y Johnny, el clan había permanecido inmutable. Un puñado de personas repletas de hipocresía.


Eran las nueve de la noche cuando Dorothy, auxiliada por Telma y Mirian, sacaban los suculentos manjares a la mesa. Dorothy era la anfitriona perfecta. Pese a ser sesentona, todos la envidian; su look era de lo más cool y su belleza seguía sempiterna: la mismísima Jessica Lange en American Horror Story. Durante la ingesta del primer plato, estuvieron muy amables. En el segundo, Saúl empezó una azarosa discusión con su cuñada Helen. La cosa terminó con el cuchillo jamonero sobre la mano de la mujer que chilló mientras los dedos sangrientos no dejaban de gotear; el índice y el anular, bailaban sobre el mantel.


—¡Cógelos!!! Y vámonos al hospital a que me los injerten. ¡Ayayay!!! ¡Malnacido! —chilla estrepitosa la víctima.


—Pero Bill —su esposo— estaba pegándose con su hermano. Y para rematar: le clavó el tenedor en un ojo. El silencio inundó el salón. Saúl cayó sobre la alfombra. Dorothy le quitó leña al fuego:


—Tranquilos hijos. A Helen le coso los dedos. Después, me encargo de Saúl… Tú tranquilo, hijo mío —le dice al tuerto— ya sabes que mamá fue enfermera.


—Madre no te preocupes por mí, soy un guerrero como el papá —dice Saúl antes de sacarse el arma homicida del ojo sin tan siquiera pestañear.


La sangre riega su rostro, pero la reemprende con su hermano, deteniendo la hemorragia con una servilleta. Lo mismo que utiliza Helen para sus dedos.


La espectacular mesa, se ha convertido en un campo de batalla. Vuelan panecillos, verduras, platos y enseres…


—¡Hija de puta! Cómo mi padre se quede tuerto, te juro que te saco un ojo con mis propios dedos —vocea Saulito a su prima Minnie.


—No te atreverás. Si me tocas te juro que te meto un cuchillo por la boca —grita la niña.


Los gemelos, que tampoco se soportan, se retuercen el pelo y Telma la emprende con Mirian: están pegándose zarpazos como verdaderos felinos. Nadie se da cuenta que Peter (el hermano pequeño) ha desaparecido…


—Te odio ¡guarra!


—Y yo a ti ¡cabrona!


Braman las damas convertidas en leonas.


—Voy a dejarte la cara como un mapa. Ni el mejor cirujano plástico del mundo podrá arreglártela —grita Telma.


—Y yo te filetearé tu culo seboso —vocea Mirian.


—¡Ah, sí! Habéis venido porque no tenéis donde caeros muertos. Aquí, ¡a pedir dinero! ¡No os daremos ni un puto dólar!


De repente, suena un disparo en el piso de arriba. Segundos después, Dorothy se asoma a la barandilla de la escalera, pistola en mano:


—Aquí hay un problema más grave. Helen olvídate de tus dedos y tú, Saúl, a partir de ahora serás tuerto. Peter está muerto; estaba robando las joyas de la familia. Cuando lo pillé, me dijo que si chillaba o pedía auxilio me pegaba un tiro.


—¿Y?... —pregunta Saúl.


—Discutimos y, accidentalmente, el revólver se disparó. Está en medio de la habitación con un agujero en la barriga.


—Madre, ¿cómo has podido? —Pregunta Bill.


—Me defendía: os lo juro.


—Claro —dice Saúl—. Como el ventanal que le cayó a papá hace nueve años y lo decapitó. Aflojaste las bisagras porque cuando se emborrachaba —bastante a menudo, por cierto— te pegaba más de una leche.


—Dejémoslo estar…   —comenta la madre. 


—¿Qué propones? —Secunda Bill.


—Lo mejor para todos será que llamemos a la policía —insinúa Helen.


—¡De eso nada! ¡Chitón!!! —vocea la mater familia, autoritaria—. Descuartizamos a Peter y lo echaremos en los Cayos. Los cocodrilos harán el resto. Tú, Helen —le dice a la viuda— ni rechistar. Estabas de tu marido hasta el moño. ¡A trabajar! ¡Ya está solucionado!


