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Promoción enero 2023

 


¡Hola, hola, hola…!!! ¿Os acordáis que publiqué varios capítulos de una novela llamada Los secretos del emperador?

 


Creo que os gustaron muchísimo porque se leyeron tanto que fueron las entradas más visitadas.



Revisé el manuscrito, añadí capítulos y terminé editándola en Amazon con el nombre de La concubina 111.

 


Para suavizar la cuesta de enero se puede descargar GRATIS del 12 al 16 de enero.

 


¡Feliz año! Gracias 😘

 


Enlace descarga gratuita La concubina 111


Promoción enero 2023

by on 18:18:00
  Promoción enero 2023   ¡Hola, hola, hola…!!! ¿Os acordáis que publiqué varios capítulos de una novela llamada Los secretos del emperad...

 





El club del ganchillo


 

La aguja entra y sale

en el ovillo

la mujer satisfecha ríe

hoy y mañana

 


Bárbara era una joven espectacular. Veintidós años, pelirroja natural, ojos índigos. Hoyuelo surcando el mentón, lunar sobre la parte derecha de la boca y curvas tan insinuantes como Marilyn Monroe en La tentación vive arriba. Desde los dieciséis, estaba envuelta en una nube simbiótica que no llegaba a comprender. Sabía que era el centro de atención de todo macho con la testosterona pletórica. Pero a ella la habían educado con vara dura y no estaba por la labor de dejarse manosear.


Tal vez, que su padrino le hubiera dicho una tarde de primavera –cuando comprobó sus atributos con un hot pants que dejaba entrever la parte inferior de los cachetes perfectos de sus nalgas y top enseñando el ombligo piercingneado —, que podía tontear con los chicos, siempre de cintura para arriba, por supuesto. El resto de su hechura era un templo; y sus partes púdicas, el Sanctum Sanctorum del mismísimo tabernáculo israelita. Inviolable hasta pasar por el altar. Le habían conferido un carácter de Lolita espabilada que soliviantaba sin dar. O sea, una calientabraguetas.


Y tanto fue el cántaro a la fuente, que un día explotó. Caminaba la criatura por unas manzanas de edificios algo solitarias una tarde bochornosa, con sus carnes prietas y sus balanceos pélvicos; dispensando ese aroma a fémina sudorosa de piel brillante y labios jugosos, cuando un desalmado la atacó. Pero había nacido con buena estrella. No se convirtió en una víctima como muchos agoreros preconizarían en situaciones similares. Sino en la esposa del comisario (cuarentón largo, deportista acérrimo y perfecto sobrero), que paseaba por los arrabales con su bicicleta. Claro, ejerció su autoridad y se hizo cargo del caso. Una cosa, llevó a la otra.


El discurso de su parentela, cambió rotundamente: «Querida, ahora serás la esposa de un jefazo de la Policía Nacional. Tienes que cumplir con todo lo que te diga. Qué quiere tus servicios maritales antes de trabajar: se los das. Cuando llegue del trabajo: lo mismo. Siempre sonriente y complaciente. Que D. Enrique está enamorado y tiene mucho dinero. Vivirás como una reina» —le dijeron.


Bárbara probó el manjar y no quiso soltarlo. Cada día le pedía más. Unos meses más tarde, dio a luz a un bebé rollizo que ella misma amamantó. Once meses después, a la niña de la casa. Y al año siguiente, a los mellizos de cabello zanahoria. El jefazo estaba harto de lloriqueos infantiles y pañales. Cambió de parecer: ni la tocaba. Su dulce esposa era una verdadera conejita. Volvió con los amigotes, el fútbol y las pistolas. La moza exultante, entró en una fase depresiva. Pese a ello, ni a la madre ni a los retoños, les faltaba de nada; el dinero bullía a tutiplén. D. Enrique, en un alarde de generosidad, habló con ella:


—Barbi tienes que ir al Club del ganchillo —le dijo en tono cariñoso.


—Enrique ya sabes que no me van los temitas de marujas. Ni las ropas de señora o las esposas de tus compañeros. Todavía soy muy joven —protestó malhumorada.


—Este club es muy diferente... Hablan, cosen, tejen, leen novelas para mujeres... Estás demasiado sola. Allí, harás buenas amigas. Ya lo verás —Barbi torció el morro.


Cuando Joan —la esposa del Inspector jefe— le suplicó que fuera al dichoso club, no pudo rechazar la invitación. Sin embargo, una vez tomó la aguja nunca la dejó.