Bajan el cadáver por la escalera enrollado en la alfombra de cachemires del dormitorio. Saúl va delante, sujetándole los pies y Bill detrás, asiéndolo de los hombros. Dorothy guiándolos. La cabeza del muerto pende hacia atrás. Depositan el cuerpo yacente sobre la mesa de Nochebuena, y, entre todos, lo trocean. Acabada la faena, la madre saca varios plásticos y los reparte.


—¡Venga! Metamos los trozos en estos sacos. Hemos hecho un trabajo estupendo. Alto, Saulito. La cabeza se queda en casa.


—¡Caray, madre! ¡Qué obsesión con las cabezas! —manifiesta Saúl de mala leche.


—Bueno, son mis trofeos.


—¿Las cabezas? —pregunta Telma, lenta de reflejos.


—Sí, las cabezas —repite Dorothy—. Si no te callas después vas tú.


—¡Buaaa!!! ¡Buaaa!!! —la mujer rompe a llorar.


—¡Deja de lloriquear, zoquete! Era broma. Me quedé la de mi esposo para darle un entierro digno. Lo mismo haré con la de mi hijo Peter. ¡Así pongo flores cuando me apetece! —vocea Dorothy, como una posesa.


—¡Hala! A echarlo a los Cayos —finiquita Saúl.


Sacan los pedazos del cuerpo en diferentes bolsas. Las meten en la camioneta y emprenden la marcha cantando villancicos. Forman una coral siniestra con sonrisas macabras y alguna que otra mancha sanguinolenta, en sus trajes. A pocos kilómetros, aparcan en una zona cercana a los Florida Keys. Una a una, sacan las bolsas con los restos de Peter. Dorothy, delante –linterna en mano— dirige la comparsa.


—No acercaros demasiado que por aquí hay demasiados cocodrilos sueltos —sugiere la matriarca de la Santa Compaña.


Asestan diversos tajos en los paquetes para que los aligátores huelan los trozos de carne y los devoren como un suculento manjar navideño.


—Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once y ¡doce! Ya está. ¡Bravooo…!!! —palmea, Dorothy, pegando saltitos.


—Madre que era tu hijo —manifiesta Bill.


—¿Y qué? Era un zángano —contesta ella sin inmutarse.


Unos ruidos los alertan. Enfocan hacia los manglares. Una marabunta de reptiles comienza a zambullirse en el agua. A los pocos minutos, empieza un baile salvaje para ver quién se lleva la mejor parte. La familia al completo se despide con grotescas palabras.


—Jua, jua, jua… ¡Adiós, adorado hijo!


—Jejejeee… ¡Adiós, querido tío!


—Jijiji… ¡Bye Bye, estimado hermano!


—Hasta nunca, amado esposo.


—Papi eras feo y no te queríamos. Allí serás más feliz.


—Cuñado, polla floja y enana, quise que me la metieras y no lo hiciste ¡qué te den!


—¿Qué has dicho, Mirian? —interpela Bill.


—¿Acaso tú no te lo montas con Helen, su querida viuda? Por nombrar alguna de tus amantes…


—Está bien. Ya lo sabemos, en nuestra familia ¡viva el totum revolotum! ¡Viva la anarquía!  Jajajaaa… Jajajaaa… Jajajaaa… —replica el marido riendo, histérico.


Acabado el ágape réptil, la familia, vuelve a casa entonando Jingle Bells. Terminan la cena con una gula incontenible. Pero la noche no acaba bien. Días después, hallan la mayoría de cabezas del grupo. Los cuerpos son un misterio por resolver.

 

 

© Anna Genovés

Revisado el 24 de diciembre de 2022

Republicada el 22 de diciembre de 2023

Imagen tomada de la red

 

 *Relato incluido en el libro de relatos La caja pública. Asiento propiedad intelectual 09/2015/427. Disponible en formato papel en Amazon. ISBN-10‏: ‎ 1502468433 ISBN-13‏: ‎ 978-1502468437

 

#relatos #actualidad #relatosactuales #leer #escribir #autoras #autoraespañolas #libros #annagenoves #historias #realismo #redessociales #love #facebookgroups #facebook

 

 

Bloody Christmas

by on 18:57:00
    Bloody Christmas   Navidades felices o quizás sangrientas; la madre asesina al hijo el hermano se enajena cocodrilos hambr...