—Querida siéntate. Te presentaré a las chicas... —le dijo, Joan, cuando entraron en el salón del pisito. Bárbara obedeció.


—Como tú digas —contestó.


—Ahora, abre ligeramente las piernas —Barbi puso cara de sorpresa. Pero las abrió.


—¡Perfecto!... —susurró Joan guiñándole un ojo.


Bárbara seguía las instrucciones de su amiga entre agujas y ovillos de lana. La sugerente posición, dejaba entrever las medias sujetas a una braguita vintage con ligueros en tonos marfil. Todo muy virginal. La chica comenzaba a aburrirse, cuando sonó una campanita:


—Queridas, hora de la merienda —indicó Joan, alegre.


—Estupendo —aplaudió Marlene, otra de las esposas.


Tomaron té con pastas y después prosiguieron sus labores... Sólo que esta vez, una de las congregadas descalzaba a Barbi con suavidad. Acariciaba sus pantorrillas y sus muslos hasta llegar al borde de las medias. Las deslizaba lentamente, a la par que una pluma acariciaba sus carnes turgentes. El bello del cuerpo se erizó. Hizo un ademán de cerrarlas. Pero Joan, tomó su rostro y la miró, relamiéndose los labios:


—Cielo, te gustará. Sabemos lo que necesitas. Estar casada con un poli, es muy duro. Nunca están cuando los necesitas. Se aficionan a las armas, a la del cuello largo y a las putas, que no les cobran con tal de seguir ejerciendo el oficio más antiguo de la historia. Y a nosotras, ¡qué nos zurzan! Pues eso hacemos.


—Joan no sé si quiero... —dijo Barbi, al notar que toda ella se humedecía.


—Shhh... Ten un poquito de paciencia. Luego, me lo cuentas —contestó Joan rozando su esbelta nuca con las uñas de porcelana.


Bárbara continuó sacando y metiendo el ganchillo entre el algodón esponjoso que tejía. Obviando la melena elástica y azabache de Marlene, que se alojaba entre sus piernas y mordisqueaba sus braguitas. Lamía los pliegues de sus ingles e introducía la lengua en esa oquedad juvenal sedienta de un buen instrumento. Y siguió hilando cuando las convulsiones vulvares fueron más que evidentes. Emitió unos sonoros chillidos empapada en sudor. Oteó la sala y vio, que en cada butaca había una mujer ovillando —perniabierta— y otra arrodillada; enrolada entre las faldas. Jadeantes. Después, las posiciones cambiaron... Al acabar la velada, el rostro de Bárbara resplandecía:


—Joan nunca hubiera imaginado que hacer ganchillo se me daría tan bien —dijo con la boca empapada de flujo vaginal.


—Barbi esto es tan atractivo como el mítico Círculo de costura hollywoodiense —contestó Joan.


—¿Eh???...  —protestó Bárbara, ajena a sus palabras.


—Preciosa, El círculo de costura era un lugar frecuentado por las estrellas más famosas del celuloide. Todas lesbianas o bisexuales en petit comité... Greta Garbo o Marlene Dietrich, entre otras. —contestó Joan antes de pellizcar su trasero.

 

Barbi pegó un saltito. Los hocicos se unieron, acuosos. Sus lenguas se encontraron en la profundidad espumosa. Barbi volvió a casa feliz. El comisario no preguntó.


 

©Anna Genovés

 

Revisado el veintidós de septiembre de 2022

Imagen tomada de la red

 

#relatos #relatolésbico #relatoseroticos #relatosactuales #leer #escribir #autoras #autoraespañolas #libros #annagenoves

 

*Relato incluido en el libro de relatos La caja pública, Asiento propiedad intelectual 09/2015/427. disponible en formato papel en Amazon. ISBN-10‏: ‎ 1502468433 ISBN-13‏: ‎ 978-1502468437

 

Dedicado a mi amigo José Luis Moreno-Ruíz allí donde se encuentre en este universo tan dilatado y confuso.


 

 



El club del ganchillo

by on 20:20:00
  El club del ganchillo   La aguja entra y sale en el ovillo la mujer satisfecha ríe hoy y mañana   Bárbara era una joven espe...


Fanes, haters y seguidores

Cuando decidí convertir mi hobby en trabahobby, un virtuamigo que aprecio y respeto como escritor, me dijo:

–El mundo de las letras está lleno de envidias. Para hacerte de escuchar tienes que pensar como una granjera. Todos los días tendrás que dar de comer a los pollitos. Así, los animalitos estarán contentos y picotearán lo que les pongas. ¡Ah! Y recuerda que todos somos granjeros y pollitos dependiendo desde donde nos miremos; si estamos en nuestro espacio seremos granjeros. Si visitamos el de algún conocido, pollitos a la busca de un buen picoteo.
–Me apuesto los dedos de la mano izquierda a que eres fan de George Orwell —le dije.
–¡Me has pillado! Rebelión en la granja es una de mis novelas preferidas –me contestó.

Ahí quedó el asunto... En realidad no tenía muy claro a qué se refería hasta que estuve en el meollo de la cuestión. Pasaré por alto ese pecado capital llamado envidia. Tal como dijo Borges: «El tema de la envidia es muy español. Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: Es envidiable».



La siguiente cuestión: granjeros y pollitos. Es el equivalente a la autopromoción. Para ello el pretendiente ‘a’... deberá pasear asiduamente por aquellos lugares interesantes para su hipotético negocio a la espera de ser correspondido. Mi virtuamigo estaba en lo cierto. Por experiencia puedo deciros que cuando abrí el blog era muy activa en la blogosfera y en las redes; tenía muchas visitas y multitud de comentarios. En la actualidad estoy en una fase más tranquila y mis productos tienen menor salida. Si no estás todos los días de visita..., pues eso: no te visitan. Al final, hasta se olvidan de ti. C’est la vie!

Lo que mi virtuamigo omitió, a propósito o inconscientemente, fue que en el mundo virtual existen por lo menos tres grupos de personas: fanes, haters y seguidores. Las primeras siempre te dirán que todo lo que haces es estupendo, sea bueno o malo. Las segundas, bajo el mismo modus operandi, te dirán lo opuesto. Las terceras, simplemente te seguirán, y, por lo general, serán sinceras. Si lo que muestras es notable te darán el like. Si no has estado fino, te harán una crítica constructiva respetuosa.

La etimología de los grupos mencionados está clara. Para que veáis algunos ejemplos, incluyo las reseñas de una de mis novelas...

Fan: fan (en plural: fanes), simpatizante, aficionado, admirador o fanático. Persona que siente gusto y entusiasmo por algo. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona, grupo, equipo u obra. Los fanes de algo o alguien constituyen el fandom de la persona o cosa que se admira. A veces demuestran su afición siendo miembros de un club de fanes, creando fanzines y promoviendo lo que les interesa.


Fan… Viniking ha puntuado los cinco libros que tengo publicados con 5 estrellas: entiendo que debe ser un/una fan.

Haters: personas que muestran sistemáticamente actitudes negativas u hostiles ante cualquier asunto. La palabra hater es un sustantivo inglés que se traduce como 'odiador', o 'persona  que odia' o 'que aborrece' algo o a alguien. También se puede traducir como 'envidioso', 'odioso' o 'aborrecedor'.


Hater… Este anónimo con 1 estrella, que encabeza la reseña del libro como 'malísimo' es un hater. No por lo mencionado, sino porque la conclusión que agrega. Falta de ortografía, incluida: «Por cierto comentar que todos los libros gratis que me he bajado de kindlelton son del mismo estilo, ninguno ‘a sido’ ni siquiera mediocre». 

Seguirdor/a: 1) persona que sigue o persigue a otra. 2) Persona que es partidaria de otra y que sigue su desarrollo o evolución.


Seguidor… Creo que las 4 estrellas de este lector/a, por lo que comenta, podría tratarse de un nuevo seguidor.

Los tres grupos, fanes, haters y seguidores, tienen un sinfín de matices: pueden ser ocasionales, habituales, pasivos, activos... y un largo etcétera. Entre seguidor y fan existe una delgada línea que, en ocasiones, se cruza y viene a significar lo mismo; además, tanto seguidores como fanes, por lo general, son guais. Sin embargo, los haters son unos puñeteros envidiosos que viven bajo tierra como los vampiros. Por eso suelen actuar detrás de un anónimo; solo que ellos no desean chuparnos la sangre, quieren chuparnos las ilusiones: ni agua. A los haters, en el caso de la literatura, por ejemplo, les dará igual que una obra esté escrita por Borges, Orwell o un 'sin nombre' como yo. Para ellos todo lo que lean será ‘malísimo’. Seguramente porque son incapaces de escribir una sola línea.

Es curioso que mi deseo de obviar la 'envidia' se haya truncado... Así que, con permiso del maestro, añadiré: «La envidia es algo innato en la condición humana. Nazcas donde nazcas».

P.D. Versión corta publicada en el diario El Cotidiano

©Anna Genovés
03/09/2016

Fuentes
Wikipedia
Diccionario de la RAE
La red

Imágenes
Amazon
La red







PROMOCIÓN GRATUITA ‘La concubina 111’


 

Este fin de semana tenéis la descarga 🙆🔊 GRATUITA de la novela ‘la concubina 111’. Si queréis echarle un vistazo, ya lo sabéis: mañana y pasado mañana –16 y 17 de julio—, GRATIS.


Me quedo con estas magnificas reseñas que le han hecho: puro entretenimiento que se lee y disfruta en unas horas. Muchas gracias 😊🌺






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La concubina 111

 


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La bestia – Premio Planeta 2021




La bestia de Carmen Mola (tomada de la Ed. Planeta)


Corre el año 1834 y Madrid, una pequeña ciudad que trata de abrirse paso más allá de las murallas que la rodean, sufre una terrible epidemia de cólera. Pero la peste no es lo único que aterroriza a sus habitantes: en los arrabales aparecen cadáveres desmembrados de niñas que nadie reclama. Todos los rumores apuntan a la Bestia, un ser a quien nadie ha visto pero al que todos temen.


Cuando la pequeña Clara desaparece, su hermana Lucía, junto con Donoso, un policía tuerto, y Diego, un periodista buscavidas, inician una frenética cuenta atrás para encontrar a la niña con vida. En su camino tropiezan con fray Braulio, un monje guerrillero, y con un misterioso anillo de oro con dos mazas cruzadas que todo el mundo codicia y por el que algunos están dispuestos a matar.



 

Reseña personal


Desde mi punto de vista, La bestia, es un caballo de Troya que intenta atrapar a diferente público; de un lado, a lectores abigarrados habituados a las historias que, el marketing editorial denomina “literatura femenina”. De otro, a los leedores del popularmente apelado “realismo sucio”. Pero, al estar llena de descripciones detalladísimas –cuanto más, mejor— queda apartada del minimalismo de esta corriente. Encuadrada, por tanto, dentro de un realismo con énfasis en el contexto histórico y social de la época. Me atrevería a decir que, el verdadero género literario del manuscrito, es el naturalismo. Wikipedia nos lo aclara…

 


… “El naturalismo literario está basado en reproducir la realidad con una objetividad documental en todos sus aspectos, tanto en los más sublimes como los más vulgares, desagradables o sórdidos. Su máximo representante, teorizador e impulsor fue el escritor Émile Zola” …

 


Es evidente que, Mola, no es Zola ni de lejos. Sin embargo, gustará a los amantes de la “literatura femenina” que quieran experimentar con escenarios más sucios de lo habitual, hasta les cautivará y emocionará recordando las historias que nuestros mayores nos contaron alguna vez: esos tiempos añorados por tantas personas. Por el contrario, los apasionados del “realismo sucio” puro, tal vez, puedan cansarse de los minuciosos e innecesarios relatos encajados en las tramas principales como verdaderos ágapes para rellenar y finalizar el compendio con algo más de quinientas páginas. En ocasiones, La bestia, se convierte en un manual híperpedagógico de un viaje en el tiempo al Madrid del XIX. Quizá, Mola, pretenda hacernos ver cómo ha cambiado.


Se presenta en cuatro partes. La primera nos habla de la bestia, bestia: monstruo abominable que se encarga de secuestrar y descuartizar a niñas pequeñas de baja ráela; habitantes de los arrabales construidos fuera de las murallas de la ciudad.


Algunos flashes me recordaron a las descripciones empleadas por de Patrick Süskind en El perfume –aunque la misma se desarrolle en París un siglo antes—: la putrefacción, obscenidad y malignidad, contrastando con la pureza de las víctimas.


Esta primera historia –para mí la más interesante—, queda cuasi olvidada en el segundo y tercer libro donde las historietas se suceden, a veces, sin una guía lo suficientemente consistente como para darle la credibilidad que se persigue.


Es, por tanto, en esta parte central, donde se desarrollan la mayoría de personajes –entre ellos la bestia hermosa y carnívora como la flor de la portada—, algunos con más peso que otros, pero, que los autores, como patres familias, guillotinan a su antojo para dar paso a héroes desconocidos que te llevan al quid de la cuestión, el escenario religioso/político del período: los frailes contra el pueblo y los carlistas contra los isabelinos. Todo ello aderezado con los restos de nigromancias del medievo rivalizando con los adelantos científicos.


El tramo final da paso al ansiado desenlace que, como una nueva matrioska, nos muestra dos finales: el primero, el consecuente con los acontecimientos vividos. El segundo, el archiconocido, de lágrima fácil para conmover a la platea.


El estilo gramatical del volumen es sencillo con algunos grandilocuentes o inusuales calificativos que la adornan. Si bien, hay que resaltar que, en ocasiones, se utilizan expresiones e ideas inverosímiles para la época en cuestión –recordemos que la obra sucede, íntegramente, en el Madrid del año 1834—. Este hecho, disminuye el rigor histórico. La puntuación, opino que no es tan rigurosa como debería.

 


… “Clara tirita de frío en el rincón de su celda. La sangre ha empapado el jirón de vestido que le dio Miriam. Un coágulo se extiende desde la tela hasta su vagina cuando la separa y se mira con curiosidad los genitales. Le duelen las piernas como si estuvieran a punto de explotar, pero, más allá de ese dolor, no se nota diferente. En las Peñuelas, su madre le hablaba de la transformación que el menstruo obraría en ella: convertida en mujer, preparada para engendrar” …

Mola, Carmen. La Bestia (Autores Españoles e Iberoamericanos) (Spanish Edition) (p. 421). Editorial Planeta. Edición de Kindle.



Dudo que, en esa etapa, las madres hablaran a sus hijas –con diez años y del último escalón jerárquico social— de la menstruación, cuando a mediados del XX solía ser hasta pecado mencionarla. Actualmente, sí se les habla de la misma con naturalidad.


Otra expresión dudosa para la época es, por ejemplo, «hacer un francés» si nos atenemos a algunas fuentes que hablan de su origen.


 

…” Las francesas no le hacen ascos a nada, por algo le llaman «hacer el francés». Y la verdad es que nos lo deberíamos pensar porque a los hombres les gusta” …

Mola, Carmen. La Bestia (Autores Españoles e Iberoamericanos) (Spanish Edition) (p. 482). Editorial Planeta. Edición de Kindle.

 



Distinguí cuatro bestias. El cólera –que pasa desapercibido en un tortuoso teatro de cadáveres malolientes y aprensión—. El esclavo que –a modo de asistente de Drácula— secuestra y deja los cadáveres esparcidos por oscuros lugares pestilentes. La ejecutora –belleza y señora que, hace y deshace no como se le antoja sino como le ordenan—. La verdadera bestia, aquella que mueve los hilos cubierta de un tupido velo al que nunca se asoma.


Así mismo, hay que señalar los paralelismos que muestra la obra con los tiempos calamitosos que vivíamos en la fecha del galardón. Puesto que La bestia nos revelaba un Madrid pavoroso, en plena epidemia de cólera, en la realidad, vivíamos la violenta pandemia de la covid19. El mundo —implícito el jurado del Premio en cuestión— estaba altamente sensibilizado. Este hecho, unido a la ponderación femenina de los últimos años, pudo inclinar la balanza para que, La bestia, se hiciera con el Premio Planeta 2021.


Imagino al jurado revisando el manuscrito: «¿Cómo? Por fin una mujer se atreve a escribir sin pelos en la lengua, como los hombres. ¡Viva el feminismo!». ¡Cómo se quedarían al descubrir el pastel! Pues Carmen Mola son, como todos sabemos: Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz, quienes con anterioridad habían publicado la trilogía de La novia gitana.


Del otro lado, los escritores, pudieron indicar todo lo contrario: «¡Jaque mate a todas las feministas! En una sociedad casposa, está mal visto que la pluma femenina sea tan minuciosa como depravada».


Carmen Mola es la bestia de las bestias porque en un solo cuerpo reúne tres cabezas pensantes. Hay que reconocer que, el folletín, tiene gancho. ¿Quién sabe si en la próxima edición será un solo cerebro con dos ovarios quien obtenga el trofeo, incluso sin ser guionista o presentadora/or de televisión?


 

©Anna Genovés

20 de marzo de 2022